11 oct 2012

Radiografiando al Depor



Por Rubén López | ruben@futbolconpropiedad.com

Hace casi dos meses que empezó la Liga en la primera división española, y en este tiempo pasaron los suficientes partidos como para empezar a analizar la situación en la que se empiezan a ver los equipos que disputan dicha competición. Después de ver y analizar todos los partidos jugados por el Deportivo creo adecuado dar mi visión de la situación actual del equipo.

La temporada comenzó de una forma que parecía inmejorable, con una victoria holgada ante Osasuna y una remontada casi épica contra el Valencia, en una memorable segunda parte de los de Oltra. A partir de ahí, todo se fue cuesta abajo. El equipo empató sin brillantez ni actitud frente a Getafe y Granada, en partidos que bien pudieron acabar de peor forma (especialmente el disputado en Los Cármenes). No obstante, y a pesar del juego poco vistoso y sin personalidad del equipo, las 4 primeras jornadas acababan con el equipo invicto y con 6 puntos. El panorama parecía más que aceptable, pero llegó la primera derrota frente a un Sevilla que hizo daño por banda diestra durante todo el partido y continuó la pésima racha de resultados con una nueva derrota frente a un incontestable Real Madrid que endosó una manita y un tercer naufragio en Vallecas en el que los síntomas de impotencia empezaron a ser alarmantes.

Voy a intentar repasar los aspectos a analizar por partes:

  • El estilo
En mi opinión, lo primero que debe tener claro un entrenador cuando se sienta en un banquillo de fútbol es 'a qué quiere jugar'. Puede tener a once jugadores en mente para alinear, puede tener una pizarra mágica con miles de jugadas preparadas, pero no sirve de nada si no se basa todo alrededor de unos ideales con los que morir en el campo. El Deportivo no tiene nada parecido a eso, y es algo que se evidencia desde el pasado año. Es fácil decir que se apuesta por el fútbol y alinear a Valerón como indiscutible, pero de nada sirve si las directrices que tiene el equipo no son las adecuadas, si no existe un entramado hecho para que todo funcione según las pautas. En un equipo no puede haber fisuras, tiene que haber planes sobre cómo hacer las cosas y sobre quién hace qué, y eso es algo que a día de hoy brilla por su ausencia. Hay jugadores haciendo la guerra por su cuenta, dudas sobre a qué zona del campo dar el pase cuando hay varios compañeros disponibles... El equipo debe atacar según unos cánones y defender bajo unas leyes, y en este conjunto parece haber 11 individualidades intentando conjuntarse, pero sin tener demasiada idea de cómo hacerlo.

La apuesta de estilo es incierta para Oltra. Parece buscar el juego combinativo y de toque pero sienta al organizador para poner a un medio defensivo en un partido contra rival directo como pasó ante el Rayo.

  • La táctica
Tácticamente existe poco interés por el riesgo. La actitud durante los partidos es conformista, se confía los 90 minutos en un estilo que hizo aguas en los primeros cuartos de hora. Sustituciones de hombre por hombre son las más comunes, y suele jugarse todo el partido a lo mismo. Incluso los cambios suelen ser siempre los mismos (Valerón-Camuñas, Riki-Oliveira...), por lo que se demuestra que se está confiando ciegamente en algo que no está saliendo bien, posiblemente por el miedo a que todo el trabajo de entramado de la temporada haga aguas y haya que empezar otra vez. El banquillo está pecando de una capacidad de reacción muy limitada.

La defensa es endeble como pocas en la categoría. No parece haber realmente una estrategia defensiva mayor que pedirle a cada uno que haga su trabajo, ya que no se comportan como un bloque, algo que es especialmente importante cuando varios de los individuos no están al nivel mínimo exigible, como es el caso. Los laterales crean auténticas autopistas que ante un extremo de nivel son aprovechadas de forma letal. Evaldo no sabe cubrir el pase, ni tapar el centro, ni seguir la jugada y apenas se atreve a subir, por lo tanto podría decirse que no tiene ninguna de las cualidades que hacen bueno a un lateral. En el centro de la zaga Marchena está siendo el principal corrector de sus compañeros y el único seguro de vida existente en la línea de cuatro. 

