31 dic 2022

Anecdotario grotesco del Real Club Deportivo de La Coruña: El insulto indescifrable de Luisinho


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Luisinho llegó a Coruña en la 13/14 y en sus tres primeras temporadas acumuló la nada despreciable cifra de cinco expulsiones. La más curiosa la vivió durante su primer año en el Dépor.
 

Extracto del acta del partido en el que se detallan los motivos de la expulsión

Corría el minuto 62 del Deportivo-Hércules celebrado el 2 de marzo de 2014 cuando Luisinho vio una tarjeta roja directa que nunca llegó a explicarse del todo bien. Según Figueroa Vázquez, árbitro del partido, el lateral portugués le gritó a su asistente: "Sinvergüenza, de aquí no sales" y eso fue motivo suficiente para la sanción.  

No obstante, los compañeros del lateral portugués tuvieron sus dudas sobre el suceso. Toché hizo de portavoz del vestuario y manifestó que difícilmente podía creerse que el línea hubiese entendido ni una sola palabra ya que, según comentó en rueda de prensa al día siguiente: "A Luisinho cuesta entenderle porque habla portugués bastante cerrado. Yo, conociéndolo, no entendería lo que dijo y me extraña que el línea tenga tan buen oído".

30 dic 2022

Anecdotario grotesco del Real Club Deportivo de La Coruña: Las molestias de Paco Jémez


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John Benjamin Toshack no dejó indiferente a nadie en su paso por el vestuario del Dépor entre el 95 y el 97. Allí coincidió con un futbolista que siguió sus pasos y se convirtió también en un entrenador de carácter fuerte: Paco Jémez.

Extracto de la entrevista a Paco Jémez en Jot Down hablando sobre su relación con Toshack


Casi dos décadas más tarde, en 2013, Paco dió una entrevista en Jot Down en la que trató, entre otras cosas, de su relación con el técnico galés. En ella, desveló una anécdota en un entrenamiento en la que el humor británico del entrenador salió a relucir:

"Era un tipo que no tenía medida, la verdad. Era como era, pero era muy gracioso. Recuerdo también un entrenamiento que yo tenía una molestia en el tobillo, que te lo vendabas como podías y tirabas, pero me dolía de verdad y no podía. Estábamos chutando a puerta y yo le estaba dando fatal. Entonces se me quedó mirando: «¿Qué te pasa?», preguntó. «Pues que cuando le pego al balón me duele». Y contestó con su acento galés: «Sí, ya, ya, ya, a todos también nos duele cuando le pegas al balón». Era un tío gracioso pero había que aguantarlo".

29 dic 2022

Anecdotario grotesco del Real Club Deportivo de La Coruña: El subconsciente argentino de Aldo Duscher


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Aldo Duscher llegó en la 01/02 a Coruña y en su primera temporada no tuvo oportunidad de hacer cosas reseñables dentro del campo, pero sí que dejó alguna anécdota fuera de él.





El 7 de abril de 2001 el Deportivo ganó 5-0 al Mallorca en Riazor, y tras un resultado tan positivo salir a celebrarlo por la noche coruñesa era prácticamente una obligación. Eso hicieron Duscher y su compatriota Scaloni, que decidieron dar una vuelta por algunos locales de la ciudad para recompensarse por la victoria.
 
A las dos de la madrugada, los futbolistas argentinos salieron de un pub y se encontraron con una grúa llevándose su coche debido a que este impedía que un coche aparcado pudiera salir de su plaza. La discusión con uno de los policías presentes se caldeó y en un momento dado el centrocampista apuntó con su dedo a la sien del agente y, según palabras del afectado, pronunció un poco amistoso "si estuviéramos en Argentina te pegaría dos tiros".
 
El conflicto acabó finalmente sin que nadie le pegara tiros a nadie, pero con una denuncia por amenazas. El abogado del austro-argentino manifestó en el juicio que "puede que le haya fallado su subconsciente argentino".

