26 oct 2020

Las claves de la inocuidad del Dépor en San Lázaro


 El Deportivo sacó en el estadio de San Lázaro un punto que, si bien poniendo los ojos en el objetivo con el que parte el equipo es muy escaso, viendo lo ocurrido durante el partido es más que justo. La incapacidad para crear juego, la desaparición de las individualidades determinantes y una actividad en área rival apenas inexistentes son algunos de los preocupantes signos que deja un equipo que necesita reaccionar ya si quiere pelear por lo que está obligado a pelear. 

En este artículo se estudia lo visto durante la primera parte del Compostela 0-0 Deportivo, buscando una explicación a la incapacidad mostrada por el equipo visitante para crear peligro.

LAS BASES DE JUEGO 

El equipo deportivista se plantó en San Lázaro con una variante del 4-3-3 (con Álex Bergantiños de pivote y Celso y Nacho de volantes más adelantados, casi a la altura de los dos extremos), que en fase defensiva se convertía en 4-4-2  (ver IMAGEN 1) con Nacho acompañando a Claudio para intentar incomodar la salida de balón del conjunto rival.

IMAGEN 1: 4-4-2 en fase defensiva. En esta ocasión es Keko el que centra su posición para acompañar a Beauvue

El Deportivo empezó ya su primera jugada con una declaración de intenciones: Balón desde el saque de centro a Borja Granero para que el central lanzara el balón a tres cuartos de campo buscando la cabeza de Claudio Beauvue con la intención de que este prolongara desde el aire, sin éxito, hacia la internada de Lara. Tras el fracaso de esta primera jugada, el argumento deportivista fue tan claro como ineficiente en la práctica: Presión adelantada a los centrales del Compostela y búsqueda de balones filtrados hacia tres cuartos por parte de los centrales para intentar explotar (con nulo éxito) la zona central.

Destaca la intencionalidad que se busca con Bergantiños, que desde el inicio se instala recurrentemente en fase ofensiva entre los dos centrales (ver IMAGEN 2) y da un paso hacia atrás cuando cualquiera de los dos se lanza a iniciar el juego, una constante durante toda la primera parte. La búsqueda de sacar el balón mediante el recurso de permitir subir a Mujaid o Granero mientras el 4 les cubre las espaldas es la tónica habitual para buscar crear espacios en la presión rival que permitan superar líneas lo más rápido posible, aunque cuando el balón sale de los pies de cualquiera de los dos centrales para llegar a los de los jugadores de ataque de su flanco la jugada suele entrar en un punto de cortocircuito. Ni por movimientos ni por conducción el entramado ofensivo del Dépor consiguió ver la luz más que en un par de intentos entre todos los que existieron en el primer tiempo.

IMAGEN 2: Bergantiños da un paso hacia atrás para permitir la subida de Mujaid

CORTOCIRCUITO EN ATAQUE

El Compostela imprimió una presión muy centrada en anular a los dos volantes (ver IMAGEN 3), y la escasa movilidad ofrecida en la posesión propia tanto por Borges como por Nacho ayudó a que el balón apenas pudiese pasar por los pies de esos jugadores que, a priori, deberían tener la responsabilidad de filtrar el juego hacia las posiciones más adelantadas. El cortocircuito para llevar el balón desde la línea central a tres cuartos fue evidente al ser incapaces de sacudirse esa presión.

IMAGEN 3: Nacho rodeado nada más recibir e incapaz de mirar a portería

Lo más preocupante, debido a que implica un importante problema propio más que de planteamiento rival, fue la falta de comprensión en la combinación. Los errores en las sistemáticas de juego, especialmente a partir de tres cuartos de campo, fueron recurrentes y provocaron pérdidas de contextos favorables en situaciones sin presión. Pases en profundidad demasiado largos, pases en triangulación directamente a las piernas del rival o balones en largo que llegan a ninguna parte se ven en todos los partidos, pero el Deportivo los sufrió más como norma general que como excepción y condenaron al equipo a ser ineficiente por sistema. Decía Bergantiños en rueda de prensa que el equipo abusó de la conducción, pero yo no lo vi así. Creo que de lo único que abusó el equipo fue de ese error no forzado.

