29 sept 2011

Kaká. Las campanas al vuelo


 Por Rubén López | ruben@futbolconpropiedad.com

Hablaba ayer de mediapuntas, y justamente hoy toca también tratar sobre uno de los que más marcaron en la última década: Ricardo Izecson Dos Santos Leite, más conocido como Kaká. El brasileño siempre fue un jugador distinto, con una personalidad poco habitual dentro de un mundo tan mediatizado como el del fútbol. No obstante, hoy no hablaremos de su forma de ser, algo que para nada debería importar, sino de algo mucho más importante desde el punto de vista del aficionado: su juego.

El jugador que deslumbró al mundo en el Milan era capaz de levantar gradas e incluso de hacer aplaudir a los rivales, con su mezcla de técnica, capacidad de sorpresa e incluso gol. El gran nivel ofrecido le llevó a ganar un Balón de Oro en 2007 y a optar a conseguirlo en diferentes años, algo que le consagró como uno de los grandes. 

Teniendo clara su gran valía, es ahora momento para analizar qué encontramos mirando hacia atrás en su carrera. Ricardo Kaká nunca fue un jugador de grandes temporadas, sino de grandes partidos. En su mejor etapa en Milán, esos grandes partidos llegaban con mucha frecuencia, alternados con actuaciones discretas en las que, aún así, era capaz de cambiar el partido con un sólo balón.

Llegó a Madrid tras una última etapa en Milán en la que empezaba a mostrar signos de que algo fallaba. Sus grandes partidos cada vez eran menos grandes y también más escasos, debido a que los problemas físicos que aún sigue arrastrando empezaban a lastrarle. Siempre que parecía empezar a levantar cabeza terminaba dándose nuevamente de cara con un nuevo golpe que lo hacía caer. Perdió el favor de la afición hace tiempo, viendo que no ofrecía ni la mitad del nivel que su coste hacía indicar, y en los últimos partidos parece que la esperanza está de nuevo puesta sobre él.

Es difícil presagiar qué pasará, pero su condición de jugador de partidos y no de regularidad es algo a tener en cuenta. Un futbolista debe conseguir enlazar una buena racha cuando necesita recuperar su moral, y está por ver si lo logrará. Hay quién ya cree que estamos viendo al mejor Kaká, pero queda aún un largo trecho. Por el bien del fútbol esperemos que lo consiga, pero si lo hace, el Real Madrid también debería plantearse seriamente la posibilidad de venderlo en invierno, por si las cosas se vuelven a torcer. No es aún momento de echar las campanas al vuelo. En último caso siempre le quedará la opción de acompañar a su hermano Digao en sus apasionantes aventuras futbolísticas.

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