7 nov 2012

Juego de tronos


 Por Rubén López | ruben@futbolconpropiedad.com
 
Las rivalidades necesitan de líderes. Líderes que guíen a sus bandos de forma certera, inquebrantable, pero, sobre todo, sabia. La guerra debe ser un lugar hostil, un emplazamiento en el que la vida está en riesgo y el juego sucio está permitido. Pero el fútbol no es la guerra, el fútbol sirve para algo. El deporte rey ejemplifica lo que es una batalla entre dos fuerzas opuestas. Es una pelea táctica de soldados a las órdenes de su teniente.Un ajedrez trasladado al mundo real, con demasiados peones deseando ser caballeros y muy pocos caballeros dispuestos a comportarse como peones.  Dentro de este tablero prevalecen dos figuras: las de los reyes. Personajes intocables para todos, protegidos con la sangre de los suyos y respetados hasta el extremo por los contrarios. Nadie se atreve a cuestionar su mando.

Hay, por otra parte, rivalidades futbolísticas demasiado arraigadas. Odios que llegan a empañar el raciocinio y se convierten en algo que algunos toman por una pelea de gallos, una competición por ver quién demuestra ser el justiciero del contrario y enardece más al hooliganismo local. En otras palabras, es imposible que dentro de una rivalidad no aparezca gente que se lo toma de forma equivocada, e intenta convertirse en el baluarte de una inútil y poco inteligente cruzada contra el contrario. Esta situación es totalmente aplicable al derby gallego, en el que trataré centrar todo esto.

En cada época, en la rivalidad Depor - Celta siempre hubo salidas de tiesto. Jugadores que quisieron jugar a ser reyes de la forma equivocada, de la forma que sólo los malos intérpretes del poder saben: la descalificación al otro bando. ¿Cómo olvidar el recuerdo que dedicó Scaloni al Celta en plena celebración de la Liga conseguida en el 2000? Algo que fue muy criticado en su día por la parroquia celtista, pero que se repitió a la inversa el pasado año mientras el Celta celebraba su ascenso. Épocas diferentes, mismos errores. Actualmente existe algún conflicto para algunos a la hora de buscar ciertos símbolos. Hay quien tilda a Iago Aspas como 'azote del deportivismo' debido a una sucesión de fanáticas (creo que, aún siendo del club aludido, puedo permitirme usar este adjetivo sin perder la objetividad)  declaraciones contra el equipo blanquiazul. En cuanto al norte de Galicia, también Bodipo y Aythami hicieron sus pinitos como ultras. Son estas actitudes ciegas las que hacen llegar a la conclusión de que Aspas (ni  por supuesto Bodipo ni Aythami) no nació para ser rey. Un rey sabio, que es el tipo de rey que necesita el fútbol, no alardea de su condición, ni mucho menos enfrenta a su pueblo en una guerra absurda.

El que reina es aquel que no necesita más que aparecer ante los suyos para que todo a su alrededor se silencie a la espera de lo que tiene que decir porque saben que merecerá la pena escucharlo. Es aquel que no sólo busca la solución de sus errores, sino también la de los de sus compañeros. Y sobre todo es aquel que respeta al rival, porque sabe que la provocación es un arma de doble filo. Sabe que sentir uno colores no es más que el fruto de la casualidad. Por mucho que esté en la naturaleza humana creerse especial, hasta el deportivista o celtista más acérrimo sería del otro equipo si naciese en la ciudad contraria, por mucho que duela. Un rey sabe que no debe fomentar el odio, ya que quienes lo fomentan no son conscientes de que quienes responden desde la otra orilla no son más que sus espejos vestidos con otros colores, de que ser rivales no significa tener problemas mentales.

Iago Aspas no es el estandarte del celtismo, es simplemente su estrella, algo que no tiene por qué ser sinónimo de reinado. Cada una de las figuras del tablero posee un signo distintivo, pero el rey auna los de todos. Debe ser líder, pero también capaz de aportar el trabajo de un peón, la nobleza del caballero, la diplomacia del alfil y la contundencia de la torre, y el Celta posee esa figura. Al igual que el Deportivo tiene a Juan Carlos Valerón, en Vigo tienen a otro jugador del que ningún deportivista de bien sería capaz de catalogar con malas palabras. Ese hombre se llama Borja Oubiña y no debería haber ninguna duda sobre su condición de símbolo.

4 comentarios:

  1. Ya lo dijo nuestro presidente, que nuestro líder y el emblema del club es Oubiña. Todavía hay gente en Vigo que lo critica pero este jugador nos representa mejor que nadie, tranquilo, con un trabajo impecable pero que tampoco hace mucho ruido, humilde que llegó a ir a la selección todavía vistiendo de celeste y con un conocimiento de fútbol ( dentro y fuera del terreno ) que hace que el resto del equipo lo miren casi como a un entrenador.
    Iago Aspas siguiendo tu símil con el ajedrez y el juego de tronos ( y sin querer faltar al respeto a este jugador con una calidad innegable ) sería la "reina", la pieza más peligrosa, la pieza que ella sola te puede decidir la partida, pero nunca un líder, ya que a pesar de que yo soy de los primeros que agradece su pudonor en el campo no apruebo muchas de sus salidas de todo y entiendo que la mayoría de sus acciones son más con el corazón que con la cabeza y a la larga eso no es tan bueno como se cree.
    Me alegro de haber sido el empujoncito que sacó este texto y espero que en el próximo derbi podamos comentarlo como un panorama enteramente futbolístico que sabemos hacerlo.

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  2. gran artículo lleno de razón, Oubiña ha demostrado en muchas ocasiones ser todo un señor, no creo que ningún deportivista decente se haya alegrado de sus lesiones; lo mismo pasa con Valerón en el lado contrario. Iago Aspas, que tiene sobre 25 - 26 años si no me equivoco, nos demuestra cada vez que abre la boca que parece tener 10 (con todos los respetos a los niños de 10 años), una pena que el que hoy por hoy es el mejor jugador celeste no sepa estar a la altura de las circunstancias, un saludo Rubén.

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  3. Memnoch, lo de etiquetar a Aspas como 'reina' estuve a punto de hacerlo pero al final me eché para atrás porque hay quien podría tomarlo como algún tipo de provocación y nada más lejos de la realidad. Es muy bueno, pero le pierden las formas. Se puede mantener una rivalidad sana, sin llear al odio, y no por eso demuestras ser menos de tu equipo que otros.

    Juan, Oubiña y Valerón tienen caminos muy parecidos. Ambos son tíos que no hablan más de la cuenta, que saben lo que es el lado negro del fútbol con las lesiones y que hoy estás arriba y mañana puedes caer, que tienen un gran mando en su vestuario... Realmente son el prototipo perfecto para hablar hoy del tema que trata el artículo.

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  4. También por no poner todo en contra del 10 de mi equipo decir, que el año pasado cuando empezaron los ataques por ambos bandos es normal que Aspas saltase porque quieras que no, es del Celta desde pequeño y a veces ese forofismo es todo pasión y poca cautela. Mientras que los del Depor que atacaron eran dos personajes que hace unos años ni sabrían lo que es un derbi gallego.
    No con eso justifico lo de Aspas, pero si a una persona que va a votar le molestan los que critican sin haber votado; a alguien que ha vivido derbis gallegos en todo su explendor normal que saque lo peor de si unos que seguramente no saben quien le rompió la pierna a Manuel Pablo, cuando el Dépor nos metió cinco en Balaídos o cosas así...

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