Anecdotario grotesco del Real Club Deportivo de La Coruña: Una dimisión que no fue y un entrenamiento ante notario
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El Dépor es un equipo acostumbrado a los veranos movidos, y el de 2006 no fue una excepción. La relación entre el entrenador, Joaquín Caparrós, y el descartado Lionel Scaloni se tensó tanto que llegó a hablarse de la dimisión inminente del técnico utrerano.
Joaquín Caparrós, durante su etapa como entrenador del Dépor (fuente) |
El 8 de agosto de aquel año, el entrenamiento matinal fue suspendido de forma abrupta cuando el entrenador vio entre los futbolistas presentes a Scaloni. El argentino fue descartado por Caparrós aquel verano y había vuelto a los entrenamientos unas semanas más tarde que sus compañeros mientras se resolvía su futuro, pero a la vista de que no salía nada definitivo se reincorporó con normalidad. Su vuelta no sentó muy bien al entrenador, que no lo quería presente en las dinámicas de grupo, y la suspensión del entrenamiento provocó la sorna del lateral: "Hacía un día estupendo para entrenar, pero supongo que lo suspendería por culpa del humo" ironizó en referencia a los incendios vividos en Galicia aquellos días. El capitán Manuel Pablo, por su parte, dijo que estaban "totalmente destrozados" por la suspensión del entreno y que el vestuario vivía días extraños.
Cuando la prensa preguntó a Caparrós el motivo de su decisión, argumentó que la plantilla estaba cansada, y en el tiempo que transcurrió entre que aplazó el entrenamiento matutino y la tarde de aquel mismo día, en la que se retomó el entreno, los rumores de su inmediata dimisión se sucedieron e incluso se daban por verdaderos por algunos medios. Se filtró además que la suspensión del entreno había sido debida a la tensión vivida entre el técnico y varios miembros de la plantilla que exigían la reincorporación de Scaloni al grupo, dejando claro que el ambiente era difícil. El futbolista argentino se presentó aquella tarde de vuelta en la ciudad deportiva, pero quiso ser previsor y se presentó en Abegondo con un notario para que certificara que no se le estaba permitiendo trabajar junto a sus compañeros. Con este marco legal, el jugador acabó entrenando, aunque con los descartados. Casi un mes después dejaría el club blanquiazul para llegar al Racing con la carta de libertad bajo el brazo.