28 dic 2022

Anecdotario grotesco del Real Club Deportivo de La Coruña: Mauro Silva se despide cinco años antes de irse


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Mauro Silva es una de las mayores leyendas de la historia del club coruñés, después de trece temporadas demostrando ser uno de los mejores futbolistas del mundo en su posición. No obstante, hubo un momento en el que su historia en Coruña pareció estar a punto de acabar antes de tiempo.

Noticia publicada por el club en el año 2000, incluyendo la carta de despedida del jugador


En verano de 2000, Mauro Silva se vio obligado a escribir su carta de despedida al deportivismo después de ocho años en el club, causando consternación entre la afición: Problemas personales le obligaban a dejar Coruña para volver a Brasil. El Dépor llegó a dar al jugador por perdido y publicó el comunicado emitido por el centrocampista, aunque por suerte las cosas pudieron solucionarse y el  jugador pudo seguir hasta su retirada en 2005.

27 dic 2022

Anecdotario grotesco del Real Club Deportivo de La Coruña: Los play-offs de Anquela


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Juan Antonio Anquela llegó al banquillo del Dépor con toda la ilusión del mundo a comienzos de la temporada 19/20. No obstante, la realidad tuvo poco de ilusionante.



El técnico jienense había empezado ya en sus primeros días con mucho entusiasmo, con declaraciones durante el mercado de verano como: "Me gustaría llamar a muchos jugadores para que se quedasen, porque esto va a ser muy bonito y si se van se lo van a perder".

La muestra más desbordante de optimismo, no obstante, llegó en la jornada 7. En aquel momento el equipo contaba solo con 6 puntos en el casillero,  pero al ser preguntado por el play off no dudó en afirmar que "sería una decepción no jugar los play-off, ni lo pienso". Al final, el técnico acabó siendo cesado tres partidos después y el equipo acabó la temporada no solo sin jugar los play-offs, sino descendiendo a la tercera categoría.

26 dic 2022

Anecdotario grotesco del Real Club Deportivo de La Coruña: He is my friend!


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Las semifinales de Champions frente al Oporto fueron el mayor logro del Deportivo a nivel europeo. La máxima competición de clubes de Europa parecía un objetivo posible y solo faltaba un último paso antes de la final, pero ya en la ida se vivió un surrealista suceso que complicó bastante las cosas.

 

Corría el minuto 87 de partido con 0-0 en el marcador del Estádio do Dragão. En ese momento, Deco recoge un balón y se dispone a superar a Jorge Andrade, que corta el ataque provocando que su compatriota se vaya al suelo. De forma totalmente inocente y con una sonrisa en la cara, el central deportivista le da una leva patada en la espalda como quien dice sin decirlo aquello de "menos cuento, que no te hice nada". No obstante, su compañero de selección hizo gala de mucha pillería y muy poca amistad y reaccionó con un aspaviento de leve indignación que hizo que el árbitro, Markus Merk, se acercara a toda prisa a la jugada para mostrar una de las tarjetas rojas más absurdas que se recuerdan. De nada valió la protesta del jugador deportivista, señalando al que posteriormente sería jugador del Barça mientras se explicaba con un reiterado "He is my friend!" (es mi amigo), pues el árbitro hizo oídos sordos mientras levantaba la tarjeta sin compasión.

 
A partir de ese momento hubo dos cosas que se resintieron: La amistad entre Andrade y Deco y la defensa deportivista, que en partido de vuelta vio como un penalti cometido por César (el sustituto del central portugués en el once) era responsable de apear al equipo coruñés de la competición.

Anecdotario grotesco del Real Club Deportivo de La Coruña: El interrogante de Djalma


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Todo aficionado del Dépor recuerda el paso de Djalminha por Coruña, uno de los jugadores con más talento que pasaron por la liga española. No obstante, no toda su carrera como blanquiazul fue brillante.

