29 dic 2015

José Mourinho, el Yin y el Yang


 Por Rubén López | rubenlopezfcp@gmail.com


Reconozco que siempre sentí un gran respeto por la figura futbolística de José Mourinho aunque, como deportivista, guardo un negativo recuerdo de su Oporto campeón de Champions, con su Derlei anotador de penaltis y su estelar Deco (que optó por callarse cuando Markus Merk expulsó a Andrade juzgando mal una patada amistosa). Aquel episodio, que dejó al Depor a las puertas de la consecución de un título tan ansiado por cualquier aficionado al fútbol (más aún si hablamos de un equipo humilde), no hace que no sepa valorar al que a día de hoy es uno de los indiscutibles ocupantes del podio de mejores entrenadores de la actualidad.

Hablo hoy de Mourinho porque recientemente fue uno de los temas de moda, y veo necesario tratar el tema desde un punto de vista diferente al del acoso y derribo o la defensa ciega. De José Mourinho se habla, sobre todo, cuando las cosas van mal. Se le otorgó desde siempre una fama de villano que el mismo persiguió, de la que sacó mucho partido y fue una de las mejores armas que pudo emplear para conseguir la identificación de los suyos para su causa.  La actitud de Mou (fachada o no), tiene su razón de ser, y es que en un gremio como el de futbolistas, dónde las polémicas deportivas y extradeportivas son tan naturales como el respirar entre las superestrellas que él maneja, la presencia de una figura fuerte que acapare atención siempre desvía tensiones. Además, imponer el ego del jefe por encima del de los subordinados es un recurso bastante válido para aplacar a sus jugadores.
 
Estamos ante un entrenador atípico, nacido para competir de manera enfermiza, que se rodea de soldados y selecciona a sus trabajadores de manera concienzuda, moldeándolos para que sean capaces de salir al campo a morder y deshechándolos en caso de que no lo consigan. Utiliza la arrogancia como seña de identidad, algo que enardece a los suyos cuando se sienten identificados con la causa y enrabieta a los contrarios cuando lo tienen enfrente. Es un papel de alta exigencia mental que, en ocasiones (como vimos en esta última etapa en el Chelsea), acaba volviendose contra él si se dan ciertas circunstancias. A veces, el vestuario se acomoda, se cansa de vivir para competir y quiere una pausa. Esa actitud es algo que el entrenador portugués no tolera y la situación estalla, haciéndose insostenible.

Si analizamos el fiasco de la temporada del Chelsea hasta el momento, ¿se puede culpar a José Mourinho? Como responsable principal del área deportiva es evidente que sí. Es culpable incluso teniendo en cuenta el más que probable sabotaje por parte de sus propios jugadores, aunque también deja a la plantilla en un pésimo lugar y le quita toda credibilidad posible como profesionales. Esta temporada fue un fracaso indudable del técnico, aunque no debe hacer olvidar a nadie que se va después de crear su enésimo equipo ganador, aunque es cierto que también fue un nuevo vestuario dinamitado.

Si algo aprendí con el paso del tiempo es que no se puede hablar sobre el entrenador de Setúbal con casi nadie. Es un tema de conversación que con frecuencia me produce aburrimiento, incredulidad e incluso desesperación. Tanto si se encuentra a un fanático anti-Mourinho como pro-Mourinho, los argumentos son tópicos, trasnochados y completamente inerciales, siempre iguales y con las mismos razonamientos (o sinrazonamientos), siendo uno de los más recurrentes el de que todos los jugadores hablan mal (o bien, si estamos en el otro extremo) de él, cuando la realidad es que todos los entrenadores sufren comentarios positivos y negativos de sus jugadores según cómo les fue con ellos, pero en su caso (como en el de Guardiola) siempre se magnifican y se les da repercusión debido a su figura. Al ser un personaje que no deja indiferente a casi nadie, es difícil topar con alguien que no caiga, al menos en parte, en alguna de esas dos doctrinas extremas.

