26 nov 2020

Y todo el pueblo cantó


 
 

 

El fútbol son 22 personas corriendo detrás de una pelota en la misma medida en la que una orquesta sinfónica es un grupo de gente golpeando objetos y frotando cuerdas. Hay matices en esta comparación, claro, porque el fútbol no es un arte y no sería conveniente establecer un paralelismo puro. Pero que el fútbol no sea un arte no convierte a este deporte en una práctica banal. Es, de hecho, una de las pocas expresiones no artísticas que son capaces de conseguir aquello para lo que el arte suele estar concebida: desatar pasiones y generar sentimientos.

Es ‘sólo’ un deporte, pero también es una fuente inagotable de estímulos. En día como hoy, en el que un país entero se echó a la calle para despedir a su mayor leyenda, tenemos el mejor ejemplo de que no es simple ocio y reducirlo a eso tergiversa su significado. El fútbol es aquello con lo que crecimos y soñamos, algo que cada fin de semana de nuestra vida ocupó nuestra cabeza durante al menos 90 minutos. Es un vínculo que se entiende cuando uno pone de su parte para conectar con esa sintonía pero, de la misma forma que un heavy purista entra con recelo en un pub latino, no todo el mundo es receptivo a ella. Y tampoco tiene por qué serlo.

No es lógico banalizar con absurda condescendencia algo que a muchos nos acompaña como una constante desde que tenemos uso de razón. El fútbol es un microcosmos dentro de la vida que te enseña parte de lo bueno y lo malo de esta. Te lleva a la ilusión, a la alegría y a la decepción. Te enseña lo que es el éxito y lo que es el fracaso y, sobre todo, te enseña a estar siempre con los tuyos. No son patadas a una pelota, es todo lo que rodea a esas patadas. Durante siglos, personas de casi todo el planeta crecieron creando ídolos (de barro o de leyenda), deseando conseguir lo mismo que ellos en el futuro y emocionándose con jugadas que, si bien debo volver a repetir que no son arte, transmiten lo mismo que el arte.  El cine no son simples fotogramas pasando por delante de nuestros ojos.

¿Cómo le vas a decir a alguien que celebró una victoria de su equipo hasta quedarse afónico que el fútbol no es nada? ¿Cómo pretendes sentirte superior a alguien por simplemente sentir ese cosquilleo emocionado antes de la final de un Mundial? Millones de personas se movilizaron hoy para despedir a una persona y eso no ocurre con las personas que hacen cosas que no importan. Ocurre con personas que fueron capaces de convertirse en parte de la vida de la gente, y eso dota a su actividad de una importancia capital. Es una cultura, crea héroes, villanos e historias. El fútbol es un lenguaje en si mismo, una forma de expresión que conlleva muchas otras.

El fútbol puede no gustarte,  puede aburrirte, pero no puedes odiarlo. Porque el fútbol nunca fueron esas 22 personas corriendo detrás de una pelota. El fútbol no es ni siquiera una cosa sino muchas, hay una concepción de este deporte encerrada en cada uno de nosotros. ¿Cómo puedes atreverte a decirle a alguien que el fútbol es sólo un juego? Al fútbol se juega, pero no es sólo un juego. El fútbol puede ser una parte tan definitoria de nosotros como nuestro trabajo o nuestra nacionalidad. Es algo que, dentro de la concepción que le demos, nos acompaña hasta el grado que nosotros le permitamos. Justo al lado de tu grupo de música favorito es donde guardas a tu equipo. El fútbol es parte de nuestra vida. Supongo que es difícil de entender desde la óptica de alguien que no tiene interés por este mundo, pero no es necesario convencer a nadie porque sólo estando dentro importa.

Algo que también importa un día como hoy es pensar en qué nos deparará el futuro cuando los clásicos (ahora que nos dejó el más grande de todos ellos) nos abandonen del todo. ¿Llegará el fútbol al punto de no retorno en su avance hacia el mercadeo puro de la afición o morirá de éxito para resurgir de nuevo como deporte del pueblo? ¿Conseguirán robarnos para siempre el sentido de algo que nos pertenece a todos, seamos del equipo que seamos, para convertirlo en simples cifras? Quizás sí, quizás llegue el día en el que tengamos que elegir entre renunciar a una parte de nuestra vida o continuar dándole relevancia a pesar de que su significado ya no es el mismo. Puede incluso que ese día ya haya llegado y simplemente nos negamos a abrir los ojos a la evidencia. Por lo de pronto, sin Diego Armando el fútbol pierde al futbolista por excelencia. Ahora nos toca a nosotros no perder la excelencia del fútbol.