 

Djalminha y el interrogante sobre su futuro

En verano de 2003 la situación del futbolista brasileño era incierta. Su relación con Irureta pasaba por momentos muy bajos y había llegado a su punto álgido justo un año antes, cuando su famosa agresión al técnico en un entrenamiento le costó marcharse cedido al Austria Viena y contribuyó para que se quedara fuera de la convocatoria para el Mundial 2002. Cuando volvió a Coruña tras su año en Austria lo hizo con muchas incógnitas sobre su futuro en el club, por lo que el mediapunta quiso exponer su incertidumbre con el curioso peinado que lució durante aquella pretemporada.

Finalmente se quedó un año más, con un protagonismo residual, antes de marcharse al América mexicano para finalizar allí su carrera.

25 dic 2022

Anecdotario grotesco del Real Club Deportivo de La Coruña: El debut de Maksym Koval


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Maksym Koval llegó al Dépor en el mercado de enero de 2018 para ayudar solventar los problemas en la portería de un equipo que se encaminaba al descenso (cosa que finalmente ocurrió) y ofrecía una seguridad atrás casi nula. No obstante, en lugar de ayudar acabó haciendo más bien todo lo contrario.

 

Maksym Koval, poniendo fin a su breve debut con el Dépor


La surrealista situación vivida aquel año se refleja en el hecho de que el portero ucraniano fue el quinto guardameta que tuvo minutos durante la temporada después de que Rubén, Pantilimon Tyton y Francis no fueran capaces de asentarse como titulares indiscutibles. Koval debutó dos meses después de su llegada, en el partido contra el Eibar en Riazor, y la cosa fue tan mal que no volvió a disputar un encuentro hasta la última jornada, con el equipo ya descendido y sin más explicación que la decisión de Clarence Seedorf de dar minutos a los menos habituales. Incluso en aquel último partido terminó sustituido a falta de diez minutos para el final sin motivo aparente, solo porque el técnico holandés quiso dar un rato de fútbol a Tyton después de un año casi en blanco del portero polaco.

Aquel debut contra el Eibar fue un breve cúmulo de desdichas futbolísticas. Partió como titular, pero no estuvo sobre el campo ni siquiera 40 minutos. Ese tiempo fue más que suficiente para mostrar su nerviosismo bajo palos, regalar un gol y acabar expulsado por una acción muy a destiempo. Corría el minuto 38 de partido y Koval se convertía así en el primer portero en toda la historia de la liga española en ser expulsado en su primer partido jugado en la competición

Hay que reconocerle, eso sí, que durante su estancia en Coruña decidió evitar el quirófano a pesar de tener un dedo roto y eso sin duda no contribuyó a su rendimiento.

24 dic 2022

Anecdotario grotesco del Real Club Deportivo de La Coruña: Lotin lover


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Miguel Ángel Lotina vivió cuatro temporadas con altibajos como entrenador del Dépor y, por supuesto, protagonizó alguna que otra portada en el medio oficial del club.


Lotina posando como 'Lotin Lover' en el ya desaparecido Dépor Sport (noviembre 2008)

No exagero ni lo más mínimo si digo que esta que publicó el ya extinto Depor Sport en 2008 es una de mis portadas preferidas de la historia del periodismo. "Mi familia iba a misa, pero yo prefería estar con las chicas", comentó el Miguel Ángel más canalla durante una charla en Ares ofrecida en noviembre de aquel año en la sede de la peña deportivista de la localidad.

23 dic 2022

Anecdotario grotesco del Real Club Deportivo de La Coruña: La siesta conflictiva de Laure


 

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Laure Sanabria jugó diez temporadas en el lateral derecho del Dépor, siendo quizás la más complicada en lo individual para él la 12/13.

