2 mar 2016

El partido de los 135 minutos reglamentarios


  Por Rubén López | rubenlopezfcp@gmail.com

En la actualidad estamos tan acostumbrados a un fútbol con una organización muy mecanizada y Sunderland Newcastle Road 1894sobria (aunque no necesariamente eficiente) que nos sorprendería encontrarnos con un procedimiento atípico a la hora de disputar un partido, pero en los primeros años de este deporte no todo era tan poco dado a salirse del guión, existiendo lugar para cierta improvisación. El partido del que hablaremos hoy es fiel ejemplo de ello.

La temporada 1894/95 fue la séptima en la historia de la Football League inglesa, y su forma de comenzar fue considerablemente original. El 1 de septiembre de 1894 se daban cita Sunderland y Derby en Newcastle Road (una de los primeras casas de los Black Cats) para disputar la jornada inicial del torneo. Los locales comenzaban la campaña entre los favoritos para conseguir el título, después de levantarlo en dos de los tres anteriores años, mientras que el Derby quería luchar por conseguir un buen puesto de nuevo tras haber conseguido la tercera posición en la 93/94.

Aquel partido comenzó con ciertas dificultades, tras comprobarse que el arbitro designado para el mismo, Thomas Kirkham, no llegaría a tiempo para el inicio. Como medida de urgencia se decidió utilizar un colegiado improvisado, que en el acta respondía al carismático (y quizás, quién sabe, inventado para la ocasión) nombre de John Conqueror. Tras jugarse los primeros 45 minutos con un marcador de 3-0 favorable al Sunderland, Kirkham llegó al estadio, provocando la incertidumbre sobre qué pasaría a partir de ese momento. 

El colegiado oficial se acercó a los representantes del Derby y, puesto que habían jugado una parte con un árbitro local improvisado, les ofreció comenzar el partido desde el principio, ofrecimiento que debido al abultado marcador en contra aceptaron sin dudar. La situación era extraña, y la prensa allí congregada no sabía cómo reaccionar ante aquello, pues ya habían enviado mensajes a sus medios informando del marcador al descanso. El partido comenzaría de nuevo y se arriesgaban a que les acusaran de dar una noticia falsa.

Jugados los nuevos primeros 45 minutos, los temores de los periodistas se desvanecieron, pues el Derby volvió a conceder tres tantos sin anotar ninguno, y el panorama no mejoró en la segunda (o mejor dicho tercera) parte, pues encajaron cinco goles más que llevaron a un marcador final de 8-0. 

Aquel, además de ser el partido más extraño de la temporada, fue también la victoria más abultada de un torneo que acabó levantando el Sunderland, mientras sus rivales en aquel partido de las tres partes no lograron más que un penúltimo puesto.

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