22 sept 2023

Anecdotario grotesco del Real Club Deportivo de La Coruña: Andrea Pirlo y las acusaciones de dopaje


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Es seguramente el partido más famoso de la historia del Dépor. Aquel 4-0 en Riazor en 2004 que remontaba un contundente 4-1 recibido en San Siro y clasificaba al equipo blanquiazul para semifinales de Champions por primera vez en la historia es ya patrimonio de la cultura popular, pero no todo el mundo lo recuerda con cariño. Para la mitad de la ciudad de Milán es un recuerdo traumático, y entre los que comparten dicho trauma se encuentra una leyenda del fútbol moderno: Andrea Pirlo.
 
Andrea Pirlo lucha por un balón con Juan Carlos Valerón durante la eliminatoria de cuartos de final de la Champions de la temporada 03/04

Pirlo era una de las estrellas de aquel Milan que llegaba a jugar el partido de vuelta en Coruña confiando en que sería un trámite. Con un once titular de gala, lleno de leyendas del fútbol, difícilmente se podría imaginar una remontada por parte de ese simpático equipo gallego que era habitual en la Champions pero nunca favorito.

Cuando Pandiani marcó el primer gol del partido en el minuto 5 nada cambiaba demasiado. La ventaja era amplia y había margen. Pero con los goles de Valerón y Luque, llevando el partido 3-0 al descanso, los nervios empezaron a hacer mella en el equipo italiano. Era cuestión de tiempo que el definitivo 4-0 marcado por Fran en el 76' llegara para clasificar a los coruñeses a la siguiente ronda y provocar la caída de los rossoneri.

Aquella debacle deportiva se instaló en la cabeza de Pirlo y parece que no fue capaz de olvidarla durante al menos una década. En 2014 publicó su autobiografía, 'Pienso, luego juego', y en ella tuvo algunas frases sobre aquel encuentro que no fueron demasiado elegantes:

"Mirando en retrospectiva, algo no cuadra. Nuestros rivales iban a mil por hora, incluso los jugadores más veteranos y que nunca habían destacado precisamente por su habilidad para combinar velocidad y resistencia"

"Lo que más me sorprendió fue ver cómo seguían corriendo en el descanso (...). Cuando el árbitro pitó todos se lanzaron hacia el túnel de vestuarios como si fuesen Usain Bolt. No se podían estar quietos"

Estas frases ya venían a insinuar algo, pero algunos párrafos más tarde se animó a soltar ya la bomba con palabras claras cristalinas aunque matizando, eso sí, que al no tener pruebas no era más que "un pensamiento indecente":

"Perseguimos sombras toda la noche. No tengo pruebas, por lo que no es una acusación (nunca me permitiría llegar tan lejos, es solo un pensamiento indecente que me asaltó en los años siguientes). Pero por primera y única vez en mi carrera me pregunté si la gente con la que había compartido campo se habría metido algo"

Las palabras no fueron bien recibidas por los protagonistas de la remontada. Molina, que defendió la portería deportivista en aquella eliminatoria, no se cortó dando su opinión: "Tanto Dépor como Milan hablaron dentro del campo y fuimos nosotros los que conseguimos llevarnos el triunfo. No sé por qué dice eso ahora. ¿Una rabieta diez años después? ¡Qué sinsentido!". Víctor Sánchez del Amo le pidió una rectificación: "Fans, club y jugadores se merecen tus disculpas. Sé tan humilde como el gran futbolista que eres". Otros protagonistas del equipo, como Irureta, Donato o Pandiani reaccionaron también rechazando las palabras del italiano, queriendo dejar claro que lo que había pasado diez años atrás había sido fútbol y no química.

21 sept 2023

Anecdotario grotesco del Real Club Deportivo de La Coruña: La pelea de Arribas y Luisinho


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La temporada 15/16 empezó prometiendo emociones fuertes cuando, ya en agosto, Luisinho y Arribas fueron noticia por un enganchón en pleno entrenamiento. Los futbolistas estuvieron a punto de llegar a las manos y tuvieron que ser separados por sus compañeros.