Laure no pudo jugar ni un solo minuto desde diciembre en aquella temporada que terminó con descenso blanquiazul a segunda división

 

Aquel curso, el futbolista madrileño vivió un calvario con las lesiones después de que se le encasquillara la pelvis... ¡al despertar de la siesta! No me puedo imaginar cómo de ansioso de ponerte a hacer cosas te tienes que despertar para levantarte con tanto ímpetu como para que eso pase, pero la versión oficial del club fue esa. 

22 dic 2022

Anecdotario grotesco del Real Club Deportivo de La Coruña: El rap de José Luis Naya y los Webós de Riazor


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José Luis Naya fue el speaker más icónico de Riazor. Durante más de cuarenta años (1969-2013) su voz fue también la del estadio blanquiazul, y siempre le dio un toque muy personal a su trabajo dejando multitud de anécdotas para el recuerdo de los presentes en la grada.

 La alineación rapeada del Dépor (fuente)

Uno de los momentos más recordados del antiguo speaker deportivista es el particular rap que recitó para dar la alineación del último partido de la temporada 07/08 contra el Villarreal, que el Deportivo terminó perdiendo por 0-2. Aquel día Riazot escuchó una alineación diferente, con rimas inolvidables como "En el banquillo al lado de Lotina tenemos a Munúa que parando es cosa fina" o "Xisco es el centro delantero, los mete con el pie, la cabeza y el trasero".

También muy recordada es la frase que dejó durante el Dépor-Mallorca de la 08/09. Con Omar Bravo expulsado y el equipo blanquiazul sufriendo con diez jugadores, Gregorio Manzano (entrenador de los visitantes) decidió dar entrada a Pierre Webó para aprovechar la situación e ir con todo al ataque. Mientras el delantero camerunés entraba al campo, el speaker sorprendió a todos con un sonoro e inesperado: "Vamos Depor, que ellos solo tienen un Webó y nosotros 20" que provocó la sonrisa de la grada.

11 dic 2022

Vamos a volver a ver sufrir al Dépor


 Por Rubén Pedreira 

El partido que jugó el Deportivo hoy en Riazor fue una muestra de solvencia. Ante un Racing desconocido e incapaz de hacer daño durante los noventa minutos, el equipo blanquiazul jugó a lo que quiso y lo hizo sin más sufrimiento que algún susto puntual. Los locales marcaron los tiempos del partido y alternaron entre la dominancia del primer tiempo, que les llevó a hacer dos goles, y la calma del segundo, cuando decidieron matar el encuentro protegiéndose más y desordenándose menos.

Visto el guión de esta jornada, lo sencillo en un ambiente tan histriónico como es siempre el coruñés sería volver a las andadas y empezar a creerse que este es por fin el punto de inflexión que creará a un equipo perfecto capaz de aplastar a todo rival que aparezca de aquí al final de temporada. Pero creo que debería ser, más bien, un punto de inflexión para poner un mínimo de cordura a todo esto y ver las cosas como realmente son, tras siete días en los que se alternó entre la sensación agridulce del partido contra el Córdoba a la depresión de Badajoz para culminar en la alegría de hoy. Razonemos esto con un poco de lógica y pensemos hoy lo obvio: Vamos a volver a ver sufrir al Dépor.

Debemos tener clara esa frase, porque va a ser así. Si nos paramos a pensar, el equipo está en una situación bastante mejorable en cuanto a la clasificación, pero ilusionante en cuanto a contexto. Porque ese contexto nos dice que viendo los partidos contra rivales directos el equipo siempre supo ser superior. Incluso contra el teórico rival a batir, que hoy por hoy es el Córdoba. Se volverá a sufrir porque jugar con los equipos de arriba, obligados a conseguir resultados sin especular con ellos por su propia lucha por el ascenso, no es lo mismo que jugar contra equipos que juegan para dar la sorpresa. Hoy se jugó contra un Racing que no es el equipo sólido que suele ser (más allá de su mala racha reciente), pero que sí fue un equipo que a pesar de su falta de ideas peleó por proponer su fútbol sin encerrarse ni dar al Dépor la responsabilidad de llevar el peso del partido. 

