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20 may 2019

No es sólo el quién, también es el cómo


Por Rubén López | rubenlopezfcp@gmail.com

El Dépor dejó encarrilada su permanencia en Segunda División de cara a la siguiente temporada con su inerte actuación en el Anxo Carro el pasado domingo. El equipo de Martí dejó ver vicios anteriormente mostrados y convirtió en espejismo todo lo que en anteriores partidos había parecido parte de una lenta pero esperanzadora progresión. Quizás simplemente fuera una mala tarde y realmente sí existe tal progresión, pero a estas alturas no había ya margen para malas tardes. Haría falta ahora no fallar en los partidos que restan para tener alguna opción, y no parece lo más probable viendo que en la presente temporada el Deportivo nunca fue capaz de encadenar tres victorias seguidas.

Teniendo en cuenta que la temporada está casi perdida, cabe pensar en qué fue lo que la llevó al probable fracaso. Si en la etapa de Natxo se abusó de dar confianza a jugadores poco confiables en contextos desfavorables, lo cierto es que con Martí se minimizó ese protagonismo de los jugadores de perfil más bajo y se apostó por los que a priori tienen mayor calidad, al menos en la parcela ofensiva. Las presencias en el once de jugadores como Didier Moreno o Pedro Sánchez pasaron a ser anecdóticas, aunque el extremo alicantino todavía tiene un peso inexplicable en las segundas partes. Otra cosa que se frenó con Martí fueron los bandazos: a día de hoy la idea y la estructura es clara. 

No obstante, hay un aspecto que continua a la orden del día en el Dépor, y es la negligente elección del contexto en el que se hace desenvolver a los futbolistas. Con una plantilla hecha para dominar, el entrenador tiene que esforzarse siempre por encajar a los mejores, eso se da por descontado, pero además tiene que rodearlos de un contexto favorable aprovechando sus virtudes y minimizando sus defectos. Es cierto que no siempre se puede favorecer a todos, pero al menos se debe buscar el equilibrio, algo que no pasa desde hace demasiado tiempo en Coruña, no es un defecto sólo de esta temporada. El equipo lleva años haciendo caer en picado el valor de sus jugadores, jugadores que en muchos casos demostraron de nuevo su valía al salir de Coruña, y esa desvalorización tiene mucho de explicable en clave de contexto de juego al que se enfrentó aquí. Hay jugadores que en este equipo no sólo no son aprovechados con sus mejores virtudes, sino que se les mata haciéndoles actuar en situaciones desfavorables. Y, si buscamos  particularizar, hay nombres propios para regalar:

  • Saúl lleva varios partidos siendo un futbolista mediocre e incluso nefasto por momentos. El lateral tiene nivel más que demostrado en la categoría y es probable que acabe siendo un jugador de primera durante bastantes años, con lo que no debemos buscar las razones sólo en él, sino también en lo que le rodea. ¿En qué beneficia a Saúl, un jugador con predilección por seguir las jugadas, ofrecerse como apoyo y participar siempre en la combinación, encontrarse un solar desierto de apoyos en su zona? En los últimos partidos, es habitual verlo recibir sin compañeros ofreciéndose en su banda, viéndose obligado a algo tan impropio de un lateral como darse la vuelta y buscar un amigo en zonas retrasadas. Su influencia en ataque está perdida totalmente porque no es un lateral sorpresivo, sino un llegador gradual, y perder la presencia de un interior con el que buscar subidas como era Vicente le perjudicó evidentemente. 
  • Edu Expósito lleva bastante tiempo sin deslumbrar y posiblemente el menos culpable de ello sea él. Lo cierto es que se está viendo obligado a actuar en un entorno que le obliga a la intrascendencia aunque, paradójicamente, le obligue también a la omnipresencia. ¿En qué beneficia a Edu verse obligado a dar varios pasos hacia atrás para desatascar la función de salida de balón porque Bergantiños no es un jugador solvente realizándola, cuando la principal aportación de Edu es la de ser determinante con el balón en tres cuartos y cuando la labor de construcción previa puede ser realizada por jugadores que sí son específicos para ella como Vicente o Mosquera? Y, sobre todo, ¿en qué beneficia al equipo tener a Expósito ahogado en el minuto 60 por esa ida y vuelta, haciendo labores propias de tres posiciones diferentes y siendo incapaz por ello de no brillar en ninguna? Por si fuera poco, ayer no fueron pocas las ocasiones en las que teniendo Expósito el balón fue incapaz de encontrar apoyos para soltarlo.
  • Carlos Fernández es el jugador más diferencial del equipo, un futbolista que facilita enormemente el mantener la posesión en zonas altas por su juego de espaldas y capacidad combinativa. ¿En qué beneficia a Carlos caer en el juego brusco y rápido, de ida y vuelta, al que se entrega el Dépor sin reticencia a instancias de sus rivales? Cuando el balón llega a Carlos, el panorama inmediatamente detrás de él es desolador. Edu, incapaz de estar en todos sitios, no siempre está en el apoyo y Fede en ataques rápidos no tiene tiempo de cubrir su hueco desde la banda. Al final, los balones que llegan a los dos de arriba acaban siendo en muchas ocasiones una invitación agresiva a que se busquen la vida ellos mismos y no se puede vivir de la pegada en un equipo en el que tus dos delanteros, aunque solventes y de calidad, no son Messi y Cristiano Ronaldo.
  • Marí y Duarte son dos defensas que se sienten muy cómodos desde el dominio. No se tensan cuando hay que sacar el balón con calma y se toman su tiempo moviendo al rival y tocando entre ellos todo lo que sea necesario si así se requiere. Son jugadores con un muy buen posicionamiento, pero no son centrales excelsos cubriendo campo, cuando el control se pierde sufren, cuando los ataques pillan desordenado al equipo y la transición defensiva es errática lo pasan mal. ¿De qué les sirve también a ellos esa continua ida y vuelta que acaba casi siempre con pérdidas rápidas y transiciones a trompicones que conllevan contras inmediatas del rival, contexto que especialmente cuando el delantero es rápido (y, contra el Dépor, los rivales suelen usar esta opción conociendo este detalle) tiene grandes posibilidades de hacer especial daño?
  • Bergantiños es un destructor puro, necesita a alguien cerca para dársela inmediatamente cuando recupera, un jugador que haga lo que hizo Juan Domínguez cuando los dos fueron jugadores muy destacados hace unas temporadas en segunda. Por lo explicado anteriormente, es evidente que Edu no es el hombre adecuado para hacerlo. ¿En qué beneficia a Álex y, sobre todo, en qué beneficia al equipo, que sea la base del juego de ataque? Su habilidad para sacar el balón mejoró considerablemente de hace unos años a esta parte, pero nadie sale beneficiado de hacerle resolver papeletas en las que sufre.
  • Todos los jugadores de banda están a un nivel horrendo, sin excepción, desde hace tiempo. Y ni Cartabia, ni Valle ni Nahuel son jugadores horrendos. Es evidente que existe un problema estructural en su irrelevancia, que la existencia en la pierna cambiada es un invento sin pies ni cabeza dentro de la sistemática de juego del equipo porque no aporta nada en la estructura habitual de ataque y limita tanto a ellos como a los delanteros, porque siempre va a sobrar un jugador, un jugador que además al estar a pie cambiado tampoco te va a dar la capacidad de sacarte un centro en la mayoría de ocasiones. Me parece adecuado el recurso de las bandas cambiadas en esquemas con un sólo delantero, algo que te permite usar a un jugador para mover la defensa y sorprender introduciendo a un jugador en conducción desde el exterior, o en aspectos puntuales de los partidos, pero utilizarlo como recurso por defecto carece de sentido si no es con argumentos de peso que resulta evidente que no existen.
Se podría entrar a valorar más cosas, muchas más, pero haríamos de este artículo una sucesión infinita de párrafos. El resumen se basa simplemente en que poner a los mejores es sólo una parte esencial del plan, pero no la única. Saber por qué son los mejores y permitirles serlo es realmente la clave de todo. Pero seguramente sea ya muy tarde para todo esto, porque el fútbol es un juego orquestal que no cambia de la noche a la mañana. Habrá que confiar en la ciencia infusa y en la suerte.

22 mar 2019

Lo que explica y lo que implica la no convocatoria de Mosquera contra el Almería


 Por Rubén López | rubenlopezfcp@gmail.com


La ausencia de Edu Expósito es un condicionante muy a tener en cuenta a la hora de planear un partido en el Deportivo actual. El centrocampista catalán es seguramente el activo más importante del conjunto blanquiazul y los dos encuentros de sanción a los que se enfrenta no serán fáciles, está claro que va echarse en falta su contribución. Ahora, teniendo este factor en cuenta, ¿se puede leer en esta ausencia la no convocatoria de Pedro Mosquera para el partido contra el Almería? Tal y como yo lo veo, creo que en parte sí y en parte no.