Estamos condenados a perder a sus iconos, porque ningún humano es terrenalmente eterno, pero pongamos de nuestra parte por no perder el fútbol que conocemos. Y cuando nos quieran convencer de que no es más que un juego para el pueblo ignorante, de lo único que nos pueden convencer es de que quizás nosotros ignoremos todo lo demás, pero quienes ignoran lo que esto significa son ellos. Maradona siempre supo qué era lo que había que hacer para no manchar la pelota. Mancharía otras cosas que no es nuestra incumbencia juzgar, pero siempre protegió al balón. Defender su legado es defender que el fútbol siga siendo nuestro, y no de quien nos lo quiera robar.

6 nov 2020

Anecdotario grotesco del Real Club Deportivo de La Coruña: El debut de Ibrahim Sissoko


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Ibrahim Sissoko llegó en enero de 2014 al Deportivo, cedido por el Wolfsburgo, para  suplir la marcha de un Emmanuel Culio que estaba siendo uno de los futbolistas más importantes del equipo. En esa segunda mitad de temporada en Coruña, Sissoko aportó fútbol y consiguió hacerse un hueco entre los jugadores más apreciados por la grada de Riazor gracias a su calidad y caracter, pero pocos podrían presagiar su buen rendimiento (de hecho tardó un tiempo en ser capaz de jugar como titular) a la vista del tono físico que presentaba en su debut. El jugador costamarfileño no estaba más en forma que un jugador promedio de liga de peñas:

En aquel debut, en el que tan solo jugó los últimos tres minutos del partido en Riazor contra el Sabadell, no se pudo dejar ver demasiado. No obstante, sería el inicio de una etapa en la que acabaría contribuyendo con su descaro y talento al ascenso final del equipo de Fernando Vázquez. Una historia muy similar a la de otro jugador que, tiempo después, llegó al Dépor pasado de peso y generando reticencias y acabó convirtiéndose en la mejor noticia de la temporada: Ryan Babel.

Goles míticos: Les Ferdinand al Manchester United (Premier League 94/95)


Les Ferdinand, primo de Rio Ferdinand, tuvo una dilatada trayectoria en la Premier League que abarcó desde finales de los 80 (cuando todavía se llamaba First Division) hasta mediados de la década de los 2000, tiempo en el que marcó los suficientes goles como para ser actualmente el décimo máximo anotador de la historia de la competición.

Uno de esos goles, el primero de los dos que marcó al Manchester United en la derrota de su equipo por 2-3 en Loftus Road en la temporada 94/95, es el protagonista de hoy. En él, Ferdinand recoge un pase de Trevor Sinclair a unos 10 metros de la frontal del área, de espaldas a ella y marcado muy de cerca por Paul Ince. A pesar de la desfavorable situación, el delantero de los QPR se dio la vuelta e inmediatamente se sacó un disparo lejano hacia la escuadra al que el portero Gary Walsh no pudo ni acercarse.

Desafortunadamente para su equipo, el United acabó ganando ese partido y agravando la situación de unos QPR que luchaban para salir de la zona peligrosa. Finalmente consiguieron acabar la liga en una tranquila octava posición, pero la temporada siguiente sí llegaría la bajada de categoría del club londinense empezando así una larga época sin fútbol de primera división, a la que no volvió hasta la 11/12.




5 nov 2020

Anecdotario grotesco del Real Club Deportivo de La Coruña: El afectuoso saludo de Mista


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Seguro que para todo deportivista es díficil olvidar el paso de Miguel Ángel Ferrer 'Mista' por el club coruñés. Esas dos temporadas (08/09 y 09/10) entre las cuales participó en un total de 26 partidos marcando la friolera de 2 tantos dejaron huella en un estadio de Riazor en el que todavía se le recuerda cuando alguien marca un gol de rebote.

