31 oct 2020

El portero histórico al que preguntaron por su propio partido


En febrero de 2015, en la víspera del derby de Merseyside que se disputaría unos días después en Goodison Park, el reportero de la BBC Stuart Flinders salió a la calle a preguntar a transeuntes de cierta edad si recordaban el Everton - Liverpool de FA Cup que se disputó en ese mismo estadio el 11 de marzo de 1967.

Mientras Flinders realizaba su trabajo se encontró en su camino con un hombre de unos setenta años y, pensando que era un candidato ideal, se detuvo a hablar con él. El hombre respondió a la primera pregunta del periodista con un dato que este nunca se habría esperado:

 —Me preguntaba si recuerda el derby de 1967 en la quinta ronda de la FA Cup

—Claro. Lo jugué

El reportero estaba entrevistando ni más ni menos que al portero titular del Liverpool en aquel encuentro, Tommy Lawrence, que visiblemente ilusionado le narró sus recuerdos de aquel partido mientras Flinders le hacía más preguntas con notable emoción por la casualidad.

 



El ex futbolista, que por aquel entonces tenía 74 años, fue el ocupante habitual de la portería del Liverpool de Shankly durante la década de los 60 y vistió (en casi 400 encuentros) los colores del club red durante más de una década, entre 1957 y 1971, año en el que se fue a los Tranmere Rovers para retirarse tres temporadas después.

Lawrence en su etapa como portero del Liverpool

Lawrence fue, a instancias de Shankly, un portero adelantado a su tiempo. El rol que jugaba bajo las órdenes del emblemático entrenador red era el de tender a posicionarse (como es bastante común en algunas pizarras modernas) más alejado de la portería de lo que era habitual en aquella época, situándose en una posición que le permitiera apoyar a los defensas en el corte de ataques rivales antes de acercarse a su meta y facilitando la presión adelantada de su equipo.

El portero se perdió tan solo un puñado de partidos de liga entre 1963 y 1969, años en los que fue indiscutible antes de perder la titularidad en favor de un joven Ray Clemence que daba sus primeros pasos antes de convertirse en la leyenda del club que acabaría siendo.

Lawrence se retiró en 1974 para volver a trabajar en la fábrica de cable de Warrington de la que su contrato con el Liverpool le había sacado con tan solo 17 años y se apartó de las luces del fútbol para siempre, o al menos hasta que algo más de 40 años después una casual entrevista recordó su nombre e historia a los aficionados ingleses. Lawrence falleció poco después, en 2018, recibiendo el homenaje de Anfield en la previa de un partido de Premier contra el City el 14 de enero de ese año.



30 oct 2020

Goles míticos: Thierry Henry al Liverpool (FA Cup 06/07)


Si un tren llamado Jamie Carragher sale de Londres con destino a Bristol a las 18:00 y un tren llamado Henry sale de Moscú con destino a París a las 21:00, ¿Habrá arrancado Carragher antes de que Henry llegue a su destino?

El gol del delantero francés en el partido correspondiente al partido de tercera ronda de la FA Cup 06/07 es un ejemplo perfecto de la clase de futbolista que era el delantero del Arsenal. Una muestra de velocidad, inteligencia y definición que le llevaron a sacar petróleo de un balón recibido en campo propio.

El Arsenal superó la eliminatoria al ganar el encuentro por 3-1 en una de las exhibiciones más recordadas de Tomáš Rosický, pero no llegaron mucho más lejos en la competición, pues dos rondas después fueron eliminados por el Blackburn.


 

27 oct 2020

Plantillas buenas, plantillas malas y puzles en montaje


Esta mañana leía un tuit de un medio de comunicación que sigue la actualidad del Dépor abriendo debate sobre si la plantilla del club coruñés está sobrevalorada. Sinceramente, yo no supe qué contestar y simplemente ignoré la encuesta. No es que me molesten este tipo de preguntas, pero sí que he de reconocer que lo veo como un debate totalmente banal y carente de objetivo. ¿Qué respuesta puede darse ante una pregunta como esa más que un 'no se puede saber'?