Empezaré primero por la parte que sí: Es indudable que este Dépor se alimentó en sus mejores momentos de un recurso impagable para un equipo que busca tener la posesión del balón: acumular jugadores en ataque con unas condiciones privilegiadas para ayudar al equipo mantener posesión de balón en tres cuartos y tener la fortuna de que estos estuvieran en su mejor nivel. Me refiero, por supuesto, a Edu, Vicente y, sobre todo, Carlos Fernández. Estos tres jugadores fueron la auténtica clave de la capacidad del equipo de Natxo González para hacer daño en los últimos meses de 2018. A día de hoy, debido a las lesiones, Edu es el único que pudo seguir aportando algo al equipo en este contexto durante estos meses, pero no es suficiente. Un sólo jugador no puede hacer un trabajo tan colectivo como mantener la pelota con garantías en terreno peligroso, hace falta la labor de espaldas y de retención de balón que ofrecía Carlos, la pausa y protección de posesión que aportaba Vicente y, como colofón, la creación de contextos de superioridad que siempre aporta el propio Expósito. Todo aquello, aderezado con un Quique muy móvil y muy capaz de sacar petróleo de los espacios convirtió al Dépor en un equipo con mucha pegada y que se podía permitir tomarse los partidos sin prisas, sabiendo que el gol llegaría. A día de hoy, a la máquina le faltan demasiadas piezas y Natxo lo sabe. Por ello, busca otro tipo de juego, un juego en el que cree que Mosquera no es adecuado. Seguramente quiera darle velocidad al juego, aprovechar los errores del rival en vez de esperarlos y llevar rápido el balón al área. Un doble pivote Didier - Vicente como el que se está dando por hecho en el once de esta noche no se entendería sin situar unas bandas muy abiertas (lo ideal sería contar con Nahuel en este contexto, pero quizás sus problemas físicos recientes no le permitan ser titular) y Christian Santos de referencia. Implicaría un cambio considerable en todos los conceptos adquiridos durante la temporada, pero sería la única opción realmente honesta con lo que se intuye a la vista de las pruebas y la convocatoria.

Trataré ahora la parte en la que la ausencia de Edu no tiene influencia, que a la vez me parece el gran error conceptual de la decisión (por supuesto, siempre que realmente estuviese fundamentado en las ideas que expongo): Es bastante poco habitual en Segunda División enfrentarse a equipos que alineen a un mediapunta clásico como es el caso del Almería. Es cierto que hay equipos que juegan con alguien centrado en tres cuartos, pero suelen ser jugadores con un objetivo más puesto en la llegada y sin tantos recursos. El perfil de Juan Carlos Real, viejo conocido de Riazor, es distinto a la mayoría de jugadores de la categoría. Es un futbolista que aporta las cualidades del mediapunta de toda la vida, que ofrece último pase, que tiene más peligro cuando recibe unos cuantos metros fuera del área que dentro de ella pero que también tiene gol, y no precisamente poco. Es un futbolista al que hay que tener controlado, y el entrenador deportivista no es ajeno a ello. Todo apunta a que usará a Didier para esa labor, pues lo ve como un jugador con capacidad de abarcar mucho campo por rendimiento físico, lo que puede ser un valor añadido contra el 10 del conjunto almeriense aprovechando que a pesar de sus virtudes no es un jugador rápido. El juego ofensivo del Almería tiene una dependencia importante de Juan Carlos y minimizar su influencia minimiza el peligro.

Visto esto Didier es un futbolista que, con todas sus limitaciones, siempre llega al apoyo y puede verse su alineación como algo con cierto sentido, pero teniendo a Pedro Mosquera en plantilla la idea se cae por su propio peso. No sólo porque haya sido de lo poco salvable del último partido, sino porque también se adecua mucho mejor a lo que podría buscarse en el encuentro de hoy. Por mucho que el centrocampista coruñés no sea generalmente loado por su labor defensiva, lo cierto es que su función dando equilibrio al equipo es vital y, yendo a lo que nos atañe aquí, es un jugador que abarca también mucho mucho más campo de lo que puede parecer: no se pega grandes carreras como Didier, pero es porque siempre suele estar bien posicionado, lo que le evita correr más de la cuenta. Las grandes carreras quedan bien en cámara, pero a menudo son simples formas de tapar mediante el fondo físico una mala gestión táctica.