Momento del encontronazo entre Arribas y Luisinho


Víctor Sanchez del Amo empezaba su primera temporada desde el inicio como entrenador del Dépor tras haber conseguido el objetivo el año anterior sustituyendo a Víctor Fernández en el tramo final. No obstante, no había comenzado todavía la liga cuando se encontró con su primer problema interno al ver a Luisinho y Arribas enzarzarse en un conflicto que comenzó cuando el central hizo una entrada fea sobre Luis Alberto que fue recriminada por el lateral portugués. Hubo un forcejeo y un cruce de palabras poco agradables y los ánimos se caldearon hasta el punto de que los compañeros llevaron a Arribas al vestuario mientras retaba a Luisinho en repetidas ocasiones con gritos de "Vamos para dentro".

Tras este incidente, el entrenamiento fue suspendido, Luisinho fue temporalmente apartado del grupo y el club abrió un expediente sancionador a ambos jugadores, que en el caso del jugador portugués fue más severo por reincidencia. A pesar de todo, ambos jugadores acumularon muchos minutos esa temporada, aunque en el caso de Luisinho perdió la titularidad que había disfrutado los años anteriores. 

El episodio siguió coleando a lo largo de la temporada, e incluso nueve meses después, durante la última semana de competición, se produjeron varias declaraciones importantes sobre ello. A mediados de mayo, con el equipo ya salvado tras una montaña rusa de temporada y el lateral nuevamente apartado del equipo, el agente de Luisinho hizo unas declaraciones en las que acusaba a Víctor Sánchez del Amo de querer destruir la carrera de su representado. "Es un simple problema personal, más de Víctor con Luisinho que de Luisinho con Víctor. Durante este año fue humillado varias veces. Ni el presidente ni la dirección deportiva saben por qué lo ha apartado. Si Víctor durmió bien o mal ese día para tomar la decisión, no lo sé". También confesó que el futbolista quería seguir en el club, pero su continuidad era incompatible con la del técnico.

Días más tarde, el otro protagonista de la historia, decidió manifestar también algunas de sus opiniones. Arribas salió en una rueda de prensa previa al último partido de la temporada y no se cortó en hablar del suceso ocurrido el verano pasado, diciendo que "Luisinho tendría que haber salido del club, es un tipo reincidente". Finalmente la temporada terminó y Víctor no continuó en el banquillo, pero ambos jugadores terminaron siendo compañeros un año más.

20 sept 2023

Anecdotario grotesco del Real Club Deportivo de La Coruña: Las artes adivinatorias de Miguel Angel Lotina


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Miguel Ángel Lotina pasó cuatro temporadas de su carrera deportiva en Coruña y, a pesar de lograr algunos éxitos e incluso llegar a clasificarse para Europa, terminó yéndose del Dépor sin haber llegado nunca a convencer al grueso general de la afición. No obstante, lo que no se le puede negar es que dejó tras él un buen reguero de frases bastante recordadas.


Una de ellas la pronunció en la recta final de su última temporada como técnico deportivista. El club se jugaba el descenso y a falta de cinco jornadas para el final ocupaba el puesto trece con 38 puntos, tres por encima del antepenúltimo clasificado. El ambiente era incómodo, porque la salvación matemática todavía no estaba lograda y el calendario que quedaba por delante metía miedo: Atlético, Sporting, Athletic, Barcelona y Valencia esperaban para poner complicada una salvación que en cualquier caso se veía factible debido a que había casi una decena de equipos en la pelea y en ese momento la mayoría estaban por debajo.

En una rueda de prensa durante la semana posterior al partido de la 33ª jornada de liga, una derrota fuera de casa contra el Hércules (uno de los rivales por la salvación), el técnico vasco salió en rueda de prensa a comentar sus impresiones y se mostró optimista dentro de lo posible. Manifestó que "Con 38 puntos no se salva nadie pero con 44 tampoco va a descender nadie" y generó esperanza ante la idea de que había partidos suficientes para llegar a esa cifra. Una frase de su discurso fue especialmente premonitoria:

"Ojalá sea dentro muchos años cuando se pueda echar de menos esta situación y entre la afición se comente que ojalá estuviésemos como aquel año. El año que viene el Dépor igual está peleando por la UEFA, pero en siete años igual está en esta situación"

 

Lo que vino después es conocido por todos. Efectivamente, con 44 puntos no descendió nadie, pero con 43 (los que acabó consiguiendo el Dépor) si. El conjunto coruñés acabó la temporada bajando a segunda división, por lo que al año siguiente no peleó por la UEFA, y no hizo falta que pasaran muchos años para echar de menos la situación de pelear por la permanencia en primera. Siete años después, como él decía, el equipo volvía a estar en situación de pelear por no descender a segunda (con igual resultado y con peor panorama a falta de cinco jornadas). Algo más de diez años después, el club se encuentra en la tercera categoría del fútbol español por cuarta temporada consecutiva, echando de menos la situación de pelear por mantenerse en primera. Las vueltas de la vida.

