15 dic 2011

Los últimos cartuchos de la ametralladora holandesa


Ruud Van Nistelrooy es un hombre tranquilo. No tiene problemas con nadie (broncas con Pellegrini aparte) y siempre levantó admiración allá por donde pasó, pero sobre todo dejó goles a sus espaldas, y en cantidades industriales. De hecho, una reciente estadística de la IFFHS (institución especializada en hacer estudios con resultados con los que nadie está de acuerdo) le situó como  el mejor goleador de la primera década del siglo XXI. Su carrera habla por sí sola, pero parece que en estos momentos se encamina hacia un ocaso inevitable en la vida de un futbolista.

Tras dejar cifras anotadoras de escándalo a su paso por equipos como PSV, Manchester United o Real Madrid, llegando a situarse como el 2º máximo goleador de la historia de la Champions, desde su llegada al Málaga sus cifras están dejando bastante que desear, consiguiendo un solo tanto en lo que va de temporada a pesar de haber sido titular en la gran mayoría de partidos oficiales, un dato que ya consiguió hacer que hasta los que más confianza en él tenían empiecen a reconocer que su participación en el equipo debería ser menor.

No obstante es imposible olvidar los mejores momentos de un futbolista que tiene ya escrito su nombre en el paseo de la fama de este deporte. Sus dos goles en la épica remontada del Manchester United contra el Aston Villa en los últimos minutos de un partido de FA Cup, aquel maradoniano gol al Fulham, su gran 1ª temporada en el Real Madrid que ayudó a su equipo a conseguir el título de liga a pesar de que algunos lo daban por acabado o su vengativa celebración en un partido ante Andorra después de que los jugadores rivales se burlaran de él tras fallar un penalty son sólo una parte de los pequeños grandes momentos que el holandés dio al fútbol. También existió un momento en el que su nombre era la respuesta de cualquier culé preguntado sobre qué jugador del eterno rival respetaba más.

Después de una intachable carrera tiene por delante el reto de, a sus 35 años y con la euforia desatada en Málaga por su fichaje cayendo en picado, demostrar que el paso de los años y las lesiones no se llevaron del todo a aquel definidor implacable que hacía del gol su forma de vida. Puede que el sistema del Málaga no favorezca la integración de un jugador de sus actuales características, pero volverá a tener oportunidades para tirar de orgullo y hacer lo que mejor sabe, poner el balón en la red defendida por el portero rival. Salga o no victorioso, Van The Man siempre estará en el recuerdo de todo aquel que disfrutara de su mejor época.


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