Me parece un error grave juzgar la valía de un entrenador basándose en su comportamiento ante las cámaras. Puede caer mal o bien, pero el juicio de talento ha de ser independiente a eso. Nadie llega a ganar la Champions con Oporto o Inter, equipos que no eran para nada los más punteros de su época, sin ser un gran estratega. Tampoco se puede hablar del concepto 'mal fútbol' refiriéndose a la forma de jugar de sus equipos, porque lo cierto es que saber montar un entramado defensivo tan férreo como los que consigue y aprovechar las contras con la contundencia con la que lo hacen sus equipos es algo que el entrenador medio no puede lograr. Tiene una visión innata para maximizar su estilo de juego, un estilo que puede resultar aburrido a algunos, pero nunca malo, el mal fútbol es el que no gana partidos. Para otros aficionados, entre los que me incluyo, es una forma de jugar atractiva, basada en la fortaleza mental y física, además de en una gran noción de bloque. Si hay algo que no es subjetivo sobre Mourinho es que, a día de hoy, es uno de los mejores entrenadores del mundo. Cuando pase el tiempo y, como pasa con todo, las asperezas del presente se limen, muchos recordarán haber visto en acción a los equipos de Mourinho y reconocerá la valía que tuvieron sus logros, en lugar de centrarse sólo en sus fracasos.

28 dic 2015

Sergio Ramos, presente en la III Jornada sobre Electrodinámica Cuántica en Madrid



 Por Rubén López | rubenlopezfcp@gmail.com
 
El pasado sábado por la tarde, decenas de personas hacían cola para entrar en el salón de actos de la Facultad de Ciencias Físicas de la Universidad Complutense de Madrid, donde se celebraba por tercer año consecutivo la Jornada sobre Electrodinámica Cuántica organizada por la FECYT, en la que los profesionales de dicha rama se pusieron al día sobre los avances en el campo de investigación de la disciplina.

Inmerso entre aquella gente, una figura destacaba sobre todos ellos. No era otro que el futbolista del Real Madrid, Sergio Ramos, que vestía de corto, con su indumentaria habitual con los colores del equipo merengue. El futbolista, que llevaba un balón propio, hacía ejercicios de calentamiento y trotaba a intervalos regulares. De vez en cuando, ojeaba los alrededores con preocupación, y se acercaba a grupos de científicos con bata preguntando: "¿Pero si vamos todos de blanco, cómo vamos a distinguir los equipos?" y "¿A qué hora llega el mister?"

El futbolista esperando a las puertas del recinto

El rumor de su presencia allí hizo que un periodista de esta casa acudiese raudo al lugar, pudiendo hablar con el jugador en una breve conversación que se reproduce en las siguientes líneas:

PERIODISTA: Sergio, tengo que reconocer que me sorprende verte aquí. ¿Cómo te decidiste a venir a un evento como este?

SERGIO RAMOS: Bueno, esta mañana me dijeron que estaba a punto de empezar la jornada. Me sorprendió, porque pensaba que estábamos de descanso por Navidad y el mister no nos dijo nada, pero vine a ver si estaba convocado.

P: Creo que te confundiste, esta no es la jornada que tú crees...

SR: Pues la verdad es que tienes razón. Yo creía que estábamos ya en la 17, pero por ahí me dijeron que esta era la tercera. Algún error tiene que haber.

P: No me refiero a eso. ¿Es que no te sorprende no ver aquí a ninguno de tus compañeros?

SR: Pues la verdad es que sí, pero ya todos sabemos cómo es el fútbol, ¿no?. La verdad es que no estamos nada bien este año y el presi es el que decide. Parece que para el mercado de invierno hizo una limpieza en el equipo y decidió prescindir de muchos de los que estaban y traer a toda esta gente. ¿no?. De todas formas no parecen muy profesionales, vienen todos de blanco, pero ninguno con la equipación oficial...

P: Pero... ¿De verdad te crees que todos esos son nuevos fichajes del Real Madrid?

SR: Lo cierto es que me cuesta creerlo, ¿no?. Ese hombre de la esquina tendrá unos 65 años, y el que tiene a su lado cojea al andar, pero el presi creía que hacía falta una revolución en el equipo y seguramente buscó un perfil distinto a lo que ya teníamos. Veo también a bastante gente hablando en inglés, así que creo que quiso traer jugadores que ayudasen a Bale a integrarse mejor en el vestuario, aunque parece que Gareth todavía no llegó.