19 sept 2023

Anecdotario grotesco del Real Club Deportivo de La Coruña: El explosivo amor por los colores de Francis Uzoho


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Francis Uzoho llegó a las categorías inferiores del Dépor en 2016, procedente de la academia Aspire, y durante varios años generó esperanzas de convertirse en el portero blanquiazul de futuro. Incluso fue el portero titular de Nigeria en el Mundial 2018, con tan solo 19 años. A pesar de lo prometedor de sus cualidades, la realidad no siempre está a la altura de lo esperado y el jugador acabó marchándose por la puerta de atrás para desarrollar su carrera en equipos de la liga chipriota y dejando un tweet como rastro más recordado de su paso por Coruña.

Tuit de Francis Uzoho comparando al primer equipo del Dépor con el Fabril de los años previos. El mensaje sería borrado casi de inmediato

En noviembre de 2019, año en el que el equipo blanquiazul se pasó la primera mitad de la temporada sin dar signos de ser capaz de salir del hoyo del descenso a 2ªB, Francis se encontraba cedido en el Omonia Nicosia pero miraba de reojo a la situación del equipo que poseía sus derechos. Tras una nueva derrota y en medio de una racha sin ganar que duraba desde la primera jornada de liga, coincidiendo con su vuelta temporal a Coruña para operar una rotura de ligamentos sufrida en Chipre, el portero no se cortó de dar su opinión y manifestar en su cuenta de Twitter que "El Fabril de las últimas dos temporadas lo podría hacer mejor" y que "Mollejo, que parece ser el mejor jugador en este equipo, podría no ser titular en el Fabril".

El tweet cayó como una bomba en Coruña, generando malestar entre afición y club. Tanto fue así que el futbolista no tardó ni veinte minutos en borrar su mensaje y escribir uno nuevo de disculpa en el que se pudo leer: "Lo siento, no quise ofender a nadie pero quiero este club tanto como todos y me duele verlo en esta posición". El futbolista nigeriano acabaría por desvincularse del conjunto blanquiazul el siguiente verano, con el Deportivo ya descendido, firmando su traspaso al APOEL.

Tuit de disculpa de Francis Uzoho, escrito tras borrar el anterior


11 jul 2023

Exdeportivistas en la actualidad: Pepe Sand


 Por Rubén Pedreira 

Pepe Sand fue uno de los fichajes que realizó el Dépor en el mercado de invierno de 2011 para intentar enderezar un rumbo que tenía muy mala pinta. El delantero argentino llegaba cedido por el Al Ain de Emiratos Árabes Unidos con la vitola de goleador profesional y

la complicada misión de ayudar al equipo a salir de la pelea por el descenso. Sin embargo, su paso por el club gallego fue muy decepcionante y apenas se guarda en la memoria del deportivismo alguna imagen de lo que hizo en Riazor. Ni en la memoria ni en el mismísimo Internet, pues poco rastro fotográfico queda ya de su etapa como blanquiazul más allá de la foto de su presentación. 
 
Nombre: José Gustavo Sand
Nacimiento: 17/07/1980
Posición: Delantero
Temporadas en el Dépor: 1 (2010/2011)
Nacionalidad: Argentina
Estado actual: En activo

¿Cómo llegó al Dépor?

Pepe Sand comenzó su carrera en River Plate, donde se formó en las categorías inferiores y debutó en el primera división en Colón en 1999. Siguió después una procesión por diversos equipos de Argentina y Brasil hasta llegar en 2007 al equipo donde se convirtió en ídolo: Lanús.

En Lanús se le cayeron los goles de los bolsillos, ganó el Apertura 2007 y fue dos veces máximo goleador del torneo argentino. Aprovechó su apoteósico rendimiento (59 goles en 83 partidos) para firmar un contrato de muchos ceros con el Al Ain de Abu Dhabi en 2009 a cambio de un traspaso de 7 millones. En el equipo árabe mantuvo sus estadísticas y regaló la sorprendente cifras de 44 goles en 49 partidos.

