Ronaldinho, la sonrisa mágica
Por Rubén López | ruben@futbolconpropiedad.com
"La luz que brilla con el doble de intensidad dura la mitad de tiempo. Y tú has brillado con muchísima intensidad"
Hubo una época en la que no había discusión. Una época extremadamente breve, pero en la que nadie dudaba sobre quién es el mejor futbolista del mundo. Aquel hombre se llamaba Ronaldo de Assis Moreira, más conocido en el mundo del fútbol como Ronaldinho.
Creo que Ronaldinho fue el jugador de más talento que pude ver sobre un campo de fútbol. Era mágico y casi incomprensible en cada ocasión en la que tocaba el balón. En su mejor nivel encarnaba sobresalientemente todas y cada una de las virtudes típicas del jugador brasileño de ataque. Lo tenía todo para ser el más grande, y en su día se inició el debate que en la actualidad se tiene con Messi, y que también se creó con Zidane y Ronaldo Nazario.
Era un buen goleador a pesar de no ser un 9, y sus cifras llegaron a ser sobresalientes durante sus mejores temporadas. Su habilidad para definir de la forma más sorprendente le llevó a marcar aunténticos golazos que dieron la vuelta al mundo (y todavía los sigue haciendo) e incluso fue capaz de hacer que el Bernabeu le aplaudiese en una noche aciaga para el madridismo. La afición del eterno rival supo aceptar de forma elegante que su nivel era sobrehumano e imparable.
Su regate era eléctrico, rápido, impredecible y desbordante de talento. Creaba arte y movimientos que nunca hasta la fecha volví a ver repetidos. Se iba en carrera como nadie, salía de forma sorprendente de marcajes asfixiantes, rodeado por más de dos defensas. Se ataba el balón a la bota, la escondía, la mostraba y desquiciaba al defensa.
Tenía un último pase que destrozaba líneas, tanto raso como por alto, y siempre dejaban al delantero en la posición ideal para el gol o para encarar. Además su capacidad de sorpresa era abrumadora. Los defensas no sabían lo que vendría después, pero él sabía lo que probablemente haría el defensa. Pensaba un segundo antes sobre lo que haría el rival y decidía en un instante lo que iba a hacer él, lo que le convertía en un jugador imparable, que nunca daba pistas de su siguiente movimiento.
Recuerdo la imagen de un jovencísimo Messi aplaudiendo con admiración a un Ronaldinho en el apogeo de su carrera, como soñando con llegar a ser un futbolista al nivel de su compañero. No en vano, Leo creció a su sombra, con la esperanza de que algún día aquella camiseta blaugrana con el número 10 fuese suya. El brasileño lo apadrinó conociendo su talento desde que subió al primer equipo, y nunca tuvo con él la lucha de egos que sí mantuvo con Eto'o. Ronaldinho construía a un chaval que sabía que le tenía como espejo, y solía mimarlo sobre el campo, indicarle dónde debía posicionarse y darle los pases especialmente para su lucimiento.
Dentro del debate sobre el mejor jugador de la historia tan candente últimamente no puedo posicionarme, me falta mucho fútbol pasado por ver, aunque sí sé que Messi es el mejor jugadoractual y de la última década. Pero de lo que también estoy seguro es que eso no sería así si el mejor momento del Gaúcho hubiese durado más de dos años y la vida extradeportiva no consumiera su fútbol. Desde mi perspectiva considero que el mejor Ronaldinho superaba a cualquier otro jugador que pudieran ver mis ojos. Creó éxito desde las cenizas de un Barça que hasta su llegada vivía en el fracaso, y sobre todo transmitía la sensación de que el fútbol era un juego, un juego en el que se divertía como nadie y sabía todos los trucos. El día que Ronaldinho perdió la sonrisa sobre el césped el fútbol perdió al que posiblemente fuese el mayor talento de su historia.
I'm amazed, I must say. Rarely do I come across a blog that's bоth
ResponderEliminareducativе anԁ interesting, and without a doubt,
you have hit the nail on thе head. The problem is something tοo few
people аrе ѕpeаking intelligently about.
I'm very happy I found this during my hunt for something regarding this.
Also visit my blog : http://www.newusedcar.info/