Emre Colak y el orden anárquico
Por Rubén Pedreira
Si hay un futbolista diferente en el Deportivo de Coruña ese es Emre Çolak. El turco es un jugador cuya calidad está fuera de toda duda, pero su principal problema es otro. Siempre parece desconectado de todo lo demás y su nivel de compromiso suele ser como mínimo cuestionable. No obstante, el equipo está en una situación extrema (calificativo que resulta incluso optimista) que necesita soluciones cuanto antes.
Al Dépor no le sobra fútbol, y en ese aspecto debe intentar aferrarse a algo que solvente una papeleta tan complicada como verse incapaz de tener mecanismos para hacer daño al rival en plena jornada 30. Es cierto que algunas de sus actitudes fueron indefendibles, que tiene carencias que en ocasiones cuestan sustos y que su nivel de algunos partidos no es del todo aceptable, pero si no conseguiste formar un esquema que permita crear fútbol en toda la temporada y te ves metido en una situación insostenible como la actual resulta evidente que la solución pasa por buscar a jugadores que aporten algo diferente y Çolak es el único jugador en plantilla que puede dar algo así.
Emre no es un futbolista válido para correr detrás de un balón, pero sí puede solucionar el problema de tener que resignarse a jugar así. Es capaz de tener clarividencia en el último pase, de juntar las líneas de su equipo y desordenar las del rival. Continuar haciendo lo de siempre no tiene pinta de ir a dar resultados diferentes por mucho que el entrenador defienda que lo único que falta por llegar es la victoria.
Si se apuesta por él, no obstante, hay que hacerlo creyendo en sus aptitudes. No es admisible resignarlo a la banda, donde su presencia pierde todo el sentido. Es influyendo en el centro cuando mediante la posesión de balón es capaz de permitir a sus compañeros posicionarse en lugares donde pueden resultar dañinos. Ayer hablé de Lucas y de cómo el coruñés necesita a alguien que le busque, y utilizar en ese aspecto a Emre puede ser la única baza que tiene el equipo para aprovecharse de él de manera efectiva.
Es cierto que al turco le falta regularidad, aunque sería casi utópico que la consiguiera entrando y saliendo del equipo con tanta frecuencia como lo hace. En cualquier caso, si fuese capaz de rendir al nivel de sus mejores partidos con frecuencia resulta evidente que su equipo actual no sería el Dépor. Es un futbolista diferente y capaz de decantar partidos. El nivel de cualquiera de los jugadores de arriba es exactamente igual de irregular y siguen jugando partido tras partido, con lo que no hay motivo en ese sentido para prescindir de Emre. En mi concepción del equipo, en la situación actual sólo Çolak y Lucas serían innegociables en el ataque.
El incidente de enero con Parralo a punto estuvo de llevarlo a la puerta de salida, pero finalmente se quedó en plantilla para tener un protagonismo bastante leve. Seguramente no sea un futbolista fácil de llevar y frecuentemente se vivan situaciones a su alrededor que no tienen demasiado sentido en un equipo de fútbol, pero si aún se tiene una levísima esperanza de salvación ha de pasar por recuperar al único jugador que tiene fútbol suficiente para dar criterio a un ataque inocuo.
En resumen, no se puede tomar la irregularidad de Çolak como penalización para juzgar su capacidad. Sí, en cuanto a calidad está varios peldaños por encima del resto, pero castigar que no siempre dé ese nivel es absurdo. Hay otros jugadores que no tienen su capacidad de determinación y fluctúan tanto o más que él sin perder su lugar en el once. Es una tendencia milenaria en el fútbol la de castigar más la irregularidad de aquel que tiene mayor talento cuando simplemente lo que la hace destacar es el hecho de que cuando está bien es capaz de alcanzar un nivel que otros no consiguen, pero renunciar a la oportunidad de disfrutar de ese recurso porque no lo va a conseguir ofrecer los 90 minutos de las 38 jornadas me parece una negligencia flagrante.
Los únicos minutos realmente buenos del partido contra el Espanyol, tan alabado por Seedorf, se dieron a partir de la entrada de Emre en el campo y sólo hace falta repasarlo para ver que su incidencia fue la clave de las llegadas de los coruñeses en la última fase de la segunda parte. También es necesario recordar que todas las victorias de este equipo salvo la conseguida en el Estadio de Gran Canaria contaron con la participación de Emre. El futbolista turco aporta la única clarividencia con la que cuenta el conjunto blanquiazul en ataque y cerrarse a esa evidencia es resignarse al juego que llevamos toda la temporada viendo: una orquesta de atacantes solistas incapaz de hacer casi nada en conjunto, a la que ahora se le añadió el tan manifiestamente inefectivo recurso de los balonazos arriba de Muntari. No nos engañemos, Çolak tiene muchos defectos y quizás su presencia en el equipo también reste bastantes cosas, pero no aprovechar lo que suma en esos 90 minutos a la semana que son los que realmente importan es pedirle al descenso que llegue cuanto antes.
También puede ser que la cabeza del futbolista turco esté en otro lugar y su compromiso se desvaneciera ya por completo desde sus incidentes de enero. En ese caso hay otro futbolista que puede ofrecer prestaciones similares jugando por dentro, que es Carles Gil, pero parece que su rol con Seedorf se limita al más puro ostracismo. Quizás haya que resignarse a seguir viendo a un Dépor falto de ideas en ataque hasta final de año y esperar que en la planificación para Segunda División en la temporada que viene se consiga por fin formar un equipo equilibrado y fichar a un entrenador con los conceptos asentados.
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