Ojalá acabe saliendo bien, pero he de reconocer que esta elección no me gusta. Supone un cambio importante en la mentalidad, supone adecuar por primera vez la idea de juego al rival (distíngase idea de juego y plan de juego, este último siempre ha de tener en cuenta al equipo contrario) en lugar de al revés. Es evidente que nada estaba funcionando en los últimos meses y esta es una manera de agitar el árbol, pero no tengo claro que un equipo hecho para ascender y dominar en la categoría pueda conseguir este cambio de mentalidad con la temporada ya avanzada y lograr algo más que acomplejarse. En cualquier caso, nadie sabe mejor lo que puede dar cada jugador que quien los entrena cada día, con lo que sólo queda confiar en que mi visión esté equivocada.El partido de hoy dirá si realmente se consiguen los frutos del árbol agitado o simplemente estamos ante un preocupante bandazo.

5 mar 2019

Dépor - Alcorcón: Un punto para alejarse del objetivo


 Por Rubén López | rubenlopezfcp@gmail.com

El partido de ayer en Riazor alejó peligrosamente al equipo local de la lucha por el ascenso directo, no tanto en lo que respecta a los puntos (que también) como en las sensaciones. El encuentro pasó por tres fases muy definidas: La primera de ellas nos mostró a un equipo blanquiazul que entró tarde en el juego y no supo frenar el arranque de un Alcorcón que empezó en Riazor sin ningún complejo y que durante 15 minutos superó a su rival de manera incontestable. La segunda, mucho más agradable para la grada local, mostró a un Dépor encontrando la forma de hacer daño y lográndolo con asiduidad, creando un interesante número de ocasiones claras que en muchos casos sólo la magnífica actuación de un Dani Jiménez estelar pudo salvar. No obstante, cuando los locales contaban ya con el favorable 2-1 la cosa se torció. El equipo alfarero consiguió volver a encontrar contextos desde los cuales hacer daño y la tercera y última fase tuvo a un Deportivo que, a pesar de seguir buscando el gol de la sentencia, deseaba con demasiadas ganas el pitido final hasta que un gol de Casadesús lo frustró todo.

El guión del partido volvió a tener un final ya visto en otras ocasiones. Un Dépor que sabe llegar con peligro y que se adelanta en el marcador de forma merecida, pero que no se ve capaz de cerrar el partido y acaba encajando un gol en los últimos minutos que le roba dos puntos vitales. Ayer, quizás, faltó el refuerzo positivo porque dio la sensación de que Natxo no supo transmitir desde el banquillo la confianza para sentenciar. No hablo aquí del cambio de Simón por Somma (el contexto recomendaba hacerlo), pero sí de la forma de hacer los cambios y también de la adecuación de estos a lo que se buscaba en cada contexto.

El problema en Cartabia y Simón estaba identificado. El argentino estaba teniendo un partido desastroso y el lateral estaba pasado de revoluciones y con una amarilla que cada vez se volvía más naranja. Además, Edu (que volvió a ser el mejor) estaba bastante falto de apoyos cuando cogía el balón en el último tramo de la creación y alguien capaz de ofrecerse y dar pausa al juego en la búsqueda del asedio al área contraria se hacía necesario. Tenemos entonces que las salidas de Fede y Simón y la entrada de Vicente eran muy recomendables y el técnico supo ver eso. No obstante, ¿fue la ejecución adecuada? Mi subjetiva opinión es que en gran parte no:

