8 abr 2016

Grandes épicas de ayer y hoy


  Por Rubén López | rubenlopezfcp@gmail.com

La temporada del Leicester en esta Premier está siendo uno de los fenómenos más comentados del fútbol europeo. Un club  que hace un año intentaba sobrevivir en los puestos bajos de la liga está luchando ahora por conseguir algo que proyectos millonarios como los de City, United o Chelsea no pueden ya ni soñar: levantar el trofeo de Premier League 15/16.

La hazaña protagonizada por el equipo inglés da mucha vida a un deporte demasiado acostumbrado a la rutina de ver ganar siempre a los mismos pero, aunque es poco común, no es un hecho único. Hablaremos hoy de otros casos de equipos que consiguieron desafiar a la norma estalecida para colarse en una fiesta que no estaba destinada para ellos.

  • Nottingham Forest 1977-1980
Cuando Brian Clough llegó a Nottingham en 1975 ya era un mito en el Derby County, pero su etapa en el Forest lo convertiría en leyenda del fútbol. Cogió a un equipo en la segunda categoría, pero junto a su inseparable Peter Taylor consiguió llevarlo a la First Division con prontitud. En su primer año en la máxima categoría consiguieron un sorprendente doblete llevándose el trofeo de liga y de League Cup en la 77/78, y estableciendo también una racha de más de un año sin perder partido alguno que duró hasta la siguiente campaña. No obstante, su éxito de más renombre fue la Copa de Europa que ganarían el año siguiente contra todo pronóstico. 

Por si el hecho de ver a un recién ascendido conseguir en sus dos primeros años en la primera división una liga y el máximo título europeo a nivel de clubes pudiera parecer poco, en la siguiente temporada reeditaron el título de campeones de Europa, convirtiéndose en el más sorprendente doble campeón de la historia de este torneo. 

Clough llegó al éxito creando un equipo que buscaba el juego sencillo pero eficaz, con un gran poder combinativo y una defensa casi mecánica. A pesar de que a partir de aquella segunda Copa de Europa el equipo comenzó un declive que le llevó a ser incapaz de volver a ganar un título en una década, pasaron a la historia como una de las hazañas más increíbles de la historia del fútbol.

  • Grecia 2004

La Eurocopa de 2004 se disputó en territorio luso, y fue atípica desde el primer momento. Alemania, Italia y España se fueron a casa a las primeras de cambio, y la República Checa de los Poborsky, Nedved o Rosicky  llegó de manera sorprendente a las semifinales. No obstante, la gran sorpresa del torneo la protagonizó la selección helena. Su entrenador, Otto Rehhagel, dispuso un estilo de juego tosco pero tremendamente efectivo, creando un auténtico muro defensivo y utilizando a sus corpulentos delanteros para conseguir superioridades en área rival, todo ello coronado con la genial labor de su cerebro, el veterano Theo Zagorakis.

Es posible que se recuerde a aquel equipo griego como rácano, burdo y aburrido, pero lo cierto es que supieron jugar mejor que el rival todos los partidos que disputaron en las fases eliminatorias del torneo, obteniendo en todos ellos un resultado que define de manera perfecta su estilo: 1-0. Ódienlos si quieren, pero llegaron hasta ahí por méritos propios.

  • Hellas Verona 1985

En la Serie A de 1985 competían la Juve de Platini, el Napoli de Maradona, el Inter de Rummenige, el Milan de Baresi, el Udinese de Zico, la Fiore de Sócrates... y fue un campeonato que tenía todos los alicientes para ser considerado el mejor torneo del momento, pero los que se lo llevaron no estaban asociados al nombre de una estrella mundial ni a un pasado glorioso. El Verona ya venía de hacer unas grandes temporadas que le habían llevado a jugar en Europa, pero aquel año se salieron de toda predicción posible al levantar el Scudetto (el único de la historia del club).

El Verona llegó a lo más alto aquella temporada basándose en la pura disciplina y amoldando de manera hábil a nuevos fichajes extranjeros que llegaban a consolidar un proyecto que iba por buen camino. Sólo 17 jugadores de la plantilla disputaron minutos aquella temporada, siendo suficientes para conseguir, tirando de oficio, un campeonato en el que partían siendo los menos esperados para ganarlo.

Todavía en la actualidad es común ver en el Stadio Marc'Antonio Bentegodi pancartas en reconocimiento al entrenador que dirigió aquella gesta, Osvaldo Bagnoli.

  • Deportivo de La Coruña 1994/ Deportivo de La Coruña 2000
De nuevo, la historia de un equipo recién ascendido que acaba soñando con objetivos más grandes que la permanencia. Tras llegar a la máxima categoría del fútbol español dos años antes, el Depor apostó fuerte por conseguir grandes hazañas, creando un equipo basado en retales de saldo de equipos grandes españoles y una concienzuda búsqueda en mercados extranjeros (especialmente el brasileño). Así, llegaron al club jugadores con experiencia en Primera, como Nando o Aldana, además de grandes apuestas foráneas semidesconocidas como Djukic o Mauro Silva. El proyecto sería coronado por una estrella contrastada en el fútbol brasileño pero sin experiencia en Europa: Bebeto.