Existe también cierta indisciplina táctica en ciertos jugadores. Pizzi apenas apoya defensivamente en su banda, y eso hace aún mayor el problema del flanco izquierdo. Además se hace necesario que los mediocentros no se escalonen tanto y busquen mayores alternativas. A la hora de subir el balón es siempre Abel Aguilar el que baja a ofrecerse, con lo que el juego por la zona central se ve obstruido creando dificultades para la combinación con el creador de juego, que es Juan Dominguez. Sería positivo un mayor uso de recursos en las primeras fases del ataque que haga que el organizador tenga más posibilidad de ofrecerse.
  • La personalidad
 El Deportivo carece actualmente de una personalidad definida. Cuando hablo de personalidad no tiene nada que ver con el estilo, de lo que ya hablé antes, sino de la actitud. La temporada pasada existieron partidos en los que con pundonor y a trompicones se sacaron los puntos, pero en este inicio liguero la competitividad brilla por su ausencia. Claro que los jugadores buscan competir, claro que buscan ser profesionales y nadie lo pone en duda, pero la sensación es otra, y eso es lo que cuenta. Los jugadores parecen robots despersonalizados en el campo que no imponen el respeto necesario. Hay líderes, pero no parece que existan seguidores dispuestos a dejarse contagiar por ellos. Muchas veces se busca por parte de algunos un lucimiento personal inadecuado, les sobra un toque de balón y se termina perdiendo una jugada. La actitud es lo que marca la diferencia entre un empate y una victoria en muchas ocasiones, y por el momento sólo se cuenta con un partido ganado en el casillero.

Al Depor le falta mucho carisma, algo que ya viene del año pasado y que sí tienen los otros recién ascendidos. Esta personalidad no atrae.
  • Lo de fuera
En los últimos dos años la masa social deportivista subió como la espuma. Esto es positivo en cuanto al apoyo efectuado al equipo tanto dentro como fuera del terreno de juego, pero tiene sus inconvenientes. Es posible que debamos olvidarnos del pasado, replantearnos quienes somos, de donde venimos y a donde vamos. Se corre el riesgo de salir de Vigo en las asfixiantes posiciones de descenso. 

La inevitable comparación con el rival siempre está presente, el aficionado es el primero en buscarla pero hoy por hoy no beneficia. Se puede sacar pecho por logros pasados, pero es una temeridad no mirar al futuro. Hoy por hoy el Celta es más equipo, con mucho más camino recorrido. Tienen base, apuesta clara y jugadores capaces de hacerlo real.
  • El once inicial
Parecen existir cosas innegociables en la disfuncional filosofía de esta etapa en el club que pueden no ser demasiado adecuadas, y menos aún según la situación en la que se vea el equipo. Con el once inicial pasa esto, parece haber 11 jugadores que juegan porque así ha de ser, mientras otros tantos esperan de forma paciente (hasta cierto punto) tener una oportunidad de saltar al terreno de juego con los suficientes minutos para demostrar algo. Es posible que esto haga que los jugadores salgan motivados para dar todo de sí cuando tienen la oportunidad, pero a la vez les crea la impotencia de ver en su lugar a alguien que no se merece la titularidad. A día de hoy, el caso más flagrante se encuentra en el lateral izquierdo. Evaldo está costando puntos al equipo en cada partido, y sus suplentes siguen esperando su oportunidad. El recién llegado Tiago Pinto no tuvo ni tan siquiera opción de demostrar su valía.

Cuando un equipo no funciona debe buscarse un cambio de tecla, un cambio a tiempo evita muchos disgustos futuros, pero no parece que haya disposición a mojarse ni a arriesgar mientras no es algo obligado. Cuando los jugadores ven que las cosas van mal y no hay cambios se plantearán si las órdenes son las correctas, si realmente están bajo un mando correcto. O en todo caso pensarán que el mister no confía en ellos. La política continuista debe buscarse (con matices) cuando las cosas van bien.

En un equipo como este debe existir una columna vertebral clara, jugadores intocables en casi todos los partidos, menos cuando la ocasión así lo desaconseje, y no debería haber dudas sobre quienes han de ser los actores principales y los papeles de sus compañeros. En mi opinión, el conjunto debería estar cimentado en base a cinco jugadores fundamentales sujetos a las condiciones cambiantes de cada partido:

- Dani Aranzubia: Es evidente que el portero riojano debe ser titular indiscutible en este equipo. Uno de los mejores de la categoría en su puesto y un seguro de vida que lleva años salvando al Depor.

- Marchena: El central, recién llegado, es ese añadido de carácter y veteranía que necesitaba el Depor desde hace años. En este equipo siempre hubo líderes de vestuario, pero escasez de jefes de campo. Con contrastada experiencia y efectividad defensiva incuestionable está llamado a ser 'el otro capitán' esta temporada.

