Manual de estilo (II): Los ideales de juego
Por Rubén López | rubenlopezfcp@gmail.com
Siempre pensé que, a la hora de entrenar a un equipo, hay dos conceptos clave: la psicología (de la que ya hablé) y el estilo de juego, de lo que hablaré hoy. Este último apartado, es decir, la forma de jugar, es vital porque será el clavo ardiendo en los momentos duros, el ideal que un equipo va a defender hasta el final, y ha de estudiarse perfectamente para asegurarse de que es la forma adecuada de afrontar una competición.
En mi opinión, lo primero que ha de tener claro un entrenador cuando se sienta en el banquillo de un equipo es 'a qué quiere jugar'. Puede tener a once jugadores en mente para alinear, puede tener una
pizarra mágica con miles de jugadas preparadas, pero no sirve de nada si
no se basa todo alrededor de unas bases asentadas a las que echar mano con certeza, sabiendo que en ese guión se encontrará en todo momento la respuesta.a las dudas que surjan durante el partido.
Es vital predefinir y estudiarlo desde una visión de temporada e intentar traicionar lo menos posible los citados ideales. No suele ser un método fiable el de alternar entre la valentía de los partidos de casa con cobardía en las salidas, ya que es algo con lo que los jugadores suelen acomplejarse. Un entrenador que renuncia a sus ideas cuando sale de su estadio crea en los jugadores una sensación de que no son capaces de dar la talla más allá de su terreno y no es fácil de salir de ella si los resultados no acompañan. Cuando decides que quieres jugar al fútbol la coherencia es lo más arriesgado, pero a la vez es la única forma de lograr que las costumbres se fijen en los jugadores. Es muy complicado conseguir un equipo compacto si cada fin de semana se alterna entre estilos. Si no confías en la capacidad de tu equipo para jugar de tú a tú (evidentemente hablo de encuentros viables, no de un España - Nauru) y el resultado será la alternancia de estilos en porcentajes que ronden el 50-50 es mejor que te replantees el optar por el cerrojo.
Todo esto no quiere decir, no obstante, no adecuarse al rival (algo indispensable para obtener resultados), pero sí procurar que esto no sea el único objetivo. Como dije en el anterior artículo de la sección, el de la psicología, gran parte de los éxitos y fracasos del fútbol se explican entrando en la mente y la moral del equipo. Hacer ver a los jugadores que la intención es que el otro equipo sea el que deba adaptarse (aunque sea na falsa ilusión) y no al revés es algo a tener en cuenta si se quiere obtener algo más que una fama de amarrategui. ¿Suena complicado? No haberte querido apuntar a la moda del jogo bonito...
Y es que precisamente la apuesta por el fútbol de toque es una de las cosas que más de moda están en el fútbol actual, pero también una de las más voraces a la hora de devorar entrenadores que se la juegan con ella. Es quizá muy fácil para el imprudente decir que se apostará por el buen fútbol (algo que gusta mucho actualmente de cara a la galería) sin tener claro lo que eso supone. Para empezar, en el juego de toque se puede optar por multitud de variantes, pero si hay una figura que es clave e inamovible es la del organizador. Un organizador es un punto innegociable porque es el que se encarga de estar ahí cuando no hay avance posible para ofrecerse y empezar de nuevo, que sabe romper líneas, y entre otras cosas, se encarga de buscar el pase más seguro, es decir, el que no sólo no será una pérdida por su parte, sino que también hará que su receptor coja el balón en la mejor situación posible. En un día cercano hablaré de la figura del organizador, algo que muchas veces se confunde con un mediapunta cuando son dos cosas completamente diferentes. No es lo mismo Xavi que Iniesta.
Es también evidente que no todos los equipos sirven para todo. Muchos son los ejemplos de entrenadores que fracasaron en el empeño de lograr una buena temporada por no saber a qué jugar, por tener unas ideas preestablecidas que le llevaron al éxito en otras ocasiones y no saber adaptarlas a un nuevo equipo. Para este tema, la capacidad de saber hacer ver a los futbolistas que quienes hacen el juego (en el sentido de que se tienen en cuenta sus características a la hora de concebirlo) son ellos suele hacer que se comprometan más con la idea que con la de un técnico que llega a imponer sus métodos prefabricados.
Puede que estéis pensando que hablo teniendo en cuenta la formación táctica, pero no es necesariamente así. La formación es, más que un estilo, una forma de decirle a los jugadores cómo han de posicionarse al inicio del partido, y también importante porque marca la calidad del espacio cubierto por ellos, pero no dice, a priori, cuál será la mentalidad de juego (aunque claro está que un entrenador que opta por un 4-5-1 no optará por un juego 'a lo Barça'). En el siguiente artículo hablaré de esto mismo, de la táctica, pero siempre enmarcada desde el punto de vista de utilizarla bajo unas ideas a las que siempre echar mano. La victoria dependerá en gran medida del compromiso con ellas. De eso y de la suerte, eterna figura presente en la lotería del fútbol.
Esto me hace asociarlo con lo que recientemente redacté en mi FB https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=10151725753862065&id=611137064.
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