17 jul 2014

Jugadores olvidados (XIX): Fabiano Eller


Por Rubén López | rubenlopezfcp@gmail.com

El protagonista de hoy en esta sección dedicada a devolver a la memoria a aquellos jugadores a los que el paso de los años fue borrando de nuestra mente es uno de los fiascos más recordados en los últimos años por la afición del Atlético de Madrid.
Fabiano Eller dos Santos


Demarcación: defensa central
Nacionalidad: brasileño
Edad: 36
Sus equipos en España: Atlético de Madrid(2007-2008)



¿Cómo llegó a España y qué hizo en nuestra Liga?

Fabiano Eller se inició en el mundo del fútbol a la edad de 10 años, en las categorías inferiores del modesto (y desaparecido) club de su localidad natal, el Linhares Esporte Clube. 8 años después fichó por el prestigioso Vasco da Gama, donde debutó como profesional en 1996. Por aquel entonces jugaba como pivote, y aunque su papel en el equipo era de poco peso, ganó en dos ocasiones el Brasileirão (1997, 2000) con el equipo carioca, además de una Copa Libertadores (1998) y un puñado de competiciones menores. Su ciclo en el Vascão llegó a su fin en 2002, después de una etapa complicada tras ser uno de los señalados en la derrota del equipo ante el Flamengo en la final del Campeonato Carioca de 2001, algo que, según el propio futbolista reconoció años después, pudo haber hundido su carrera.

Curiosamente, tras un infructuoso y breve paso por Palmeiras, recaló en 2003 en el equipo que le había hecho pasarlo tan mal dos años antes, el Flamengo, con el que, esta vez sí, levanto el Campeonato Carioca en 2004. Fue en esta etapa cuando su posición fue retrasada a la de central, y en sus dos años con el Fla fue uno de los jugadores indiscutibles, antes de ser cedido al Al-Wakrah qatarí.

En su regreso a Brasil, fichó de nuevo por un equipo de Rio, el Fluminense, donde no permaneció mucho tiempo antes de dar su salto a Europa para engrosar las filas del Trabzonspor turco, aunque no tardó mucho antes de volver a Brasil mediante un fructífero préstamo a Inter de Porto Alegre. En el club gaúcho ganó una Libertadores y el Mundial de Clubes de 2006, siendo titular en la final que ganaron al Barcelona de Frank Rijkaard por 1-0. En aquella competición fue, además, en la que su compañero de equipo Alexandre Pato se confirmó como joven promesa. Su buen hacer en aquella etapa le valió ganarse de nuevo su llegada a Europa, en este caso al Atlético de Madrid, que desembolsó un millón y medio de euros al Trabzonspor por su fichaje.

En sus dos temporadas en Madrid se convirtió en objeto de la ira de la afición colchonera a partir de su llegada en el invierno de 2007. Llegó como el ansiado central zurdo pedido por Javier Aguirre, pero no supo adaptarse al fútbol español y su papel fue más que mediocre. Uno de los momentos más recordados de su paso por España fue su gol contra el Villarreal, muy criticado por haber sido tras una jugada en la que el Atleti siguió el juego (con el consentimiento de Muñiz Fernández) mientras Guille Franco permanecía en el suelo visiblemente lesionado. Los futbolistas rivales habían recriminado también a los del Atlético posteriores burlas, y Jose Enrique llegó a manifestarse en estos términos: "Para acabar de rematar lo sucedido sólo faltaba el tonto de Eller". Su tiempo en el club rojiblanco acabó en verano del 2008, tras rescindir su contrato y compartir vestuario con un amplio elenco de fiascos recientes del equipo madrileño a pesar de su breve estancia, como Cléber, Mista, Pernía, Maniche, Costinha o Seitaridis.


"para acabar de rematar lo sucedido sólo faltaba el tonto de Eller

Ver más en: http://www.20minutos.es/deportes/noticia/villarreal-tonto-eller-220789/0/#xtor=AD-15&xts=467263
"para acabar de rematar lo sucedido sólo faltaba el tonto de Eller

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¿Qué fue de él?

Volvió a Brasil desencantado con el fútbol europeo para recalar en el Santos, donde reverdeció algunos viejos laureles, pero su historia no acabó bien. Tuvo problemas con los técnicos cuando pidió no jugar un partido contra Sport Recife, ya que de esa forma acumularía 7 partidos en el campeonato brasileño y no podría firmar por otro equipo de la misma liga, objetivo que el jugador perseguía. Tras este incidente fue apartado del equipo durante un mes hasta que finalmente rescindió su contrato.