En enero de 2011, el Deportivo de la Coruña anunció su fichaje como cedido hasta final de temporada y con opción de compra. El club buscaba un refuerzo para su ataque, que estaba muy mermado por las lesiones y la falta de gol. Sand llegaba con la ilusión de triunfar en Europa y el equipo blanquiazul confiaba en que sus números no se alejasen demasiado de los que venía promediando en sus últimas temporadas.

¿Qué hizo en el Dépor?

A pesar de llegar con las estadísticas por todo lo alto, la aventura de Sand en el Dépor fue un fracaso absoluto. El argentino no se adaptó al fútbol español ni al estilo de juego de Miguel Ángel Lotina. Además, sufrió varias molestias físicas que le impidieron tener continuidad y confianza, además de tener la eterna sospecha de haber llegado muy fuera de forma planeando siempre sobre él.

Sand solo disputó cinco partidos con la camiseta blanquiazul, tres de ellos saliendo como suplente, y no marcó ni un solo gol. La única estadística que engrosó durante su estancia en Coruña fue la de tarjetas amarillas, su juego no llegó a deslumbrar en ningún momento durante los escasos 200 minutos que disputó como blanquiazul.

El Deportivo acabó descendiendo a Segunda División esa temporada, poniendo fin a 20 años consecutivos en Primera. Sand abandonó el club inmediatamente después, sin que su continuidad se valorara ni por un instante, dejando el club por la puerta de atrás.

¿Qué fue de él?

Tras su paso por el Dépor, Sand regresó al Al Ain, pero no volvió a jugar con el equipo árabe. En julio de 2011 fichó por el Tijuana mexicano a cambio de 3 millones de euros, donde volvió tímidamente a recuperar su olfato goleador. En 2012 volvió a Argentina para jugar en Racing Club, pero solo anotó dos goles en 21 partidos.

Posteriormente inició un periplo por varios equipos argentinos de menor entidad: Tigre, Argentinos Juniors, Boca Unidos y Aldosivi. En todos ellos mostró destellos de su clase pasada, pero sin llegar a recuperar su mejor versión.

Todo cambió cuando en 2016 regresó a Lanús, el club donde se hizo ídolo. Reencontrado con su gente, reverdeció antiguos laureles y vivió una segunda etapa muy exitosa. Con los granates volvió a ser campeón en el Apertura de 2016 y subcampeón de la Copa Libertadores en 2017. Además, superó los 100 goles con la camiseta del club.

En 2018 se marchó al Deportivo Cali colombiano, donde también dejó una buena impresión. Echando de menos de nuevo su casa, un año después regresó por tercera vez a Lanús, donde sigue jugando actualmente a sus nada despreciables 42 años. Esta temporada, jugando sobre todo los últimos minutos de los partidos de su equipo, lleva la respetable cifra de 2 goles en 205 minutos, lo que extrapolado no le deja muy lejos del gol por partido. Números bastante decentes para el que es con diferencia el jugador de más edad del torneo, convertido ya en una de las mayores leyendas recientes de la liga argentina a pesar de su muy olvidable paso por tierras coruñesas.

 

Curiosidades

  • Fue, durante bastantes años, el máximo goleador de las categorías inferiores de River Plate (136 tantos) hasta que su récord fue superado por Federico Andrada.
  • Es el jugador máas longevo en anotar gol en la Primera División Argentina.
  • Es el máximo goleador histórico de Lanús.

Trayectoria


  • Colón (1999-2000)
  • Independiente Rivadavia (2000-2001)
  • Vitória (2001-2002)
  • Defensores de Belgrano (2002-2003)
  • River Plate (2004-2005)
  • Banfield (2005-2006)
  • Colón (2006-2007)
  • Lanús (2007-2009)
  • Al Ain (2009-2011)
  • Deportivo de la Coruña (2011)
  • Tijuana (2011-2012)
  • Racing Club (2012-2013)
  • Tigre (2013-2014)
  • Argentinos Juniors (2014)
  • Boca Unidos (2014)
  • Aldosivi (2015)
  • Lanús (2016-2018)
  • Deportivo Cali (2018)
  • Lanús (2019-presente)

1 jul 2023

Reflexiones a la llegada de Imanol Idiákez al Deportivo


 Por Rubén Pedreira

Esta mañana el Deportivo presentó a Imanol Idiákez como su nuevo entrenador. No lo hizo a las 19:06, como hacen los anuncios importantes, sino en el que posiblemente es el momento de la semana (dentro de un horario laboral común) de menor actividad social en las redes. Como mínimo resulta curioso, y es difícil no pensar que no signifique algo.