Cuando se vuelva a jugar contra un equipo que busque protegerse durante los 90 minutos para no encajar y encontrar una contra, el equipo lo volverá a pasar mal. Porque las cosas no se dieron bien esta temporada para evitar que eso suceda, a pesar de que se intentó. Existen críticas a la confección de la plantilla, pero no estoy de acuerdo, creo que se formó un grupo con la idea de que, sin renunciar a imponer un estilo definido, pudiera jugar de tú a tú a los rivales directos (cosa que se está cumpliendo) y también romper cerrojos de rivales de zona baja. Esto último no lo demostró porque cuando juegas con la idea de Óscar Cano necesitas ante esos rivales una referencia arriba que sea diferencial para la categoría y que con sus características arrastre la atención de la defensa para que los errores en el bloque rival sucedan. Ese hombre era un Gorka Santamaría del que nadie podía sospechar que estaría a años luz del jugador que demostró ser la temporada pasada, y Svensson no es un recambio adecuado para ese rol porque es más bien un delantero habilitador.

Estamos en una situación más favorable de lo que puede parecer, porque ser capaces de plantar cara a cualquier rival directo es una buena noticia aunque por ahora aún se sufra contra otras propuestas. No es el contexto ideal pero entendamos que, incluso en el caso de no solucionar el problema, si somos capaces de mantener las cosas así seremos un rival muy competitivo en play-off. Empecemos a ver las cosas con perspectiva y quitémonos la losa de que solo valga el ascenso directo, porque es cierto que es lo exigible para un club como el Dépor, pero no ayuda ni dentro ni fuera del campo. Este equipo nunca será la apisonadora que se exige que sea, la utopía que tenemos montada en la cabeza sobre lo que ha de conseguirse no es real. Hay y habrá cosas mejorables, pero empecemos por relativizar y no alternar entre lo más bajo y lo más alto en cada resultado. Entendamos que vamos a sufrir y entendamos por qué. No busquemos posiciones a reforzar cada vez que un jugador tenga un día malo, porque quizás solo necesitemos a ese jugador diferencial que ayude a que los partidos que se nos atascan tengan otro desenlace y el mercado de enero está a la vuelta de la esquina. Sea Lucas o sea otro, estamos a nada de poder intentar encontrar algo que aporte lo necesario. Y aún dando con la tecla sufriríamos en alguna ocasión, porque el fútbol es así.

7 dic 2022

Odio eterno a los nosotros modernos


 Por Rubén Pedreira 

El fútbol siempre fue un reflejo de la sociedad. Y lo fue siempre porque es un fenómeno social. De la misma manera que los galanes de Hollywood ya no interpretan los mismos personajes que en los años 60 y los Beatles dejaron su espacio en las radios a artistas de otro calado, el fútbol se amolda a su entorno de manera bastante efectiva. Eso sí, se amolda con una diferencia importante con respecto a otras industrias del entretenimiento como las anteriormente mencionadas: Su evolución social no se adapta a los gustos de los consumidores, sino a sus filias y sus fobias; a sus complejos y a sus defectos; a sus sueños y a sus frustraciones. Porque el fútbol es un entretenimiento no artístico. El fútbol, como la vida, es una pelea y está hecho por gente que lleva a cabo en equipo esa pelea de manera análoga a como la llevan a cabo los individuos que viven.

Es posible que todo lo mencionado en el anterior párrafo sea algo abstracto, pero lo bueno que tiene escribir un artículo medianamente extenso es que da margen para seguir explicándose. A lo que me refiero con esas palabras es a que el fútbol actual sigue siendo el deporte que a muchos nos apasionó desde sus inicios hace más de un siglo hasta la actualidad, pero peca de las frustraciones y miedos de su tiempo. En una época dominada por el miedo al fracaso y a la mala crítica, el fútbol es dominado por lo mismo. Y el partido que ayer dejó eliminada a España del Mundial es tan buen ejemplo como muchos otros. 

