La Liga no está sentenciada
Por Rubén López | ruben@futbolconpropiedad.com
Aunque puede que algunos pensarais al leer el título que me contagié del estilo de Inda e iría a exponer razones por las que el Real Madrid aún puede ganar la Liga (algo que por otra parte no es imposible aunque sí improbable), lo cierto es que trataré un tema que nunca apareció ni aparecerá en los videochistes de nuestro amigo Eduardo, ya que poco tiene que ver con el glamour de la lucha Barça - Madrid que tan presente está estos días.
Cuando escucho o leo al periodista o aficionado de turno manifestar con rotundidad estos días que ''La Liga está sentenciada'' no puedo reprimir una expresión de incredulidad, incluso una sensación de vivir en un mundo paralelo en el que la Liga, en este caso por desgracia, no está terminada. Todo lo contrario ya que muchos equipos se están a día de hoy jugando mucho, incluso más de lo que se juegan los dos de arriba.
Y es que no es el prestigio lo que está en la cuerda floja, ni la emoción de vacilar al eterno rival por darle con la puerta en las narices, ni mucho menos el ansia acaparadora por llegar a ser el que más trozos de metal tiene en sus vitrinas. En la lucha de la que hoy hablo está en juego la subsistencia de los clubes, y en algunos casos, su viabilidad futura. Se está librando una lucha desesperada por no ser uno de los tres elegidos para caer al pozo en el que en algunas ocasiones no hay ninguna cuerda que les aupe de nuevo a la superficie.
Todos en este país tuvimos ya la suerte de poder celebrar un título con el pasado Mundial de Sudáfrica y sabemos lo bonito que llega a ser (aunque he de reconocer, puede que de manera impopular, que en la época en la que pude vivir los títulos de mi equipo disfrute infinitamente más, puede que por lo nada habituados que estábamos a conseguir trofeos) pero aquí no hay campeonatos que valgan, aquí los tres que queden atrás no se tienen que conformar con jugar Champions, sino con una pedrada que les hace descender al abismo y que deja a los equipos mermados tanto económica como deportivamente.
Proyectos deportivos ambiciosos se fueron en su día al traste por vayan ustedes a saber por qué motivo. El Atlético de Valerón, Hasselbaink o Molina, el Zaragoza de los Aimar, Milito y Ayala, o el Betis de Emaná, Sergio García y Oliveira son buenos ejemplos de ello. Estos remontaron el vuelo (algunos con más facilidad que otros y el Betis aún la espera de consumar dicha remontada) pero no todos corrieron la misma suerte que este selecto grupo de descendidos de ida y vuelta.
En el grupo de los más desfavorecidos por el infortunio del descenso se pueden encontrar equipos como el Oviedo, que siendo desde siempre un equipo habitual en 1ª lleva una década enfrentándose a las categorías más duras de este país buscando reverdecer viejos laureles con una afición que ya quisieran para sí equipos de la actual máxima categoría, o el Compostela que no debería ser recordado sólo por encajar aquel fantástico gol de Ronaldo, sino también por conseguir mantenerse durante 4 años en la máxima categoría después de pasar casi la totalidad de su historia entre 2ªB y 3ª, y que desde su descenso volvió a darse de bruces con las categorías modestas. Tampoco hay que olvidarse de ejemplos como el del Logroñés, que llegó a desaparecer por completo y a escindirse en dos equipos, uno en 2ªB (UD Logronés) y otro luchando por el ascenso en 3ª (SD Logroñés, equipo cuyo presidente fue entrevistado en esta web, entrevista que podéis leer aquí), o el Mérida, que tras conseguir el ascenso a la actualmente denominada Liga BBVA, no pudo afrontar los problemas económicos sobrevenidos por los excesos para llegar a la élite y no poder mantenerse en ella y terminó por desaparecer. Y la de equipos que me dejo en el tintero...
Tras ejemplificar lo que puede suponer quedar más abajo del 17º puesto en la máxima competición española y teniendo en cuenta que hay alrededor de 10 equipos en esta batalla, unos más apurados y otros menos, reitero que no comprendo expresiones como la mencionada al inicio de este artículo efectuadas tan a la ligera. El fútbol no acaba en el 2º puesto ni mucho menos, y para algunos periodistas (y para muchos aficionados, pero eso es un tema aparte) parece que los de abajo sólo sirven para que los dos gigantes sumen 3 puntos.
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