4 abr 2012

Queriendo ser como Pep


Por Rubén López | ruben@futbolconpropiedad.com

Desde el momento en el que Pep Guardiola llegó al banquillo del Barça, el fútbol cambió. El cambió fue para bien en cuanto a espectáculo, poder ver a este Barcelona es algo irrepetible, pero en cuanto al mundo que rodea ahora a su persona, el ambiente se hizo extraño.

Creo que es la primera vez que encuentro una verdadera corriente de aficionados que buscan ser como su ídolo futbolístico, pero no en el contexto del campo, sino fuera de él. Así como Mourinho juega el papel de kamikaze al que sus seguidores defienden por el bien común sin jugar a ser él, Pep se convirtió en un modelo a seguir para muchos, cambiando incluso la forma de pensar que rodea al fútbol.

Mi respeto hacia el trabajo profesional de Guardiola es infinito, pero creo que su figura está adelantada al tiempo. Creo que no estamos preparados para la corrección (aunque esta corrección muchas veces sea la forma de esconder furiosos dardos inteligentemente lanzados), y que el ansia de imitar la personalidad de un hombre de fútbol comedido e inteligente al hablar no es una buena forma de enfrentarse al mundo. Y la culpa no es, ni mucho menos, de Guardiola. Pep no es perfecto, pero supo crear una figura sin fisuras debido a la posibilidad que ofrece aparecer ante los medios contadas veces estudiando previamente lo que va a decir.

No estamos preparados para una persona diferente a lo habitual. Somos personas demasiado imperfectas como para tener día a día el modelo de infalibilidad en nuestras pantallas y periódicos. Evidentemente es un buen ejemplo a seguir, pero no cuando ese ejemplo se mezcla con sentimientos tan grandes como los que se encuentran en el fútbol. La inteligencia y respeto, por mucho que pese, no son conceptos que acompañen habitualmente al mundo del deporte rey. 

Numerosas veces, los seguidores de Pep pecan, como es normal cuando intentas hacer de alguien que no eres tú, de lo que critican cuando en el punto de mira está el rival de turno que no se comportó de forma educada. Resulta hasta cierto punto hipócrita descalificar con todo apelativo ofensivo existente a alguien porque no guardó las formas en unas declaraciones a la prensa después de perder un partido, por no hablar de que la realidad es que cuando pierde nuestro equipo nos quejamos hasta de las faltas en el centro del campo, aunque fueran más que claras.

La bicefalia Guardiola - Mourinho está creando bandos, y ambos están en un camino equivocado. Arriesgándome a ser atizado por el 80% de la población española, no creo que el fútbol deba convertirse en una pelea entre los buenos modales de la alcurnia inglesa contra los jinetes del apocalipsis. El ambiente de crispación entre ellos se vuelve insoportable, y a los que nos pilla en punto imparcial nos resulta complicado de aguantar. 

No nos engañemos, Guardiola sólo hay uno, e intentar imitar su comportamiento nos acerca al ridículo. En el partido de ayer, Zlatan Ibrahimovic, hizo su papel, intentar provocar con sus declaraciones la salida del tiesto de su rival. Lo consiguió con los imitadores, pero Guardiola demostró que en ese terreno se mueve mejor que nadie. No acepten imitaciones, Pep Guardiola es, a día de hoy, irrepetible dentro del mundo del fútbol. Si fuera tan fácil ser él no sería tan idealizado por los suyos ni crisparía tanto a sus rivales.

3 comentarios:

  1. No me queda muy clara tu postura socio, ¿Tú crees que la actitud de Guardiola era adecuada? ¿O te parecía que esa corrección no era más que hipocresía?
    Siento comentar en una entrada tan antigua, pero descubri hace poco esta pagina y he estado leyendo hacia atras jajajaj por cierto, enhorabuena por el blog, un saludo

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  2. Mi postura está a caballo entre las dos que expones. A mí personalmente Guardiola no me cae bien porque sí, lo veo hipócrita en sus declaraciones, pero a la vez alabo su inteligencia, porque lo hace sabiendo por qué y siempre le dio resultado. Aquí sólo defendía una idea mediante la cual creo que es muy dañina esa lucha entre 'buenos' y 'malos' que se creo en el enfrentamiento Mou-Pep, en la que la gente sólo por ser seguidor de uno intentaba actuar como él contra los simpatizantes del otro, resultando simples copias baratas. Es algo palpable, que en medios como Twitter se ve perfectamente, y que al final, ni los buenos son tan buenos ni los malos tan malos.

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  3. Ah, y no te preocupes por comentar en entradas antiguas, al contrario, es un placer que se lea lo que escribo aún pasado el tiempo, y gracias.

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