22 sept 2023

Anecdotario grotesco del Real Club Deportivo de La Coruña: Andrea Pirlo y las acusaciones de dopaje


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Es seguramente el partido más famoso de la historia del Dépor. Aquel 4-0 en Riazor en 2004 que remontaba un contundente 4-1 recibido en San Siro y clasificaba al equipo blanquiazul para semifinales de Champions por primera vez en la historia es ya patrimonio de la cultura popular, pero no todo el mundo lo recuerda con cariño. Para la mitad de la ciudad de Milán es un recuerdo traumático, y entre los que comparten dicho trauma se encuentra una leyenda del fútbol moderno: Andrea Pirlo.
 
Andrea Pirlo lucha por un balón con Juan Carlos Valerón durante la eliminatoria de cuartos de final de la Champions de la temporada 03/04

Pirlo era una de las estrellas de aquel Milan que llegaba a jugar el partido de vuelta en Coruña confiando en que sería un trámite. Con un once titular de gala, lleno de leyendas del fútbol, difícilmente se podría imaginar una remontada por parte de ese simpático equipo gallego que era habitual en la Champions pero nunca favorito.

Cuando Pandiani marcó el primer gol del partido en el minuto 5 nada cambiaba demasiado. La ventaja era amplia y había margen. Pero con los goles de Valerón y Luque, llevando el partido 3-0 al descanso, los nervios empezaron a hacer mella en el equipo italiano. Era cuestión de tiempo que el definitivo 4-0 marcado por Fran en el 76' llegara para clasificar a los coruñeses a la siguiente ronda y provocar la caída de los rossoneri.

Aquella debacle deportiva se instaló en la cabeza de Pirlo y parece que no fue capaz de olvidarla durante al menos una década. En 2014 publicó su autobiografía, 'Pienso, luego juego', y en ella tuvo algunas frases sobre aquel encuentro que no fueron demasiado elegantes:

"Mirando en retrospectiva, algo no cuadra. Nuestros rivales iban a mil por hora, incluso los jugadores más veteranos y que nunca habían destacado precisamente por su habilidad para combinar velocidad y resistencia"

"Lo que más me sorprendió fue ver cómo seguían corriendo en el descanso (...). Cuando el árbitro pitó todos se lanzaron hacia el túnel de vestuarios como si fuesen Usain Bolt. No se podían estar quietos"

Estas frases ya venían a insinuar algo, pero algunos párrafos más tarde se animó a soltar ya la bomba con palabras claras cristalinas aunque matizando, eso sí, que al no tener pruebas no era más que "un pensamiento indecente":

"Perseguimos sombras toda la noche. No tengo pruebas, por lo que no es una acusación (nunca me permitiría llegar tan lejos, es solo un pensamiento indecente que me asaltó en los años siguientes). Pero por primera y única vez en mi carrera me pregunté si la gente con la que había compartido campo se habría metido algo"

Las palabras no fueron bien recibidas por los protagonistas de la remontada. Molina, que defendió la portería deportivista en aquella eliminatoria, no se cortó dando su opinión: "Tanto Dépor como Milan hablaron dentro del campo y fuimos nosotros los que conseguimos llevarnos el triunfo. No sé por qué dice eso ahora. ¿Una rabieta diez años después? ¡Qué sinsentido!". Víctor Sánchez del Amo le pidió una rectificación: "Fans, club y jugadores se merecen tus disculpas. Sé tan humilde como el gran futbolista que eres". Otros protagonistas del equipo, como Irureta, Donato o Pandiani reaccionaron también rechazando las palabras del italiano, queriendo dejar claro que lo que había pasado diez años atrás había sido fútbol y no química.

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