Hace unos años el diario Marca solía llevar a gente del deporte para hacer charlas online instando a los aficionados a enviar preguntas que más tarde serían respondidas en directo por el protagonista. A principios de su primera temporada en el club herculino, Mista acudió a una de estos encuentros con el público y un usuario le envió una pregunta que, por lo que sea, no sentó demasiado bien al delantero de Caravaca. Esta pregunta, aparentemente apacible era:

"¿Qué tal tus vacaciones por Coruña?"

Quizás dándose cuenta de que no estaba de vacaciones y sospechando que ese interés encerraba una fina ironía que apuntaba a su escaso rendimiento (debutó en liga con gol ante el Real Madrid, pero ahí acababa todo lo bueno que se podía decir de su temporada), Miguel Ángel decidió que allí había ido a jugar y no se calló la respuesta que le salió de dentro:

Como se podrá imaginar cualquiera, lo más probable es que Mista no hubiera visto a la madre del aficionado en su vida. En cualquier caso, lo cierto es que esta fue probablemente su mejor acción ofensiva durante su etapa en A Coruña. El jugador se marchó, sin haber podido acercarse al nivel mostrado en Valencia debido a reiterados problemas de pubis que le acompañaron durante sus dos años en el club y llegó un acuerdo en verano de 2010 para rescindir su contrato con el equipo al no entrar en los planes de Lotina. Lo hizo, eso sí, renunciando a cobrar el año que le quedaba antes de irse al Toronto FC.

Exdeportivistas en la actualidad: Joan Verdú



(Artículo actualizado a fecha de enero 2021)

Joan Verdú fue uno de los pilares del Deportivo durante los primeros años de Miguel Ángel Lotina al frente del equipo, especialmente durante la última de las tres campañas del mediapunta en A Coruña, la 2008/2009. 
 
Nombre: Joan Verdú Fernández
Nacimiento: 5/05/1983
Posición: Mediapunta
Temporadas en el Dépor: 3 (2006-2009)
Nacionalidad: España
Estado actual: En activo (Sin equipo)

¿Cómo llegó al Dépor?

Joan Verdú nació en Barcelona y dio sus primeros pasos en el fútbol en el C.E. APA Poble-Sec, club catalán especializado en la formación de base. Después de varias temporadas, en las que demostró ser uno de los talentos más destacados del modesto equipo, recibió una oferta del Barcelona y firmó su primer contrato con el equipo azulgrana en edad cadete, en 1993.

En el Barcelona fue escalando categorías mientras coincidía con la generación de los Iniesta, Víctor Valdés o incluso un precoz Lionel Messi. Durante su etapa en el filial blaugrana Verdú fue siempre titular habitual, pero cuando llegó la hora de dar el salto al primer equipo nunca tuvo la continuidad de la que sí disfrutaron sus mencionados compañeros de cantera (la presencia de jugadores como Ronaldinho o Deco era una competencia demasiado difícil de vencer en su puesto). No obstante, sí pudo llegar a debutar en Champions en la temporada 04/05 en una derrota por 2-0 ante el Shakhtar en la que disputó los 90 minutos. A pesar de este debut, la siguiente temporada la disputó íntegra con el filial y viéndose ya con 23 años y ante un tren del primer equipo culé que parecía escapársele, decidió cambiar de aires. 

En el verano de 2006, Verdú hizo las maletas y acompañó a otros dos conocidos de la cantera del Barcelona (los mucho menos exitosos en Coruña Rodri y Cristian) para vestir los colores del Dépor.


¿Qué hizo en el Dépor?

Llegó al club presentándose como un centrocampista con mucha llegada (de hecho, los números en su anterior club así lo atestiguaban), pero tardó un tiempo en dar muestras de su capacidad goleadora, concretamente dos años. En su primera temporada, el por aquel entonces técnico deportivista Joaquín Caparrós lo relegó al rol de jugador revulsivo, participando en 27 partidos con sólo 10 titularidades y marcando un único tanto.

