10 may 2015

Las segundas oportunidades del fútbol modesto



El mundo del fútbol es una jungla en la que el éxito está reservado para un ínfimo porcentaje de todos aquellos que empiezan en algún momento con la ilusión de conseguir algo en él. Incluso muchos de aquellos que llegan más lejos que la mayoría y consiguen plantarse a las puertas de la profesionalidad se acaban quedando a medias en la consecución de la consagración en las máximas categorías. Es en esos casos cuando el fútbol más modesto ejerce un papel fundamental para volver a ilusionar, estableciéndose como un lugar en el que luchar por una segunda oportunidad desde abajo.

Clubes como el Conil CF, que milita actualmente en Tercera División, son un claro ejemplo. Uno de sus jugadores, Jose Miguel Caballero, llegó a convertirse en una de las grandes promesas del Cádiz en su generación cuando logró hacerse un hueco como habitual en el primer equipo hace un lustro, pero la suerte no le acompañó y tuvo que buscarse la vida en el extranjero, probando fortuna en las categorías inferiores de la liga alemana.

Tras un periplo de varios años en tierras extranjeras pasando, entre otros, por el filial del Karlsruhe, Jose Miguel Caballero decidió que era momento para volver a casa e intentarlo de nuevo en el fútbol español primero en el Chiclana y ahora en el Conil. Y es ahí donde el mediocentro busca, desde la Tercera División, volver a aspirar a grandes cosas en el fútbol. 

Suele decirse que lo difícil no es llegar, sino mantenerse, y lo cierto es que el fútbol suele tener demasiado ímpetu a la hora de valorar, juzgar y desechar a sus actores. Es habitual ver cómo a menudo nos quedamos con la incógnita de qué habría pasado si determinado jugador hubiese tenido más suerte en su carrera, si las oportunidades le hubiesen llegado justamente, en lugar de resultar demasiado escasas para demostrar su valía. Es precisamente en esos casos, en los que existe todavía sensación de que queda mucho por demostrar y que el trato recibido por el cruel juicio rápido de este deporte no fue justo, en los que la presencia de las categorías modestas se presenta como na oportunidad. Esto es así más aún en estos tiempos en los que los clubes pequeños deben fijarse siempre muy bien en los que despuntan en la categoría inmediatamente inferior a la suya para conseguir ser competitivos en el mercado.

Reengancharse de nuevo al fútbol de alto nivel no es tarea sencilla, pero ejemplos como el reciente de Iago Beceiro resarciéndose en el Verín y consiguiendo que la Ponferradina confiase en él vienen a decirnos que es posible si la suerte y el esfuerzo acompañan.

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