El día que Austria se anexionó a Alemania
Por Rubén López | rubenlopezfcp@gmail.com
Por mucho que el título parezca sacado de los libros de historia, no hablaremos aquí de nada que tenga que ver con aquel Anschluss que marcó el inicio de los planes expansionistas nazis, sino del partido que pareció rememorar aquel capital suceso histórico: el que enfrentó a Austria con la Alemania Federal en el Mundial de 1982.
El encuentro entre los dos países vecinos tuvo lugar en El Molinón, en la última jornada del grupo 2 de la primera fase de liguillas del Campeonato del Mundo. Por aquella época el sistema de competición era considerablemente diferente al actual. Las victorias otorgaban dos puntos al vencedor y había dos liguillas, la primera de ellas con seis grupos de cuatro equipos y la segunda con cuatro grupos de tres, cuyos líderes finales se clasificaban para semis y el resto se volvían a casa.
Aquel Alemania - Austria era el último de todos los partidos que quedaban por jugar en el grupo. Argelia había sido una gran revelación en el torneo tras ganar al combinado germano en la primera jornada, convirtiéndose así en el primer equipo africano en vencer a un europeo durante un Mundial. Antes de la celebración del encuentro que dictaría sentencia, la clasificación era la siguiente:
(Fuente: Wikipedia) |
Como se puede ver, los tres primeros clasificados tenían opciones tanto de seguir en competición como de quedar eliminados según el resultado del partido decisivo. Las opciones eran las siguientes:
- Austria y Argelia se clasificarían si Alemania perdía o empataba
- Alemania y Argelia se clasificarían si Alemania ganaba por 3 o más goles
- Austria y Alemania se clasificarían si Alemania ganaba por menos de tres goles
Echando un ojo a las plantillas todo parecía indicar que Alemania tenía un equipo cualitativemente mejor que los austríacos con estrellas como Rummenigge o Stielike, con lo que una victoria ajustada del equipo bávaro no parecía algo descabellado. No obstante, cuando esta se produjo, el halo de sospecha no podría haber sido mayor.
Los primeros 10 minutos se resumieron en una continua búsqueda del gol por parte del equipo alemán, ante la cual el equipo rival no parecía conseguir hacer demasiado, lo que provocó el gol tempranero de Horst Hrubesch, que clasificaba momentáneamente a los dos implicados en la disputa. Tan fulgurante fue el comienzo de la selección alemana que podría pensarse que aquello acabaría en goleada, pero lo cierto es que tras ese tanto el panorama se calmó completamente. Los equipos dejaron de buscar la portería contraria, y los restantes minutos del partido se volvieron anodinos intercambios de pases en campo propio por parte de ambos conjuntos, con puntuales balones en largo enviados directamente a las defensas contrarias, con tímidos intentos poco fructíferos por parte de algunos jugadores que intentaban ofrecer un poco de dignidad al enfrentamiento.
Era tan evidente la pantomima que comentaristas de ambos países renegaban de seguir participando en aquella farsa o incluso recomendaban a los espectadores apagar el televisor. También el público presente en la grada creyó que aquello era un timo y se escucharon repetidas veces cánticos como "Que se besen" o coros repitiendo el nombre de los principales damnificados, Argelia, cuyos aficionados agitaban billetes en la grada en referencia al amaño. La nota definitiva de resignado humor la puso el diario asturiano El Comercio, que situó la crónica del partido en la sección de sucesos con el titular "Timo a 40000 espectadores".
El infame resultado clasificaba a ambas selecciones (alzando además a los alemanes como líderes de grupo) debido a la diferencia de goles, dejando a la sorprendente selección argelina con la miel en los labios de manera cruel. A pesar de que parecía evidente que el resultado había sido premeditado, no hubo sanciones contra los implicados, pues nunca se pudo demostrar nada en firme, pero este precedente sí que sirvió para cambiar algo, y es que a partir de ese momento, los partidos de la última jornada de cada grupo se comenzaron a jugar el mismo día y a la misma hora.
Como había pasado en aquel infame referendum de marzo de 1938, Austria había vuelto a permitir a sus poderosos vecinos situarse por encima de ellos a cambio de la tranquilidad, esta vez sin cruentos juegos geopolíticos de por medio.
0 comments:
Publicar un comentario