Si nos centramos en buscar el origen del cortocircuito, la manera más fácil de encontrarlo fue la posición de los volantes en fase ofensiva. Borges y Nacho se mostraron como islas demasiado alejadas de Bergantiños a la hora de buscar mover el balón en campo rival, forzando al capitán a jugarse balones en largo o a buscar apoyarse en los centrales para regresar al inicio de la jugada (ver IMAGEN 4 e IMAGEN 5). Esto embotó la capacidad de salida en todo momento.

IMAGEN 4: Bergantiños conduciendo el balón sin apoyo de volantes. Se destaca la zona donde debería ofrecerse el apoyo

IMAGEN 5: Análogo a IMAGEN 4 para otra acción

Por otro lado, en las bandas se vivió un duelo en tablas en todo momento. Ni Compostela ni Deportivo supieron hacer daño al rival por esas zonas, siendo el centro el único lugar descompensado del que ambos equipos buscaron sacar réditos. Y fue por ahí donde el equipo local supo hacer más daño, pues el equipo deportivista, como se explicó ya, nunca supo encontrar a Borges ni a Nacho González en posiciones ventajosas. El costarricense no entró en juego en toda la primera mitad y el uruguayo ofreció más voluntad en la presión que en la posesión. 

Otra problemática a la que se enfrentó el equipo fue la falta de efectivos en el área ante las escasas llegadas a línea de fondo de Keko (ver IMAGEN 6). Si apenas eres capaz de llegar a ese contexto, no te puedes permitir que en las ocasiones que lo hagas no haya nadie para sacar algo de la acción. Beauvue estuvo habitualmente más alejado de los balones colgados de lo que debería.

 

IMAGEN 6: Keko se prepara para centrar sin que nadie haya llegado al remate

Sólo un remate de Lara tras un centro de Keko, al que encontró Mujaid tras la única acción exitosa de todas las que se buscaron haciendo conducir a los centrales hacia campo rival, creó peligro sobre la portería de Pato Guillén en toda la primera parte.


EL PELIGRO DEL COMPOSTELA

Al Compostela se le permitió jugar el partido que quiso jugar, que se basó en  no perder puntos y crear peligro a partir de la búsqueda de desajustes defensivos del rival mediante movimientos de barrido que aprovecharan el posicionamiento excesivamente adelantado de los dos volantes deportivistas en fase defensiva y dejaran a menudo a Bergantiños con más de un jugador del que estar pendiente.

Una de las cosas que más me llamó la atención del Dépor sin balón fue la demasiado habitual discrepancia en los roles de Keko y Nacho. A ambos jugadores se les vio en reiteradas ocasiones ocupar la misma parcela de campo durante la subida del balón del rival (ver IMAGEN 7 e IMAGEN 8), dejando un carril libre para que el Compostela subiera de manera rápida al ataque tras recuperación.  

IMAGEN 7: Keko y Nacho cubren el mismo espacio durante la subida de balón rival dejando un flanco descubierto para una construcción rápida del Compostela.

IMAGEN 8: Análogo a IMAGEN 7

La primera acción peligrosa del equipo local se produjo en el minuto 8. Una desconfiguración de los roles en la marca creó un contexto beneficioso que supieron explotar (ver IMAGEN 9). Se vio recurrentemente a un Compostela que, encontrando en ciertos ataques una línea defensiva deportivista mal posicionada de manera análoga a esta acción, intentó conseguir repetir este contexto favorable utilizando el ataque de espacios por parte de sus jugadores más adelantados, atacando la posición del central más atrasado para anular a Bergantiños. El dinamismo de los jugadores de ataque compostelanos fue una pesadilla recurrente para el orden defensivo deportivista, y las lagunas fueron tan frecuentes y visibles que incluso el central Álvaro Casas llegó a animarse a subir para hacer daño en una ocasión, provocando un nuevo desorden que en esa ocasión no pasó a mayores por una buena presión deportivista sobre el jugador con balón.