En 2009 amenazó con denunciar al Atlético por impago de medio millón de euros, algo que les habría impedido fichar en el mercado invernal de aquel año, pero al final el problema se quedó en nada.

Una vez se deshizo de su compromiso con Santos volvió a Internacional, con quienes consiguió su segunda Copa Libertadores antes de regresar al fútbol de Qatar, esta vez al Al-Ahli. Se llenó los bolsillos durante un año para acabar de una forma que ya se hacía habitual en su carrera: la rescisión de su contrato en febrero de 2011.Después de esto, se dedicó a ir y venir por equipos modestos del fútbol de su país, fichando primero por el São José de Porto Alegre y más tarde por el Brasil de Pelotas y Audax Río, antes de llegar a principios de 2014 a su actual equipo, el Red Bull Brasil, donde a sus 36 años da ya sus últimos pasos en el fútbol profesional.

15 jul 2014

La insoportable levedad de la canarinha


   Por Rubén López | rubenlopezfcp@gmail.com

¿Qué hace que Brasil lleve años siendo mucho menos temida de lo que desde siempre fue lo habitual? La respuesta puede llegar a ser compleja, pero sin duda genera un curioso debate del que existen numerosas versiones. La canarinha, la eterna fábrica de talento y espectáculo, lleva poco menos de una década (el Mundial 2006 marcó el inicio del presente declive) sin brillar, sometida a una monotonía y una falta de ideas que hizo que, progresivamente, dejasen de provocar pánico en sus rivales. Brasil lleva tiempo sembrando más dudas que temores, y eso es preocupante cuando se habla del país con más Campeonatos del Mundo y más Copas Confederaciones de la historia.

Tras ganar la Copa América en 2004 y la Confederaciones en 2005, la Verde-Amarelha llegaba a la gran cita del Mundial 2006 como una de las grandes favoritas. Aquel equipo tenía al que era vigente Balón de Oro, Ronaldinho, y al siempre temible Ronaldo (que había vuelto a ser un delantero enormemente determinante tras sus graves problemas con las lesiones) como principales estrellas, rodeados por veteranos ilustres como Roberto Carlos y Cafú y jóvenes que pisaban muy fuerte como Robinho, Adriano o Kaká. Parecía que lo tenían todo, pero Francia se cruzó en el camino para dejarles fuera en cuartos de final. A partir de ahí comenzó una monótona etapa del conjunto brasileño que hasta el día de hoy parece no querer llegar a su fin, y que vivió una nuevamente decepcionante etapa en el Campeonato del Mundo celebrado en su país, donde el hecho de que llegasen más lejos que en las dos anteriores ediciones no puede hacer olvidar que el juego no estuvo a la altura de las expectativas, y el histórico 7-1 sufrido ante Alemania será un buen recordatorio de ello.

¿Qué pasa en la cuna del talento? Quizás, a día de hoy, lo más evidente sea el hecho de que hace falta un delantero, una referencia en el frente de batalla que se dedique a algo más que a ser un pivote que ayude a que Neymar reciba el balón de cara, la que pareció ser la única labor destacable de Fred en el entramado táctico de Scolari durante el torneo que acabó recientemente. Alguien con el talento necesario para decidir partidos por sí mismo como lo hacía Ronaldo en sus mejores tiempos (aunque dudo que volvamos a ver en mucho tiempo a alguien que lo haga de forma tan bestial). 

En la generación que estaba destinada a coger el relevo tras el fracaso de 2006, Adriano se erigía como el heredero ideal de O Fenómeno, lo tenía todo, incluso similitudes asombrosas en cuanto a definición. Parecía el heredero ideal y justo aparecía en el momento del declive de su predecesor, pero todo acabó saliendo muy mal para El Emperador y el mundo del fútbol perdió al que podría haber sido el mejor 9 de su generación. Más tarde llegó Alexandre Pato, que irrumpió de forma firme, como queriendo decir que con él por fin Brasil tendría una referencia. Era un jugador distinto a los dos mencionados, pero igualmente genial. Parecía que habría quien cubriese bien ese puesto que llevaba más de 10 años siendo especialmente bien ocupado por jugadores más que brillantes, y que se había convertido ya en un quebradero de cabeza importante. Pero la historia de Pato fue también un relato de fracasos y decepciones, hasta el punto de que a sus tan sólo 24 años parece difícil que vuelva a ilusionar a nadie, y hoy por hoy no parece haber mucho más donde buscar para este puesto.

