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20 may 2019

No es sólo el quién, también es el cómo


Por Rubén López | rubenlopezfcp@gmail.com

El Dépor dejó encarrilada su permanencia en Segunda División de cara a la siguiente temporada con su inerte actuación en el Anxo Carro el pasado domingo. El equipo de Martí dejó ver vicios anteriormente mostrados y convirtió en espejismo todo lo que en anteriores partidos había parecido parte de una lenta pero esperanzadora progresión. Quizás simplemente fuera una mala tarde y realmente sí existe tal progresión, pero a estas alturas no había ya margen para malas tardes. Haría falta ahora no fallar en los partidos que restan para tener alguna opción, y no parece lo más probable viendo que en la presente temporada el Deportivo nunca fue capaz de encadenar tres victorias seguidas.

Teniendo en cuenta que la temporada está casi perdida, cabe pensar en qué fue lo que la llevó al probable fracaso. Si en la etapa de Natxo se abusó de dar confianza a jugadores poco confiables en contextos desfavorables, lo cierto es que con Martí se minimizó ese protagonismo de los jugadores de perfil más bajo y se apostó por los que a priori tienen mayor calidad, al menos en la parcela ofensiva. Las presencias en el once de jugadores como Didier Moreno o Pedro Sánchez pasaron a ser anecdóticas, aunque el extremo alicantino todavía tiene un peso inexplicable en las segundas partes. Otra cosa que se frenó con Martí fueron los bandazos: a día de hoy la idea y la estructura es clara. 

No obstante, hay un aspecto que continua a la orden del día en el Dépor, y es la negligente elección del contexto en el que se hace desenvolver a los futbolistas. Con una plantilla hecha para dominar, el entrenador tiene que esforzarse siempre por encajar a los mejores, eso se da por descontado, pero además tiene que rodearlos de un contexto favorable aprovechando sus virtudes y minimizando sus defectos. Es cierto que no siempre se puede favorecer a todos, pero al menos se debe buscar el equilibrio, algo que no pasa desde hace demasiado tiempo en Coruña, no es un defecto sólo de esta temporada. El equipo lleva años haciendo caer en picado el valor de sus jugadores, jugadores que en muchos casos demostraron de nuevo su valía al salir de Coruña, y esa desvalorización tiene mucho de explicable en clave de contexto de juego al que se enfrentó aquí. Hay jugadores que en este equipo no sólo no son aprovechados con sus mejores virtudes, sino que se les mata haciéndoles actuar en situaciones desfavorables. Y, si buscamos  particularizar, hay nombres propios para regalar:

  • Saúl lleva varios partidos siendo un futbolista mediocre e incluso nefasto por momentos. El lateral tiene nivel más que demostrado en la categoría y es probable que acabe siendo un jugador de primera durante bastantes años, con lo que no debemos buscar las razones sólo en él, sino también en lo que le rodea. ¿En qué beneficia a Saúl, un jugador con predilección por seguir las jugadas, ofrecerse como apoyo y participar siempre en la combinación, encontrarse un solar desierto de apoyos en su zona? En los últimos partidos, es habitual verlo recibir sin compañeros ofreciéndose en su banda, viéndose obligado a algo tan impropio de un lateral como darse la vuelta y buscar un amigo en zonas retrasadas. Su influencia en ataque está perdida totalmente porque no es un lateral sorpresivo, sino un llegador gradual, y perder la presencia de un interior con el que buscar subidas como era Vicente le perjudicó evidentemente. 
  • Edu Expósito lleva bastante tiempo sin deslumbrar y posiblemente el menos culpable de ello sea él. Lo cierto es que se está viendo obligado a actuar en un entorno que le obliga a la intrascendencia aunque, paradójicamente, le obligue también a la omnipresencia. ¿En qué beneficia a Edu verse obligado a dar varios pasos hacia atrás para desatascar la función de salida de balón porque Bergantiños no es un jugador solvente realizándola, cuando la principal aportación de Edu es la de ser determinante con el balón en tres cuartos y cuando la labor de construcción previa puede ser realizada por jugadores que sí son específicos para ella como Vicente o Mosquera? Y, sobre todo, ¿en qué beneficia al equipo tener a Expósito ahogado en el minuto 60 por esa ida y vuelta, haciendo labores propias de tres posiciones diferentes y siendo incapaz por ello de no brillar en ninguna? Por si fuera poco, ayer no fueron pocas las ocasiones en las que teniendo Expósito el balón fue incapaz de encontrar apoyos para soltarlo.
  • Carlos Fernández es el jugador más diferencial del equipo, un futbolista que facilita enormemente el mantener la posesión en zonas altas por su juego de espaldas y capacidad combinativa. ¿En qué beneficia a Carlos caer en el juego brusco y rápido, de ida y vuelta, al que se entrega el Dépor sin reticencia a instancias de sus rivales? Cuando el balón llega a Carlos, el panorama inmediatamente detrás de él es desolador. Edu, incapaz de estar en todos sitios, no siempre está en el apoyo y Fede en ataques rápidos no tiene tiempo de cubrir su hueco desde la banda. Al final, los balones que llegan a los dos de arriba acaban siendo en muchas ocasiones una invitación agresiva a que se busquen la vida ellos mismos y no se puede vivir de la pegada en un equipo en el que tus dos delanteros, aunque solventes y de calidad, no son Messi y Cristiano Ronaldo.
  • Marí y Duarte son dos defensas que se sienten muy cómodos desde el dominio. No se tensan cuando hay que sacar el balón con calma y se toman su tiempo moviendo al rival y tocando entre ellos todo lo que sea necesario si así se requiere. Son jugadores con un muy buen posicionamiento, pero no son centrales excelsos cubriendo campo, cuando el control se pierde sufren, cuando los ataques pillan desordenado al equipo y la transición defensiva es errática lo pasan mal. ¿De qué les sirve también a ellos esa continua ida y vuelta que acaba casi siempre con pérdidas rápidas y transiciones a trompicones que conllevan contras inmediatas del rival, contexto que especialmente cuando el delantero es rápido (y, contra el Dépor, los rivales suelen usar esta opción conociendo este detalle) tiene grandes posibilidades de hacer especial daño?
  • Bergantiños es un destructor puro, necesita a alguien cerca para dársela inmediatamente cuando recupera, un jugador que haga lo que hizo Juan Domínguez cuando los dos fueron jugadores muy destacados hace unas temporadas en segunda. Por lo explicado anteriormente, es evidente que Edu no es el hombre adecuado para hacerlo. ¿En qué beneficia a Álex y, sobre todo, en qué beneficia al equipo, que sea la base del juego de ataque? Su habilidad para sacar el balón mejoró considerablemente de hace unos años a esta parte, pero nadie sale beneficiado de hacerle resolver papeletas en las que sufre.
  • Todos los jugadores de banda están a un nivel horrendo, sin excepción, desde hace tiempo. Y ni Cartabia, ni Valle ni Nahuel son jugadores horrendos. Es evidente que existe un problema estructural en su irrelevancia, que la existencia en la pierna cambiada es un invento sin pies ni cabeza dentro de la sistemática de juego del equipo porque no aporta nada en la estructura habitual de ataque y limita tanto a ellos como a los delanteros, porque siempre va a sobrar un jugador, un jugador que además al estar a pie cambiado tampoco te va a dar la capacidad de sacarte un centro en la mayoría de ocasiones. Me parece adecuado el recurso de las bandas cambiadas en esquemas con un sólo delantero, algo que te permite usar a un jugador para mover la defensa y sorprender introduciendo a un jugador en conducción desde el exterior, o en aspectos puntuales de los partidos, pero utilizarlo como recurso por defecto carece de sentido si no es con argumentos de peso que resulta evidente que no existen.
Se podría entrar a valorar más cosas, muchas más, pero haríamos de este artículo una sucesión infinita de párrafos. El resumen se basa simplemente en que poner a los mejores es sólo una parte esencial del plan, pero no la única. Saber por qué son los mejores y permitirles serlo es realmente la clave de todo. Pero seguramente sea ya muy tarde para todo esto, porque el fútbol es un juego orquestal que no cambia de la noche a la mañana. Habrá que confiar en la ciencia infusa y en la suerte.