Lo primero que hay que decir se me hace evidente, y es que Idiákez no tiene culpa del contexto al que llega y seguramente firma con toda la ilusión del mundo pensando que puede conseguir el objetivo. Sólo es un profesional al que hicieron una oferta para continuar su carrera en un club que, visto desde fuera, es quizás el más apetecible de la categoría. Su crédito personal no debería verse perjudicado por llegar cuando llega, no sería justo.

Dicho esto, creo que también hay que decir otra cosa más importante, y es que esta decisión se toma de una manera inexplicable. Sabiendo que uno de los grandes lastres del año pasado fue el clima de guerra social, y también sabiendo que no había motivos de peso para despedir al entrenador que había conseguido la paz y el consenso tras poco más de un par de partidos en los que poco tiempo tuvo para cambiar grandes cosas, solo la negligencia explica un movimiento así. No se consiguió el objetivo que había en el campo, pero sí consiguió algo que quizás era mucho más importante: La voluntad de creer. 

Rubén de la Barrera no es el mejor entrenador de la historia, pero era el entrenador que toda persona veía indicada en la ciudad y que todo el mundo daría el crédito necesario. La decisión tomada, todavía sin explicación, consigue que ese crédito altísimo y libertad para trabajar se convierta, a día de hoy, en la ausencia total de crédito y la propensión a la beligerancia desde el primer momento en el que algo venga mal dado. A día de hoy, el deportivismo siente que le quitaron sin motivo la principal baza para creer en algo, que no era más que un director de orquesta que enseñaba los mismos ideales que lleva pidiendo la grada sin éxito durante años y que además tenía en su currículum varios éxitos alineados con los objetivos del club.

La afición no puede dirigir un club porque la afición no es un ente único con una sola opinión, pero quien dirige un club debe tener un mínimo de conciencia de lo que suponen sus decisiones. Este movimiento nos deja sin el entrenador que quería la inmensa mayoría y que además había demostrado en el pasado que tenía lo necesario, cambiándolo por un entrenador que empieza con la soga al cuello. Y es que además la decisión tendría justificación si el recién llegado fuese Guardiola, pero quien viene es una persona que nunca consiguió un ascenso y que fue despedido en sus dos últimos proyectos en España. 

Ojalá Idiákez (del que no puedo decir nada malo porque desconozco su trabajo) sea el hombre que lleve al Dépor de vuelta al fútbol profesional, como técnico no merece encontrarse un ambiente en contra porque no hizo nada malo, pero la serie de acontecimientos que lo trajo a la ciudad habla muy mal de la sensatez aplicada en el proceso. Porque, sobre todo, hay que tener en cuenta que todo esto ocurrió solo para que en el banquillo acabara alguien cuyos resultados nunca demostraron ser garantía de éxito, no alguien que tiene varias copas a sus espaldas. Ojalá en unos años estemos jugando Champions con Idiákez en el banquillo, pero lo que realmente impresiona es que hayan quitado lo único que mantenía ilusionado al deportivismo para poner a alguien cuya carrera simplemente dice que es un entrenador más. Incluso aunque termine siendo un rotundo éxito, la decisión no dejará de ser grave, porque si es un potencial genio invencible de los banquillos, hasta ahora no lo demostró y la única realidad es esa. Que nadie diga que sabía que era el mayor genio oculto del fútbol español, porque las cosas no funcionan así. Nadie podrá sacar pecho incluso logrando objetivos porque hasta si funciona no será mucho más que una feliz casualidad improvisada a costa de algo imperdonable: Traicionar los ideales y la identidad de tu grada sin motivo una vez más.