El rompecabezas de 11 piezas

Voy a desarrollar la idea: Opino que las plantillas son un puzle por montar, con unas piezas predefinidas a las que únicamente se les puede pedir que sean acordes al contexto, es decir, que tengan el nivel futbolístico exigible para la categoría. Yo creo que este requisito lo cumplen la práctica totalidad de los equipos, todo el mundo tiene al menos un once titular con nivel suficiente para competir en la división en la que está, unos con mayor holgura y otros con menos. Esa holgura será la que marque la diferencia entre pelear con los de arriba o con los de abajo, pero si con esos mimbres peores o mejores se hacen las cosas suficientemente bien o suficiente mal todo equipo está capacitado para quedar en mitad de tabla al final del curso.

Hablar de plantillas sobrevaloradas es engañoso, porque te lleva a debates trampa de los que no puedes extraer nada. ¿Está la plantilla del Granada infravalorada? Yo creo que no, pienso que Machís no es mejor que Messi, que Rui Silva no es mejor que ter Stegen y que Luis Milla no es mejor que de Jong. Pero están por delante del Barcelona porque el trabajo que están realizando situando las piezas de su puzle está siendo magistral desde hace ya varios años. Por ello el debate debería ser otro, el debate debería ser sobre a qué puede jugar el Deportivo con los jugadores que tiene, pues cualquier otra cosa es banal. La plantilla estará sobrevalorada o no al final de temporada en función de si cumple objetivos, a día de hoy no es más que un grupo que no encuentra su camino.

Creo que no hay dudas de que los jugadores que tiene el Deportivo en plantilla cumplen los mínimos exigibles en cuanto a nivel para jugar en la categoría, y es aquí donde empieza el puzle. Un puzle que, como los que se compran en cualquier juguetería, puede ser fácil o complicado. El tuit que comento al comienzo del artículo insinúa que hay plantillas buenas y plantillas malas (y la existencia de esta dualidad no deja de ser algo obvio, claro), pero creo que la división realmente adecuada una vez la plantilla está hecha es la misma que la de los puzles: hay plantillas fáciles y plantillas complicadas, y ahí está el debate con el que se puede llegar a algo.

Ejemplifiquemos con nombres para ver esta diferencia entre plantillas 'fáciles' y 'complicadas'. Creo que si un entrenador llega a un equipo en el que la columna vertebral está formada por Piqué, Busquets, Xavi e Iniesta tendrá bastante claro cómo construir juego. Aquel grupo de jugadores con los que se encontró Guardiola (y a los que este ayudó a mejorar en sus condiciones grupales) habían nacido todos ellos para jugar a lo que jugaron y se complementaron a la perfección. Incluso así, ser capaz de verlo sin que antes hubiese alguien enseñando ese camino habría tenido su aquel, pero convengamos en que son jugadores con roles de construcción muy bien complementados. No digo que sea fácil alcanzar lo que alcanzaron, pero ver la pasta de la que están hechos como grupo de jugadores y sus necesidades asociativas sí que salta a la vista.

Pongamos ahora otro ejemplo, algo más enrevesado, con jugadores que ni siquiera coincidieron nunca como grupo. Pongamos a un equipo vertebrado por Sol Campbell, Scholes, Kanté y Lampard. Todos ellos son jugadores de un nivel análogo a los anteriores (sin entrar en comparativas concienzudas, todos ellos estuvieron a lo largo de sus carreras entre los mejores del mundo en sus puestos, como los futbolistas mencionados antes) y que no sea tan fácil conjuntarlos a primera vista no implica que estén sobrevalorados si no acaban de funcionar adecuadamente, una plantilla con esos futbolistas tiene que ser capaz de alcanzar altas cotas sí o sí porque talento tiene. Simplemente se debe buscar la manera de encontrar la construcción más eficiente con esas piezas, que no son tan sencillas de encajar como las otras. ¿Cabe buscar excesivamente el recurso de la conducción explosiva hacia arriba para romper las primeras líneas con rapidez que tenía Campbell o vale más renunciar a ello, teniendo en cuenta que el antiguo capitán del Arsenal nunca fue un excelso pasador, y darle más peso a la pausa de Scholes aunque esto suponga un menor factor sorpresa? En el caso de Kanté, ¿explotaremos su rol de todocampista abarcando terreno como nadie y por ello robándole espacio de influencia a un Scholes que aunque nunca tuviera la fama siempre fue posicionalmente excelente en defensa o explotaremos más bien ese talento del francés para ser un llegador nato que (si bien fue abandonando con el tiempo) mostró sobre todo en el Leicester campeón y que rivalizaría con la de un Lampard que siempre destacó por ser protagonista en ese aspecto? Es complicado encontrar el equilibrio adecuado entre quién debe ser el especialista en qué, y en el camino te puedes encontrar con un mecanismo poco engrasado que hace parecer que los jugadores sean mucho peores de lo que son, pero eso no hace que tus futbolistas tengan menor nivel por arte de magia.