Al año siguiente, con la llegada de Lotina, las cosas en principio no cambiaron demasiado y sus números fueron similares. No sería hasta la 08/09 cuando, también con Lotina en el banquillo, dio el salto a la titularidad y consiguió anotar 7 goles en 2488 minutos jugados en liga. En aquella temporada de consagración, en la que llevó el mando del ataque herculino, el mediapunta señaló a Lotina como el gran artífice de su paso adelante y expresó que su intención de cara al verano, a pesar de que acababa contrato, era dar prioridad al Deportivo. No obstante, a la hora de la verdad no hubo acuerdo y se marchó del club de manera gratuita.

¿Qué fue de él?

Se fue del Dépor para regresar a Barcelona, pero esta vez para vestir los colores del Espanyol. Su marcha no sentó demasiado bien en Coruña, en la grada no gustó que decidiera irse libre justo después de la temporada de su consagración tras dos años irregulares y durante un tiempo en sus visitas con el conjunto perico recibió algunos abucheos en sus visitas a Riazor, a pesar de que siempre tuvo buenas palabras para su ex equipo. 

En el Espanyol fue un jugador importante y titularísimo durante las cuatro temporadas que permaneció allí, anotando casi siempre unas cifras goleadoras destacables para un jugador de su posición. Cuando terminó su contrato, después de su mejor temporada a nivel individual como jugador espanyolista, decidió aprovechar nuevamente el final de su vinculación para cambiar de aires y fichar para cuatro temporadas por el Betis, aunque las cosas no le fueron nada bien en el equipo andaluz. Llegó como estrella, pero su rendimiento fue muy inferior a lo esperado. Tras una decepcionante temporada en la que ni él ni su equipo ofrecieron el nivel deseado (el Betis acabó descendiendo a segunda) rescindió su contrato y se fue a probar suerte al Baniyas de los Emiratos Árabes, donde fue uno de los jugadores destacados de la liga durante la temporada que permaneció allí antes de decidir volver a Europa para fichar por la Fiorentina. En Italia la experiencia fue de nuevo decepcionante y sólo tardó cinco meses en abandonar el club italiano después de haber disputado solamente 180 minutos durante la primera vuelta.

Tras este nuevo desencanto, Verdú regresó a España para fichar por el Levante en el mercado de invierno y ayudar al equipo granota a salvarse del descenso. No obstante, aunque dejó buenos detalles, no fue suficiente y no pudo evitar sumar un nuevo descenso a su carrera. Se quedó libre en verano de 2016 al no poder ejecutar la renovación automática por permanencia de su contrato, y se mantuvo a la espera de un nuevo proyecto hasta el mercado invernal de 2017, cuando fichó por el Qingdao Huanghai de la segunda división china. En el país asiático se convirtió en una de las estrellas de su club hasta que una lesión de ligamento cruzado cortó su trayectoria en mayo de 2019. 
 
Tras desvincularse del club chino, pasó un tiempo sin equipo y, a pesar de que su intención era permanecer en China según una entrevista concedida en abril de 2020, acabó fichando por el CF Montañesa en noviembre de 2020.


Curiosidades:

  • En su primer equipo, el APA Poble-Sec, coincidió brevemente con Albert Jorquera, el que sería segundo portero del Barça durante varios años de la década pasada.
  • Según sus propias palabras, sus referentes como futbolista feron Michael Laudrup y Alexander Mostovoi. 
  • El mismo verano de su fichaje por el Dépor se llegó a dar por hecha su firma con el Celta. Finalmente el club vigués fichó a Jorge Larena para esa posición. 
  • Tras la llegada de Lotina realizó unas declaraciones sobre el nuevo técnico en el que alababa su propuesta por el buen juego y el tener el balón. Finalmente la etapa del técnico vizcaíno en Coruña se caracterizó por todo lo contrario.
  •  En mayo de 2019 se rompió el ligamento cruzado de su pierna derecha. Esto provocó que iniciara una larga fase de recuperación y que el Qingdao lo inscribiera con el equipo reserva pocos meses después.
  • Fichó en 2020 por el CF Montañesa, equipo catalán de Tercera División, junto a su ex compañero Sergio García, con el que coincidió en las categorías inferiores del Barcelona y en el Espanyol.