En un fútbol obsesionado por la especialización, el análisis obsesivo del dato y el encorsetamiento individual, la clase media desaparece si todo el mundo sigue las mismas reglas del juego. De la misma forma que en un mundo dominado por el capital los capitalistas con mejores rentas tienen mayor fuerza para ir haciendo desaparecer a sus competidores medianos, seguir la línea del fútbol pautado hace que aquellos que pueden permitirse los mejores mimbres para ello sean más efectivos dominando a los demás. Estos mimbres no son solo económicos, sino también estructurales. En un fútbol de corsé, solo aquellos proyectos capaces de adaptarse al 100% a lo que necesita la pauta pueden conseguir la excelencia. Y proyectos así en Europa pueden contarse con los dedos de las manos, ni siquiera el PSG con toda su riqueza consiguió saber invertirla.

En cualquier caso no estamos aquí para hablar de proyectos deportivos, sino del contexto actual del fútbol en un sentido conductual. En ese deporte en el que cada vez la clase media está más alejada de la clase dominante, es imposible crear nada ajustándose a lo que marcan los cánones si eres solo uno más de muchos. Es cierto que de vez en cuando puede aparecer un Leicester, o un Arsenal como el de este año, pero tenemos presente que las sorpresas a la hora de la verdad son menos frecuentes que en otros tiempos. Y creo que, como dije, es en cierta parte explicable por el contexto social. Porque el mundo ya no está en los tiempos del sueño americano ni de aspirar a la llegada a la Luna, sino en los tiempos del miedo a perder las migajas que cada uno guarda en su hucha y de la convicción de que el futuro será más austero que el presente.

Si echamos un ojo a la clase media del fútbol contemporáneo, veremos que el partido que ayer eliminó a España del Mundial es paradigmático de ella. Porque ahí vimos a un equipo que se olvidó de que el fútbol, cuando puedes dominarlo, tiene más de intentar hacer daño al contrario que de protegerse con balón. Esto último es útil, por supuesto, pero totalmente inofensivo si lo priorizas sobre el dañar al rival. Nadie se atreve a ser el que tome el riesgo porque cada pérdida es un peligro y ese peligro es inaceptable, orienta los focos hacia tu cara y empeora tus estadísticas aunque las únicas estadísticas realmente importantes sean las asistencias y los goles. En ese síndrome de Estocolmo perpetuo, deseamos con más fuerza no perder nuestro trabajo que conseguir el éxito en él. Por eso buscamos la comodidad del orden propio antes que el riesgo de intentar el desorden ajeno, aunque sea esto último lo que necesitamos para triunfar.

Hoy ya siempre hay pautas por encima de todo. Siempre hay un jefe vigilante dando instrucciones para que cada pieza se amolde a su rol. El regate ya no es relevante y ese mediapunta capaz de atraer hacia él a cuatro defensores para después encontrar un pase imposible hacia un delantero solo ante el portero ya no existe. Mejor dicho, solo existe si eres Messi y te permiten serlo. Porque en nuestro mundo todo lo que no sea la élite de la excelencia está bajo sospecha. Si no tienes la clase para ser Messi serás limitado a ser un engranaje de un grupo que por lo general necesita algo más que eso. Necesita que de vez en cuando alguien se atreva a hacer cosas por su cuenta, a inventarse jugadas aunque salgan mal para decirle a los defensas que al menos vas a seguir probando cosas diferentes. Ayer hubo una acción de Boufal con Llorente en la que el español se quedó totalmente clavado ante los amagos del marroquí, como siendo incapaz de comprender que alguien en un campo de fútbol se atreva a ser un verso libre en pleno 2022. No hace falta tener a Garrincha en el equipo para pensar que dar libertades individuales en ataque merece la pena, basta un Boufal o incluso un Lucas Vázquez que en un momento dado se sienta inspirado y decida intentar algo que no sea un pase seguro o un centro. Porque posiblemente la pierda, pero mandará el mensaje de que no tiene miedo y de que no es un simple engranaje que buscará siempre las mismas dos opciones con la esperanza de que algún rival se despiste o se tropiece.