La plantilla del Dépor es del segundo tipo. No creo que exista duda alguna sobre ello, las características de los futbolistas blanquiazules en fase ofensiva no casan del todo bien. La mayoría de futbolistas de centro del campo (pivotes y volantes) son de un perfil más físico o de llegada que creadores, y por otro lado jugadores de ataque, como Lara, gustan de intentar el desmarque de ruptura buscando recibir pases entre líneas que ninguno de los jugadores titulares de los últimos encuentros suelen realizar por sistema. Las cosas cambiarían si el volante ocupando el flanco del jugador cedido por el Sevilla hubiese sido Carles Gil, por ejemplo, pero por el momento está siendo Celso Borges, cuyas cualidades son otras. Este tipo de plantillas tienen un hándicap importante, y es que necesitan mucho trabajo y mucha probatura para encontrar un equilibrio adecuado. Y Fernando Vázquez tuvo un cúmulo de problemas importantes que fueron totalmente en contra de todo esto: El escándalo del Fuenlabrada que retrasó la confirmación de la categoría en la que jugaría el club, la situación pandémica que en cierta medida lastró y sigue lastrando la preparación, una plantilla nueva en su práctica totalidad y casos como el de Rolán, que hacen tener que prescindir de manera indefinida de un futbolista con sueldo de referente. 

¿Cuál sería la solución al puzle de Fernando Vázquez?

En un párrafo anterior (y en el artículo sobre el partido contra el Compostela) ya di algunas pautas sobre lo que creo que necesita intentar el equipo para funcionar en el aspecto que más le está costando, que es la construcción y la creación de peligro. Creo que de mediocampo para adelante hay varios futbolistas que son claramente mejores que el resto y se debería buscar optimizar sus capacidades, estos son Uche, Borges, Keko y, quizás, (necesito verlo en un contexto favorable a su juego) Lara.

¿En qué destaca Borges? El costarricense siempre fue un futbolista excelente descolgándose de su posición y pisando área para crear superioridades y de esa manera crear peligro. Por ello me sorprende que esté jugando en el mismo flanco de Lara en lugar de jugar en el de Keko, un jugador mucho más pausado y combinativo con el que se puede asociar para progresar en su camino al área y obteniendo a partir de tres cuartos una doble amenaza entre un balón filtrado hacia el extremo para el centro o la peligrosidad por la zona media del centrocampista tico. De esta manera encontramos ya una primera idea para un ambiente ofensivo más agradable para ambos jugadores que el que se están encontrando en los últimos partidos

¿En qué destaca Lara? En el caso del extremo zurdo, es un jugador mucho más móvil que Keko, que da profundidad y que disfruta el espacio y los pases filtrados entre líneas hacia él. Por ello, a priori parece factible que la presencia de Gandoy en la posición de volante por su banda le ayudase a encontrar un socio que maximizara su contribución, pues el canterano demostró en el partido ante el Salamanca que sabe moverse en esa zona en la que el equipo se queda con ideas y romper líneas con pases filtrados. 

En cuanto a Uche, es un jugador posicional sobre el que asentar todo lo demás, es cierto que en sus últimos encuentros dio signos de que físicamente le falta bastante, pero en forma debería ser fundamental en este equipo. 

Dicho esto, diría que la formación con la que se está jugando en fase ofensiva es la adecuada, pero yo probaría a cambiar piezas y hacer lo comentado en los párrafos anteriores para maximizar las individualidades determinantes, con lo que mi equipo titular sería algo así:

Por supuesto, esto es sólo la idea que yo extraigo sobre lo que probaría si fuese yo el que tuviera que subsanar los problemas vistos en los últimos encuentros. No sé si esta alineación y recursos sugeridos se probaron ya con desastroso resultado o no. En cualquier caso, creo que este es el debate del que podemos extraer algo, hablar a estas alturas de si los jugadores sirven o no no es más que una crítica destructiva. No quiero decir que exista mala intención en el debate, sino que no construye.

¿Qué podemos juzgar como 'malo' o 'bueno' en relación con la plantilla?

