Fútbol instantáneo (IV): Dos fenómenos contra El Fenómeno
Por Rubén López | rubenlopezfcp@gmail.com
Hay fotos que quizás no llegan a la categoría de históricas, pero eso no les quita fuerza cuando lo que enseñan es un instante significativo. En el caso expuesto hoy, una imagen vale más que mil palabras para hacerse una idea del peligro que suponía en su tiempo el que posiblemente fue el mejor 9 de la historia del fútbol.
'Dos fenómenos para el fenómeno'
Si hace un tiempo se exponía aquí la admiración que causaba Ronaldo en un homólogo posicional como Zlatan Ibrahimovic, es momento ahora de efectuar un necesario contraste y dejar clara la sensación que producía en sus rivales defensivos, que no era otra que la del más puro pánico. Ese miedo innato al peligro causado por el brasileño era muy palpable sobre todo en la época en la que se dió esta instantánea, cuando aquella fatídica lesión de 1999 todavía no había hecho acto de presencia y su capacidad física era todavía sobrehumana.
La imagen muestra al delantero haciendo irse al suelo a dos defensas con marcada huella en la historia reciente del fútbol: Fabio Cannavaro, Balón de Oro en 2006 y Paolo Maldini, una de las mayores leyendas del Calcio. En ese partido, jugado dentro del calendario de aquel Tournoi de France organizado en 1997 como una competición amistosa en forma de liguilla entre las selecciones de Francia, Inglaterra, Italia y Brasil y tomada como una especie de calentamiento para el Mundial, Ronaldo fue un quebradero de cabeza para la Azzurra. Marcó dos goles en un partido que acabó 3-3, siendo pieza clave para que su selección remontase el 3-1 que mostraba el marcador en el 70'. La foto muestra con claridad la urgencia con la que los rivales intentaban parar sus galopadas, porque una vez llegaba a su máximo de potencia en conducción de balón era un jugador imparable.
Ronaldo fue la referencia futbolística internacional indiscutible en el cómputo global de la década de los 90, el último líder temible de un ejército brasileño que desde su marcha ya no es tan fiero como todos conocíamos en los años en los que O Fenómeno comandaba su ataque. Un mito al que las lesiones impidieron mostrar todo lo que habríamos querido, pero que supo reponerse de ellas y reconvertirse en un jugador igualmente letal.
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