Tras ver estos dos ejemplos de estrellas fugaces, resulta preocupante ver que no fueron ni mucho menos los únicos jugadores de referencia que perdió Brasil en los últimos años, ya fuese en forma de promesas que nunca llegaron a cumplirse o de futbolistas que sí consiguieron ser cracks pero su estrella se apagó rápidamente debido a variopintas causas. En el primer grupo podríamos situar a Robinho, Ganso o Leandro Damiao, mientras que al segundo pertenecerían Kaká o Ronaldinho. Fuese como fuese, los 5 mencionados son nombres que Brasil perdió y que habrían podido, a día de hoy (unos como veteranos y otros como estrellas en auge) haber hecho de esto una historia más feliz. No fue así, y la pentacampeona seguirá siéndolo, sin poder aumentar a seis su colección de trofeos. 

El talento se apagó demasiado pronto en las grandes estrellas del Brasil de los últimos años, y eso provocó que la selección actual esté formada de veteranos cumplidores pero no geniales (Thiago Silva es genial en su posición, pero no es ese tipo de genialidad la que definió a Brasil desde sus orígenes), clase media y jugadores que serán estrellas pero aún les queda dar el paso definitivo (Neymar, Oscar y el ausente Lucas), lo que dio como resultado un conjunto insuficiente para pelear por lo importante. Brasil depende precisamente de que esa nueva generación de genios no se apague y consigan crear la magia de nuevo. Estamos ante una Brasil de transición, algo que ya ocurrió en otras épocas a lo largo de la historia, y que siempre acabaron desembocando en lo mismo: el resurgir de la genialidad. Hay que esperar y tener paciencia. Brasil siempre renace.

9 jul 2014

Un hombre de grada



  Por Rubén López | rubenlopezfcp@gmail.com
 
En el día de ayer los menos madrugadores nos despertamos con una noticia cuanto menos inesperada: Fernando Vázquez era destituido como entrenador del Deportivo a escasos días de comenzar la pretemporada, tras lograr un ascenso que a comienzos de campaña se preveía complicado y después de que la directiva le ratificara como el hombre que llevaría el timón del equipo en Primera División.

Vázquez siempre fue un tipo peculiar, un hombre con un estilo marcadamente diferente que le llevó a chocar con algunos egos en el vestuario, siendo Carlos Marchena el ejemplo más destacado. También tuvo sus detractores en la grada, algo de lo que ningún entrenador escapa en este mundo en el que cada aficionado tiene dentro una vanidad inherente que le lleva siempre a creerse más válido para los trabajos ajenos que el prójimo que los ocupa. Pero fuera de todo eso, el paso del técnico eternamente vinculado a su Castrofeito natal, dejó en mucha gente una gran sensación de identificación.

Cuando llegó, lo hizo como un elefante en una cacharrería. Su extravagante personalidad fue precisamente lo que necesitaba un vestuario hundido y una afición afligida en uno de los peores momentos de la historia blanquiazul. Los jugadores le respetaban, el público le quería y la directiva cogía aire gracias a un final de temporada que a punto estuvo de reflotar a un transatlántico hundido desde hacía mucho tiempo. Era un momento idílico, que parecía que se mantendría de esa forma durante mucho tiempo. Parecía que había proyecto de futuro, a pesar del doloroso descenso y la complicada situación económica.

Llegó el duro año en segunda con un comienzo desalentador, con fichajes que no conseguían hacer una plantilla del todo fiable, problemas económicos y muy pocos futbolistas con contrato profesional en un equipo obligado a ascender, lo que hizo que la afición comenzara su viaje hacia la angustia. Fernando Vázquez supo hacerlo bien, aportó cordura en lugar de artificio, y mediante un juego conservador consiguió alcanzar el objetivo de los puestos de ascenso directo antes de Navidad, época en la que le quitaron al jugador sobre el que cimentaba su ataque, Culio. Le trajeron a otro, Salomao, pero el nuevo equipo que creó para aprovechar su figura duró apenas un mes, lo mismo que aguantó la pierna del portugués antes de lesionarse de gravedad. Ante esto no tuvo más remedio que buscar un último pilar ofensivo, y lo encontró en un Sissoko genial, pero fuera de forma. Así, privado dos veces de ese hombre diferencial que marcaba las diferencias y hacía bueno el gran trabajo de su defensa y teniendo que dosificar al tercero, llegó a la jornada final con el ascenso en el bolsillo. Un mérito encomiable, tachado de minucia por un sector importante de una grada caída ya en depresión porque su equipo no jugaba como los ángeles, sin valorar que lo importante (y lo realmente complicado) era el ascenso. Su cercanía al espectador fue calificada de populismo por algunos, pero siempre opiné que simplemente era normalidad, una cuestión de entender lo que era una grada. En un mundo de egos y narcisismos, un hombre que no rehuya al contacto con el aficionado es extraordinario y necesario, porque dota de normalidad a un mundo basado en lo absurdo, que erige a personas corrientes en deidades con derecho a todo.