Trayectoria



4 nov 2020

El futbolista expulsado por decir su nombre


 

Dean Hulme saca la tarjeta roja a un confuso Sanchez Watt

 

Herschel Sanchez Watt es un futbolista inglés cuyo nombre sonaba con fuerza hace unos diez años como uno de los jugadores más prometedores de la cantera del Arsenal. Debutó con el primer equipo anotando un gol con 18 años en un encuentro de League Cup ante el West Brom y completaba el trío de grandes esperanzas para el futuro gunner junto a Jack Wilshere y Theo Walcott. Un trío que finalmente acabó quedándose bastante lejos de lo esperado especialmente en el caso de nuestro protagonista, del que Wenger llegó a hablar maravillas elogiando su estilo de 'futbolista de la calle'.

Sanchez Watt no consiguió mantenerse en la élite y tras la temporada de su debut con el Arsenal (con el que nunca llegó a jugar un partido de Premier League) encadenó una ristra de cesiones a equipos de categorías inferiores, especialmente de League One, sin lograr especial relevancia salvo en el Leeds, donde consiguió un ascenso a la Championship y extendió su cesión durante un año más para jugar en la segunda categoría del fútbol inglés todo lo que sus lesiones le permitieron. Una vez acabó esa temporada volvió a encadenar varias cesiones a equipos de League One y League Two hasta que se desvinculó del Arsenal definitivamente para fichar por el Colchester, en el que consiguió cierta regularidad antes de irse a probar suerte a la India en 2015 (coincidió brevemente con Carlos Marchena en el Kerala Blasters). Tan solo un año después volvió a su país para adentrarse ya en eso a lo que los ingleses llaman 'non-League Football'. A pesar de tener sólo 26 años, Sanchez Watt se vio relegado a olvidar su prometedor pasado y jugar en el fútbol no profesional.

Fue en esta última y modesta etapa, mientras jugaba un partido de liga con el Hemel Hempstead Town en marzo de 2018, cuando ocurrió la razón de ser de este artículo. El equipo de Watt disfrutaba de un marcador favorable frente al East Thurrock cuando el jugador perdió tiempo, lo que provocó que el árbitro se acercara a él y le sacara una merecida tarjeta amarilla. Como en la National League los futbolistas no llevan el nombre junto al dorsal el colegiado le preguntó cómo se llamaba, a lo que Watt (fonéticamente idéntico a 'what') respondió sin problemas. El único inconveniente fue que el árbitro lo tomó como una provocación, pues se dejó llevar por la fonética y la conversación absurda que sobrevino tras la pregunta fue similar a la siguiente:

—Watt

—What?

—Watt

—What?

—Watt

Después de preguntarle esas tres veces por su nombre sin entender que el futbolista le estaba respondiendo adecuadamente, el colegiado se hartó y le enseñó sin miramientos la tarjeta roja harto de lo que él interpretó como una gravísima burla. El ex jugador del Arsenal no se podía creer lo que estaba pasando e incluso el community manager de su club mostraba serias dudas sobre lo que ocurría en el campo. No fue hasta que el capitán del Hemel Hempstead, Jordan Parkes, intervino para explicarle al árbitro que no es que le estuviera provocando sino que había tenido la mala suerte de apellidarse así, cuando la situación pudo desenredarse y la tarjeta roja fue revocada para volver a la amarilla original. 

Tras eso, las explicaciones del árbitro a la zona de banquillos, las risas y el pudor de un árbitro del que Watt dijo que no le había vuelto a dirigir la palabra en todo el partido. Un Watt que vivió así, en un modesto campo de Hertfordshire, el momento más destacado de una carrera que en un primer momento aspiraba a otro tipo de cotas y que actualmente, con 29 años, está en un punto muerto desde que el pasado mes de enero se quedó sin equipo tras abandonar el Wealdstone.

3 nov 2020

Zlatan Ibrahimovic y la piedra filosofal


 

Zlatan Ibrahimovic tras marcar su segundo gol en el derby contra el Inter
 

Zlatan Ibrahimovic tiene 39 años. Uno de los delanteros más dominantes del siglo XXI se hace viejo, pero a juzgar por lo que deja ver en el campo parece que su edad está reflejada solamente en el carnet de identidad. Cuando una lesión de ligamento cruzado a una edad avanzada cortó su carrera en el Manchester todo el mundo (incluso él, pues decidió irse a la MLS en lugar de quedarse en Europa) creyó que su carrera comenzaba el ocaso definitivo, pero 3 años después todo es diferente.

