16 oct 2013

Dignidad y otras desdichas



 Por Rubén López | ruben@futbolconpropiedad.com

España es un país machacado desde dentro por cualquier individuo ibérico contemporáneo que se precie. Unos atizan directamente porque quieren escapar de su yugo, otros lo hacen de forma velada y mortífera porque ese país al que aman hipócritamente les parece un paraíso para llevar a cabo la picaresca que les haga triunfar de forma poco ética. Es, al fin y al cabo, un lugar en el que poseer orgullo y dignidad resulta muchas veces una auténtica tortura. Hoy no hablaremos de fútbol en sí, hablaremos de entorno con el deporte (que al fin y al cabo es lo que ofrecemos aquí) como eje sobre el que rotar.

Hace unos días, cuando saltó la noticia de los falsos paralímpicos, no pude evitar esbozar una sonrisa. No era una sonrisa de alegría, ni mucho menos de esas que salen solas al ver algo gracioso. Era más bien un gesto confuso, de esos que nacen como reacción ante sucesos que no tienen explicación lógica. Inmediatamente después me vino a la cabeza una idea, la del orgullo patrio (un concepto que ahora se ve casi renegado a utilizarse entre los maniquís de polos Lacoste, pelo engominado y odio hacia el diferente), esa búsqueda de cualquier recurso posible como forma de buscar la victoria nacional. Me vino a la cabeza, como digo, pero porque sabía que el interés distaba en mucho de ese sentimiento de honrar a España, que es una de esas cosas que se perdieron en Cuba.

Volviendo a la idea que acabo de exponer, eso del 'orgullo por la patria', he de decir que siempre me pareció un concepto respetable, pero ciertamente banal, de perogrullo. Para mí, como concepto, sólo existe el orgullo y dignidad propias, que a la vez se basan no sólo en defender mi propia figura como persona, sino también la de los entes a los que pertenezco, ya sea de forma voluntaria (aunque poseo un fuerte rechazo hacia la idea de la pertenencia a grupos por el hecho de necesitar saber que mis opiniones y actos son exclusivamente míos) o de forma obligada (entran aquí cosas que no se eligen, como lo ya comentado: la nacionalidad).

Tenemos a los deportistas más talentosos de Europa en lo que a gran cantidad de deportes se refiere, y permitimos a los avispados de siempre, los que además suelen enarbolar la bandera de la 'Marca España' por encima de todo, que echen por tierra el trabajo de muchos luchadores que tienen el deporte como profesión y pasión. De nada sirve tener ejemplos deportivos como Rafa Nadal y un largo etcétera si después siempre recaerán sospechas sobre ellos por culpa de que muchos de esos trajeados a los que les gusta aparecer en la televisión cuando llegan los éxitos se empeñan en crear de estas tierras un paraíso para el dopaje.

Aquí no se admira el trabajo ni el talento si no caes bien, la gente suele coger manía por inercia a figuras deportivas de forma bastante sencilla, ya sea por moda o porque juegan en el equipo rival. Me resulta chocante que jugadores como Neymar o Cristiano Ronaldo llegaron a España siendo odiados de antemano sin haberse comido a nadie mientras otros gozan de una buena prensa eterna como si nunca hubieran roto un plato, caso de Leo Messi. Si los otros dos abrazan al espontáneo que les viene a hablar es por lavar su imagen, mientras que si Leo empuja al niño que hace lo propio es porque es un profesional jugando al fútbol. Está de moda el doble rasero, el no pararse a pensar.

Este país llegó a ser el cuarto imperio de mayor extensión de la historia, y en este momento se debate entre si los de Barcelona son más tontos que los de Madrid o viceversa, mientras vemos como cualquiera manda dardos de odio contra el país al que su DNI le dice pertenecer o lo ensalza con fingido orgullo mientras lo envenena lentamente para su propio lucro. Y mientras todo ocurre vemos caer la tierra que pisamos diviéndonos entre fachas y perroflautas, cuando los azules y los rojos tienen como única ideología la de manipular las ajenas para alternarse hábilmente en el puesto beneficiándose de los árboles que no dejan ver el bosque. No es nada nuevo, el bipartidismo pasivo ya lo inventaron Cánovas y Sagasta hace más de un siglo, justo cuando comenzaba el principio del fin, un fin que todavía estamos experimentando por no saber comprender el pasado. Algunos, créanlo o no, todavía piensan que el águila de San Juan fue ideada y dibujada por el caudillo. 

Siempre pensé que un país no es más que un trozo de tierra, y que aunque tu piso te parezca el más bonito no es lo más lógico montar una grúa para que lo arranque de cuajo del edificio a la mínima que tengas un problema con el vecino del 5º-Izquierda. Tocará seguir poniendo el paraguas mientras la gente sólo se mueva con el interés de amargar al prójimo o de beneficiarse a sí mismo.

4 comentarios:

  1. No has sacado todavía el top de box to box T___T
    Saludos

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  2. Genial artículo que define de forma clara la mentalidad de la sociedad española y la situación del país en sí. Felicidades!

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