21 may 2023

Lo de dentro


   Por Rubén Pedreira  

El fútbol no es algo sencillo. Aunque hay quien dice aquello de que "es tan fácil como poner a los mejores" o que "son solo once personas corriendo detrás de un balón", esas no son más que frases hechas que no se adaptan a la realidad. En un solo partido tras el cambio de técnico en el Dépor, vimos ya varios rasgos de la complejidad que tiene cada decisión tomada por un entrenador en un encuentro. Un cambio de esquema de base que redefine las zonas de superioridad e inferioridad sobre el campo, una vuelta de tuerca a los mecanismos de salida de balón con nuevos automatismos todavía algo verdes o incluso un reajuste en la posición de Lucas que cambia el modo en el que los rivales deben hacer frente a su amenaza. Hay infinitas formas de emplear la táctica, y decidir con qué quedarse no es una cosa sencilla, todo lo contrario.

No obstante, hay algo con mucho peso en el juego que sí es sencillo, que sí se basa en algo muy simple, y es lo emocional. Ese aspecto del trabajo de un equipo sí que se basa en conseguir una de dos posibilidades: Que la gente se sienta cómoda o que no lo haga. Me sorprende lo mucho que hablo de lo psicológico al hablar del Dépor, pero lo hago porque es un aspecto importante y creo que en los problemas a la hora de gestionarlo se basan bastantes los recurrentes problemas del equipo a lo largo de estos últimos años. Y no hablo aquí de nada que tenga que ver con esa siempre hipócritamente exigida "actitud" ya que no se trata de eso, sino del estado mental con el que el jugador puede permitirse mostrar dicha actitud. Hasta esta semana, el Dépor de Cano era un equipo que encaraba lo emocional, al menos en lo que se dejaba ver públicamente, poniendo la exigencia, las prisas y la concepción conservadora por encima de todo. Se transmitía un mensaje de equipo psicológicamente encorsetado, sin margen para nada más allá de todo eso. Y eso, cuando las cosas salen mal, genera un abismo.

Ayer, en cambio, vimos una muestra de que Rubén de la Barrera comienza su etapa entendiendo que tan importante como el mensaje escrito en la pizarra es el mensaje que no está escrito en ningún sitio pero que cala en la mente de los futbolistas. Volvió a Riazor con una idea clara, la de que aquí todo el que tenga condiciones para aportar no va a ser tratado como un lastre, y dio la oportunidad a jugadores que hasta ahora eran tratados como una carga a presente. Dejándole a Yeremay minutos por delante para afrontar con calma el partido se atreverá a hacer cosas con calma (como la acción de su gol) en lugar de atropelladamente para intentar demostrar algo en los cinco minutos que tiene. Dándole a Trilli la oportunidad de demostrar en el campo su madurez podrá madurar. Y dándole minutos a Mella podrá ir entrando en una dinámica de primer equipo que no se consigue solo entrenando.

El Dépor deja atrás una etapa con un entrenador que nunca supo manejar las emociones. No sé si a nivel interno fue distinto, pero tanto en ruedas de prensa como en las decisiones de cada fin de semana enviaba mensajes que eran losas en las espaldas de todos. En solo un partido (habrá que ver si en lo que viene se sigue esa línea o no), ese Deportivo que vivía agarrotado por el mensaje pasó a ser un Deportivo donde el mensaje es esperanzador, en el que todos saben que no se pudrirán en el banquillo si lo merecen. El nuevo entrenador llega sabiendo que dar oportunidad con cordura al talento no es algo que impida conseguir objetivos, y eso ya es un paso importante. En cuanto a los aspectos puramente deportivos, a pesar de lo ilusionante del resultado no se puede decir todavía nada. Ni el Algeciras llegó a Riazor siendo un rival apto para sacar conclusiones ni tres entrenamientos pueden tomarse como indicativo de nada. Lo visto ayer no es más que el trabajo de Óscar Cano con retoques, pero alegra ver que se busca hacer más fuertes a quienes no merecían verse tan debilitados.

Ayer se consiguió una victoria y no fue a pesar de dar oportunidades a los menos habituales, sino que fue una victoria en la que esos jugadores que estaban en el ostracismo desde hace meses participaron con importancia. Los jugadores pudieron salir a zona mixta a hablar de cosas que no eran solo la exigencia en los partidos que quedan o que están obligados a ganarlo todo. En el Deportivo de Cano solo había margen para la presión, el Deportivo de De la Barrera empieza permitiéndose hablar de otras cosas para que ese miedo a no conseguir el objetivo no sea lo único que atormente las cabezas. Y también para que todo jugador con talento no esté desperdiciándose entre el banquillo en la grada porque su entrenador cree que es mejor que fallen otros. Saldrá bien o saldrá mal, pero la ilusión es más poderosa que la presión.

