18 mar 2018

Miedo y asco en Riazor



No suelo hablar de la grada ni cuando escucho cosas inauditas a mi alrededor (cosa bastante más común de lo que me gustaría, que nadie piense que Riazor es un oasis de cordialidad) debido a que no me parece un aspecto demasiado relevante del juego. Que sí, que la afición puede dar alas o cortarlas dependiendo de la situación, pero 30000 personas actuando como entes casi individuales no resultan ser un factor realmente determinante casi nunca. Si algo enseña la física es que la actuación de un número muy alto de cuerpos dejados a su libre albedrío durante un tiempo suficientemente alto tenderá a anular la acción conjunta global de todos ellos. No obstante hoy voy a comentar algunas impresiones con respecto al tema porque creo que el partido de ayer tuvo tintes fenomenológicos en la grada de la misma forma que los tuvo el jugado ante el Granada en la 12/13.

Si algo me llamó la atención de ayer fue la alevosía de ciertos cánticos. En una afición que se vangaloria (cada vez menos) de ser una de las mejores de España choca bastante el hecho de que vaya deliberadamente contra su propio equipo cuando todavía tiene opciones manifiestas de ganar un encuentro. A nivel táctico, el partido de ayer fue infame y se vio a las claras que Seedorf no tenía mayor plan que dejarlo todo a la casualidad después de elegir a sus once jugadores, pero también es innegable que Las Palmas no supo proponer mucho más y el Dépor llegó a hacer más peligro que sus rivales hasta los últimos minutos. Este partido se perdió porque la casualidad falló y es cierto que aunque se ganara no habría motivos para la alegría ante semejante esperpento táctico, pero desde luego que los cánticos burlones contra el equipo desde el comienzo de la segunda parte hicieron muy poco para ayudar a decantar la balanza en la última oportunidad de supervivencia. Si ahora estaba difícil, en la segunda categoría lo estará más todavía.

¿Es esto un reproche a todo aquel que se dedicó a reírse del equipo en lugar de intentar ayudar a que consiguieran una victoria que ayer habría podido llegar sin ningún tipo de problema? La respuesta es no, no me corresponde esa autoridad moral para decirle a nadie lo que ha de hacer. Creo que cada uno está en su derecho de comportarse de la manera que desee y a exponerse al juicio ajeno en base a ello y, en el caso de este artículo, a mi juicio. En mi opinión, lo realmente grave de ayer fueron las mofas a Lucas Pérez. El jugador está dando un nivel muy alejado del rendimiento esperado en base a lo que dio en el pasado y lo que cobra en el presente, pero si alguien duda de su implicación en cada partido es porque no le presta atención alguna y no ve que al menos es de los pocos que tira de orgullo. En cualquier caso, aunque no se dejara los pulmones en el campo, yo tengo claro quien es de los mios y creo que Lucas era de los que vestían de blanquiazul y de los que sienten innegablemente el escudo. Mofarse de él es mofarse de todos nosotros, porque veo evidente que lo que hace en el campo es lo que haría cualquiera de la grada si estuviera en su lugar, porque es la imagen de la impotencia y la desesperación que sentimos todos. Y debo decir que no defiendo esto porque sea Lucas, ni mucho menos, sino porque no me parece normal. Igual que no me parecieron normales otros acosos como los sufridos por Albentosa o Juan Domínguez en su día.

Quedan nueve partidos y ayer vimos a una afición que parecía querer perder el partido para poder despacharse a gusto y señalar a sus odiados. Y qué queréis que os diga, yo también espero una pronta convocatoria de elecciones y un cese fulminante de un técnico que no consiguió más en el Dépor que hacer que sus jugadores hicieran el ridículo, pero no a costa de dispararnos en el pie. En cualquier caso, felicidades: ahora sí que estamos en segunda y el estadio contribuyó ayer en su justa medida a destrozar la última bala con la inestimable ayuda de los que corrían sobre el césped. Ahora ya todo el mundo puede criticar sin miedo todo lo que quiera, porque ya no hay nada que perder. Nos vemos en segunda.

2 comentarios:

  1. Ni una critica al CA por este esperpentico equipo, a Seedorf y al resto de la plantilla los trajo el Espíritu Santo. Elecciones si, pero de dimitir eso son palabras mayores. plas, plas.
    Señalamos a la afición y al entrenador pero a #Tino ni mentarlos no vaya ser que nos quiten la teta. Años tapando al CA. Hay una brecha entre la afición que antes no había. Y vosotros sois cómplices. No señaléis al único culpable de todo esto. Constantino.

    QUE SE VAYAN TODOS.

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    1. Yo llevo señalando al consejo meses y unos cuantos de los últimos artículos están dedicados a hablar del esperpento de esta temporada y a la mala gestión de absolutamente todo desde verano, no soy cómplice de nada y también quiero que se vaya todo el mundo de ahí.

      Eso no quita que me sienta también en la obligación de comentar lo del otro día en Riazor.

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