Una nueva esperanza
Por Rubén López | rubenlopezfcp@gmail.com
El día de ayer dejó dos noticias importantes en el entorno del Depor. La primera, que el equipo está hundido en lo físico, quizás motivado en esencia por un hundimiento también moral, y la segunda debida al relevo, que muchos veíamos muy necesario desde hacía ya tiempo, en el banquillo blanquiazul.
Que nadie me malinterprete, pienso que lo mejor que habría podido pasarle al Depor sería la continuidad hasta final de temporada del hasta ahora técnico, no por pensar que lo estuviera haciendo bien (todo lo contrario), sino porque eso habría significado que los objetivos se estaban cumpliendo, algo que es lo único que debe importar tal y como se plantean actualmente las cosas. No obstante, el empate contra el colista de la categoría en el día de ayer, sólo conseguido gracias a un desafortunado gol en propia meta del rival y después de todo un partido viendo como el equipo era incapaz de hacer frente a un rival que parecía jugarse mucho más cuando realmente ambos están en la misma pelea, hace que sea más que necesario el cambio, un cambio que llega, como mínimo, 5 meses tarde.
Víctor Fernández deja tras de sí un pobre bagaje de 6 victorias en 30 encuentros, y en el recuerdo una imagen de juego que, salvo en 4 partidos, fue entre mala y nefasta, sin conseguir encontrar nunca hueco para la autocrítica. Para el maño, todo lo que pasó esta temporada fue mala suerte, culpa de la situación social del club y una interesante concatenación de más excusas en las que no se recuerda que diese la cara. El fútbol no es, casi nunca, cuestión de suerte. Puede haber partidos en los que un detalle decida para bien o para mal, pero esas situaciones no son comunes. Lo cierto es que el fútbol se basa en la búsqueda de los factores diferenciales, de conocer tus puntos fuertes y las debilidades del rival, y explotar ambas cosas convenientemente. Cuando parece que en 25 partidos tuviste mala suerte porque curiosamente el rival marcó lo que tú no marcaste, las apariencias obedecen a un trasfondo más oscuro.
En todos los años que llevo viendo fútbol (es cierto que no se puede decir que sean muchos), no recuerdo demasiados partidos en los que me quedara la sensación de que fue todo cuestión de suerte. Más bien, casi siempre, lo que pasa es que hubo ocasiones de gol en las que no se supo crear la ventaja para el jugador adecuado, no se consiguió contrarrestar debidamente el ataque del rival o se eligió un esquema que era adecuado para atacar en un determinado partido pero no para defender, o viceversa, y todo acabó en un desequilibrio fatal. Al final, los partidos en los que la fortuna realmente tuvo incidencia, en los que el lanzador de un penalti pisó una calva del terreno de juego sin advertirla y perdió apoyo para lanzarlo bien, en los que el portero fue obstruido en su visión por una gaviota perversa o en los que el delantero estrella se pisa el cordón de la bota cayéndose de narices ante un pase de la muerte que le dejaba para rematar a placer son una ínfima minoría. La 'suerte' del Depor estuvo en un negligente aprovechamiento del juego a balón parado, una fragilidad defensiva demasiado evidente, un mediocampo sin competencias claras (que en buena medida contribuyó a lo anterior) o un confuso reparto de los mecanismos de ataque, pero no en el azar. De hecho, diría que globalmente Víctor Fernández tuvo buena fortuna desde el momento en el que un inconmensurable Fabricio apareció en su camino. Creo que todos estaremos de acuerdo en que sin la brillante actuación del portero canario en lo que va de año, el relevo en el banquillo habría venido mucho antes.
Sea como sea, lo cierto es que eso ahora es historia, o al menos es lo que se espera. Llega otro Víctor, esta vez un viejo conocido con ganas de hacerse un nombre como entrenador, y que tiene ante sí la papeleta de revertir una situación que no será nada fácil. Por ahora, lo que parece que sí que consiguió ya fue apaciguar en la medida de lo posible los ánimos en una grada que tenía al antiguo entrenador en el punto de mira y ve como al menos, ahora, llega alguien nuevo, que además es una cara conocida de buen recuerdo para el deportivismo. Por ahora poco puedo decir, pero tengo ganas de poder ver los primeros partidos de este nuevo Depor para poder, en un par de semanas, volver a aquí para escribir opiniones centradas en tácticas y juego, que al fin y al cabo es el único idioma válido para hablar de fútbol, confiando en que sean positivas. Empieza un nuevo ciclo, y una nueva esperanza. Empieza de nuevo la lucha por la supervivencia.