1 feb 2023

No me preocupa el mercado de invierno del Dépor


 Por Rubén Pedreira 

Parece haber una ley no escrita en el fútbol. Esa ley dice claramente lo siguiente, con estas mismas palabras: "No se puede confiar en el mercado de invierno para salvar una temporada, casi nunca sirve de nada". La gente aún recuerda aquel fichaje de Edgar Davids por el Barça hace mil años como ejemplo de traspaso de invierno capaz de generar un impacto instantáneo y clave, porque lo cierto es que no hay muchos más casos de mejoras realmente increíbles en el fútbol de primer nivel. Y si pensamos en tono Dépor, se nos vienen a la cabeza Wilhelmsson, Sabin Merino y poco más.

Hay razones lógicas para no confiar en el mercado invernal. Por lo general, los jugadores que suelen cambiar de aires en estas fechas son aquellos que no cuentan en sus equipos o que están libres. Llegan sin minutos, faltos de ritmo e incluso con algunas decenas de kilos de más. También les falta una pretemporada adecuada con sus nuevos compañeros para adaptarse a las mecánicas de juego, y cuando entran en dinámica la temporada ya se está terminando. Los fichajes que llegaron a Coruña desde la caída del equipo al fútbol semiprofesional fueron Álvaro Rey (2022) y Raí (2021), que poco o nada pudieron aportar. Villares sí consiguió, también en 2021, entrar en el equipo en invierno generando un verdadero salto de nivel; pero ya era de la casa, tenía ritmo y entrenaba con el primer equipo. Su situación era diferente.

En cualquier caso, las leyes no escritas no están escritas porque no son realmente leyes, siempre puede haber excepciones. Durante el año del último descenso vimos que las llegadas del citado Merino, Uche Agbo e incluso Çolak dieron un lavado de cara al bloque. Una cosa que se hace evidente es que el equipo a día de hoy no funciona, o al menos no funciona como debería, y por ello cambiar cosas sin pasarse no es algo que deba preocupar. Al fin y al cabo los cromos que se cambiaron apenas tenían protagonismo y el inmovilismo tampoco suele solucionar nada.

Es cierto que se fueron dos jugadores que podrían haber sido útiles. Para mi Borja Granero es un central de nivel sobrado para la categoría a pesar de la eterna discusión que hubo siempre a su alrededor, y Narro fue uno de los pocos salvables del primer tramo de la temporada. Pero si echamos un visitazo global al mercado de invierno, es imposible pensar que fue malo. Porque los dos jugadores citados no estaban jugando y además se cambió a otros dos que no contaban (Retu y Gorka) por jugadores de categoría superior (Lebedenko y Lucas). Se reforzó el centro de la defensa y también la punta de ataque para permitir más variación de estilos de juego y facilitar que Lucas pueda alternar la referencia con el puesto al que estaba más acostumbrado en los últimos años: el de segundo delantero. Esta plantilla estará menos encorsetada y permitirá más variantes ofensivas en función del momento de juego, lo cuál es positivo.

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