La última bala de Argentina
Por Rubén López | rubenlopezfcp@gmail.com
En la noche de ayer, la selección argentina volvió a empatar en su enfrentamiento contra Perú, resultado que a falta de un encuentro por disputar deja a la albiceleste en una situación delicada. Sólo les vale ganar, aunque la buena noticia es que al menos dependen de ellos mismos debido a que en la última jornada habrá un duelo entre dos de los rivales que se encuentran inmediatamente por encima: Perú y Colombia.El partido contra la selección ecuatoriana de AntonioValencia que se disputará el próximo miércoles será quizás el partido más importante de la historia reciente de Argentina: todo o nada.
Lo cierto es que no es la mejor época para el fútbol argentino a nivel de combinado nacional. Tras una clasificación para el Mundial muy irregular a las órdenes de Bauza, la AFA puso todos sus esfuerzos en fichar a Jorge Sampaoli, que acumulaba un currículum plagado de éxitos con un sello de fútbol muy marcado. No obstante, a pesar de todo el revuelo que causó el fichaje del ex técnico del Sevilla, no puede decirse que la mano del santafesino se haya notado todavía. Su llegada, en un momento de gran tensión debido a la delicada situación clasificatoria y el escaso tiempo que tuvo para trabajar en su idea están provocando que no hubiera conseguido marcar su impronta, una impronta que necesita mucho trabajo detrás para adquirir los mecanismos.
En este contexto, y pareciendo que Sampaoli es consciente de que no puede hacer a los suyos jugar como quiere debido a que no existe tiempo necesario para prepararles, Argentina está tratando de hacer las cosas de manera pragmática. Dando sólo a Messi la libertad de ser inventivo y crear, los restantes jugadores se ofrecen simplemente a misiones muy encorsetadas y genéricas de su puesto, minimizando riesgos. El fútbol de esta Argentina se basa en enconmendarse a Leo y tratar de no cometer fallos hasta que el esférico llegue al futbolista del Barça.
Algo volvió a fallar ayer en la idea, exactamente igual que en los otros dos partidos de la era Sampaoli. Esta forma de jugar en la que sólo Messi parece tener permiso para ser determinante por sí mismo hace que el 10 esté más encimado todavía de lo que ya es habitual en él, y su capacidad para sorprender se ve enormemente mermada. En su selección, como lleva pasando desde siempre, su equipo no es capaz de crearle superioridades de manera tan efectiva como el Barça, y por ello en partidos internacionales Messi es menos Messi. En esta Argentina esto es más palpable todavía, pues anularle es anular a toda su selección y los rivales lo saben. En cualquier caso, no puede negarse también que ayer tuvo errores de cara a portería que son responsabilidad suya y sólo suya. Quizás a Leo le pudo el embotamiento de fajar casi en solitario y la presión de jugarse tanto, pero a un futbolista como él ha de pedírsele que las ocasiones claras acaben dentro (con permiso del portero peruano, Gallese, que ayer se hizo grande).
Si el ataque está siendo una asignatura pendiente para Sampaoli, no puede decirse que la defensa esté funcionando mucho mejor. Ayer se pudo ver cierto desorden y falta de entendimiento en la zaga que conllevó alguna que otra ocasión de peligro sobre la puerta de Romero llegando a la contra y cogiendo desprevenidos a los defensores. No estuvo nada mal Otamendi ahogando rivales ni Mascherano sacando la pelota jugada, pero en conjunto hicieron aguas en varios momentos del encuentro, sobre todo cuando se les obligaba a correr hacia atrás.
Quizás La Bombonera fue demasiado para Argentina. Quizás su incansable afición que hace de su estadio un lugar ensordecedor llevó a los jugadores a no saber gestionar la presión del aliento y la crítica. No obstante, lo único que es seguro es que contra Ecuador Argentina se va a jugar la vida. Tienen a su favor la estadística reciente de que La Tri perdió todos y cada uno de sus últimos 5 partidos, pero la estadísitica no juega. El miércoles será un encuentro a vida o muerte para los de Sampaoli
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