21 may 2022

¿Qué pasa con Borja Jiménez si se consigue el objetivo?


 Por Rubén Pedreira

Los entrenadores nunca se ven como proyectos de futuro como sí pasa con los futbolistas. Cuando se les juzga no se está siquiera juzgando a personas, son simples figuras inanimadas a las que se les exige éxito inmediato sin que importe nada más. El caso de Xavi desde que llegó al Barça es un ejemplo claro de este juicio sometido a impulsos irreflexivos: Tras un puñado de partidos malos de inicio Xavi ya no servía, pero cuando empezó a imponer su estilo la cosa cambió y se convirtío en el nuevo Guardiola. Poco duró la alegría, pues la eliminación europea volvió a hacer desconfiar en el proyecto hasta que en los últimos partidos, de nuevo, la trayectoria de la confianza empezó a tomar un camino ascendente. La vida del entrenador es así, nadie tiene tiempo para afianzar su trabajo antes de ser juzgado y los juicios siempre serán instantáneamente irrevocables aunque quien los emite se permita el lujo de cambiarlos en cuestión de semanas como si no pasara nada.

¿Por qué empecé estos párrafos hablando de ver a los entrenadores como proyectos de futuro? Porque cuando se fichó a Borja Jiménez se fichó a un entrenador de 36 años que llegaba en una trayectoria claramente ascendente. Consiguió cumplir los objetivos en todos los equipos por los que pasó y en los dos últimos consiguió justamente lo que busca aquí, el ascenso al fútbol profesional. Eso ya lo sabíamos antes de su llegada, hasta aquí nada nuevo. Lo que no sabíamos era que la temporada iba a seguir la trayectoria que siguió. Después de una primera vuelta intachable, en la que los rivales hacían ya suyas aquellas palabras de Arrasate en las que afirmaba hace unos años que "la pregunta no es si el Dépor va a ascender, sino cuando lo hará", el equipo se cayó de manera incalificable y llegó incluso a temerse que entrar en el playoff estuviera en peligro. Eso sí que no lo esperaba nadie.

Es evidente que el entrenador es el principal responsable de que el equipo se dejara remontar una ingente cantidad de puntos en cuestión de unos meses y que ya no pueda aspirar a más que a una segunda plaza que, por el contexto del que se viene, se ve más como un mal menor que como un éxito. Aún así está más que a tiempo de ser suficiente para llevar la temporada a ser exitosa y, en ese caso, yo no tengo dudas de que el puesto de entrenador del Deportivo debería seguir ocupado la temporada que viene por la misma persona. Los entrenadores también pueden ofrecer motivos para creer que son buenos proyectos a los que interesa mantener, y Borja Jiménez además hizo un doctorado en esta temporada aquí. Supo hacer un equipo ganador que, es cierto, acabó cayéndose con todo el equipo, pero la tendencia de los últimos partidos es hacia una recuperación que parece prometedora. Si esa recuperación se mantiene hasta conseguir el éxito en los play-offs, el técnico habrá conseguido una de las tareas más complicadas del fútbol: revivir a un equipo mentalmente muerto.

Son situaciones distintas, un jugador es uno más y un entrenador es el responsable máximo de los resultados, pero igual que una mala racha no haría pensar a nadie que Noel no debe seguir en el club, quizás deberíamos tener también esa visión global cuando se trata de un entrenador. Si se consigue el objetivo, Borja habrá demostrado en un solo año saber crear a un equipo dominante y también recuperarlo anímicamente cuando todo había dejado de funcionar, y todo ello habiendo aprendido más de lo que sabía antes porque entrenar en Coruña siempre supone una presión mayor. Lo único que importa ahora es conseguir el objetivo, pero si se consigue la continuidad del entrenador no debería estar en entredicho.