12 jun 2013

Cizallando al eslabón más débil


Por Rubén López | rubenlopezfcp@gmail.com
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Hay ejemplos que no deben olvidarse. Situaciones que deben servir para tener presente qué es lo que nos rodea, en qué fangos estamos sumergidos hasta las rodillas. Pasado ya un tiempo desde el anuncio de su descenso, y tras unos días en los que no pude sacar tiempo para escribir, no me olvido del día que los intereses extradeportivos mataron a los méritos futbolísticos, el día en el que el Deportivo Guadalajara se vio obligado a descender por razones explicadas, pero difícilmente comprensibles.

Para empezar, deberemos ponernos en antecedentes. La condición de SAD (Sociedad Anónima Deportiva) se creó a principios de los 90 con el fin de mejorar la transparencia económica y favorecer la posible salida a bolsa de los clubes de fútbol españoles. Una medida efectuada por la que era una deuda inaceptable asumida por los clubes hace dos décadas, que rozaba los 200 millones de euros. Hoy, 20 años más tarde, esa deuda que quisieron frenar asciende hasta una cifra 25 veces más alta y, además, ninguna SAD salió hasta el momento a bolsa, ya que a los equipos más ricos, Barcelona y Real Madrid, se les perdonó la reconversión en su día.

¿Por qué estos dos equipos (además de Athletic y Osasuna) no tuvieron que convertirse? Simplemente como medida de gracia al poseer un patrimonio que superaba su deuda. A día de hoy, estos 4 equipos todavía no se vieron obligados a ello, aunque el patrimonio líquido de alguno que otro a día de hoy a duras penas podría pagar la mitad de la deuda. Esta pregunta nunca la resolveremos pero la que habría que hacerse realmente es: ¿si convertirse en SAD es tan beneficioso cómo puede ser que en todos estos años los equipos amnistiados no se lo plantearan? La respuesta es evidente. No nos meteremos ya en si esta situación atenta contra la igualdad de competición del torneo doméstico, porque no sería más que una de tantas.

Más allá de todo esto, recordaremos al que había sido hasta el día de hoy el único damnificado del Plan de Saneamiento de 1990, el Real Murcia, que en el 92 se vio irremediablemente descendido a Segunda B debido a no ser capaz de cumplir los requisitos establecidos. En aquel momento el equipo pimentonero no fue capaz de conseguir apoyos institucionales suficientes y comenzó una época negra debido a esta situación. Tampoco recibió aliento de ninguno de los demás clubes en proceso de conversión, por lo que parecía que el fútbol español estaba a gusto con la idea. Hasta ese momento, poco habría que reprochar a la forma de actuar de las autoridades, más allá de que algunos analistas pudiesen pensar que no iba a ser beneficioso a largo plazo.

El agravio comparativo por excelencia llegó poco después, cuando en 1995, y con la misma excusa, Celta y Sevilla fueron privados oficialmente de su puesto en Primera División, pero sólo por un tiempo. El tiempo que tardó la LFP en verse sobrepasada por un clamor mucho más ensordecedor que el que la gente de Murcia pudo crear, ya que esta vez habían topado con dos equipos con mayor 'solera' y nombre histórico. Dos equipos que encontraron apoyos hasta en los beneficiados de su teórico descenso (Valladolid y Albacete), que proponían soluciones para que todos saliesen ganando. ¿El resultado? Un despropósito de liga de 22 equipos, cifra que acabó heredando la Segunda División, en una decisión ilógica (motivada porque Valladolid y Albacete ya estaban inscritos cuando se decidió todo), mientras se dejaba a los gallegos y a los andaluces tiempo extra para amoldarse a las exigencias. Lo normal habría sido descender a dos equipos, fueses quienes fuesen,no tomar dos decisiones enfrentadas a la vez. Pero el precedente estaba asentado y en Murcia se tiraban de los pelos mientras se retorcían en un abismo del que les costaba salir.

A muchos les suena el escándalo de aquel verano, aunque pocos recordaban exactamente los motivos. Pero esta temporada, Javier Tebas, que parece querer entrar como un elefante en una cacharrería en su nuevo puesto de mandamás de la LFP, nos trajo aquel episodio a la memoria negando al Deportivo Guadalajara un puesto que había ganado en el terreno de juego con sudor y esfuerzo. Un esfuerzo que fue mayor teniendo en cuenta la humildad del club y el buen estado de sus cuentas, por lo menos hasta que los que dirigen esto les obligaron a hipotecarse para buscar amoldarse a algo que podría ser tomado como una farsa. 

Supongo que la necesidad de avales para mantener un proyecto tan faraónico como un club profesional es algo coherente, además de otros aspectos interesantes de la ley de las SAD, pero hasta este momento su función de regulación económica fue en la mayoría de los casos muy deficiente. Y teniendo esto en cuenta, que no exista condescendencia alguna con un club que siempre fue ejemplo de limpieza en cuanto a deudas resulta demasiado cruel, no tiene sentido alguno que se persiga la regulación económica sancionando a quien tiene los pagos al día, y aún peor, hipotecando sus futuros obligándoles a sacar dinero de debajo de las piedras de forma inmediata y sin ofrecer apoyo alguno.

Sólo espero que Lugo y Mirandés no se vean afectados por el ansia ajusticiadora de un Tebas que parece atreverse sólo con los más pequeños. Y hablo de que parece, ya que acaba de comenzar su mandato y todavía tiene tiempo para convertirse en un presidente justo, pero hasta el momento sólo supo dar golpes en la mesa y hacer cumplir normas en contra de los que menos voz tienen. Mucho ánimo a la gente de Guadalajara, y a volver pronto a donde los méritos reales deberían haberos dejado al menos un años más.

2 comentarios:

  1. Muchas gracias por tu apoyo,es un buen artículo pero aún no hemos descendido, el que está en segunda B ahora mismo es el Murcia.

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  2. Cuando hablo de descenso me refiero al hecho de que la LFP lo dictaminase así, aunque no sea definitivo. Ánimo y suerte.

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