Medios al servicio de su majestad
Por Rubén López | rubenlopezfcp@gmail.com
Llega un momento en el que para mantener la calma hay que evadirse. Son muchos años aguantando los mismos patrones en la prensa nacional como para pensar en que algo puede cambiar. Los periodistas de bufanda, los que trabajan con la motivación de sacar contenido fácil en lugar de contenido de calidad son mayoría en la primera línea de fuego. El talento real se deja, casi siempre, para los que trabajan detrás de las cámaras y los micrófonos. Lo que vende son los ciegos que no quieren ver, los que dicen lo mismo que el borracho en la barra de cualquier bar por el simple hecho de enardecer a la amplia manada de cegatos que rodean al fútbol de este país, o para retorcer de rabia el cerebro del rebaño contrario a sus ideas (porque en este deporte, como en todo en esta vida, sólo parece haber dos opciones).
Ese tipo de periodismo, el de taberna, es más que reprochable según los manuales, pero hay otro que no sólo es reprochable, sino que contradice todas las bases morales del gremio. Cuando se utiliza el periodismo como arma para conseguir un fin que interesa al periodista resulta no sólo éticamente desastroso, sino que se traiciona a la profesión. Una profesión que, por otra parte y por desgracia para los que la ejercen por vocación, está más que pisoteada desde dentro.
Desde hace casi 9 meses, desde la lesión de Iker que provocó la irrupción de Diego López, estamos asistiendo a una lección de lo que no se debe hacer en periodismo. Algo que ya vimos en multitud de ocasiones anteriores: la prensa al servicio de la figura amiga. Respeto enormemente a Casillas, en forma es uno de los mejores porteros del mundo (incluso estando fuera de forma lo es), pero hay muchas cosas que matizar. Su temporada 12/13 fue, cuanto menos, floja. Tuvo más errores que de costumbre, y su miedo a las salidas se acentuó, provocando inseguridad en la defensa en los ataques laterales y en jugadas a balón parado. Es cierto que Diego López tampoco es un baluarte en las salidas, pero al menos sale con bastante confianza y crea otro tipo de sensaciones en los compañeros. Y eso es lo que probablemente Mourinho (estudioso absoluto de la mentalidad) vio para apostar por el de Paradela. Lo demás es rumorología barata e inventiva creada para hacer daño. Veo poco legítimo vender violencia contra un entrenador con la excusa de que él también genera violencia.
Llegó Ancelotti y la prensa, por la cordialidad del técnico, pensaba que tenía ante sí una nueva oportunidad de manipular, que sería un nuevo Pellegrini, un entrenador que casi siempre busca agradar y que no le gustan los enemigos. Empezaron desde el primer momento jugando al 'colegueo', llamándole Carletto como si lo conociesen de toda la vida, pero parece ser que el juego le salió mal y con la llegada del italiano las cosas no fueron como esperaban (a pesar de que ya se marchó el verdugo). Ojalá Casillas vuelva a ganarse la titularidad, porque es un porterazo y un espectáculo, aunque no es un portero tan técnico (quizás ahí reside su espectacularidad) como otros, y eso le hizo crecer menos con la edad de lo que es habitual en los cancerberos. Pero que se la gane por sus méritos, no por la presión de una gente que tampoco paró hasta echar a Pellegrini, que cada temporada se ceba con un futbolista y que dinamitó el proyecto de Mourinho utilizando armas aún más violentas que las que criticaban. Y si Iker anima de alguna forma a los periodistas de su entorno a tomar este tipo de medidas no sólo se equivoca, sino que está faltándole al respeto a un compañero y a su entrenador.
Creo que es simple egolatría. Simple búsqueda de sacar pecho por lo que uno es capaz de hacer. Pienso que en el fondo saben que lo que hacen no es correcto, que va contra todo lo dictado en las normas de su profesión, pero les gusta mostrar a todos que su influencia va más allá de las leyes no escritas. Es algo que no pasa sólo en el deporte, la prensa generalista está también marcada fuertemente por estos rasgos y es igualmente condenable. Pero que se recurra a las malas artes para hablar de un simple juego, de un entretenimiento, resulta retorcido.
Y no, no le estoy diciendo a ningún periodista cómo hacer su trabajo, sino cómo no hacerlo. No servirá de nada en cuanto a un posible cambio de actitud de los negligentes (sería milagroso que tal caso se diera), pero es posible que exista gente que esté de acuerdo con la idea expresada y se suban al carro de consumir sólo periodismo (u opinión futbolística) serio. Un periodismo que no está cada día en los principales medios (desde luego en la televisión no está nunca), pero que existe y que cada vez tiene más iniciativas de personas que se unen para ofrecer calidad. Nadie está obligado a consumir basura, es simple cuestión de buscar y encontrar alternativas [1] [2] que hablen del deporte como debe ser.
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