Las trincheras prefabricadas
Por Rubén López | ruben@futbolconpropiedad.com
El fútbol avanza muy rápido. Tanto que es imposible saber si mañana todo seguirá igual. En un deporte en el que el día a día y la regularidad es vital, está aceptado que no hay hueco para la condescendencia, y mucho menos para la paciencia, si los resultados no son los esperados sobra gente que pide cambios, ya sea en el banquillo (lo más frecuente) o en cualquier otro puesto.
Este tramo final de temporada lleva a plantearse este tema con seriedad y con espíritu crítico. Las directivas suelen optar por el cambio de técnico como medida primera para salir del pozo, dando por cierto el dicho de ''entrenador nuevo victoria asegurada'', pero esto no es una verdad absoluta, más bien todo lo contrario.
A falta de 2 jornadas para acabar el curso, fueron 7 los clubes de la Liga BBVA que decidieron botar a sus entrenadores para dar paso a alternativas, y los resultados no fueron del todo satisfactorios en la mayoría de los casos. De estos 7 equipos, sólo 2 (Racing y Málaga, y estos últimos tras un gran sufrimiento en los primeros meses) consiguieron los resultados esperados, mientras que el resto (Sevilla, Hércules, Zaragoza, Almería y Osasuna) siguen en una situación similar, algunos mejor y otros peor.
Poco cambian las cosas en la categoría de plata, donde los todos y cada uno de los 6 últimos equipos cambiaron al míster durante esta temporada sin salir de los puestos de abajo. Por contra, el Valladolid destituyó a Antonio Gómez tras una pésima racha de resultados y con Abel Resino están ahora mismo en la lucha por el ascenso.
Como vemos analizando los cambios en el banquillo de nuestras dos primeras ligas, ganan por goleada los equipos que obtuvieron resultados decepcionantes tras hacer cambios en cuanto al hombre que maneja la pizarra. Lo mismo pasaría por lo general si analizásemos el resto de ligas europeas o las temporadas anteriores, y aún así la primera opción de los máximos responsables de los clubes es la de cesar al preparador. A veces no queda más remedio al ver que el equipo está roto moralmente y necesita un empujón, pero muchas veces las decisiones resultan ser precipitadas e incluso fatales. ¿Cómo saber cuándo es el entrenador lo que falla? Por lo general, y aunque los resultados sean desesperanzadores, el cambio en el banquillo suele consistir en echar a alguien que conoce mejor que nadie el vestuario por otro que tendrá que comenzar a trabajar desde cero, por lo que este tipo de decisiones no debería tomarse tan a la ligera como suele hacerse, aunque cuando la desesperación aprieta, puede que la mejor opción sea la de cambiar todo lo que se pueda para hacer reaccionar al equipo, y cambiar a una persona es más fácil que hacerlo con una plantilla.
Como decía Groucho Marx en la genial 'Sopa de Ganso' en una frase que se adecúa perfectamente a la necesidad de tomar decisiones inmediatas ante el poco margen de error que hay en mitad de una temporada: ''No tenemos tiempo para cavar trincheras. Las tendremos que comprar prefabricadas.''
Este tramo final de temporada lleva a plantearse este tema con seriedad y con espíritu crítico. Las directivas suelen optar por el cambio de técnico como medida primera para salir del pozo, dando por cierto el dicho de ''entrenador nuevo victoria asegurada'', pero esto no es una verdad absoluta, más bien todo lo contrario.
A falta de 2 jornadas para acabar el curso, fueron 7 los clubes de la Liga BBVA que decidieron botar a sus entrenadores para dar paso a alternativas, y los resultados no fueron del todo satisfactorios en la mayoría de los casos. De estos 7 equipos, sólo 2 (Racing y Málaga, y estos últimos tras un gran sufrimiento en los primeros meses) consiguieron los resultados esperados, mientras que el resto (Sevilla, Hércules, Zaragoza, Almería y Osasuna) siguen en una situación similar, algunos mejor y otros peor.
Poco cambian las cosas en la categoría de plata, donde los todos y cada uno de los 6 últimos equipos cambiaron al míster durante esta temporada sin salir de los puestos de abajo. Por contra, el Valladolid destituyó a Antonio Gómez tras una pésima racha de resultados y con Abel Resino están ahora mismo en la lucha por el ascenso.
Como vemos analizando los cambios en el banquillo de nuestras dos primeras ligas, ganan por goleada los equipos que obtuvieron resultados decepcionantes tras hacer cambios en cuanto al hombre que maneja la pizarra. Lo mismo pasaría por lo general si analizásemos el resto de ligas europeas o las temporadas anteriores, y aún así la primera opción de los máximos responsables de los clubes es la de cesar al preparador. A veces no queda más remedio al ver que el equipo está roto moralmente y necesita un empujón, pero muchas veces las decisiones resultan ser precipitadas e incluso fatales. ¿Cómo saber cuándo es el entrenador lo que falla? Por lo general, y aunque los resultados sean desesperanzadores, el cambio en el banquillo suele consistir en echar a alguien que conoce mejor que nadie el vestuario por otro que tendrá que comenzar a trabajar desde cero, por lo que este tipo de decisiones no debería tomarse tan a la ligera como suele hacerse, aunque cuando la desesperación aprieta, puede que la mejor opción sea la de cambiar todo lo que se pueda para hacer reaccionar al equipo, y cambiar a una persona es más fácil que hacerlo con una plantilla.
Como decía Groucho Marx en la genial 'Sopa de Ganso' en una frase que se adecúa perfectamente a la necesidad de tomar decisiones inmediatas ante el poco margen de error que hay en mitad de una temporada: ''No tenemos tiempo para cavar trincheras. Las tendremos que comprar prefabricadas.''
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