Con esta fórmula se presentó el Depor en la temporada 93/94, y lo que hicieron vivir a la ciudad se recuerda todavía a día de hoy. Plantearon sus credenciales con un comienzo arrollador, con 5 victorias consecutivas, y el resto de la temporada estuvo a la altura, concediendo sólo 6 derrotas. Plantaron cara de manera fiera a un equipo mítico, el Barça de Cruijff, y lo tuvieron en su mano hasta el último segundo del último partido de liga, en el que el histórico penalty de Djukic que no quiso entrar en la portería dejó toda esperanza por los suelos. Imperdible la rueda de prensa de Arsenio Iglesias tras aquel cruel desenlace:




El club coruñés, no obstante, tuvo la posibilidad de desquitarse unos años después, ganando la liga en el año 2000 y viviendo una época dorada que le llevó a disputar Champions League de manera ininterrumpida durante un lustro.

  • Zambia 2012

El fútbol africano es impredecible, pero en pocas quinielas entraba el finalmente campeón de la Copa África 2012. Aquella edición estuvo marcada por una especial inestabilidad política en el continente, con selecciones de países en guerra (Libia) o en estado de revolución (Túnez) disputando el torneo, con muchos de sus jugadores habiendo vivido dichos conflictos en sus propias carnes. Además, selecciones ilustres como Egipto, Camerún, Argelia, Nigeria o Sudáfrica no compitieron, al ser incapaces de clasrificarse para el torneo.

Con este contexto, la selección zambiana dirigida por Hervé Renard fue capaz de pasar rondas dejando por el camino a combinados fuertes como Senegal (en fase de grupos), Ghana o Costa de Marfil, este último en una agónica final ganada en penaltis.

A pesar de la sorpresa, aquel torneo no sirvió de trampolín a Europa para ninguno de los jugadores que lo disputaron en la selección campeona, aunque el entrenador francés sí consiguió llegar a entrenar en Ligue 1.

  • Kaiserslautern 1998 

En la 96/97, el Kaiserslautern conseguía volver a la Bundesliga después de un año en el pozo de la segunda categoría, y tan sólo 9 meses después el equipo posaba orgulloso con la ensaladera de campeones. En aquel equipo estaban, entre otros, el ídolo local Olaf Marschall, el talentoso Ciriaco Sforza y un jovencísimo Michael Ballack. El equipo comenzó muy fuerte, con una victoria fuera de casa ante el Bayern en la primera jornada, y en la cuarta semana de competición ya se habían establecido en un liderato del que nadie pudo bajarles hasta la última jornada, en la que certificaron el título.

El entrenador que guió al equipo alemán a un éxito sorprendente fue un viejo conocido de este artículo: Otto Rehhagel. No puede ser casualidad...

  • Montpellier 2012
El Montpellier fue durante toda su historia un club considerablemente modesto, y hasta 2012 sólo había conseguido ganar un par de Coupes de France. Ni siquiera en los años 80, cuando en sus filas se encontraban jugadores del nivel de Éric Cantona, Roger Milla o Laurent Blanc, consiguieron acercarse al logro conseguido hace casi 4 años.

Aquella temporada encumbró a Olivier Giroud como un delantero de nivel mundial, y le valió su fichaje por el Arsenal. Aquel Montpellier fue un equipo muy ordenado con el que nadie contaba en una liga en la que el ya multimillonario PSG aspiraba a todo.

  • Boavista 2001
Resulta complicado concebir que una liga portuguesa sea levantada por un equipo que no sea uno de los tres grandes. De hecho, tal hito sólo sucedió dos veces en los 90 años de campeonato, la primera cuando Os Belenenses lo lograron en 1946 y la segunda y última en 2001. El Boavista, eclipsado desde siempre por sus ilustres vecinos del Porto, tuvo la ocasión de desquitarse de ellos con una plantilla llena de jugadores de clase media, pero con gran capacidad de trabajo y disciplina. Con sólo tres derrotas en liga en una temporada para el recuerdo, una de ellas en la última jornada ante sus gigantes vecinos, nadie pudo quitarle de las manos aquel título. El equipo de un simple barrio de Oporto consiguió imponerse, por una vez en la vida, al todopoderoso club que reina eternamente sobre la ciudad.

No obstante, la alegría no duró mucho para el equipo ajedrezado, pues poco después de aquella gesta el club comenzó con una serie de problemas económicos que le llevaron a las categorías más bajas del fútbol portugués, aunque hace dos temporadas pudieron sellar su vuelta al último nivel de la pirámide después de una dura lucha de cerca de una década.

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