La segunda juventud del delantero currante
Por Rubén López | ruben@futbolconpropiedad.com
Yakubu Aiyegbeni es un jugador peculiar. Considerado por algunos una mito de la Premier y odiado por otros por diversos motivos, como su tendencia a la irregularidad durante algunas etapas o sus fallos garrafales puntuales [1] [2], está claro que el nigeriano es un cazagoles auténtico. En la jornada de ayer consiguió salvar la cabeza de Steve Kean consiguiendo los 4 goles del Blackburn en la victoria por 4-2 ante el Swansea, e hizo que su media de goles en liga esta temporada fuese de 1 gol por partido (9 goles en 9 encuentros).
Los últimos años no fueron fáciles para el jugador del equipo de Ewood Park. Se rompió el tendón de Aquiles en 2008 y sus últimas temporadas en Everton fueron muy discretas, intentando sin éxito recuperar la forma después de la lesión, aquella forma que le llevó a conseguir una cifra centenaria de goles desde su llegada al fútbol inglés. En enero de 2011 el equipo de Liverpool y el jugador decidieron que era momento de buscar en otro sitio la vuelta del 'Yak', y se cerró su cesión con opción de compra al Leicester City, para intentarlo en la categoría de plata.
Su etapa en los Foxes fue más que satisfactoria, se convirtió en titular indiscutible y terminó como 2º máximo anotador, a pesar de estar sólo medio año, además de marcar el mejor gol de su equipo en la temporada [3], repartir 5 asistencias y ayudar a salvar la mala temporada que el equipo de Leicester estaba atravesando.
Tras ofrecer un rendimiento de Premier en los 6 meses de cesión, el Blackburn Rovers confió en él para dotar de gol a una delantera de las menos anotadoras de la liga, y en menos de media temporada ya consiguió batir sobradamente a su máximo goleador de la 2010-2011 (Nikola Kalinic). Después de comenzar muy bien el año, el Yak pasó un tiempo sin marcar, pero ante el Swansea se volvió a destapar con 4 goles vitales que hacen soñar a Kean con la continuidad en el banquillo de los Rovers.
No es el blanco de los focos, trabaja a la sombra, y aunque no tiene una técnica individual asombrosa ni mucho menos, su definición es brillante. Yakubu trabaja por y para el gol, hace de su potencia una baza importante y de las jugadas a balón parado un filón, y parece que después de un calvario de 3 años el nigeriano vuelve a tener la puntería afinada. Un delantero amado u odiado, pero que siempre será sinónimo de gol y cuya mayor virtud es conocer sus limitaciones tan bien como sus puntos fuertes.
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