Cuando Zlatan volvió a Milán hace menos de un año, el equipo rossonero era un conjunto intrascendente, una de las peores versiones recientes de un club que ya de por sí llevaba muchos años (no acaba entre los cuatro primeros de la Serie A desde 2013) relegado a comparsa. Justo antes del debut del sueco ocupaban la 11ª posición tras 6 victorias, 3 empates y 8 derrotas. En los 18 partidos en los que jugó Ibra hasta final de temporada el balance fue de 11 victorias, 5 empates y 2 derrotas que aseguraron la clasificación para Europa League. El punto de inflexión es más que evidente y lo prolongó a esta temporada, en la que lleva 7 goles y 1 asistencia en cuatro partidos para contribuir a convertir al Milan, por primera vez en mucho tiempo, en candidato al título.

Eso sí, cabe decir que el Milan no es un equipo de un solo hombre. Ibrahimovic dio el impulso necesario y el propio delantero puso todo de su parte para fortalecer la confianza de sus compañeros a pesar de su fama de ególatra (declaraciones de Rafael Leão o Ante Rebic alabando la ayuda que ofrece en el vestuario así lo atestiguan), pero la clave del éxito es que Pioli supo montar un equipo joven a su alrededor capaz de responder como no lo estaba haciendo antes de enero. Este Milan es sólido y ya no depende tanto de individualidades como dependía hace unos meses, los dos partidos ganados cómodamente cuando Ibra no pudo jugar por el coronavirus así lo atestiguan. Ibrahimovic es la referencia, pero a su alrededor sus compañeros se hicieron mejores y crecieron en cuanto a responsabilidades.

Hablé hasta ahora de los frios datos, pero en realidad lo que me sorprende no son los números, sino verlo hacer las mismas cosas que hacía en 2008. Sorprende verlo, como antaño, gestionando los tiempos y las necesidades de su equipo decidiendo cuándo se le necesita apoyando a la construcción, cuándo debe abrir espacios tirándose a banda para permitir la llegada de los extremos y, sobre todo, mostrando un hambre impropia de alguien que lleva dos décadas en la élite. Zlatan Ibrahimovic no está  ya al 100% del nivel que tuvo en plenitud, pero su estilo de juego sigue intacto y digno de uno de los mejores jugadores del mundo en su puesto. Continua aportando con 39 años, con esas décimas de segundo de parsimonia añadida que proporciona el paso del tiempo, las mismas cosas que aportaba cuando tenía 30. No evolucionó, como muchos otros, a ser un futbolista distinto en su madurez. No tuvo que conformarse con pasar a ser un killer estático o un jugador más posicional porque su físico le sigue permitiendo hacer sin problemas lo que siempre hizo. Lo mejor que se podrá decir de Zlatan Ibrahimovic cuando se retire es que nunca existieron dos versiones de Zlatan.

Que nadie entienda mal el final del párrafo anterior. Adaptarse a tu nueva realidad física y conseguir continuar siendo uno de los mejores es igual de meritorio y es algo por lo que pasaron leyendas como Maldini o Ronaldo Nazario, pero también es una situación de final de carrera más común. Lo de Ibra es verdaderamente excepcional para un delantero centro que está a menos de un año de cumplir los 40. Da la sensación de que puede jugar al fútbol hasta que a él le apetezca. Y posiblemente lo haga, porque si alguien actúa según lo que le apetece en el mundo del fútbol, ese es Ibra.

Es cierto que la Serie A es una liga en la que los delanteros de insultante veteranía siempre tuvieron un hueco. Los Di Natale, Quagliarella o Luca Toni consiguieron ser jugadores determinantes para sus equipos a edades similares, pero siendo perfiles muy diferentes de jugador. Ninguno ofrece u ofrecía las condiciones del sueco, ni tampoco el salto de calidad que aportó su llegada al conjunto de Pioli.

