Thorsten Fink, un método para el éxito
Por Rubén López | ruben@futbolconpropiedad.com
La carrera como entrenador de Thorsten Fink resulta, además de breve, bastante curiosa. Todos recordaremos su etapa como jugador en el Bayern de Múnich, donde a pesar de no ser una estrella siempre estuvo en primer plano hasta su declive. Colgó las botas debido a una lesión de rodilla en 2006, con 39 años, y se puso a entrenar con efectos inmediatos. A partir de ese momento empezó un peregrinaje que desembocó en hacerle uno de los técnicos de moda del fútbol europeo actual.
Empezó a dar sus primeros pasos en los banquillos en el equipo amateur del Red Bull Salzburg, y no tardó mucho en llegar al primer equipo como asistente de Giovanni Trappatoni, para posteriormente dar el paso a su primer trabajo como entrenador de un primer equipo en el Ingolstadt 04, donde no le fue muy bien, y una mala racha de resultados provocó su cese en su segunda temporada en el club. Tras esto llegó a Basilea y su ascenso en la lista de técnicos prometedores no pararía hasta el día de hoy.
No empezó bien su andadura en Suiza, un comienzo de temporada renqueante hizo saltar las alarmas y el rumor de un nuevo fracaso se notaba en el aire. El alemán no sucumbió a la presión y le dio al equipo el empuje necesario para subir posiciones partido tras partido y conseguir, a final de temporada y de forma épica en el último partido, el título de Liga en 2010 y también el de Copa. La temporada pasada, y ya con la confianza ganada, volvió a repetir el éxito en Liga, lo que provocó su entrada en Champions League de cara a este curso 2011/2012 después de que la experiencia en la máxima competición europea en la campaña pasada no fuera del todo satisfactoria. Comenzaron muy bien, colocándose líderes tras dos jornadas con un empate ante nada más y nada menos que el Manchester United, plantando cara en todo momento.
Con esta disposición de los hechos, el técnico recibió una oferta para volver a su Alemania natal para dirigir al Hamburgo, y tras pensarlo detenidamente decidió aceptar y dejar a su fiel asistente Heiko Vogel a cargo del Basilea (que consiguió clasificarlo para Octavos de Champions y mantener al equipo en el liderato de la Super League). El reto era de los grandes: impedir que el único equipo de la historia de la Bundesliga que nunca sufrió un descenso cayese en el pozo de 2ª.
En Hamburgo se encontró una situación complicada, con el equipo como colista y hundido moralmente después de sólo conseguir una victoria y un empate en las primeras 8 jornadas y una nueva victoria en la 9ª, cuando ya estaba fichado pero aún no estaba a cargo del equipo. Su debut llegó en un partido ante el Wolfsburgo en casa, donde logró un empate, y a partir de ese momento el equipo empezó a levantar el vuelo. Después de tres meses en el cargo, el equipo no había perdido todavía ningún partido de Bundesliga hasta el pasado domingo (ante el Dortmund) y se encuentra 14º a tres puntos del descenso directo, dejando buenas sensaciones.
Os preguntaréis cuál es la fórmula. Fink es un entrenador fiel al 4-4-2 y desde su llegada a su nuevo equipo mantuvo esa idea táctica, combinada con una importante capacidad para amoldarla a cada situación concreta. El resto se basó en formar un once inicial habitual lo más compensado posible y una cuidada estrategia. Dio galones a jugadores jóvenes como Jeffrey Bruma o Gökhan Töre y están respondiendo a la perfección, mientras que Paolo Guerrero efectúa su labor de forma eficaz como referencia atacante junto con Mladen Petric. Esta base se combina con mucho juego por bandas y presión en bloque cuando el rival tiene la posesión.
Puede ser el inicio de una nueva y exitosa época en Hamburgo, aunque ya hay quien habla de su vuelta a Múnich para ocupar el banquillo del Bayern.
Gran artículo, lo cierto es que le había perdido la pista por completo a este hombre.
ResponderEliminarGracias Juan. Yo hasta el año pasado también, pero ahora apunta a ser una de las promesas más interesantes en tema de banquillos en Europa
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