Guerra de bandos ciegos por un objetivo incierto
Vivimos en la sociedad de la información. Una información que llega a nosotros cambiante y por rachas, como si una inerte e involuntaria ráfaga de viento nos la trajera desde diferentes lugares de la geografía terrestre hasta nuestro punto de encuentro. Conocemos noticias que parecen creadas por azar, pero que muchas veces son meticulosamente trazadas para un objetivo claro.
En el día de ayer asistimos a un ejemplo claro. Mundo Deportivo amaneció con una exclusiva que prometía mover las bases del fútbol español: José Mourinho habría insultado y traumatizado a una pareja de pasajeros de un avión después de que estos se hubiesen dirigido a él con un respetuoso "Força Barça", esperando que sonriese y les dedicase una camiseta de Messi. Ni corto ni perezoso, parece ser que el ogro portugués no se lo tomó bien y se enzarzó en insultos con sus compañeros de vuelo, que muestran como inequívoca prueba de los hechos una foto de sus espaldas y un billete de avión en la mano (a la derecha de estas líneas). La realidad es que el entrenador del Real Madrid estaba en Cancún y aquel vuelo Miami-Lisboa le quedaba un poco a desmano.
Es sólo un ejemplo más de esas noticias hechas para el morbo, un morbo que vende y envalentona a las masas ciegas de una forma incomprensible, haciendo que el que presencia el dantesco espectáculo tema que la vida de los protagonistas de tan épica batalla corra peligro por ingesta excesiva de bilis. Decía al principio que funciona a rachas porque cada día es un bando diferente el que saca pecho. Si ayer la parroquia culé ejercía de moralista, vimos en otras ocasiones como eran los madridistas los que se henchían de orgullo en el reproche por las actuaciones rivales (¿Cómo olvidar el nunca probado "Españolitos..." de Piqué o el polémico y supuesto "Mono" de Busquets a Marcelo).
El caso alcanza cotas de tristeza inimaginables cuando reflexionamos y comparamos. Porque cuando alguien ejerce de inquisidor letal contra un jugador del otro equipo por proferir un insulto racista a uno del propio, se espera que ese alguien sea un individuo consecuente y correcto, con un historial impoluto, pero sucede que más tarde le apetece proferir sonidos simiescos contra un rival .
La hipocresía social alcanza en el fútbol cotas altísimas, llena de ridículos disfrazados de pasiones. Un deporte rodeado de tiradores profesionales de primeras piedras cuya libertad de pecado es cuestionable, y cuya sangre es succionada por intereses privados de una forma inimaginable, vampiros ayudados por una fachada de corrección forjada a base de seda italiana y gomina que se alejan de Transilvania para ejercer su condado de la desvergüenza en cualquier territorio. Territorio que recogieron fértil y que se acerca ahora a la categoría de tierra baldía. Y mientras vivimos un inquietante cuento de Lovecraft, con asquerosas criaturas inimaginables pululando a nuestro alrededor, los responsables de informar sobre ello prefieren decir irrelevancias destinadas a calar de forma irreflexiva en subconscientes ciegos y rabiosos que buscan dar rienda suelta a un odio inculcado por nadie y por todos.
No sabemos lo que estamos haciendo. No tenemos ni idea de lo que estamos alimentando y lo que estamos dejando que nos den de comer. La estructura de un edificio carcomido no da signos de inestabilidad hasta que ya es demasiado tarde. Y ya es tiempo de descuento para el fútbol. Demasiada carcoma para tan poca gente dispuesta a poner madera. Cuando muramos todos sólo unos pocos lo lamentaremos.
La relación MAdrid - Barça fuera del terreno de juego cada vez es más patética , se intenta sacar punta a todo .
ResponderEliminarUn saludo
Y tiene pinta de ir a peor si nadie lo para...
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