  •  El trueque de Cartabia, el primero de ellos, llegó cerca del ecuador de la segunda parte a pesar de que desde el primer tiempo se veía que estaba teniendo muchos problemas para entrar en el partido. La banda derecha estaba siendo un agujero muy oscuro y el principal sumidero de posesiones del equipo, hacía falta subsanarlo cuanto antes y se tardó demasiado. Cuando algo no funciona y es tan evidente no tiene sentido esperar más de la cuenta. Fede no está y a veces da muestras de que ni siquiera se le espera. Aunque suene extraño, la titularidad no le sienta nada bien, se le nota dosificando esfuerzos desde el primer minuto y esa preocupación por su físico le saca del partido. El argentino es, con total seguridad, el mejor jugador de revulsivo de la categoría, sabe entender y cambiar los contextos del partido al que entra como pocos, pero probablemente nunca se conforme con ese rol. No obstante, si quiere dar el salto a ser un buen titular necesita un cambio radical con respecto a lo que estamos viendo.
  • El segundo cambio, la entrada de Vicente por Mosquera, también tiene sus matices. Quieres mantener el balón en campo contrario y mantener la bola buscando espacios, necesitas el gol cuanto antes y sacas a un jugador capaz de darte eso. Hasta ahí todo bien, pero, ¿por qué el sustituido vuelve a ser Mosquera? El 5 lleva una trayectoria ascendente en las últimas jornadas y es un jugador que sabe rendir como MCD siendo un primer eslabón en la creación más constante y fiable que Bergantiños en esos contextos en los que un error en construcción puede condenarte.
  • Por último, el cambio más controvertido del encuentro. Muchos no vieron adecuado el cambio definitivo, el que dió entrada a Somma por David Simón. El canario había sido más que advertido por el árbitro, tenía amarilla desde el comienzo del partido y aún así estaba pasado de vueltas, con lo que mantenerlo sobre el césped era un riesgo importante. En esa situación, no es ninguna locura realizar la sustitución, pero sí realmente querías asegurarte de no acabar con 10 jugadores, podían verse motivos desde mucho antes que el minuto 83 (aunque sí es cierto que fue justo instantes antes de esa sustitución cuando se vio una clara acción en la que el árbitro le perdonó sorprendentemente la roja). Que ese sea el cambio definitivo, poco después de haberte puesto por delante en el marcador y con el equipo en un momento alto de moral y de juego, es algo muy susceptible de generar dudas entre los jugadores y llevarles a pensar que importa más ser comedidos que ir a por el partido, que la sentencia es algo secundario.
Una vez dada mi visión (visión de aficionado, por supuesto, una condición desde donde es muy fácil opinar) sobre la manera de ejecutar las sustituciones, me quiero centrar en el último aspecto que comenté en estos tres puntos: Lo que pudo haber transmitido al equipo el último cambio. Digo que un cambio de esta índole es capaz de dar un mensaje peligroso al equipo porque, de hecho, tengo la sensación de que fue eso lo que pasó. Seguro que la instrucción nunca fue pisar el freno, seguro que desde el banquillo no se pidió perder protagonismo y el equipo siguió atacando, siguió teniendo peligro, pero se pudo ver una actitud diferente. Se vio a un Dépor sufriendo un ataque de realidad, que captó el tono de la salida de Simón como una llamada a ser cautos y el equipo empezó a jugar de manera sustancialmente distinta. Volvieron, como ya había pasado en el primer tiempo, a aparecer excesivos espacios en campo propio que el Alcorcón supo gestionar igual de bien que en los primero 15 minutos, y aunque es cierto que no tuvieron muchas oportunidades para explotarlos debido a que el conjunto herculino continuó buscando tener el balón y consiguiéndolo, fueron suficientes para que en una llegada rápida consiguieran poner el definitivo 2-2 en el marcador.

No podemos ser catastrofistas todavía, pero sí que es cierto que la catástrofe está más cerca. A día de hoy, da la sensación de que el equipo se está instalando en el miedo y en la falta de confianza de manera casi inconsciente  y de que se piensa en la clasificación desde demasiado antes del pitido final. Encauzar eso y entender que los estímulos externos son vitales es la asignatura pendiente para Natxo González, que está haciendo un buen trabajo en muchos aspectos pero que en cuanto a la gestión de partidos desde el banquillo con frecuencia no está sabiendo ser un entrenador de los que suman. Al fin y al cabo, el detalle diferencial que decanta a un equipo hacia el éxito o el fracaso en el fútbol tiene a menudo más que ver con el aspecto psicológico que con la pizarra.

15 oct 2018

Dépor - Elche: Riazor vuelve a ser temible



El pasado viernes pudo verse en Riazor un partido en el que el equipo local demostró que si sabe mantener este nivel está en condiciones de pelear por todo esta temporada. En un escenario en el cual casi todo está saliendo bien este año, delante de su afición, el conjunto blanquiazul volvió a mostrar lo que ya había dejado entrever en jornadas pasadas: hay potencial para ser un bloque dominador en la categoría.

