Compatibilizar las prisas con el proyecto de cantera del Dépor
Por Rubén Pedreira
En los últimos tiempos el debate de la cantera está muy presente en la discusión habitual sobre la actualidad del Deportivo. Los recientes éxitos juveniles y el buen momento del Fabril, todo unido al hundimiento del primer equipo en el pozo de la 1ªRFEF, provocan la recurrente exigencia desde la grada de que los jugadores que llegan desde las categorías inferiores consigan mayor protagonismo cuanto antes.
No soy una excepción, a mí me gusta ver a la cantera llegar con éxito al primer equipo. Creo que a todo el mundo le gusta eso, es lógico porque son activos del club que solo pueden dar beneficios cuando salen bien, además de tener el valor añadido de ser de la casa y presuponerse un mínimo de interés por el club. No obstante, cuando se habla de cantera se suele pecar extrañamente de fijarse solo en lo cuantitativo de un proceso que es más bien cualitativo y muy específico de cada jugador. Casos como el de Iago Beceiro o Bicho vienen a decir que no por hacer
debutar a tus jugadores más prometedores con 17 años van a llegar antes,
pero lo que sí puede ocurrir es que nunca lleguen por no estar
preparados para afrontarlo todo demasiado pronto. Existen también casos como el de Fran, titularísimo antes de cumplir los 20, pero no es siempre así.
No tengo ni la menor idea de lo que pasa internamente para que la cantera tenga a día de hoy el grado de protagonismo que tiene en el primer equipo y no uno superior (o inferior). Lo que sí tengo claro es que en cuanto a cantera lo importante no es lo que se ve hacer desde fuera, sino tener claro desde dentro lo que se está haciendo. La verdad, teniendo en cuenta los más que notables resultados de las categorías inferiores en los últimos años me resulta imposible pensar que no hay una estrategia clara sobre qué hacer con esos frutos a corto y medio plazo, porque esos resultados indican un buen trabajo y no son casuales. Mi postura es la de dar crédito a quien gestionó esos éxitos para seguir gestionando los plazos y valorar más tarde.
Debemos tener claro que los futbolistas, como cualquier persona, van quemando etapas. Hay futbolistas que van más rápido y otros menos, y quien lo ve es quien trabaja día a día con ellos. Son palabras típicas para excusar la falta de decisiones de riesgo, y en cierta medida lo son, pero también es una realidad. El riesgo no suele ser sinónimo de éxito, sino no sería arriesgado.
La generación que llevó al éxito al Juvenil en la Copa del Rey está siguiendo su progreso ahora en categoría senior llevando por buen camino al Fabril, con el mismo entrenador que tuvieron en su anterior etapa y completando su progresión de la mano de quien mejor los conoce futbolísticamente. Algunos jugadores, como Trilli o Yeremay, se estimaron como de progresión más rápida y ya están participando como miembros de pleno derecho del primer equipo (con menor protagonismo del que muchos creemos oportuno, sí) y otros son piezas clave de un segundo equipo que funciona y que lucha por ganar una categoría, lo que sería una grandísima noticia de cara a la progresión de futuros talentos.
El resumen de lo que pretendo decir aquí es que yo también querría mayor presencia de la cantera en el primer equipo y creo que seguramente se podría conseguir desde ya, pero no hacerlo puede tener una explicación tan lógica como lo contrario. Estoy seguro de que el rol de Pepe Sánchez podría cumplirlo Barcia, que buena parte de los minutos de Kuki podrían dársele a Ochoa y que la participación de gente como Álvaro Rey el año pasado bien podría haber ido para Yeremay. Eso es tan cierto como el hecho de que a muchos jugadores les ayuda más tener minutos todos los fines de semana y ser indiscutibles en el filial que pasar tres de cada cinco jornadas en blanco por ir convocados con el primer equipo para acabar jugando cinco minutos o incluso ninguno.
Estoy casi seguro (aunque carezca de pruebas) de que hay un plan claro con la cantera, es el único camino para sacar al club de un bache como este, teniendo en cuenta que la nueva generación sobresale sobre la mayoría de generaciones de otros clubes españoles y nadie en su sano juicio carecería de un plan definido para aprovecharlo estando en la tercera categoría. La mejor prueba de que hay un camino a seguir son los buenos frutos de estos últimos años y el hecho de que algunos de sus máximos responsables hayan ido escalando hacia puestos senior. El paso del tiempo dará o quitará razones.
Una cosa que sí se está viendo de manera recurrente en cuanto a comunicación de club y que no creo que ayude es la insistencia en hablar del canterano como si fuera unido a inmadurez y falta de garantías. Porque es posible que vaya unido, sí, pero no creo que ayude en nada usar esos términos porque probablemente al futbolista le genere una de dos: O una impotencia que le hace escapar a otro sitio donde sentir que lo tratan de otra manera o una zona de confort en la que, cuando llega al primer equipo, tiene excusa para comportarse como ese crío que creen que es y no dar el paso adelante. Aunque quizás me equivoco, al fin y al cabo no estoy en el vestuario para medir la influencia de esas declaraciones.