15 oct 2018

Dépor - Elche: Riazor vuelve a ser temible



El pasado viernes pudo verse en Riazor un partido en el que el equipo local demostró que si sabe mantener este nivel está en condiciones de pelear por todo esta temporada. En un escenario en el cual casi todo está saliendo bien este año, delante de su afición, el conjunto blanquiazul volvió a mostrar lo que ya había dejado entrever en jornadas pasadas: hay potencial para ser un bloque dominador en la categoría.

Salvo el partido contra el Málaga de la pasada semana, en el que los tres puntos se atascaron en el partido en el que mejor habrían venido, los de Natxo González cuentan todos sus encuentros como local en forma de victorias. Y lo más importante es que con el paso de las jornadas las sensaciones están siendo cada vez mejores y muy alejadas ya del esperpento vivido en Alcorcón, en el que el aplomo del equipo madrileño tuvo mucho que ver.

Más allá de la evidente buena noticia que supone llevarse los tres puntos, con lo que me quedo de lo visto en el partido del viernes es con un detalle que visto el devenir posterior del encuentro puede parecer una nimiedad, pero que es realmente algo muy importante: El Dépor supo cambiar el guión a un partido en el que su rival empezó mucho mejor en los primeros minutos, incluso contando con ocasiones de gol que podrían haber llevado el encuentro por un cauce muy diferente al que finalmente se vio. El Elche pudo haberse adelantado cerca del inicio en varias jugadas puntuales en las que se aprovecharon de una sucesión de errores de bulto del equipo local, que fueron excesivamente comunes durante los primeros compases del juego. Un gol tempranero del conjunto visitante habría cambiado las tornas del partido de manera inevitable y encauzar una situación en la que el equipo empieza mal es complicado, pero los blanquiazules lograron hacerlo con creces para acabar estableciendo un marcador final que no engaña y da buena cuenta de la superioridad vista en el campo.



No es casual que el juego colectivo del equipo esté dando sus frutos, pues según avanzan las jornadas estamos comprobando que el trabajo de Carmelo del Pozo a la hora de confeccionar la plantilla fue notable. Resulta sorprendente contar en segunda división con una pareja de centrales que están muy por encima del nivel medio de la liga. Cuando Duarte está más discreto (en los últimos partidos sigue a buen nivel, pero menos sobrado que a principios de temporada) aparece Marí en modo capitán general como en el último partido, demostrando que sabe ser impecable en defensa y también tener protagonismo en ataque tanto en salida de balón como en disparo de media y larga distancia cuando se le presenta la ocasión. Se compenetran a la perfección y no son la única gran noticia que está dejando la línea defensiva, pues Saúl volvió a demostrar que es un lateral notable que sabe acompañar el juego del equipo dando desahogo en la construcción y alternativas en la creación de contextos de peligro en los últimos metros.

En cualquier caso, si tuviéramos que destacar sólo a dos jugadores en el ámbito individual, está claro que por lo visto en esta última jornada esos serían Edu Expósito y Carlos Fernández. El centrocampista lleva toda la temporada viviendo a la sombra de Didier Moreno, pero ante el Elche mostró no sólo que es mejor futbolista que el colombiano, sino que además es mucho más adecuado para el estilo de juego de este equipo. Su descaro atreviéndose a filtrar pases verticales, su apoyo incansable y su inteligencia en el aspecto táctico dejan entrever a un jugador hecho para ser importante esta temporada. Por su parte, Carlos estuvo ante su explosión definitiva. El delantero cedido por el Sevilla había comenzado la temporada dando muestras de tener mucho fútbol dentro, pero también dejando la sensación de que jugaba con el freno echado, como si todavía estuviese cohibido ante el nuevo reto y sin atreverse del todo a soltarse. No obstante, su primer gol de la temporada en la anterior jornada ante el Málaga le ayudó a ganar confianza y a querer demostrar más aún de lo que había dejado ver hasta ahora, lo que le llevó a ser capaz de anotar tres tantos de diversos estilos que dejaron ver que es un futbolista muy versátil.