A pesar de todo lo dicho (debido a ello, de hecho), por supuesto que se puede hablar de cosas sobrevaloradas, o cosas buenas o malas. Me refiero, claro, a la labor de confección de la plantilla y no a la plantilla en sí. Una vez cerrada no tiene mucho sentido ponerse a debatir sobre el nivel de lo que hay, porque, salvo hecatombe, como ya dije los jugadores de cada plantilla tienen nivel para su categoría. De lo que sí puede hablarse es de una buena o mala gestión de la parcela deportiva fichando jugadores, pues está claro que es responsabilidad de ellos generar un puzle de la menor dificultad posible para las ideas del entrenador, y si lo que queda al final es un rompecabezas de 10000 piezas de un cielo completamente despejado habrá que rendir crédito. Pero vamos a tener un poco de calma y a esperar a ver realmente lo que puede dar equipo.

¿Qué es la plantilla del Dépor? Por ahora sólo se puede decir que es un puzle al que le falta trabajo. Quizás a final de temporada sí se pueda hablar sobre si se sobrevaloraron sus opciones o no.

26 oct 2020

Las claves de la inocuidad del Dépor en San Lázaro


 El Deportivo sacó en el estadio de San Lázaro un punto que, si bien poniendo los ojos en el objetivo con el que parte el equipo es muy escaso, viendo lo ocurrido durante el partido es más que justo. La incapacidad para crear juego, la desaparición de las individualidades determinantes y una actividad en área rival apenas inexistentes son algunos de los preocupantes signos que deja un equipo que necesita reaccionar ya si quiere pelear por lo que está obligado a pelear. 

En este artículo se estudia lo visto durante la primera parte del Compostela 0-0 Deportivo, buscando una explicación a la incapacidad mostrada por el equipo visitante para crear peligro.

LAS BASES DE JUEGO 

El equipo deportivista se plantó en San Lázaro con una variante del 4-3-3 (con Álex Bergantiños de pivote y Celso y Nacho de volantes más adelantados, casi a la altura de los dos extremos), que en fase defensiva se convertía en 4-4-2  (ver IMAGEN 1) con Nacho acompañando a Claudio para intentar incomodar la salida de balón del conjunto rival.

IMAGEN 1: 4-4-2 en fase defensiva. En esta ocasión es Keko el que centra su posición para acompañar a Beauvue

El Deportivo empezó ya su primera jugada con una declaración de intenciones: Balón desde el saque de centro a Borja Granero para que el central lanzara el balón a tres cuartos de campo buscando la cabeza de Claudio Beauvue con la intención de que este prolongara desde el aire, sin éxito, hacia la internada de Lara. Tras el fracaso de esta primera jugada, el argumento deportivista fue tan claro como ineficiente en la práctica: Presión adelantada a los centrales del Compostela y búsqueda de balones filtrados hacia tres cuartos por parte de los centrales para intentar explotar (con nulo éxito) la zona central.

Destaca la intencionalidad que se busca con Bergantiños, que desde el inicio se instala recurrentemente en fase ofensiva entre los dos centrales (ver IMAGEN 2) y da un paso hacia atrás cuando cualquiera de los dos se lanza a iniciar el juego, una constante durante toda la primera parte. La búsqueda de sacar el balón mediante el recurso de permitir subir a Mujaid o Granero mientras el 4 les cubre las espaldas es la tónica habitual para buscar crear espacios en la presión rival que permitan superar líneas lo más rápido posible, aunque cuando el balón sale de los pies de cualquiera de los dos centrales para llegar a los de los jugadores de ataque de su flanco la jugada suele entrar en un punto de cortocircuito. Ni por movimientos ni por conducción el entramado ofensivo del Dépor consiguió ver la luz más que en un par de intentos entre todos los que existieron en el primer tiempo.

IMAGEN 2: Bergantiños da un paso hacia atrás para permitir la subida de Mujaid

CORTOCIRCUITO EN ATAQUE

El Compostela imprimió una presión muy centrada en anular a los dos volantes (ver IMAGEN 3), y la escasa movilidad ofrecida en la posesión propia tanto por Borges como por Nacho ayudó a que el balón apenas pudiese pasar por los pies de esos jugadores que, a priori, deberían tener la responsabilidad de filtrar el juego hacia las posiciones más adelantadas. El cortocircuito para llevar el balón desde la línea central a tres cuartos fue evidente al ser incapaces de sacudirse esa presión.

