28 jul 2015

Roger Milla, el héroe al que nadie esperaba


 Por Rubén López | rubenlopezfcp@gmail.com

Roger Milla fue uno de los primeros ídolos del fútbol camerunés. Convertido en estrella absoluta del Roger Milla Monaco 
fútbol de su país durante los años 70, la liga francesa llamó a su puerta para intentar llevar su fútbol de inteligencia, potencia y definición a triunfar al Viejo Continente. Lo intentó en el Valenciennes y en el Mónaco con poca suerte, pero tras su llegada al Bastia consiguió dar muestras del jugador que había enamorado a Camerún. Pasó 4 años en el equipo corso, hasta que bajó un peldaño para jugar en la segunda división del país galo durante cinco temporadas más, alejándose en 1989 del fútbol de primer nivel y yéndose a Reunión a jugar en la modesta liga de la isla.


Tras un año en su exótico nuevo hogar, y contando ya con 38 años, Milla recibió la llamada del presidente de su país (todavía hoy en el cargo), Paul Biya, para convencerle de que participase con la selección en el Mundial de Italia 90. A pesar de que en 1987 había decidido dejar el combinado nacional, Milla se ablandó por la llamada de su máximo dirigente y decidió acudir a la gran cita, en un principio para reforzar al equipo desde el banquillo y ser el líder de un vestuario muy joven, sin saber que en aquel lugar pasaría a la historia del fútbol sorprendiendo a propios y extraños.

El torneo comenzó de la mejor manera posible, cuando aquel 'abuelo' casi desconocido en Europa pero venerado en su país salió desde el banquillo para jugar los últimos minutos del partido en el que su equipo ganaba a la poderosa Argentina de Maradona. En aquel primer y sorprendente encuentro, nuestro protagonista no tuvo una participación especialmente destacada, pero la gesta de vencer a una selección todopoderosa fue un digno preludio para lo que le tenía deparado el siguiente partido ante una Rumanía que en aquellos años era muy peligrosa. Milla salió para disputar la última media hora de partido (su físico no daba para mas debido a un año fuera del fútbol de alto nivel) y en ese tiempo consiguió dos goles que llevaron a los suyos a una nueva victoria y, con ello, a las puertas de la Roger Milla Rumaníasiguiente fase del torneo, a pesar de perder el último enfrentamiento de la liguilla por un contundente 0-4 contra la URSS.

Fue en octavos contra Colombia cuando Milla pasó definitivamente a la memoria colectiva del fútbol. Con 0-0 en el marcador, el improvisado héroe saltó al campo en el minuto 54 para intentar emular su gesta ante Rumanía. El encuentro era un intercambio de tanteos entre ambas selecciones, con una prudente Colombia y una tensa Camerún, ambas sufriendo los nervios de estar a punto de conseguir algo mucho más grande de lo que a priori estaban destinadas en aquel campeonato. Con ese ambiente de inseguridad, acabaron los 90 minutos reglamentarios y se pasó a la prórroga, con la incerteza de si el físico de Milla le permitiría rendir adecuadamene la sobrecarga de minutos.

En cuanto el partido se reabrió, se comprobó que las preocupaciones no tenían razón de ser, pues el 9 de Camerún tiró del carro desde el primer minuto, hasta que en el primer instante de la segunda mitad del tiempo extra, recibe de espaldas a portería y se gira, regateando a los defensas que se interpusieron en su camino y batiendo a Higuita de manera brillante. El público volvía a maravillarse con aquel futbolista que había irrumpido con más fuerza y carisma que nadie en el torneo.

Empezaba entonces un nuevo partido, con Colombia buscando el empate a la desesperada y CamerúnRoger Milla Higuita intentado aprovecharse de esa urgencia, algo que pasó en el minuto 109, cuando Higuita intenta dar empuje a su equipo saliendo de su área a controlar un balón suelto y, en una jugada torpe al ser presionado por Milla, intenta un regate que no pudo salir bien. El veterano ídolo camerunés roba ese balón con gran inteligencia y corre hacia la portería vacía, estableciendo así su cuarto gol en aquel Mundial, el que haría que su selección disputase por primera vez unos cuartos de final de la máxima competición internacional.


Tras este gol, la historia ya estaba hecha, pero todavía existía la ilusión de agrandarla en los cuartos Camerún Inglaterra 1990de final. Ante toda una potencia como Inglaterra, Camerún parecía partir como la víctima desde antes de empezar a jugar, aunque las predicciones se quedaron lejos de la realidad. El equipo africano comenzó perdiendo pero, nuevamente, la entrada de Milla revolucionó el partido y su inteligencia y ambición contribuyeron a dar la vuelta al marcador. La sorpresa estaba a punto de certificarse, pero un tardío gol de Lineker llevó el partido a la prórroga, una prórroga que esta vez no fue favorable para los Leones Indomables.

Camerún se iba del torneo con una sensación agridulce, pero con el orgullo de haber conseguido lo inimaginable. Por su parte, Milla dejó Italia con un título figurado, pero importante. Se había convertido en un símbolo, en un héroe humano. Había demostrado, con casi 40 años, lo que no le habían dejado demostrar en una década en el fútbol europeo, en el que nunca le dieron el rol de estrella indiscutible. Entraba en aquel momento en los libros de historia como el futbolista que había sorprendido al mundo entero después de haber estado durante dos décadas delante de sus Roger Milla banderínnarices. Roger Milla (cuyo verdadero apellido es Miller) cambió la historia futbolística de África e hizo ver al mundo que allí también había talento, y no sólo jugadores físicos sin cabida en el fútbol de primer nivel.

Milla volvió, después de su gesta, al fútbol de su país, para destacar de nuevo en las filas del Tonnerre, y fue fácil convencerlo para disputar el Mundial de EEUU en 1994, aunque la historia en aquel torneo no fue tan idílica. Fueron eliminados en fase de grupos, y recibieron 11 goles en contra, pero el veterano delantero, con 42 años, entró una última vez en la historia, al marcar un gol contra Rusia y convertirse en el futbolista más veterano en anotar en un Mundial. Tras esto, Milla pasó dos años en Indonesia antes de retirarse, convertido en uno de los mayores símbolos del deporte africano y en la estrella emergente más veterana de la historia del fútbol mundial.

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