En cuanto a la gestión del partido, Natxo González supo ejercer su mando con coherencia y calma, entendiendo al hacer los cambios que el partido estaba controlado y sin hacer locuras innecesarias. Evitó hacer variaciones de esquema y tampoco echó al equipo atrás a pesar de la ventaja, dando minutos a jugadores que los necesitaban para reivindicarse. Como único matiz diría que uno de mis cambios habría sido para darle salida a un Carles Gil al que jugar partidos completos no le sienta bien físicamente, pero el mediapunta pudo acabar los 90 minutos sin problemas.

Por otra parte, también se debería decir que el partido de Christian Santos no se acercó al de un jugador que pueda resultar demasiado útil en el rol que tuvo encomendado. El venezolano es un futbolista del que se pueden sacar cosas, pero quizás se le pidió (o más bien el contexto de juego le llevó a tener que hacerlo) tener influencia demasiado alejado del área y en ese ámbito no se encuentra cómodo. Es un futbolista que sabe estar en el sitio adecuado para el remate, pero que cuando se aleja de la meta rival no luce. Quizás su rol ideal sea el de revulsivo más que el de opción para la titularidad, sobre todo teniendo en cuenta que sus rivales por el puesto son de lo mejor de la categoría.

En resumen, contra el Elche salió bien todo lo que podía salir bien y Riazor vuelve a confiar en que esta temporada podrá pasarselo bien después de años viendo la asistencia al estadio más con resignación que con ilusión. Habrá que esperar que todo continúe funcionando de la forma que estamos viendo.

10 sept 2018

Sensaciones tras el Deportivo - Sporting



El Dépor debutó ayer ante su afición en un Riazor de circunstancias en el que la mitad del estadio se encontraba inhabilitada por obras. Había bastante curiosidad por ver lo que harían los jugadores de Natxo González delante de su público después de un exilio de tres jornadas y lo cierto es que aunque la actuación no fue deslumbrante (todo lo contrario que los focos del estadio, que para compensar la falta de la iluminación de los fondos se encendieron a mayor rendimiento del normal) sí que permite sacar algunas conclusiones positivas y algunas no tanto.

La solidez de conjunto y la falta de ideas en los últimos metros

Lo más importante que se pudo ver ayer es que el equipo demostró saber estar tranquilo todo el partido, sin pasar apuros innecesarios en campo propio que sí se vieron en los anteriores encuentros, especialmente contra el Tenerife. Es cierto que el Sporting nunca quiso hacer daño y sólo buscó no recibirlo, pero el Dépor estuvo cómodo en ese contexto sabiendo dominar en la monotonía y sin sufrir sobresaltos. Las estadísticas de disparos, con un 17-0 a favor del equipo coruñés, es una estadística muy difícil de ver en un partido de fútbol profesional, pero esa estadística tan impresionante también guarda una contrapartida a tener en cuenta, y es que a este equipo le cuesta un mundo finalizar. Por el momento el conjunto blanquiazul no tiene una figura de referencia que culmine en gol un porcentaje de jugadas importante, y eso es una carencia que suele hacer perder puntos. Quizás Quique sea el que más papeletas tenga para ejercer ese rol una vez consiga ritmo, pero por ahora los goles siguen siendo tan caros como en los últimos años.

Es evidente también que a este Dépor le falta inventiva, se muestra en muchas ocasiones como un equipo plano y Carles Gil y Fede Cartabia son los únicos capaces de cambiar eso en los últimos metros. Ayer la entrada de ambos dio aire al equipo y consiguió crear contextos de superioridad en ataque que contribuyeron a debilitar a la zaga del Sporting, pero también es cierto que el esquema no ayuda a que exploten al máximo sus capacidades, al menos no mientras no se adapten del todo a él. Especialmente Fede está más suelto partiendo de la línea de banda, pero Natxo tiene claro que este es su sistema y parece que va a morir con él aunque a veces dé la sensación de que está hecho para encajar a toda la gente que 'debe' estar más que para maximizar sus virtudes.