IMAGEN 9: Desconfiguración defensiva del Dépor aprovechada por atacantes atacando al espacio débil

Poco después, en el minuto 9, un barrido simple en un saque de banda permite a Juampa Barros dejar atrás la marca de Bergantiños, que no lee su movimiento (ver IMAGEN 10). Con Mujaid excesivamente lejos de la cobertura, el extremo del equipo compostelano es capaz de llegar sin resistencia a las cercanías de la portería de Abad, aunque su disparo no consigue batir al portero.

IMAGEN 10: Desconfiguración defensiva tras saque de banda que desemboca en ocasión

En cuanto a la presión en zona alta, realizada normalmente por Beauvue y Nacho, fue un primer recurso muy habitual tras pérdida en zonas altas, pero no podría haber funcionado peor. La presión se diluyó debido a la incapacidad de mantener el sistema adecuadamente escalonado para cubrir huecos de pase. Los defensas del Compostela siempre encontraron a compañeros para sacar el balón jugado sin rifarlo (ver IMAGEN 11 e IMAGEN 12).


IMAGEN 11: La presión del Dépor es incapaz de evitar la salida de balón del rival

IMAGEN 12: Análogo a IMAGEN 11

 

¿QUÉ SOLUCIÓN SE NECESITAN?

Es complicado encontrar la panacea a un equipo en el que las principales complicaciones parecen ser la extrema inmadurez de los automatismos en la combinación, la falta de tono físico de algunos futbolistas clave, la falta de ideas a la hora de hacer daño en los últimos metros y la escasa fluidez. Si nos ceñimos a lo visto en estos dos primeros partidos oficiales, al Deportivo le falta prácticamente todo lo necesario para competir debidamente. Sólo se salva, quizá, la fortaleza en área propia y la capacidad para tener el ritmo del partido bajo control, aunque este último detalle es algo con lo que los rivales se sienten cómodos. Viendo el cortocircuito en la creación que presenta el Dépor, dejar que lleven el ritmo del juego y del balón no supone un peligro. El equipo es inocuo en sus posesiones y eso no es un detalle con el que se pueda competir. Es cierto que hay individualidades capaces de descompensar partidos, pero Keko no está encontrando socios capaces de rematar sus balones, Beauvue sólo está actuando como objetivo de envíos largos a los que es capaz de llegar pero no de conseguir que se queden en posesión del equipo y Lara parece no sentirse cómodo en un contexto en el que no encuentra espacios ni a nadie que le filtre balones entre líneas. 

Mención aparte merece un Celso Borges que no está encontrando su sitio sobre el terreno de juego, creo que por una mezcla de cuestiones físicas y tácticas. El costarricense no está sabiendo influir en el juego desde la posición de la que parte ni se está animando a pisar área en esa labor de llegada desde segunda línea en la que tanto destacó en su anterior etapa en Coruña. Su irrelevancia en San Lázaro fue preocupante.

Teniendo esto en cuenta, Gandoy debería tener protagonismo ya que demostró en el partido ante el Salamanca que sabe moverse en la zona muerta entre los centrocampistas y los hombres de ataque, ofreciendo apoyos combinativos en lugar de movimientos de ruptura que suelen predominar en el estilo de juego de Lara y Beauvue. De hecho, existe cierta predilección de los compañeros más atrasados por buscar la conexión con Keko, el único de los tres jugadores de arriba con interés por ofrecerse dentro del contexto de creación. Esto provocó numerosos balones en largo a su posición que acabaron en pérdidas debido a las imprecisiones en este recurso.

En cualquier caso, más allá de nombres faltan muchas cosas a nivel colectivo, cosas que resulta complicado que aparezcan de un partido a otro. El equipo es nuevo, la mayoría de jugadores nunca habían coincidido y la categoría es también una desconocida para muchos. Teniendo todo esto en cuenta y el hecho que no se puede decir nada bueno del encuentro de San Lázaro, sólo cabe comentar un resumen final: No jugamos sólo contra los rivales, jugamos también contra el tiempo y contra nosotros mismos.

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