Es por todo eso y por alguna cosa más por lo que el fútbol actual nos gusta menos de lo que nos gustaba. Porque nosotros también nos gustamos menos, y el fútbol está hecho a nuestra imagen y semejanza. Hoy los equipos y sus individuos tienen más miedo a perder las migajas que tienen que ambición por algo más, la clase media se ahoga en esa mediocridad y se aleja de las élites que sí pueden permitirse la excelencia a partir de esas reglas del juego pautado (véase el City, por ejemplo). El entretenimiento se convirtió en un ocio encorsetado en el que ya el dinero está por encima de todo lo demás. Nosotros hicimos al fútbol moderno y por ello odiamos al fútbol moderno igual que odiamos los defectos ajenos que nos recuerdan a los nuestros. Sentimos el fútbol menos nuestro aunque lo es más que nunca, pero hace rato que no estoy ya hablando de fútbol.

12 jun 2022

El fútbol según Coruña


 Por Rubén Pedreira 

El fútbol, desde la grada, no es más que la ilusión de que algo bonito pase, porque por mucho que queramos nada depende de nosotros. Es como ver a tu hijo salir por la puerta camino de un examen final: Esperas con todas tus fuerzas que le vaya bien, pero si le va mal le vas a seguir queriendo, evidentemente. Yo creo que eso es el fútbol. Eso y la ciudad en blanco y azul, la tensión durante semanas, los niños con su equipación, las decenas de miles de personas que sienten que este equipo es algo en sus vidas. La unión de la ciudad, e incluso un nexo de unión con los muchos que son de fuera de ella y también ven esto como propio.

En un mundo en el que todos somos enemigos de quien no es realmente nuestro enemigo porque así nos lo dogmatizan cada día, sentimientos como los que rodean al fútbol bien entendido son casi movimientos reaccionarios. Las ciudades necesitan puntos de encuentro para no perder su humanidad. El Deportivo tiene la suerte de no ser solo un equipo (hay muchos otros que también tienen esa suerte, pero muchos más que no), es también la personalidad de la ciudad materializada en algo tangible y contagioso. El fútbol son 90 minutos, pero en los días grandes el fútbol dura más.

El fútbol hay momentos en los que dura semanas, que dura desde esa ilusión colectiva por la compra de entradas para algo grande hasta que te cruzas con esa señora que, al verte volviendo a casa con la camiseta puesta y la cara algo descolocada, no duda en decirte un "ánimo, neniño". Porque en esas palabras está contenido todo lo que se siente en esos momentos posteriores y porque en Coruña, en los años recientes, los días grandes siempre acaban con palabras de ánimo y no con palabras de alegría. Pero mientras miremos alrededor y el color de las calles siga siendo blanco y azul, todo estará bien aunque se necesiten levantar los ánimos. Todos estamos fatigados de ver ya la derrota como algo endémico y hay que salir de ese pozo porque cada año que pasa es más difícil. Pero creo que, también, cada año tenemos más claro lo que somos. 

Al final todo se resume en eso, entender que esto solo es la ilusión de que algo bonito pase. Fragmentos de vida que llegan cada domingo para que durante 90 minutos esperemos lo bueno de algo sobre lo que no tenemos control tras toda la semana dando lo mejor en lo que sí controlamos. Perder no es admisible (en el sentido de que cuando sucede hay que removerlo todo para que no vuelva a suceder y no asentarse en una mentalidad derrotista), pero es posible. Y cuando no depende en nada de ti, lo único que puedes hacer es rehacerte.