Una pareja de centrales para no pasar apuros

En el ámbito defensivo el equipo estuvo muy atinado y sin sobresaltos más allá de alguna imprecisión en la salida de balón que pudo haber resultado más dañina de lo que finalmente resultó ser. A falta de ver el nivel de Somma no creo que haya dudas de que esta debe ser la pareja de centrales titular este año. Duarte está en segunda división por motivos inexplicables y Marí deja ver cosas muy interesantes, siendo superior a Bóveda en todo. Ordenado y con buena salida de balón, añadirle a sus cualidades un gol en su debut en Riazor sólo hace presuponer que seguirá teniendo la confianza del entrenador en los próximos encuentros.

Caballo ante la grada de Riazor

El lateral zurdo jugó de manera impecable los tres primeros partidos de liga siendo muy correcto en defensa y diferencial en ataque con centros medidos, pero ayer se le notó cambiado, con imprecisiones y dando cierta sensación de nerviosismo. Seguramente sea algo puntual y no debe haber dudas de que es el mejor lateral de esta plantilla, pero hace plantearse si por la cabeza del jugador no estaría pasando la alargada sombra de las implacabilidad de la grada de Riazor con algunos jugadores de la casa a los que pilla manía irracional cuando su nivel no es el deseado. En cualquier caso, siguió mostrando que sabe llegar y sacó algún que otro centro con mucho peligro.

Fede Cartabia y su capacidad para cambiar contextos

Cuando veo a Cartabia salir desde el banquillo y ser capaz de cambiar partidos pienso que es un revulsivo demasiado bueno como para ponerlo de titular, pero por otro lado esto es segunda división y tener de recambio a un jugador de su nivel no parece demasiado sostenible. No obstante, creo que se debe aprovechar todo lo que se pueda este talento del futbolista argentino, pues ayer fue pieza clave en la mejoría de los últimos minutos y en la creación del gol.

Pedro Sánchez y la falta de trascendencia

Sólo llevamos cuatro partidos, pero por lo visto hasta ahora no me convence Pedro. Me parece un jugador demasiado en la media, que no aporta nada diferencial aunque tampoco reste. Un jugador de tres cuartos no puede ser cumplidor y nada más, debe pedírsele que haga cosas que provoquen que pasen otras cosas. Hasta el momento ni siquiera se expuso como lo que prometía ser, un especialista a balón parado, y tampoco dio demasiado en la creación de juego ni en el último pase. A pesar de que está teniendo minutos, según se vayan recuperando los efectivos de ataque su papel debería pasar a ser más secundario.

Krohn-Dehli, el inadaptado

Da la sensación de que el rol de Krohn-Dehli en este equipo debe ser repensado. En esa posición de interior en la que se le vio ayer lo único que ofreció fue inoperancia y la sensación de estar fuera de sitio. El danés es un jugador al que se le da bien acompañar la jugada y estar siempre presente, pero quizás no está ya para ser clarividente en los últimos metros. Ayer se le vio cumplidor pero falto de ideas, como si jugara con el freno echado.

Vicente Gómez, la noticia más grata de lo que va de temporada

Después de lo visto en estos primeros partidos puedo decir ya que el jugador canario es mi jugador preferido de esta plantilla. Es un Juan Domínguez maduro y con personalidad que siempre sabe lo que hacer con la pelota cuando llega a sus dominios y rara vez la pierde. Si alguien le quita la bola es con falta de por medio y tiene siempre el pase adecuado en mente. Su papel debe ser capital en la construcción de juego.


Resumiendo, hay mimbres para conseguir cosas interesantes. La categoría es muy igualada y el hecho de que un equipo invicto tras cuatro partidos y con dos victorias sólo sea 7º lo hace evidente. Por el momento debemos quedarnos con que la vuelta a Riazor dejó a la afición aplaudiendo de satisfacción al final de los 90 minutos, algo que hacía tiempo que no pasaba. Todo lo demás acabará llegando.