Se hace difícil encontrar a otro jugador en la historia contemporánea del fútbol que consiguiera estar con 39 años siendo el líder de un equipo de liga top que parece tener opciones serias de pelear tanto por el campeonato doméstico como por la competición europea. Hay quien durante toda su carrera le llamó sobrevalorado, pero la realidad es otra. ¿Podría decirse incluso que está infravalorado por no haber llegado a conseguir nunca esa Champions que siempre se le exigió? Yo creo que sí.

2 nov 2020

Iago Gandoy en la mejora del Deportivo contra Unionistas


En el día de ayer el Deportivo sacó tres valiosos y sufridos puntos en el Reina Sofía, defendiendo hasta el final un 0-1 anotado en el minuto 2 de partido que se mantuvo como resultado final. El partido, si bien dio señas de cierta mejoría deportivista con respecto a los anteriores partidos, volvió a dejarnos a un Dépor todavía lejos de la fluídez ofensiva que cabría esperar de un equipo con sus mimbres. 

La capacidad blanquiazul para hilar pases en zonas de peligro aumentó a partir del minuto 65, cuando Iago Gandoy entró al campo sustituyendo a Nacho Gonzalez. El canterano se situó por delante de Borges y Uche y consiguió ofrecerse en la zona en la que más se necesitaba encontrar a alguien y aportar soluciones para conectar entre el mediocampo y el ataque y para mantener el control del balón. Se generó, por tanto, una situación de control del juego sin sobresaltos por parte del equipo de Fernando Vázquez que se mantuvo hasta los últimos 10 minutos de juego, cuando Unionistas comenzó a ir con todo al ataque y encontró algunas acciones de peligro.

Viendo la clara mejoría con Gandoy en el campo, es fácil caer en decir que es un error que Fernando Vázquez no lo use como titular. Yo comparto la idea de que debe acabar siendo titular más pronto que tarde, porque es un futbolista de un perfil necesario en el juego de un equipo como el Dépor, pero no opino esto por lo visto ayer, sino por hechos como que creo que es el único futbolista capaz de liberar a Keko de funciones en zonas atrasadas o de encontrar a Lara entre líneas. Lo visto ayer me confirma que es un futbolista en el que confiar, pero no me lo tomo como un "tras ver esto está claro que debe jugar siempre", sino como un "jugó cuando mejor podía jugar". Porque los minutos que jugó ayer no son los minutos que se encontraría si partiese como titular.

Si vemos cómo era el contexto habitual de recepción y conducción en la zona de influencia de Gandoy durante la primera parte, encontramos una situación bastante asfixiante para los jugadores que buscaban acceder al balón desde ahí. En la IMAGEN 1 y en la IMAGEN 2 se muestran dos ejemplos de que Unionistas planteó una defensa orientada a cortocircuitar el ataque deportivista en esa zona, sabiendo que es donde más sufre el equipo de Fernando Vázquez para hacer fútbol y que es la fase del ataque en la que más sencillo resulta dejarles sin ideas.

IMAGEN 1: Keko conduce un balón en una situación de presión muy desfavorable
 

IMAGEN 2: Nacho conduce el balón y Keko se ofrece demasiado marcado

 

Por su parte, con Gandoy ya en el campo las urgencias apremiaban más a Unionistas, que abrió más a sus hombres, separó más sus líneas y el contexto de juego ofensivo deportivista en campo rival fue más favorable. La IMAGEN 3, IMAGEN 4 e IMAGEN 5 muestran cómo Gandoy supo encontrar espacios que en la primera parte, con la menor ida y vuelta del juego y el mayor empeño rival por ahogar esa zona, habría sido casi imposible conseguir.

 

IMAGEN 3: Gandoy recibe el balón en una zona totalmente despoblada y con las líneas de Unionistas separadas

IMAGEN 4: Gandoy está en posición de recibir en una posición muy aislada. Tiene además el recurso del compañero junto a él para atacar la línea de centrales y crearle más espacios

IMAGEN 5: De nuevo, situación de recepción favorable

Una parte vital de la lectura de los partidos que ofrece un entrenador desde el banquillo y le puede llevar a ganar o perder partidos se basa en la búsqueda de situaciones favorables para las características de cada uno de sus jugadores. Gandoy salió cuando el partido estaba para él y contribuyó de manera importante a dejar morir el partido y a intentar sentenciarlo. Pero probablemente si hubiese jugado desde el inicio habría estado tan ahogado como lo estuvieron sus compañeros, porque el partido era otro y Unionistas no jugaba a lo mismo.

