Un cruel abandono para una llegada merecida
Por Rubén Pedreira
Cristobal Parralo llegó al Dépor hace algo más de un año para hacerse cargo del filial, que por aquel entonces militaba en Tercera División. Su contratación vino acompañada de la de algunos futbolistas foráneos, algunos de ellos viejos conocidos de la etapa del entrenador en el club de formación de Damm y su primera temporada acabó con un ascenso merecido después de varias temporadas de infructuosos intentos, pero no fue fácil: El inicio de curso presentó dificultades y ciertas críticas (hubo quien dijo que se había traicionado a los chavales de la casa trayendo a gente de fuera que no daba el nivel), pero una vez llegado el segundo tramo de la temporada todo comenzó a ir rodado: Parralo supo acoplar al equipo a esa mezcla de cantera autóctona y necesarios puntales importados de otros clubes y alcanzó ampliamente unos puestos que permitieron al Fabril llegar a la promoción y alzarse con el ascenso a 2ªB.
Este curso comenzaba con cierta incertidumbre para el filial blanquiazul, como pasa con cualquier debutante en una nueva categoría. La política de fichajes buscó reforzar al equipo con bastante experiencia para no sufrir en una división tan complicada como la 2ªB, y se recurrió a recuperar a antiguos productos de Abegondo (Luis, Romay...) junto a promesas que ya habían contrastado su nivel en la categoría en otros filiales. Había mimbres para intentar no sufrir, pero el inicio de temporada superó todas las expectativas posibles. El equipo consiguió hasta hoy 8 victorias de 10 posibles con una solidez impropia de un equipo novato, estableciéndose en la primera posición de la tabla durante varias jornadas.
¿Cómo jugó su Fabril?
Si algo caracteriza al hasta ahora equipo de Parralo es la calma y la concentración, algo muy poco habitual en un filial donde la juventud y el ímpetu suelen imponerse a casi todo lo demás. El técnico andaluz supo entender a la perfección las ventajas de trabajar con un filial (mayor capacidad de conseguir atraer a jugadores con talento que equipos que no pueden ofrecer el paso a categorías superiores, ganas de triunfar de sus pupilos...) con las desventajas (inexperiencia de sus futbolistas, bajas habituales de piezas clave debidas a movimientos entre primer y segundo equipo...) y formó un bloque en el que todos saben sumar y en el que siempre existe alguien en el campo que sabe aportar calma a la marabunta.
Todo parte de una solidez en defensa que hace pasar muy pocos apuros al equipo. Tan solo 5 goles encajados en 10 encuentros son muy pocos, y es que el asentamiento de Fornos como un jugador que supo ganar galones con el paso de los años y un One que está siendo una de las grandes revelaciones de la temporada como un jugador que aporta mucho en el juego aéreo y al corte hicieron dar un salto de calidad defensiva muy importante. El equipo tiene orden atrás y una organización de tareas muy concreta que hace que todo suela funcionar sin problemas. Además, la seguridad en portería que ofrece Àlex Cobo (cuyo progreso desde su llegada al Dépor es palpable) da un plus importante y otorga puntos.
En cuanto al ataque, si bien es un jugador que no siempre puede jugar debido a su alternancia con el primer equipo, todo empieza en Edu Expósito. Un futbolista inteligente que sabe mover el juego del equipo y emplearse en tareas tanto defensivas como de creación y que junto a Queijeiro (o Carlos López, que con su trabajo defensivo libera mucho más a Expósito hacia labores de organización) se complementa de manera sencilla en un centro del campo que hace y deja hacer a los compañeros.
Los hombres más adelantados forman también una maquinaria que funciona a la práctica perfección. Uxío es un delantero centro de poderío aéreo y con un juego de espaldas brillante, capaz de dominar cualquier balón dividido en sus dominios y darlo al compañero que llegue de frente para que pueda hacer daño, capacidad que suele aprovechar Romay (cuya calidad es un lujo en la categoría) para recibir y buscar romper líneas hacia cualquiera de los dos extremos. Pinchi y Galán saben explotar sus bandas llegando y también aprovechando segundas jugadas para hacer daño.
Las claves, en definitiva, se basan en la solidez, en un estilo de juego pragmático pero con alternativas necesarias cuando el partido se atasca y una distribución de responsabilidades que hace que todo el mundo esté siempre enchufado. Esto último es algo que se ve perfectamente si se echa un vistazo al aspecto goleador y se ve que los 17 tantos anotados hasta ahora están muy distribuidos entre un total de 10 jugadores. Además, tampoco se puede despreciar el hecho de que Cristóbal supo manejar una plantilla numerosa haciendo que casi todos sus jugadores sepan rendir cuando el equipo lo requiere. En las últimas jornadas existieron bajas muy importantes cuya ausencia fue minimizada por futbolistas que supieron rendir haciendo que la racha triunfal no se viera cortada.
¿Idoneidad de la llegada de Parralo al primer equipo?
La pregunta es difícil de contestar. Lo que está claro es que el trabajo del técnico en el filial merece el premio de la subida al Dépor, pero puede que mi percepción de la situación vaya encaminada a hacerlo de manera diferente a la que se produce hoy.
Para empezar, hablaremos del cruel abandono: El Fabril estaba funcionando a la perfección en la actualidad, mostrándose como un bloque muy unido y anímicamente fuerte y que ve cómo ahora su máximo responsable deja el proyecto de manera precipitada. En el fútbol base los jugadores suelen valorar mucho la figura del técnico y asociarla a sus éxitos, y la marcha de Cristobal puede ser un jarro de agua fría sobre un proyecto que estaba pasando por su mejor momento y que hacía soñar con mayores cotas que la simple salvación. Hablar de un ascenso a segunda serían palabras mayores, pero pelear por entrar en el play-off suena como algo plausible teniendo en cuenta que pasado un cuarto de la competición las cosas marchan muy bien. Habrá que confiar en que quien llegué a sustituirlo (presumiblemente Manjarín, quien conoce a los futbolistas tanto como Parralo) sepa continuar el trabajo en la misma línea.
En segundo lugar, hablemos de la llegada merecida: Es evidente que el técnico merece el premio por su trayectoria en el club, pues las cotas alcanzadas son muy meritorias. No obstante, cuesta creer que el momento sea el idóneo, pues llegar en un momento en el que el equipo se muestra roto dificulta bastante la tarea del técnico y hace que un novato en la categoría, como es el caso, se enfrente a los lobos desde el primer momento y con muy poco tiempo para coger la sartén por el mango. Llegar ahora significa caer al fango desde el inicio y tener escaso margen de maniobra, y eso es algo para lo que hay que tener mucho callo, mucha suerte o mucha personalidad. El técnico demostró que tiene personalidad, pero el riesgo sigue estando ahí. Subir al primer equipo puede significar quemar el inicio de su andadura como entrenador en la máxima categoría si la situación le supera, algo que no está fuera de la lógica debido a que ni la plantilla está hecha a su medida ni tiene tiempo para trabajarla lo suficiente antes de enfrentarse a su primera prueba de fuego que llegará en tan solo dos días. En mi opinión, la solución más prudente habría sido contratar a un técnico de experiencia en estas lides hasta final de temporada y prometer a Cristóbal el puesto a partir de verano, aunque soy consciente de que es complicado contratar a un técnico sin darle la opción de seguir si cumple objetivos.
Sea como sea, el relevo era necesario debido a que nada estaba funcionando en el Dépor de Pepe Mel. A partir de hoy la suerte está echada y veremos si el equipo es por fin capaz de sacar rendimiento a una plantilla que por nombres parece estar capacitada para luchar por algo más que evitar el descenso.
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