11 ene 2021

El Deportivo no funciona


Desde hace un tiempo tengo la firme sensación de que a Fernando Vazquez no le ilusiona ahora mismo estar al mando del Dépor, que está hastiado y que eso, para un entrenador tan emocional como él, es algo muy negativo. Yo soy defensor de su trabajo y lo entendería si así fuera, porque existen muchos varapalos recientes: el descenso cuando todo parecía estar encarrilado, las formas en las que se corroboró, lo atípico de esta nueva temporada o la constante cantinela de que, a pesar de todo lo hecho, se diga sin matices que la culpa del descenso aún habiendo logrado números de ascenso directo la tuvo su planteamiento contra el Extremadura (ni a los jugadores les temblaron las piernas ni existió la primera vuelta, por lo que parece, las culpas en esta ciudad son siempre verdades absolutas). En cualquier caso, no estoy aquí para hablar de eso. Si estamos seguros, tan seguros como se estuvo con Oltra, Mel, Victor Fernández, Víctor Sanchez del Amo, Natxo González o unos cuantos otros más, de que el entrenador es un inútil y que la solución es cesarlo, no pondré objeción. Espero que, esta vez sí, De la Barrera, Sacchi o Abel Resino lleguen a Coruña para convertirse finalmente en el mesías.

A lo que quiero llegar con este artículo es a otro lugar, y es que el Deportivo no funciona. No hablo de lo visto en el campo, eso es más que evidente. Hasta un orangután de espaldas al césped puede ver que lo que demuestra el equipo recientemente no tiene ni pies ni cabeza y que el partido de Zamora, en el que ni yendo por detrás en el marcador durante casi todo el encuentro se dio una simple muestra de querer empatar, fue un despropósito. No quiero hablar del campo, quiero hablar del por qué, año tras año, más pronto o más tarde, llegamos a la fase de esperpento y desilusión a la que ya estamos acostumbrados y que asimilamos antes siquiera de empezar las temporadas.

Llevamos mucho tiempo siendo una caricatura, y por ello me parece ilógico pensar que la única persona capaz de dar con la tecla del equipo en más de un lustro sea la única razón de que la temporada no esté yendo bien. Hay quien habla de que con racanería es imposible conseguir los objetivos, pero por este club pasaron excelsos manejadores de la pizarra como Natxo González que no cumplieron objetivos, conservadores extremos como Anquela que se estamparon con todo el equipo o gente sin conocimiento de causa como Clarence Seedorf. Aquí no funciona ni uno sólo de los múltiples estilos de juego propuestos desde tiempos inmemoriales. Que esto no sirva para excusar el nulo juego planteado en los últimos tiempos, pero que ese nulo juego no sirva de excusa para pensar que todo el problema es ese.

Es evidente que el Deportivo no funciona, pero no funciona a nivel de club y no creo que se pueda cargar todo ese peso sobre el entrenador. Es un puesto en el que no hubo pudor en pasar, de una temporada a otra, de pagar un clausulazo por Natxo para darle el futuro del proyecto a dejarle el mando a su antítesis Anquela un año después, todo bajo la misma gerencia deportiva. No puede ser que todos sean inútiles y no valga nadie, ni un Garitano que más tarde demostró (aunque haya sido recientemente cesado) que puede defender un proyecto en primera, ni un Parralo que venía de hacer un trabajo colosal con el filial, ni un Víctor Fernández que pudo haber dejado atrás su mejor época, pero de entrenar sabe bastante. Es totalmente imposible que entrenadores de dilatada carrera en el fútbol se conviertan en absurdos peleles justo en el momento en el que llegan a Coruña y al irse de aquí, en algunos casos, vuelvan a ser capaces de conseguir algo más que la indecencia.

A mí me gustaría poder sentenciar este tema con alguna certeza evidente, pero lo cierto es que no tengo certezas, sólo tengo opiniones de lo que mi limitado conocimiento sobre lo que puede ocurrir a nivel interno de club me puede permitir opinar. Una de las cuestiones que veo problemáticas de este equipo es su absurda tendencia a recrearse en la endogamia, esa manía por tener a la misma gente de siempre en la agenda y marcar los mismos números cuando hay huecos que cubrir. En este club se dieron segundas partes a Çolak, Lucas Pérez, Celso Borges... Y aplaudimos a todos ellos con las orejas y promocionamos esas vueltas, incluso se llegó a mencionar a Sissoko recientemente al conocerse que estaba libre. Voy más lejos aún: Incluso se volvió a dar el mando de la dirección deportiva a la misma persona que hace pocos años no cumplió expectativas. Sinceramente, todos los futbolistas mencionados tuvieron sus buenas aportaciones en el club y quizás (lo desconozco) Barral sea el mejor director deportivo disponible para el Dépor, pero creo que esa tendencia a casarte siempre con los mismos que en el pasado ofrecieron cosas pero pertenecieron a proyectos fallidos es un problema . 

Hay varios motivos por los que creo que en el fútbol las segundas partes nunca fueron buenas, la primera de ellas es la evidencia de que un futbolista al que tuviste en un momento de plenitud de su carrera será más viejo de lo que era cuando vuelva. Otra cuestión a tener en cuenta es que cuando alguien (quizás pueda hacerse una excepción con la gente de la casa, pero no siempre) vuelve a un lugar en el que ya estuvo suele hacerlo porque en ese lugar tiene una zona de confort, y eso está reñido con el hambre. Llega con la sensación de ya ser alguien y buscando comodidad. Desde un primer momento te arriesgas a que sienta que no tiene nada que demostrar y que a poco que consiga se le aplaudirá. En definitiva, te arriesgas a tener a alguien de vacaciones, igual que si fichas a gente "de categoría superior" para jugar en campos de hierba artificial y no te aseguras antes de que no piensen que se quedan contigo para hacerte un favor. 

