10 sept 2018

Sensaciones tras el Deportivo - Sporting



El Dépor debutó ayer ante su afición en un Riazor de circunstancias en el que la mitad del estadio se encontraba inhabilitada por obras. Había bastante curiosidad por ver lo que harían los jugadores de Natxo González delante de su público después de un exilio de tres jornadas y lo cierto es que aunque la actuación no fue deslumbrante (todo lo contrario que los focos del estadio, que para compensar la falta de la iluminación de los fondos se encendieron a mayor rendimiento del normal) sí que permite sacar algunas conclusiones positivas y algunas no tanto.

La solidez de conjunto y la falta de ideas en los últimos metros

Lo más importante que se pudo ver ayer es que el equipo demostró saber estar tranquilo todo el partido, sin pasar apuros innecesarios en campo propio que sí se vieron en los anteriores encuentros, especialmente contra el Tenerife. Es cierto que el Sporting nunca quiso hacer daño y sólo buscó no recibirlo, pero el Dépor estuvo cómodo en ese contexto sabiendo dominar en la monotonía y sin sufrir sobresaltos. Las estadísticas de disparos, con un 17-0 a favor del equipo coruñés, es una estadística muy difícil de ver en un partido de fútbol profesional, pero esa estadística tan impresionante también guarda una contrapartida a tener en cuenta, y es que a este equipo le cuesta un mundo finalizar. Por el momento el conjunto blanquiazul no tiene una figura de referencia que culmine en gol un porcentaje de jugadas importante, y eso es una carencia que suele hacer perder puntos. Quizás Quique sea el que más papeletas tenga para ejercer ese rol una vez consiga ritmo, pero por ahora los goles siguen siendo tan caros como en los últimos años.

Es evidente también que a este Dépor le falta inventiva, se muestra en muchas ocasiones como un equipo plano y Carles Gil y Fede Cartabia son los únicos capaces de cambiar eso en los últimos metros. Ayer la entrada de ambos dio aire al equipo y consiguió crear contextos de superioridad en ataque que contribuyeron a debilitar a la zaga del Sporting, pero también es cierto que el esquema no ayuda a que exploten al máximo sus capacidades, al menos no mientras no se adapten del todo a él. Especialmente Fede está más suelto partiendo de la línea de banda, pero Natxo tiene claro que este es su sistema y parece que va a morir con él aunque a veces dé la sensación de que está hecho para encajar a toda la gente que 'debe' estar más que para maximizar sus virtudes.

Una pareja de centrales para no pasar apuros

En el ámbito defensivo el equipo estuvo muy atinado y sin sobresaltos más allá de alguna imprecisión en la salida de balón que pudo haber resultado más dañina de lo que finalmente resultó ser. A falta de ver el nivel de Somma no creo que haya dudas de que esta debe ser la pareja de centrales titular este año. Duarte está en segunda división por motivos inexplicables y Marí deja ver cosas muy interesantes, siendo superior a Bóveda en todo. Ordenado y con buena salida de balón, añadirle a sus cualidades un gol en su debut en Riazor sólo hace presuponer que seguirá teniendo la confianza del entrenador en los próximos encuentros.

Caballo ante la grada de Riazor

El lateral zurdo jugó de manera impecable los tres primeros partidos de liga siendo muy correcto en defensa y diferencial en ataque con centros medidos, pero ayer se le notó cambiado, con imprecisiones y dando cierta sensación de nerviosismo. Seguramente sea algo puntual y no debe haber dudas de que es el mejor lateral de esta plantilla, pero hace plantearse si por la cabeza del jugador no estaría pasando la alargada sombra de las implacabilidad de la grada de Riazor con algunos jugadores de la casa a los que pilla manía irracional cuando su nivel no es el deseado. En cualquier caso, siguió mostrando que sabe llegar y sacó algún que otro centro con mucho peligro.

Fede Cartabia y su capacidad para cambiar contextos

Cuando veo a Cartabia salir desde el banquillo y ser capaz de cambiar partidos pienso que es un revulsivo demasiado bueno como para ponerlo de titular, pero por otro lado esto es segunda división y tener de recambio a un jugador de su nivel no parece demasiado sostenible. No obstante, creo que se debe aprovechar todo lo que se pueda este talento del futbolista argentino, pues ayer fue pieza clave en la mejoría de los últimos minutos y en la creación del gol.

Pedro Sánchez y la falta de trascendencia

Sólo llevamos cuatro partidos, pero por lo visto hasta ahora no me convence Pedro. Me parece un jugador demasiado en la media, que no aporta nada diferencial aunque tampoco reste. Un jugador de tres cuartos no puede ser cumplidor y nada más, debe pedírsele que haga cosas que provoquen que pasen otras cosas. Hasta el momento ni siquiera se expuso como lo que prometía ser, un especialista a balón parado, y tampoco dio demasiado en la creación de juego ni en el último pase. A pesar de que está teniendo minutos, según se vayan recuperando los efectivos de ataque su papel debería pasar a ser más secundario.

Krohn-Dehli, el inadaptado

Da la sensación de que el rol de Krohn-Dehli en este equipo debe ser repensado. En esa posición de interior en la que se le vio ayer lo único que ofreció fue inoperancia y la sensación de estar fuera de sitio. El danés es un jugador al que se le da bien acompañar la jugada y estar siempre presente, pero quizás no está ya para ser clarividente en los últimos metros. Ayer se le vio cumplidor pero falto de ideas, como si jugara con el freno echado.

Vicente Gómez, la noticia más grata de lo que va de temporada

Después de lo visto en estos primeros partidos puedo decir ya que el jugador canario es mi jugador preferido de esta plantilla. Es un Juan Domínguez maduro y con personalidad que siempre sabe lo que hacer con la pelota cuando llega a sus dominios y rara vez la pierde. Si alguien le quita la bola es con falta de por medio y tiene siempre el pase adecuado en mente. Su papel debe ser capital en la construcción de juego.