Salvo el partido contra el Málaga de la pasada semana, en el que los tres puntos se atascaron en el partido en el que mejor habrían venido, los de Natxo González cuentan todos sus encuentros como local en forma de victorias. Y lo más importante es que con el paso de las jornadas las sensaciones están siendo cada vez mejores y muy alejadas ya del esperpento vivido en Alcorcón, en el que el aplomo del equipo madrileño tuvo mucho que ver.

Más allá de la evidente buena noticia que supone llevarse los tres puntos, con lo que me quedo de lo visto en el partido del viernes es con un detalle que visto el devenir posterior del encuentro puede parecer una nimiedad, pero que es realmente algo muy importante: El Dépor supo cambiar el guión a un partido en el que su rival empezó mucho mejor en los primeros minutos, incluso contando con ocasiones de gol que podrían haber llevado el encuentro por un cauce muy diferente al que finalmente se vio. El Elche pudo haberse adelantado cerca del inicio en varias jugadas puntuales en las que se aprovecharon de una sucesión de errores de bulto del equipo local, que fueron excesivamente comunes durante los primeros compases del juego. Un gol tempranero del conjunto visitante habría cambiado las tornas del partido de manera inevitable y encauzar una situación en la que el equipo empieza mal es complicado, pero los blanquiazules lograron hacerlo con creces para acabar estableciendo un marcador final que no engaña y da buena cuenta de la superioridad vista en el campo.



No es casual que el juego colectivo del equipo esté dando sus frutos, pues según avanzan las jornadas estamos comprobando que el trabajo de Carmelo del Pozo a la hora de confeccionar la plantilla fue notable. Resulta sorprendente contar en segunda división con una pareja de centrales que están muy por encima del nivel medio de la liga. Cuando Duarte está más discreto (en los últimos partidos sigue a buen nivel, pero menos sobrado que a principios de temporada) aparece Marí en modo capitán general como en el último partido, demostrando que sabe ser impecable en defensa y también tener protagonismo en ataque tanto en salida de balón como en disparo de media y larga distancia cuando se le presenta la ocasión. Se compenetran a la perfección y no son la única gran noticia que está dejando la línea defensiva, pues Saúl volvió a demostrar que es un lateral notable que sabe acompañar el juego del equipo dando desahogo en la construcción y alternativas en la creación de contextos de peligro en los últimos metros.

En cualquier caso, si tuviéramos que destacar sólo a dos jugadores en el ámbito individual, está claro que por lo visto en esta última jornada esos serían Edu Expósito y Carlos Fernández. El centrocampista lleva toda la temporada viviendo a la sombra de Didier Moreno, pero ante el Elche mostró no sólo que es mejor futbolista que el colombiano, sino que además es mucho más adecuado para el estilo de juego de este equipo. Su descaro atreviéndose a filtrar pases verticales, su apoyo incansable y su inteligencia en el aspecto táctico dejan entrever a un jugador hecho para ser importante esta temporada. Por su parte, Carlos estuvo ante su explosión definitiva. El delantero cedido por el Sevilla había comenzado la temporada dando muestras de tener mucho fútbol dentro, pero también dejando la sensación de que jugaba con el freno echado, como si todavía estuviese cohibido ante el nuevo reto y sin atreverse del todo a soltarse. No obstante, su primer gol de la temporada en la anterior jornada ante el Málaga le ayudó a ganar confianza y a querer demostrar más aún de lo que había dejado ver hasta ahora, lo que le llevó a ser capaz de anotar tres tantos de diversos estilos que dejaron ver que es un futbolista muy versátil.

En cuanto a la gestión del partido, Natxo González supo ejercer su mando con coherencia y calma, entendiendo al hacer los cambios que el partido estaba controlado y sin hacer locuras innecesarias. Evitó hacer variaciones de esquema y tampoco echó al equipo atrás a pesar de la ventaja, dando minutos a jugadores que los necesitaban para reivindicarse. Como único matiz diría que uno de mis cambios habría sido para darle salida a un Carles Gil al que jugar partidos completos no le sienta bien físicamente, pero el mediapunta pudo acabar los 90 minutos sin problemas.

