Manolo Preciado, el hombre que supo vivir
No pudo despedirse. La vida le arrebató de este mundo con inclemencia, de la forma que lo había tratado ya en anteriores ocasiones. Vio en pocos años como iba perdiendo lo más importante que tenía en su existencia, se vio privado de poder seguir compartiendo momentos con demasiadas de las personas que nunca quiso perder. La severidad del destino hizo que su mujer, su hijo y su padre le dejaran demasiado pronto.
Las circunstancias lo convirtieron en un luchador, en un hombre que supo hacerse a sí mismo y levantar admiraciones por su entereza, bondad y actitud frente a la vida. No quiso ser el nadador que muere en la orilla, y siempre buscó dar una brazada más, siempre con éxito. Y supo transmitir todo ese coraje a sus equipos, más concretamente al que fue el club de su vida, el Sporting de Gijón. Ascendió a Primera División al equipo asturiano y permaneció siempre en el banquillo de El Molinón con la misma forma de actuar, con el coraje por bandera y sus jugadores como fieles soldados dispuestos a cumplir cada una de sus órdenes con el orgullo de quien sabe que su líder es un hombre justo.
Muchos hubieran querido que su reino en Gijón fuese eterno, pero sus superiores decidieron cortarlo de raíz con resultados inertes, sustituyéndolo por un hombre que no sólo no supo hacerse respetar por la vía del hombre sabio, sino que tampoco consiguió su objetivo. Todo ello mediante métodos cobardes, deshaciendo el legado de lucha orgullosa dejado por su predecesor.
Al dejar su casa de color rojiblanco sintió haber perdido a un nuevo ser querido, ya que en el pasional mundo del fútbol, un equipo se convierte en un ente con vida para quien lo siente de verdad. Su nombre y su vida quedarían ligados a aquel club al que alguien bautizó un día como Sporting de Gijón, y su hogar siempre estaría en su estadio.
La vida siguió su curso, su profesión le llevaba a tener que buscarse un futuro lejos de aquel escudo que siempre guardaría grabado a fuego en el corazón, y un buen día se hizo oficial que volvería a sentarse en un banquillo para dirigir a otro equipo. Pero su destino estaba ligado a vivir con el Sporting, y nunca le dejaría volver a defender a otros colores que no fueran aquellos. Como una historia sacada de un poema del Romanticismo, su vida se apagó justo el día antes de presentarse en su nueva y extraña casa, como dándole una excusa para que no hiciese algo que no quería hacer. Cómo si el propio Manolo supiera que su obra de teatro no podía continuar con unos nuevos compañeros de reparto, bajó el telón y se puso fin a una función brillante, en la que el público asistente aprendió una nueva forma de fútbol y de actitud, y a pesar de la enorme tristeza, hubo aplausos, admiración y melancólica alegría por poder haber conocido a un actor tan genial en este gran escenario de la vida.
Descanse en paz, don Manolo Preciado, el fútbol nunca le olvidará. Espero que, esté donde esté en estos momentos, por fin haya salido el sol.
Un hombre que ha dado muchísimo más de lo que ha recibido y posiblemente que ha sabido apreciar muchísimo más lo poco que ha tenido que el resto del mundo.
ResponderEliminarUn genio a la hora de hablar y un tipo con una personalidad que ojalá se contagiara.
Gran recuerdo a alguien que se fue como llegó, sin hacer mucho ruido.
grande manolo preciado DEP.
ResponderEliminarDescanse en paz, Manolo Preciado
ResponderEliminarNo es la mejor noticia para realizarlo pero estaríamos interesados en un intercambio de links con ustedes.
ResponderEliminarBLOG: http://fdefutbolmundial.blogspot.com.es/
Puedes contestar en alguna entrada o en la sección contacto, un saludo amigo.
Amigos, os invito a demostrar cuánto sabeis de fútbol? Se busca al Gurú de la Euro2012. Gratis y mogollón de regalos! :) @playtheguru
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