Este Deportivo no es un equipo que salga a los partidos a mandar en el juego, y esa circunstancia no es la ideal para un jugador como Gandoy salvo que el rival lo permita, y eso fue lo que ocurrió cuando entró en el campo. Yo también defiendo que debe tener oportunidades como titular y que ojalá se conviertan en grandes partidos que le hagan ser indiscutible, tiene condiciones para ello, pero debe tenerse presente lo comentado aquí antes de pensar que el hecho de que no lo juegue todo le perjudica. Porque si lo analizamos de esta forma podría decirse que incluso le beneficia de cara a ganar confianza y creerse lo buen jugador que puede llegar a ser.

Desconozco las intenciones de Vázquez y no sé si sus planes con el futbolista son esos, pero a mí empezar a usarlo, en este primer año en el primer equipo, en los minutos más favorables me parece una buena forma de madurarlo mediante la confianza que da ver que las cosas te salen bien. Y también se magnifica su nivel en esos minutos, al estar fresco. No se puede eternizar como revulsivo, claro, en algún momento la apuesta debe dar un paso más, pero teniendo en cuenta que estamos en la jornada 3 no parece ningún despropósito tomárselo con calma con un jugador cuya personalidad y necesidades para coger confianza conoce su entrenador, y no quien lo ve desde fuera.

No tengo dudas de que Gandoy debe ser protagonista esta temporada, pero si Vázquez cree que hay que ir con calma con él, démosle ese tiempo. Hay quien tiene ya las escopetas cargadas reprochándole no confiar en los canteranos (y la crítica aparece incluso cuando es algo obligado, pues no faltó quien criticó la no convocatoria de Adri Castro a este último partido cuando la realidad era que debía cumplir sanción). Yo pienso que en su anterior etapa demostró sobradamente que siempre tiene muy en cuenta a los de casa.  A final de temporada se podrá mirar hacia atrás y juzgar, a día de hoy es muy pronto.

1 nov 2020

Anecdotario grotesco del Real Club Deportivo de La Coruña: El Fax de Ernesto Bello


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No cabe duda de que el Deportivo de La Coruña es un club my peculiar. En tan sólo unas pocas décadas pasó de ser un equipo ascensor a saborear el éxito nacional y las competiciones europeas para acabar volviendo a los suburbios del fútbol español. Durante ese camino, muchas anécdotas dignas de recordar se fueron quedando por el camino, y hoy nace aquí una sección que se dedicará a repasar esas historias, entre curiosas y esperpénticas, que nos regaló el club blanquiazul a lo largo de estos años de idas y venidas.

El primer capítulo de esta sección tiene como protagonista a Ernesto Bello. El por aquel entonces secretario técnico (cargo que asumió en diciembre de 2010 tras casi una década en el club cumpliendo otros roles) envió un fax en enero de 2011 al Fenerbahce en el que intentaba dejar claro que quería fichar al delantero Semih Şentürk y fijar un encuentro cara a cara. No obstante, el contenido del documento no debió ser muy del agrado de los dirigentes del club turco, que por lo que parece nunca llegaron a responder al mensaje recibido.

Contenido del fax, filtrado en marzo de 2011 por el diario turco Milliyet

El fax fue filtrado meses más tarde de su envío por el periódico turco Milliyet, en un artículo en el que usaban el documento para mostrarse muy críticos con el club turco por negar ante la prensa que hubieran recibido ofertas por el jugador cuando no había sido así. En A Coruña, no obstante, la noticia se tomó desde el punto de vista humorístico al comprobar los esfuerzos con el idioma del secretario técnico y la callada por respuesta del club de Estambul.

Al final, en lugar de Sentürk, los jugadores que llegaron para apuntalar la delantera en aquel mercado de invierno fueron Pepe Sand y Xisco, que coincidieron en su presentación como futbolistas herculinos con otro notable anecdotado de la historia del club, Javito.