Tristeza sería ver que estamos solos,ver que a nadie más le importa. Tristeza será cuando esto ya no se pueda mantener. Pero que me den este escudo en preferente y yo estaré ahí igual. Porque para mí esto son esos 90 minutos semanales dedicados a la ilusión de ver crecer algo que siento como mío

21 may 2022

¿Qué pasa con Borja Jiménez si se consigue el objetivo?


 Por Rubén Pedreira

Los entrenadores nunca se ven como proyectos de futuro como sí pasa con los futbolistas. Cuando se les juzga no se está siquiera juzgando a personas, son simples figuras inanimadas a las que se les exige éxito inmediato sin que importe nada más. El caso de Xavi desde que llegó al Barça es un ejemplo claro de este juicio sometido a impulsos irreflexivos: Tras un puñado de partidos malos de inicio Xavi ya no servía, pero cuando empezó a imponer su estilo la cosa cambió y se convirtío en el nuevo Guardiola. Poco duró la alegría, pues la eliminación europea volvió a hacer desconfiar en el proyecto hasta que en los últimos partidos, de nuevo, la trayectoria de la confianza empezó a tomar un camino ascendente. La vida del entrenador es así, nadie tiene tiempo para afianzar su trabajo antes de ser juzgado y los juicios siempre serán instantáneamente irrevocables aunque quien los emite se permita el lujo de cambiarlos en cuestión de semanas como si no pasara nada.

¿Por qué empecé estos párrafos hablando de ver a los entrenadores como proyectos de futuro? Porque cuando se fichó a Borja Jiménez se fichó a un entrenador de 36 años que llegaba en una trayectoria claramente ascendente. Consiguió cumplir los objetivos en todos los equipos por los que pasó y en los dos últimos consiguió justamente lo que busca aquí, el ascenso al fútbol profesional. Eso ya lo sabíamos antes de su llegada, hasta aquí nada nuevo. Lo que no sabíamos era que la temporada iba a seguir la trayectoria que siguió. Después de una primera vuelta intachable, en la que los rivales hacían ya suyas aquellas palabras de Arrasate en las que afirmaba hace unos años que "la pregunta no es si el Dépor va a ascender, sino cuando lo hará", el equipo se cayó de manera incalificable y llegó incluso a temerse que entrar en el playoff estuviera en peligro. Eso sí que no lo esperaba nadie.

Es evidente que el entrenador es el principal responsable de que el equipo se dejara remontar una ingente cantidad de puntos en cuestión de unos meses y que ya no pueda aspirar a más que a una segunda plaza que, por el contexto del que se viene, se ve más como un mal menor que como un éxito. Aún así está más que a tiempo de ser suficiente para llevar la temporada a ser exitosa y, en ese caso, yo no tengo dudas de que el puesto de entrenador del Deportivo debería seguir ocupado la temporada que viene por la misma persona. Los entrenadores también pueden ofrecer motivos para creer que son buenos proyectos a los que interesa mantener, y Borja Jiménez además hizo un doctorado en esta temporada aquí. Supo hacer un equipo ganador que, es cierto, acabó cayéndose con todo el equipo, pero la tendencia de los últimos partidos es hacia una recuperación que parece prometedora. Si esa recuperación se mantiene hasta conseguir el éxito en los play-offs, el técnico habrá conseguido una de las tareas más complicadas del fútbol: revivir a un equipo mentalmente muerto.

Son situaciones distintas, un jugador es uno más y un entrenador es el responsable máximo de los resultados, pero igual que una mala racha no haría pensar a nadie que Noel no debe seguir en el club, quizás deberíamos tener también esa visión global cuando se trata de un entrenador. Si se consigue el objetivo, Borja habrá demostrado en un solo año saber crear a un equipo dominante y también recuperarlo anímicamente cuando todo había dejado de funcionar, y todo ello habiendo aprendido más de lo que sabía antes porque entrenar en Coruña siempre supone una presión mayor. Lo único que importa ahora es conseguir el objetivo, pero si se consigue la continuidad del entrenador no debería estar en entredicho.