Inyección de moral para empezar la temporada
Por Rubén Pedreira
Todo lo que le podía haber salido bien al Dépor en su vuelta a la competición salió bien. El partido de ayer frente al Celta B dejó solo buenas sensaciones, pues un 5-0 logrado sin sufrimientos no es para menos. Supone generar un buen colchón de moral de cara al futuro del torneo, que además era necesario debido a la irregular pretemporada, pero también supone ver pasar ante nuestros ojos la frase aleccionadora por excelencia del deportivismo: "Cuidado con la fiesta, que nos la quitan de los fuciños".
Por ahora nadie está de fiesta en Coruña, como es evidente, no hay motivos para ello. Hay alegría, pues se ganó convenciendo y contra un rival con cierto significado emocional, pero quien más y quien menos sabe que esto solo fue un partido y que queda mucho. El Dépor no tuvo fisuras, jugó como un equipo consolidado a pesar de tener una plantilla prácticamente nueva, y eso es un paso importante de cara al futuro que pocos podían esperar viendo que las sensaciones de los amistosos eran de equipo al que le faltaba trabajo por hacer. El equipo que conocíamos hasta hoy era otro y sembraba dudas, pero un partido tampoco siembra certezas.
En cualquier caso, no hay razones para buscar hoy puntos en contra, es día para alegrarse por muchas cosas. Alegrarse por ver un plan definido de juego durante 90 minutos, por ver a dos juveniles demostrar que están más que capacitados para ser parte importante del proyecto, por una línea defensiva que esta vez sí fue sólida (en gran parte gracias al trabajo de todo el equipo que impidió al Celta causar peligro real) o por la demostración de que existen jugadores en plantilla diferenciales para la categoría. El que más destacó ayer fue Juergen, al que poco pudimos ver en verano y dejó dos asistencias dignas de colgar en la pared, pero otros como Quiles o Villares confirmaron que serán referencias, aunque en el caso de estos dos últimos sorprendió menos porque ya nos lo habían dejado claro vistiendo la blanquiazul.
Cabe preguntarse, eso sí, lo que pasará en partidos menos idóneos para desplegar el juego mostrado. El plan de juego del Celta B está entre los más propicios para desarrollar el plan de dominio y búsqueda del espacio que vimos ayer. El filial vigués jugó abierto y mirando hacia adelante, y eso permite encontrar con más facilidad las debilidades que se encontraron ayer. Hacerlo tan bien ante un equipo con calidad y que se quedó cerca del ascenso el año pasado no es sencillo, pero sí queda todavía la incógnita de ver qué pasará ante equipos de los que se espera que tengan la vista más puesta en su propia portería que en la contraria contra el equipo blanquiazul.
La temporada pasada se vio perfectamente en la segunda vuelta: El partido ante el Celta B, si bien era un equipo con mucho talento, fue más exitoso para ese Dépor que buscaba ser proactivo que los jugados contra otros equipos más centrados en protegerse y hacer daño a la contra. Seguramente Juergen tendrá espacios menos evidentes para explotar la espalda de la línea defensiva en partidos futuros y los movimientos claros de rotura de Miku o Quiles serán menos habituales. Queda por ver si al equipo se le sigue haciendo de noche en la zona de tres cuartos en esas situaciones como ocurría la temporada pasada o por fin habrá armas (hay motivos para creer que sí) para romper defensas dispuestas a enrocarse en su área.
Esto acaba de empezar y nadie aprendió más que Coruña lo que es quedarse sin éxitos que celebrar incluso cuando el camino está mucho más avanzado que ahora. Pero también cabe tener confianza plena después de ver los mimbres del equipo. Al final, estamos jugando básicamente a algo que ya sabemos que es buena idea: Balones a Villares y que él marque los tiempos. Y este año, por lo que parece, los acompañantes de ataque son mucho más capaces de generar cosas cuando les llega el turno.