Por otra parte, también se debería decir que el partido de Christian Santos no se acercó al de un jugador que pueda resultar demasiado útil en el rol que tuvo encomendado. El venezolano es un futbolista del que se pueden sacar cosas, pero quizás se le pidió (o más bien el contexto de juego le llevó a tener que hacerlo) tener influencia demasiado alejado del área y en ese ámbito no se encuentra cómodo. Es un futbolista que sabe estar en el sitio adecuado para el remate, pero que cuando se aleja de la meta rival no luce. Quizás su rol ideal sea el de revulsivo más que el de opción para la titularidad, sobre todo teniendo en cuenta que sus rivales por el puesto son de lo mejor de la categoría.

En resumen, contra el Elche salió bien todo lo que podía salir bien y Riazor vuelve a confiar en que esta temporada podrá pasarselo bien después de años viendo la asistencia al estadio más con resignación que con ilusión. Habrá que esperar que todo continúe funcionando de la forma que estamos viendo.

24 oct 2017

Un cruel abandono para una llegada merecida



Cristobal Parralo llegó al Dépor hace algo más de un año para hacerse cargo del filial, que por aquel entonces militaba en Tercera División. Su contratación vino acompañada de la de algunos futbolistas foráneos, algunos de ellos viejos conocidos de la etapa del entrenador en el club de formación de Damm y su primera temporada acabó con un ascenso merecido después de varias temporadas de infructuosos intentos, pero no fue fácil: El inicio de curso presentó dificultades y ciertas críticas (hubo quien dijo que se había traicionado a los chavales de la casa trayendo a gente de fuera que no daba el nivel), pero una vez llegado el segundo tramo de la temporada todo comenzó a ir rodado: Parralo supo acoplar al equipo a esa mezcla de cantera autóctona y necesarios puntales importados de otros clubes y alcanzó ampliamente unos puestos que permitieron al Fabril llegar a la promoción y alzarse con el ascenso a 2ªB.

Este curso comenzaba con cierta incertidumbre para el filial blanquiazul, como pasa con cualquier debutante en una nueva categoría. La política de fichajes buscó reforzar al equipo con bastante experiencia para no sufrir en una división tan complicada como la 2ªB, y se recurrió a recuperar a antiguos productos de Abegondo (Luis, Romay...) junto a promesas que ya habían contrastado su nivel en la categoría en otros filiales. Había mimbres para intentar no sufrir, pero el inicio de temporada superó todas las expectativas posibles. El equipo consiguió hasta hoy 8 victorias de 10 posibles con una solidez impropia de un equipo novato, estableciéndose en la primera posición de la tabla durante varias jornadas.

¿Cómo jugó su Fabril? 

Si algo caracteriza al hasta ahora equipo de Parralo es la calma y la concentración, algo muy poco habitual en un filial donde la juventud y el ímpetu suelen imponerse a casi todo lo demás. El técnico andaluz supo entender a la perfección las ventajas de trabajar con un filial (mayor capacidad de conseguir atraer a jugadores con talento que equipos que no pueden ofrecer el paso a categorías superiores, ganas de triunfar de sus pupilos...) con las desventajas (inexperiencia de sus futbolistas, bajas habituales de piezas clave debidas a movimientos entre primer y segundo equipo...) y formó un bloque en el que todos saben sumar y en el que siempre existe alguien en el campo que sabe aportar calma a la marabunta.

Todo parte de una solidez en defensa que hace pasar muy pocos apuros al equipo. Tan solo 5 goles encajados en 10 encuentros son muy pocos, y es que el asentamiento de Fornos como un jugador que supo ganar galones con el paso de los años y un One que está siendo una de las grandes revelaciones de la temporada como un jugador que aporta mucho en el juego aéreo y al corte hicieron dar un salto de calidad defensiva muy importante. El equipo tiene orden atrás y una organización de tareas muy concreta que hace que todo suela funcionar sin problemas. Además, la seguridad en portería que ofrece Àlex Cobo (cuyo progreso desde su llegada al Dépor es palpable) da un plus importante y otorga puntos.

En cuanto al ataque, si bien es un jugador que no siempre puede jugar debido a su alternancia con el primer equipo, todo empieza en Edu Expósito. Un futbolista inteligente que sabe mover el juego del equipo y emplearse en tareas tanto defensivas como de creación y que junto a Queijeiro (o Carlos López, que con su trabajo defensivo libera mucho más a Expósito hacia labores de organización) se complementa de manera sencilla en un centro del campo que hace y deja hacer a los compañeros. 