Vázquez se va, creo que no exagero si lo digo, después de salvar el futuro del Depor, o al menos después de conseguir suavizar de forma muy importante las consecuencias de un segundo año en el infierno. No hay personas por encima de los colores, pero sí que debería ir con el escudo el defender lo justo, y lo justo habría sido dejar a Vázquez defender lo que había conseguido y callar las bocas que lo criticaban. Es cierto que sus palabras del sábado no fueron afortunadas, que algunos fichajes podrían complicarse al saber que hay 'cantidades decentes de dinero' y que las quintas opciones se sientan descalificadas, pero demostrar de esta forma que estabas manteniendo a un entrenador en el que no confiabas también es, en mi opinión, un error que se paga. No obstante, la directiva es la que manda, la mayoría les eligió para ello y no se gana nada con luchas absurdas, sólo toca mirar hacia el futuro buscando unir a todos los sectores del club para conseguir más fuerza. Pero para mí, y para otros muchos, ayer fue un día triste en lo futbolístico. El más triste desde el descenso de 2011, y quizás más doloroso aún por el hecho de que en este caso no fue una cuestión de justicia futbolística. Gracias por todo, Fernando.

5 jul 2014

Goles míticos (XXIII): Ronaldinho al Sevilla (2003)


Ronaldinho llegó al Barcelona en julio de 2003, y sólo le hicieron falta dos jornadas para marcar su primer gol oficial como jugador del equipo blaugrana, un gol que dejó muy clara la clase de jugador que teníamos ante nosotros, y que desencadenó una reacción en la grada de tal calibre que fue registrada por el sismógrafo del Observatorio Fabra, a algo más de 4 kilómetros del Camp Nou. No fue un gol común, fue un gol que sólo marcan los genios.

Ese 2 de septiembre de 2003 no se disputaba un partido cualquiera.  Era aquel famoso Barcelona - Sevilla jugado a medianoche, a las 00:05, después de que el equipo andaluz hubiese rechazado cambiar la fecha del encuentro como había solicitado el Barcelona debido a interferencias con compromisos internacionales. En ese atípico horario, cinco minutos después del punto en el que un día se separa del siguiente, se marcó también un punto de inflexión para el equipo por aquel entonces entrenado por Frank Rijkaard. Aquel conjunto que había sido gris y triste desde comienzos de siglo, veía como un mago brasileño recién llegado contagiaba su sonrisa a todo el que le rodeaba. Era un hombre feliz, y así lo demostraba en cada partido. Aquella jugada iniciada en el centro del campo y rematada con un imparable disparo desde 25 metros fue fiel reflejo de lo que se nos venía encima. Fue el inicio del jugador que más brilló de todos los que pude ver. Un brillo tan cegador, tan imposible que hizo que la estrella se colapsara antes (demasiado antes) de tiempo. Comenzaba de esta forma uno de los mayores espectáculos de la historia reciente del fútbol. Un espectáculo que sólo necesitaba de un hombre y un balón para funcionar. El resto surgía sólo.


1 jul 2014

Se buscan profesionales



La situación podría estar sacada de una película de cine noir. Un héroe anónimo que de repente se ve con una celebridad internacional en un lugar insospechado, y a partir de ahí comienza una enrevesada trama que los protagonistas han de resolver. Lo único atípico de esta película es que los protagonistas no son Glenn Ford y Rita Hayworth, sino que el héroe anónimo podría ser el lector de estas líneas y la celebridad internacional un futbolista de la selección. Por su parte, el lugar insospechado sería una Renault Traffic con la que recorrer, de la forma más original posible, un trayecto inolvidable.

¿Qué hay que hacer para ello? Simplemente echar un vistazo a las bases del nuevo concurso que prepara Renault, seguir los pasos y demostrar respondiendo a las preguntas que sabes lo suficiente sobre fútbol como para llevarte el premio final, que no es otro que un viaje a Brasil. Para finalizar, la participación en el concurso se cerrará respondiendo a una simple pregunta: ¿A qué jugador de la selección te llevarías como copiloto en una Renault Traffic y por qué? Cuánto más original sea la respuesta, más opciones habrá para conseguir llevarse el viaje. Renault colgó el cartel de #sebuscanprofesionales y aún estás a tiempo de conseguir ser el afortunado.