- Juan Domínguez: Las críticas hacia el organizador que llegan repetidamente desde un sector de la afición están completamente fuera de lugar. Se le pide lo que no es y no se piensa en cuál es su función. Es organizador, para poner respeto ya están otros. Es el nexo entre defensa y ataque y el año pasado se hizo evidente su valía porque conocíamos lo que era el equipo sin él. Cuando no juega, el equipo se rompe en dos y no se llega a portería. No pierde el balón y tiene un pase hacia adelante que hace daño. Es de reconocer que esta temporada está más acomodado, no arriesga casi nunca y a veces es muy necesario que lo haga. No obstante irá soltándose con el tiempo y es completamente necesario para el funcionamiento del conjunto. Además, con un sistema defensivo tan endeble, cualquier contraataque puede resultar letal, por lo tanto tener a un jugador con una media tan baja de pérdidas de balón es clave.

- Abel Aguilar: Es un recurso valiosísimo. Aporta en defensa con un pulmón inagotable, y además es llegador y una amenaza ofensiva en las jugadas a balón parado.

- Valerón: Debe utilizarse como recurso de lujo, y no sobreexplotarse. El mago sigue teniendo toda su técnica en las botas, pero físicamente no está evidentemente en su mejor momento. Hay partidos en los que se plantea una táctica de ida y vuelta y no debería exponerse a ellos. Hay ocasiones en las que una doble punta puede salir más rentable que tener a un jugador como el canario en el campo, que a día de hoy, aunque sigue siendo un genio, no es apto para cualquier tipo de encuentro.

El once tipo podría ser algo así:





Manteniendo la duda en el lateral zurdo ante la incógnita de lo que podría ser Tiago Silva, e introduciendo a Nelson como referente. Riki está posiblemente en su mejor momento desde su llegada al Depor y sería un suplente de lujo, pero el portugués está un escalón por encima en cuanto a calidad. 

  •  Gestión de recursos  

Poniendo a un lado la repetición matemática del once inicial, la forma de manejar el banquillo tampoco convence, Los cambios suelen ser repetidos en cada partido, y en cada encuentro el escenario requiere diferentes actores. Repetir constantemente un patrón que no funciona crea desconfianza y lleva a pensar en la limitación de recursos de quien lo hace.

La táctica ha de ser especialmente tratada. Tener claro quién es el encargado de cada acción, con las respectivas variaciones para evitar caer en la previsibilidad, pero más que el quién, lo más importante es el qué. El equipo debería tratar de explotar sus principales recursos, teniendo claro cuales son y de qué tipo. En mi opinión son principalmente tres:

- Creación de juego: Con un jugador que mantiene la posesión y ayuda a unir la defensa con el ataque (Juan Domínguez) y con continuidad en la figura de Valerón, capaz de endosar un último pase magistral o romper la línea adecuada.

- Bandas ofensivas: El equipo cuenta con dos jugadores con amplia capacidad de sorpresa en las bandas. Tanto Bruno Gama como Pizzi son jugadores dinámicos, que hacen daño a las defensas y a los que les gusta buscar el desborde y la llegada. 

Uniendo estos dos apartados en el estilo debería tener un peso importante la búsqueda de un ataque orientado a romper las líneas de cara a la combinación con las bandas. 

- Punta de ataque: El equipo cuenta con dos jugadores de garantías en el puesto de 9, aunque lo cierto es que cada uno garantiza diferentes cosas. Con Riki se consigue apertura de huecos, es un futbolista que trabaja incansablemente abriendo la defensa con movilidad, por eso siempre me pareció que destacaría infinitamente más utilizado junto a otro delantero, pero pocas veces pudimos verlo así, y quizás ahora sea demasiado tarde. Nelson es un recurso de explosividad y sorpresa, un jugador capaz de sacarse un disparo a la media vuelta dirigido a las mallas. 

Una vez expuestos los puntos fuertes, es momento de ver los débiles. Destaca uno, que todos tenemos en mente:

- Defensa: Defensivamente las debilidades lastran todos los aspecto del juego sin balón. Hacen que Juan Dominguez sea exigido en facetas que no son las suyas y posteriormente tenga más difícil rendir en su terreno. Hacen que la habilidad llegadora de Abel se vea menos y que cualquier contraataque pueda ser letal.

En base a estos factores el estilo debería quedar en buena parte definido. Se adecuarían bien a un juego combinativo de posesión, calmando el cuero en los primeros tres cuartos de campo, que minimizaría las opciones de pérdida y permitiría no perder las posiciones, lo que neutralizaría de forma bastante efectiva los contraataques que sesgarían la defensa. En el último cuarto buscar la dinámica y el fútbol diagonal y vertical sería una buena forma de culminar un ataque 'tipo'. Cada partido tiene sus fases, pero el equipo siempre tendrá los mismos pros y contras con los que jugar.

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