Los hombres más adelantados forman también una maquinaria que funciona a la práctica perfección. Uxío es un delantero centro de poderío aéreo y con un juego de espaldas brillante, capaz de dominar cualquier balón dividido en sus dominios y darlo al compañero que llegue de frente para que pueda hacer daño, capacidad que suele aprovechar Romay (cuya calidad es un lujo en la categoría) para recibir y buscar romper líneas hacia cualquiera de los dos extremos. Pinchi y Galán saben explotar sus bandas llegando y también aprovechando segundas jugadas para hacer daño. 

Las claves, en definitiva, se basan en la solidez, en un estilo de juego pragmático pero con alternativas necesarias cuando el partido se atasca y una distribución de responsabilidades que hace que todo el mundo esté siempre enchufado. Esto último es algo que se ve perfectamente si se echa un vistazo al aspecto goleador y se ve que los 17 tantos anotados hasta ahora están muy distribuidos entre un total de 10 jugadores. Además, tampoco se puede despreciar el hecho de que Cristóbal supo manejar una plantilla numerosa haciendo que casi todos sus jugadores sepan rendir cuando el equipo lo requiere. En las últimas jornadas existieron bajas muy importantes cuya ausencia fue minimizada por futbolistas que supieron rendir haciendo que la racha triunfal no se viera cortada. 

¿Idoneidad de la llegada de Parralo al primer equipo?

La pregunta es difícil de contestar. Lo que está claro es que el trabajo del técnico en el filial merece el premio de la subida al Dépor, pero puede que mi percepción de la situación vaya encaminada a hacerlo de manera diferente a la que se produce hoy. 

Para empezar, hablaremos del cruel abandono: El Fabril estaba funcionando a la perfección en la actualidad, mostrándose como un bloque muy unido y anímicamente fuerte y que ve cómo ahora su máximo responsable deja el proyecto de manera precipitada. En el fútbol base los jugadores suelen valorar mucho la figura del técnico y asociarla a sus éxitos, y la marcha de Cristobal puede ser un jarro de agua fría sobre un proyecto que estaba pasando por su mejor momento y que hacía soñar con mayores cotas que la simple salvación. Hablar de un ascenso a segunda serían palabras mayores, pero pelear por entrar en el play-off suena como algo plausible teniendo en cuenta que pasado un cuarto de la competición las cosas marchan muy bien. Habrá que confiar en que quien llegué a sustituirlo (presumiblemente Manjarín, quien conoce a los futbolistas tanto como Parralo) sepa continuar el trabajo en la misma línea.

En segundo lugar, hablemos de la llegada merecida: Es evidente que el técnico merece el premio por su trayectoria en el club, pues las cotas alcanzadas son muy meritorias. No obstante, cuesta creer que el momento sea el idóneo, pues llegar en un momento en el que el equipo se muestra roto dificulta bastante la tarea del técnico y hace que un novato en la categoría, como es el caso, se enfrente a los lobos desde el primer momento y con muy poco tiempo para coger la sartén por el mango. Llegar ahora significa caer al fango desde el inicio y tener escaso margen de maniobra, y eso es algo para lo que hay que tener mucho callo, mucha suerte o mucha personalidad. El técnico demostró que tiene personalidad, pero el riesgo sigue estando ahí. Subir al primer equipo puede significar quemar el inicio de su andadura como entrenador en la máxima categoría si la situación le supera, algo que no está fuera de la lógica debido a que ni la plantilla está hecha a su medida ni tiene tiempo para trabajarla lo suficiente antes de enfrentarse a su primera prueba de fuego que llegará en tan solo dos días. En mi opinión, la solución más prudente habría sido contratar a un técnico de experiencia en estas lides hasta final de temporada y prometer a Cristóbal el puesto a partir de verano, aunque soy consciente de que es complicado contratar a un técnico sin darle la opción de seguir si cumple objetivos.

Sea como sea, el relevo era necesario debido a que nada estaba funcionando en el Dépor de Pepe Mel. A partir de hoy la suerte está echada y veremos si el equipo es por fin capaz de sacar rendimiento a una plantilla que por nombres parece estar capacitada para luchar por algo más que evitar el descenso.