Resumiendo, hay mimbres para conseguir cosas interesantes. La categoría es muy igualada y el hecho de que un equipo invicto tras cuatro partidos y con dos victorias sólo sea 7º lo hace evidente. Por el momento debemos quedarnos con que la vuelta a Riazor dejó a la afición aplaudiendo de satisfacción al final de los 90 minutos, algo que hacía tiempo que no pasaba. Todo lo demás acabará llegando.

2 sept 2018

Un Dépor que aún no se cree lo que puede llegar a ser



Creo no estar diciendo ninguna locura si afirmo que el primer tiempo del Dépor en Tenerife dio la sensación de que estamos ante un equipo con potencial para ser dominante en la categoría. Ideas preclaras en la creación de juego, fluidez en las cercanías del área rival y la capacidad de crear peligro con diversidad de recursos, principalmente utilizando la inventiva de Carles Gil por la zona central y la habilidad para el centro de un Caballo que está demostrando tener un guante en su pie izquierdo. El Dépor estaba tan tranquilo sobre el césped del Heliodoro Rodríguez López que no existía apenas nada que hiciera presagiar que el partido iba a cambiar demasiado tras el descanso.

No obstante, el mencionado cambio ocurrió para desesperación de un Natxo González que vio como el Tenerife comenzó la segunda parte con descaro y manifiesta superioridad. Durante la práctica totalidad del segundo tiempo el equipo local fue quien llevó el peso del partido y el balón permaneció en el campo del Dépor más tiempo del debido. En ese contexto de superioridad, el gol tinerfeño hizo acto de presencia apenas transcurridos diez minutos de la segunda mitad y tras el empate se pudo ver que el nuevo guión que había empezado a seguir el partido no tenía visos de cambiar. El monólogo tinerfeño continuó hasta que Didier Moreno cogió el ritmo del partido tras salir desde el banquillo en el minuto 64. El colombiano, al que se le nota que llegó a Coruña con ritmo de competición, demostró superioridad física e incomodó a la defensa rival abarcando mucho campo y contribuyendo tanto en llegada como en presión, ejerciendo de contrapeso justo para que la balanza cambiara de posición. Llegó con peligro y tuvo una ocasión de gol que no acertó a rematar adecuadamente y suya fue la asistencia a Borja Valle que puso por delante al Dépor hasta que un error en la salida de Dani Giménez provocó el empate rival a escasos segundos del final.

Una vez contado el aspecto objetivo de lo ocurrido en el partido de ayer, ¿qué análisis queda por sacar de lo visto en el campo y por qué el Dépor mostró dos caras tan diferenciadas? Mi opinión es que el equipo supo jugar mientras estuvo cómodo. El Tenerife está teniendo problemas para salir enchufado a los partidos y el de ayer no fue una excepción. El equipo herculino supo aprovechar eso y asentarse antes sobre el terreno de juego, echando del encuentro a su rival hasta la llegada del descanso. No obstante, en la segunda mitad el conjunto canario salió con otra mentalidad y con la remontada entre ceja y ceja, dejándose todas las inseguridades en el vestuario y haciendo que aparecieran las del equipo dirigido por Natxo González, que vio una vez más cómo aparecían los problemas para plantar cara a un rival que quería conseguir mandar en el partido.

Creo que este Dépor tiene un potencial enorme que dejó ver sobradamente en el primer tiempo, pero también posee el que probablemente sea el peor defecto que puede tener un equipo nacido para buscar dominar una categoría: no llegan a creerse lo que son. Hay miedo a ejercer de favoritos cuando las cosas se complican y miedo a no ser lo suficientemente buenos como para ir a sentenciar el partido. Habrá quien le llame falta de personalidad del conjunto, pero creo más bien que es una cuestión de 

Por otra parte, es fácil caer en señalar a Dani Giménez como el jugador que  costó dos puntos en el último momento, pero su partido hasta ese instante (y también su temporada hasta hoy) fue más que digna y no es del todo justo cargarle las culpas de un error que compensó con aciertos importantes previos. Antes de pensar en Giménez debemos ver que existieron también otras imprecisiones que contribuyeron de manera clave en el marcador, como un mal cabeceo de Quique a un gran centro de Caballo en los instantes iniciales o un mano a mano con el portero muy mal gestionado por Pedro en el 85'. Giménez erró a final, pero también dio seguridad en los restantes tramos, y si alguien quedó señalado tras el partido de Tenerife fue más bien un Eneko Bóveda que sigue dejando tantas dudas en el centro de la defensa como la pasada temporada. Difícil recordar una buena acción del ex jugador del Athletic en el partido de ayer, en el que ofreció demasiadas carencias tanto en la marca como, sobre todo, en la salida de balón. No sería demasiado comprensible que en la próxima jornada no viésemos a Marí o a Somma acompañando a Duarte.

En resumidas cuentas, este Dépor tiene mucho para ilusionar, pero también deja bastante lugar a la preocupación. El aspecto psicológico falla, y eso no es fácil de gestionar. Es un mal endémico en este club desde hace demasiado tiempo y puede traer muchos disgustos si en los momentos clave siguen apareciendo los peores miedos. El error real no fue defender la falta decisiva en el área pequeña, ni la mala salida del portero. El error fue no saber ni siquiera intentar discutir el dominio de la segunda parte al rival. Habrá que esperar que la vuelta a Riazor sepa curar las carencias de un equipo que promete más de lo que da pero que, por ver la nota positiva, lleva unos más que decentes 5 puntos en 3 partidos fuera de casa.