9 mar 2018

El reloj sigue corriendo




Creo que las dos principales labores que ha de realizar un entrenador son tan fáciles conceptualmente como complicadas en la práctica: hacer lo más sencilla posible la vida de sus jugadores cuando están sobre el campo y maximizar sus virtudes. Si tomamos esto como dogma y echamos la vista sobre lo que estamos viendo en la primera etapa de Clarence Seedorf en el Dépor creo que existen varias cosas que atentan de forma importante contra lo dicho.

Para comenzar, la búsqueda efectiva de automatismos es algo que suele marcar la diferencia entre ser un equipo y ser un fracaso. Aquellos equipos cuyo estilo de juego tiene pautas reconocibles (sin llegar a ser fácilmente predecibles) indican que se realizó un buen trabajo y los jugadores saben jugar al fútbol en conjunto. En el caso del Dépor de Seedorf (aunque no se puede decir que sea algo que empezara con la llegada del entrenador neerlandés, ni mucho menos) esto dista mucho de ser así. En sus 5 partidos hasta ahora se vieron cosas muy variopintas, desde la búsqueda de ganar el mediocampo y atacar de manera ordenada que se dio contra el Espanyol hasta el descarado y burdo recurso de poner a Muntari a lanzar balonazos arriba durante todo el partido en Getafe. Estos cambios de paradigma siempre van en contra del equipo, pues dejan claro que no se encontró la forma de jugar y que, una jornada más, la búsqueda de esos automatismos en el juego no puede ponerse en marcha. En cualquier caso creo que ya es demasiado tarde para el técnico de Surinam en este aspecto, pues este acoplamiento entre conjunto y estilo de juego no es algo que se pueda lograr en cuestión de días.

Por otro lado, los bandazos en cuanto a rotaciones del equipo titular en situaciones extremas siempre me parecieron una locura. La estructura básica debe ser una en la que se confíe de manera casi ciega y tocarla lo justo y necesario.  Si echamos la vista a la progresión del Alavés desde que empezó a salir del pozo se ve que Abelardo tardó un partido en encontrar su once tipo a su llegada, pero al segundo encuentro definió ya su columna vertebral y su esquema. En el mercado de invierno los fichajes y la recuperación de Laguardia le dieron más posibilidades y se volvió a amoldar rápidamente al nuevo contexto sin bandazos, lo que le permitió seguir adelante sin sobresaltos. En el caso del equipo coruñés, en tan solo 5 jornadas con Seedorf 21 futbolistas disputaron al menos un partido saliendo como titulares. Todos los futbolistas salvo Tyton, Valentín, Valle y Carles Gil tuvieron oportunidad de salir de inicio en algún encuentro, un dato que habla bastante claro sobre las vueltas bruscas de timón que está dando el equipo. Las probaturas continuadas cuando la liga se acerca a la jornada 30 suelen acabar en desastre.

Si pasamos a hablar de la maximización de virtudes de los futbolistas, me resulta imposible no echar la vista a un ámbito en el que llevamos toda la termporada viendo algo que sólo puede catalogarse de esperpéntico: Lucas Pérez es el lanzador de córners de un equipo que necesita gol como el comer y en el que (bache de nivel aparte) es su mejor rematador. Quizás Lucas no sea un cabeceador nato y su capacidad goleadora se fundamente más en otras habilidades, pero tampoco es un buen lanzador y no tiene sentido renunciar a tener a un goleador cerca de la portería en un contexto de peligro si no aporta una precisión milimétrica en el saque. Tampoco se está encontrando la manera de hacer que los jugadores de ataque, la principal baza que debería utilizar el Dépor para hacerse fuerte, se complementen de manera útil. Los balones que llegan a los futbolistas de arriba suelen acabar en alguien haciendo la guerra por su cuenta y eso no es admisible cuando tienes a futbolistas que dan un salto cualitativo respecto al resto del equipo.

Seedorf lleva todas sus jornadas en el cargo desbordando una optimismo que nadie más en A Coruña tiene y apelando a que todavía hay tiempo. No obstante, el tiempo es efímero y más todavía cuando juega contra ti. La recámara se está quedando sin balas y hoy ante el Girona no vale nada que no sea una victoria. Todo el crédito se irá por la borda si no se suma de tres esta jornada.

1 comentario:

  1. Grande la reflexión, solo nos queda rezar como lo dijeron ayer a Fariña... Para que deje de llover y ganemos algún partido

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