IMAGEN 3: Nacho rodeado nada más recibir e incapaz de mirar a portería

Lo más preocupante, debido a que implica un importante problema propio más que de planteamiento rival, fue la falta de comprensión en la combinación. Los errores en las sistemáticas de juego, especialmente a partir de tres cuartos de campo, fueron recurrentes y provocaron pérdidas de contextos favorables en situaciones sin presión. Pases en profundidad demasiado largos, pases en triangulación directamente a las piernas del rival o balones en largo que llegan a ninguna parte se ven en todos los partidos, pero el Deportivo los sufrió más como norma general que como excepción y condenaron al equipo a ser ineficiente por sistema. Decía Bergantiños en rueda de prensa que el equipo abusó de la conducción, pero yo no lo vi así. Creo que de lo único que abusó el equipo fue de ese error no forzado.

Si nos centramos en buscar el origen del cortocircuito, la manera más fácil de encontrarlo fue la posición de los volantes en fase ofensiva. Borges y Nacho se mostraron como islas demasiado alejadas de Bergantiños a la hora de buscar mover el balón en campo rival, forzando al capitán a jugarse balones en largo o a buscar apoyarse en los centrales para regresar al inicio de la jugada (ver IMAGEN 4 e IMAGEN 5). Esto embotó la capacidad de salida en todo momento.

IMAGEN 4: Bergantiños conduciendo el balón sin apoyo de volantes. Se destaca la zona donde debería ofrecerse el apoyo

IMAGEN 5: Análogo a IMAGEN 4 para otra acción

Por otro lado, en las bandas se vivió un duelo en tablas en todo momento. Ni Compostela ni Deportivo supieron hacer daño al rival por esas zonas, siendo el centro el único lugar descompensado del que ambos equipos buscaron sacar réditos. Y fue por ahí donde el equipo local supo hacer más daño, pues el equipo deportivista, como se explicó ya, nunca supo encontrar a Borges ni a Nacho González en posiciones ventajosas. El costarricense no entró en juego en toda la primera mitad y el uruguayo ofreció más voluntad en la presión que en la posesión. 

Otra problemática a la que se enfrentó el equipo fue la falta de efectivos en el área ante las escasas llegadas a línea de fondo de Keko (ver IMAGEN 6). Si apenas eres capaz de llegar a ese contexto, no te puedes permitir que en las ocasiones que lo hagas no haya nadie para sacar algo de la acción. Beauvue estuvo habitualmente más alejado de los balones colgados de lo que debería.

 

IMAGEN 6: Keko se prepara para centrar sin que nadie haya llegado al remate

Sólo un remate de Lara tras un centro de Keko, al que encontró Mujaid tras la única acción exitosa de todas las que se buscaron haciendo conducir a los centrales hacia campo rival, creó peligro sobre la portería de Pato Guillén en toda la primera parte.


EL PELIGRO DEL COMPOSTELA

Al Compostela se le permitió jugar el partido que quiso jugar, que se basó en  no perder puntos y crear peligro a partir de la búsqueda de desajustes defensivos del rival mediante movimientos de barrido que aprovecharan el posicionamiento excesivamente adelantado de los dos volantes deportivistas en fase defensiva y dejaran a menudo a Bergantiños con más de un jugador del que estar pendiente.

Una de las cosas que más me llamó la atención del Dépor sin balón fue la demasiado habitual discrepancia en los roles de Keko y Nacho. A ambos jugadores se les vio en reiteradas ocasiones ocupar la misma parcela de campo durante la subida del balón del rival (ver IMAGEN 7 e IMAGEN 8), dejando un carril libre para que el Compostela subiera de manera rápida al ataque tras recuperación.  

IMAGEN 7: Keko y Nacho cubren el mismo espacio durante la subida de balón rival dejando un flanco descubierto para una construcción rápida del Compostela.

IMAGEN 8: Análogo a IMAGEN 7

La primera acción peligrosa del equipo local se produjo en el minuto 8. Una desconfiguración de los roles en la marca creó un contexto beneficioso que supieron explotar (ver IMAGEN 9). Se vio recurrentemente a un Compostela que, encontrando en ciertos ataques una línea defensiva deportivista mal posicionada de manera análoga a esta acción, intentó conseguir repetir este contexto favorable utilizando el ataque de espacios por parte de sus jugadores más adelantados, atacando la posición del central más atrasado para anular a Bergantiños. El dinamismo de los jugadores de ataque compostelanos fue una pesadilla recurrente para el orden defensivo deportivista, y las lagunas fueron tan frecuentes y visibles que incluso el central Álvaro Casas llegó a animarse a subir para hacer daño en una ocasión, provocando un nuevo desorden que en esa ocasión no pasó a mayores por una buena presión deportivista sobre el jugador con balón.