16 may 2023

Quemarlo todo


  Por Rubén Pedreira 

La etapa de Óscar Cano al frente del Dépor terminó ayer tras una destitución necesaria y previsible, que incluso llega con algún que otro mes de retraso. Esta salida viene a confirmar que la gestión de los ocupantes del banquillo esta temporada distó de ser ideal, pero también creo que hay que profundizar un poco más allá. Porque se vuelve a notar una corriente a favor de demoler los cimientos deportivos del club y creo que a día de hoy no estamos aún en situación de volver una vez más, como ya es tradición, al punto de exigir quemarlo todo.

Estos días vemos opiniones muy vehementes sobre la necesidad de que se vaya todo el mundo. No me sorprende porque es habitual, lo normal aquí es que se vaya todo el mundo, salvo Álex Bergantiños, cada poco tiempo. Resulta curioso que la masa social de un club que llegó al éxito internacional gracias a la estabilidad y la paciencia con la gente que trabajaba en la parcela deportiva se distinga ahora por pedir dimisiones masivas cada vez que un proyecto no logra el objetivo marcado. No hay comparación posible y Lendoiro es irrepetible, pero que su modelo tuviera como una de las constantes esa estabilidad incluso en los años menos exitosos tiene que hacernos pensar que posiblemente esa era una de las causas de sus logros y no una de las consecuencias. Deberíamos mirarnos en ese espejo y entender que si deportivamente las cosas no son como en la mejor época es en parte porque no permitimos que se hagan las cosas como se hicieron en la mejor época.

Tampoco podemos engañarnos ni ser condescendientes con las cosas que no salen bien, es cierto. El Dépor tiene la obligación deportiva, por economía y por masa social, de salir cuanto antes del pozo en el que está y es normal exigir resultados inmediatos. Pero debemos también saber exigir con cabeza e interpretar todo como un proceso que no puede empezar de cero cada vez que las cosas no se dan. Es verdad que llevan demasiados años sin darse, pero también podemos analizar en qué somos mejores hoy que cuando llegamos a esta categoría. Y en épocas como la de Carmelo del Pozo era evidente que nada estaba yendo a mejor, pero a día de hoy creo que hay cosas en las que la mejoría es notable.

Mi opinión es que el salto de calidad de la plantilla con respecto al primer año en la tercera categoría no es grande, sino inmenso. Yo sí creo que el paso adelante que se dió en enero en cuanto a los jugadores y en cuanto a la coherencia entre ellos fue importante y que a día de hoy ningún entrenador puede tener excusa para no pelear por todo con esta plantilla. Puedo estar equivocado o no, pero mi sensación es esa. También creo que el trabajo del área deportiva en las múltiples etapas del desarrollo de la base está trayendo frutos que cuesta creer que sean casuales. Y también ahí veo coherencia, con apuestas como la continuidad de Gilsanz junto a los jugadores a los que hizo campeones juveniles para llevarlos también al éxito con el Fabril. La gestión de los entrenadores del primer equipo sí resultó ser un punto negro importante en general en los años que lleva el equipo en esta división, aunque en el caso de la continuidad de Borja en verano también creí en su momento que había casi tantos argumentos para que se diera como para lo contrario. Lo de Cano sí fue mucho más inexplicable, y para mí el verdadero error que se recordará con el tiempo, junto a la no continuidad de Rubén de la Barrera.

Cuando un fracaso sucede, no significa que todo tenga que empezar de nuevo de cero hasta dar con alguien que, contra toda ley de la condición humana, consiga hacer todo su trabajo desde el primer día hasta su jubilación sin fracasar ni una sola vez. Al menos no en 1ªRFEF. Si estás en la élite del fútbol quizás puedas llevarte a tu equipo a gente que cobra decenas de millones y te asegura éxitos inmediatos, pero en el fútbol semiprofesional la cosa cambia. En el caso del Dépor existe el privilegio de poder mirar más alto a veces y tener casos como el de Lucas, pero debemos ser conscientes de donde estamos y saber que al juzgar las decisiones tomadas el hecho de que salgan bien no es todo lo que hay que valorar.