En el fútbol, como en la vida, es importante echar un vistazo a lo que hay alrededor. Echando la vista a casos de éxito reciente, vemos que el reciclaje de piezas que no dieron resultado colectivo no es algo que se utilice en las recetas interesantes, como norma general. ¿Recuperó la Real Sociedad a Claudio Bravo para convertirse en una de las revelaciones recientes de la Liga? ¿Entró el Getafe en Europa gracias a confiar de nuevo en aquel Guaita que tanto rindió en malos momentos y dándole el banquillo a Laudrup? No, eso no pasó. El éxito se consiguió con fichajes cuidados, savia nueva, líderes marcados y proyectos claros a los que se les dio confianza. Imanol continua en San Sebastián a pesar de momentos complicados, Bordalás lo mismo. Si se van, probablemente sea porque ellos se sienten desgastados. Si pienso en casos de viejas glorias que volvieron al club donde fueron felices, los casos que se me ocurren son los de Gareth Bale comiendo (al menos por ahora) banquillo en los Spurs, Cesc tirando los mejores años de su carrera en Barcelona o Torres volviendo al Atlético para tener un par de años siendo un muy buen suplente. Hay honrosas excepciones (Ibrahimovic ahora mismo en Milán, por ejemplo), pero los ejemplos más abundantes que se me vienen a la cabeza son esos, y no los de gente que haya vuelto a su equipo para llevarlos a ganar una Champions como estrella indiscutible.

Otro detalle que evidencia que las cosas no funcionan está en el filial. Podemos consolarnos pensando en que están en la categoría más alta en la que podrían estar ahora mismo, pero pasar en poco más de un par de años de ser un equipo con potencial para ascender a segunda a jugarse el plato de callos sufriendo en Tercera División no deja a la gestión en muy buen lugar. Es cierto que las canteras son fluctuantes, que hay generaciones buenas y generaciones malas, pero en cualquier caso la caída exponencial del segundo equipo no es más que otro síntoma más de que hay cosas que no van bien. Confío en que lo saben y que los cambios que se dieron en el organigrama de base hace un tiempo ayuden a paliar la sangría, al menos parece que en cuanto a juego empiezan a funcionar con Valerón al mando y a encontrar algunos jugadores de interés.

Después, más allá de lo dicho, están pequeñas cosas que van minando las posibilidades económicas y deportivas de manera constante y acumulativa. Aquí meto, por ejemplo, el lastre autoimpuesto a nivel de plantilla. Siempre se prefirió confiar en lo malo conocido o comprar productos más quemados que Roger Moore en su última película como 007, y eso nos deja situaciones como la de haber mantenido en nuestro viaje desde 1ª hasta 2ªB al que consistentemente se mostró como el peor jugador de la plantilla en cualquiera de las categorías (aunque como profesional tiene mi respeto total) o la de fichar a futbolistas que desde el primer día se huele que no están para dar rendimiento (Miku, Jovanovic, Luis Ruiz...) y cortar con ellos progresión de gente de la casa que no lo haría peor. 

Otra pequeña gran cosa es la eterna urgencia impuesta, obligada o no. Aquí siempre hay prisas, conseguir el objetivo siempre es cuestión de vida o muerte, y es cierto que la situación económica es extrema pero también es verdad que haciéndolo todo con la idea del cortoplacismo lo único que consigues es una máquina de fundir dinero, quemar proyectos y generar frustración. Es imposible que, haciendo cosas con prisas, salga nada bien. Si te marcas el objetivo de ascender a la de ya, más te vale saber exactamente lo que estás haciendo, porque en caso contrario te arriesgas de formar una plantilla de calidad sobrada para la categoría que te da un muy buen nivel cuando juega contra gente que no es de su liga, como el Alavés, pero no sabe cómo encarar la competición en el Municipal Luis Ramos contra un Guijuelo con las ideas muy claras.

Habrá quien piense que este artículo dice muchas cosas sin decir nada, y precisamente es el objetivo. Porque hay muchas cosas que decir y el dardo sólo se pone sobre la que interesa. Las filias y las fobias llevan a señalar, con grados de respeto muy fluctuantes, a diversos puntos del organigrama blanquiazul, pero yo creo que nombrar responsables puntuales a la situación que vive el club no es más que ponerle una tirita a un elefante para salvarlo mientras es comido por los leones. El Deportivo no funciona, pero no hay dardos para tanta diana. Podría estar mucho más tranquilo pensando que esto lo arregla para siempre cambiar el nombre de quien se sienta en el banquillo, pero a priori no lo pienso. A priori lo que pienso es que este club necesita pensar muy bien en lo que funciona y en lo que no funciona, y cambiarlo prácticamente todo. Porque cuando año tras año eres el equipo de los esperpentos y los fracasos la situación no es casual. Cuando eso pasa el fracaso es un problema endémico y la única manera de solucionarlo es empezar de nuevo y construir algo muy diferente a lo que te llevó a pasar en sólo 15 años de jugar en Europa a vagar por el fútbol semiprofesional. Esa es mi opinión.

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