IMAGEN 9: Desconfiguración defensiva del Dépor aprovechada por atacantes atacando al espacio débil

Poco después, en el minuto 9, un barrido simple en un saque de banda permite a Juampa Barros dejar atrás la marca de Bergantiños, que no lee su movimiento (ver IMAGEN 10). Con Mujaid excesivamente lejos de la cobertura, el extremo del equipo compostelano es capaz de llegar sin resistencia a las cercanías de la portería de Abad, aunque su disparo no consigue batir al portero.

IMAGEN 10: Desconfiguración defensiva tras saque de banda que desemboca en ocasión

En cuanto a la presión en zona alta, realizada normalmente por Beauvue y Nacho, fue un primer recurso muy habitual tras pérdida en zonas altas, pero no podría haber funcionado peor. La presión se diluyó debido a la incapacidad de mantener el sistema adecuadamente escalonado para cubrir huecos de pase. Los defensas del Compostela siempre encontraron a compañeros para sacar el balón jugado sin rifarlo (ver IMAGEN 11 e IMAGEN 12).


IMAGEN 11: La presión del Dépor es incapaz de evitar la salida de balón del rival

IMAGEN 12: Análogo a IMAGEN 11

 

¿QUÉ SOLUCIÓN SE NECESITAN?

Es complicado encontrar la panacea a un equipo en el que las principales complicaciones parecen ser la extrema inmadurez de los automatismos en la combinación, la falta de tono físico de algunos futbolistas clave, la falta de ideas a la hora de hacer daño en los últimos metros y la escasa fluidez. Si nos ceñimos a lo visto en estos dos primeros partidos oficiales, al Deportivo le falta prácticamente todo lo necesario para competir debidamente. Sólo se salva, quizá, la fortaleza en área propia y la capacidad para tener el ritmo del partido bajo control, aunque este último detalle es algo con lo que los rivales se sienten cómodos. Viendo el cortocircuito en la creación que presenta el Dépor, dejar que lleven el ritmo del juego y del balón no supone un peligro. El equipo es inocuo en sus posesiones y eso no es un detalle con el que se pueda competir. Es cierto que hay individualidades capaces de descompensar partidos, pero Keko no está encontrando socios capaces de rematar sus balones, Beauvue sólo está actuando como objetivo de envíos largos a los que es capaz de llegar pero no de conseguir que se queden en posesión del equipo y Lara parece no sentirse cómodo en un contexto en el que no encuentra espacios ni a nadie que le filtre balones entre líneas. 

Mención aparte merece un Celso Borges que no está encontrando su sitio sobre el terreno de juego, creo que por una mezcla de cuestiones físicas y tácticas. El costarricense no está sabiendo influir en el juego desde la posición de la que parte ni se está animando a pisar área en esa labor de llegada desde segunda línea en la que tanto destacó en su anterior etapa en Coruña. Su irrelevancia en San Lázaro fue preocupante.

Teniendo esto en cuenta, Gandoy debería tener protagonismo ya que demostró en el partido ante el Salamanca que sabe moverse en la zona muerta entre los centrocampistas y los hombres de ataque, ofreciendo apoyos combinativos en lugar de movimientos de ruptura que suelen predominar en el estilo de juego de Lara y Beauvue. De hecho, existe cierta predilección de los compañeros más atrasados por buscar la conexión con Keko, el único de los tres jugadores de arriba con interés por ofrecerse dentro del contexto de creación. Esto provocó numerosos balones en largo a su posición que acabaron en pérdidas debido a las imprecisiones en este recurso.

En cualquier caso, más allá de nombres faltan muchas cosas a nivel colectivo, cosas que resulta complicado que aparezcan de un partido a otro. El equipo es nuevo, la mayoría de jugadores nunca habían coincidido y la categoría es también una desconocida para muchos. Teniendo todo esto en cuenta y el hecho que no se puede decir nada bueno del encuentro de San Lázaro, sólo cabe comentar un resumen final: No jugamos sólo contra los rivales, jugamos también contra el tiempo y contra nosotros mismos.