Me preocupa la vehemencia pidiendo la salida de toda la parcela deportiva del club junto con Cano, porque los proyectos son proyectos por algo. Si cada vez que se fracasa (y recordemos que este año todavía hay opciones de conseguir el objetivo secundario, que es el ascenso por play-off) hay que cambiarlo todo, no existiría proyecto alguno porque no habría un camino de mejoría hasta llegar al punto de consecución. El camino al éxito no pasa por quemarlo todo cada año, sino por aportar un poco de calma y reconfigurar lo que no funcionó para volver a intentarlo siendo mejores al año siguiente. Tenemos recientes dos ejemplos de gestión de fracasos: Osasuna y Valencia. Nosotros sabremos cuál nos gusta más.

Fracasar es algo que puede suceder, y es cierto que no es algo a aplaudir. Pero, aunque puedo estar equivocado y quizás la decimonovena dimisión en masa llegue a ser justamente la que nos devuelva Europa, mi sensación es que mientras pensemos que el éxito pasa por no fracasar nunca en lugar de por crear un camino estable hacia él, estamos perdidos. Si establecemos la cultura del pánico al fracaso cada vez que algo no se da bien en un equipo que ya no hace más que fracasar, de ese bucle es bastante probable que no salgamos nunca.

7 may 2023

Un problema de cara al tramo decisivo sin solución ideal posible


  Por Rubén Pedreira  

Hay una cosa que me preocupa actualmente. Esa cosa no es que el Dépor consiga el ascenso directo pues, a pesar de que en el fútbol casi todo se puede conseguir mientras las matemáticas acompañen, casi doy por hecho que el resultado contra el Alcorcón hizo decir adiós a esa posibilidad. Que tres equipos fallen lo suficiente teniendo dos de ellos la diferencia de goles a favor es una utopía en la que es mejor no pensar por pura salud mental. Lo que me preocupa es más bien lo que puede venir una vez certificado que lo de subir pasará obligatoriamente por unas eliminatorias a todo o nada.

A día de hoy, la ruptura entre el entrenador del equipo y la grada es total. En los últimos tiempos las iras de la afición fueron a parar al banquillo con frecuencia y de forma más o menos generalizada, pero no recuerdo un consenso semejante al actual. No gusta el planteamiento, no gusta la manera de comunicarse públicamente y tampoco gusta la mentalidad imprimida al equipo. Incluso en aquella época en la que Víctor Fernández hablaba de autodestrucción se encontraba gente partidaria del técnico, y ni siquiera con Seedorf se acumuló tanta rabia, porque hay que reconocer que a pesar de las múltiples limitaciones mostradas era un tipo simpático.

Es cierto que la afición no dirige equipos de fútbol y quien sí los dirige debe respetarla, pero no dejarse manipular por ella, porque el aficionado nunca tiene todos los datos para tomar decisión alguna. Seguro que hay un motivo lógico para mantener a Cano aunque yo no vea razones para ello desde el partido contra la Cultural, pero me preocupa que, en mi opinión, el técnico no demostró ser garantía de nada desde hace dos o tres meses. Teniendo en cuenta esa falta de argumentos con los resultados en la mano, me cuesta mucho pensar que valga la pena sacrificar el apoyo incondicional de la grada en un momento clave como el que se viene. Porque la afición, como siempre hizo, va a responder estando presente en los momentos importantes, pero no tengo claro que no aparezca el temido murmullo si algún bache aparece, y la experiencia dice que este equipo es propenso al bache. En el fútbol, en los momentos importantes, es el factor psicológico el que decide un gran porcentaje del éxito.

Me cuesta creer que Cano sea merecedor de sacrificar la estabilidad mental de los jugadores y que jueguen con esa losa de pensar que si las cosas se tuercen perderán el favor general, y me parece especialmente preocupante cuando en varias declaraciones recientes diversos jugadores dejaron claro que este grupo está teniendo problemas para manejarse psicológicamente. A día de hoy el Dépor tiene un problema importante, y es el de haber llegado a una altura de la temporada en el que no prescindir del entrenador es una locura y prescindir de él también lo es, porque no hay tiempo para nada.

Solo nos queda confiar en que el Dépor es un equipo experto en lo grotesco. Quizás sea así, con el ambiente más en contra que nunca y con la nula confianza en ser capaces de conseguir nada, cuando se consiga el objetivo. Al final lo único que nos queda es confiar en lo que no confiamos.