6 dic 2012

Thiago Silva, la complejidad sencilla


   Por Rubén López | ruben@futbolconpropiedad.com

 Thiago Silva es un defensa diferente, y eso queda claro una vez se ve un partido en el que existe su presencia. Aquel joven, carioca de nacimiento y que nunca renunció al fútbol, luchó ante las adversidades de su carrera hasta que el éxito europeo sobrevino, quizás demasiado tarde, pero lo suficientemente pronto como para que una leyenda como Paolo Maldini le nombrase su sucesor. Thiago dejó ya atrás aquella apariencia desgarbada que lucía a su llegada a Milan, allá por el 2009, cuando contaba ya con 25 años. Su anterior salto a Europa, primero al Oporto y más tarde al Dynamo de Moscú estuvo marcado por su tendencia a los problemas físicos. No pudo hacer casi nada en su primera etapa al otro lado del charco y tuvo que regresar a su país, volver a empezar de cero.

El Fluminense le dio la oportunidad y todo volvió a su cauce. Thiago fue una de las piezas clave de los éxitos cosechados por el equipo durante su estancia y el Milan confió en él, en un jugador de 25 años que no había conseguido nada todavía en Europa. Los rossoneri no se equivocaron, y desde el primer momento fue uno de los jugadores con más minutos de la plantilla. En su primer año fue el segundo jugador más utilizado por Leonardo, sólo por detrás de Anrea Pirlo, y esta tónica de jugador clave se mantuvo durante sus tres campañas en Milan, en las que fue creciendo hasta convertirse en el que quizás sea a día de hoy el central más completo del mundo, el que más virtudes ofrece.

Se convirtió hace pocos meses en el segundo defensa más caro de la historia con su traspaso al PSG, y no fue de casualidad. La presencia del brasileño está dando al equipo parisino una seguridad defensiva soñada por cualquiera. Lo ofrece todo y falla increiblemente poco, algo que fue puliendo con el paso de los años y los minutos. El ascenso de su autoconfianza desde su llegada a Milan fue apoteósico.

Thiago siempre me llamó la atención por su sentido de la anticipación. Es un genio saliendo al cruce, dando lecciones magistrales de aprovechamiento de su velocidad y capacidad de reacción. No es, evidentemente, el único punto fuerte de su juego, ya que estamos ante un auténtico depredador defensivo. A pesar de no ser excesivamente alto, ejerce de baluarte en el juego aéreo, y es difícil que un balón colgado pase por sus dominios sin que se tire a por él a cualquier precio. Es elegante e inteligente, con una capacidad impecable para la toma de la decisión correcta, algo que ejerce de factor determinante en su juego unido a su pulido posicionamiento. Sabe cuando meter la pierna, y es extremadamente raro verle haciendo faltas prescindibles. 

Defensivamente lo tiene casi todo, pero lo que aporta al ataque marca también la diferencia. Muy pocos jugadores de su posición están a su altura en cuanto a salida de balón, y es siempre el primer eslabón por el que pasan los ataques de su equipo, antes de que el balón sea entregado a la gente de arriba. Tiene también presencia en el área rival gracias a su ya mencionada capacidad para destacar en el juego por alto, y es habitual verlo cada temporada marcando un puñado de goles a balón parado.

Con Thiago Silva estamos sin duda ante uno de los centrales más determinantes del mundo. Un central que tuvo la mala suerte de no poder triunfar en Europa hasta que las lesiones se lo permitieron, pero vio la luz al final del túnel para brillar con luz propia. El del PSG es uno de los centrales que más seguridad me da en la actualidad, junto a Ramos, Chiellini y Puyol (cuando las lesiones se lo permiten). Hace del área su territorio con una autoridad similar a la que muestra su compañero Zlatan Ibrahimovic en campo rival. Su filosofía es clara y le llevó al éxito: jugar de forma sencilla, pero obtener un reultado complejo.

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