Justo cuando el futbolista pronunció estas palabras, los responsables del evento abrieron las puertas y todos los presentes entraron. Ramos se marchó corriendo, no sin antes despedirse: "te dejo, que van a dar la alineación... Anda, ¡pero si también tenemos mister nuevo!".

La expresión de Ramos a la salida era de desolación

Cinco minutos después, cuando nuestro enviado especial estaba ya recogiendo todo su material para irse, vio cómo la puerta se abría y un cariacontecido Sergio Ramos salía de la sala. Al ser preguntado por lo ocurrido, el jugador mostró un profundo malestar:

P: ¿Ya te vas?

SR: Sí, creo que mi tiempo en este club ya pasó. Soy el único que queda en el equipo de los que empezaron la temporada y en esa sala habría unas 50 personas, la competencia por el puesto va a ser muy dura. Además, el mister nuevo no tiene ni idea de fútbol. Dijo que uno de los mejores en nuestra profesión fue un tal Feynman y yo no sé ni quien es ese. Ni siquiera mencionó a Pelé ni a Maradona. También dijo que nuestro objetivo inmediato sería comprender mejor el sistema dinámico del electrón, pero yo no estoy de acuerdo. Yo creo que el objetivo ha de ser ganar partidos. Me voy a hablar inmediatamente con el presidente y a pedir mi traspaso.

Esta vez, el jugador ni siquiera se despidió. Se marchó con el rostro hecho un poema, con decepción tangible y tecleando un número en el móvil.

Leo Messi, cazado en un control antipodaje


 Por Rubén López | rubenlopezfcp@gmail.com

El reloj marcaba las 10:15 cuando el teléfono de casa de Josep María Bartomeu comenzó a sonar. No obstante, el presidente del Barcelona no pudo cogerlo, pues a esa hora se encontraba haciendo la compra en el Alcampo. Mientras debatía consigo mismo para elegir el sabor de unos yogures, una punzada en el estómago le sorprendió sin previo aviso, pero no quiso darle importancia. "Ayer cené fuerte", pensó. Sin embargo, bien pudo ser un anuncio premonitorio, pues lo que se encontraría al llegar a su hogar era una noticia fatal para los planes de su equipo en lo que resta de temporada.

Bartomeu, explicándose: "Los de vainilla también me gustan mucho"

Bartomeu abrió la puerta principal y se dio cuenta de que alguien había llamado y dejado un mensaje. Su teléfono parpadeaba y repetía una frase insistente, con un tono inquietante: "Tiene un mensaje nuevo... Tiene un mensaje nuevo". La frase martilleaba en la cabeza del mandatario culé, que decidió acercarse al aparato e instarlo a reproducir el documento auditivo que custodiaba. La voz que escuchó era la de un alto cargo de la AEPSAD, que debido a la enorme gravedad del asunto quiso notificarlo él mismo en vez de encargárselo a un subordinado:

"Queremos anunciarle que su jugador, Lionel Andrés Messi Cuccitini, ha sido sancionado durante seis meses tras ser cazado durante uno de nuestros controles."

Al escuchar estas palabras, el presidente no lo dudó. Tras dejar sus yogures (finalmente de frutas del bosque) en la nevera, se puso su gabardina y su fedora clásico y se dirigió hacia las oficinas de la RFEF, para hablar con su buen amigo Angel María sobre cómo encarar el problema. Por el camino llamó a la AEPSAD para que le pusieran en contacto con el agente de control que sancionó a su futbolista y que este le contase cómo había ocurrido el incidente que había convertido su día en una montaña rusa. Tras recitar un par de veces la frase "usted no sabe quién soy yo", pudo esquivar unos cuantos trámites burocráticos innecesarios y hablar con prontitud con el agente, que le narró la historia tras un tenso inicio de la conversación.

Aquel hombre, un tal Tomás, tenía un deje prepotente en su voz que a Bartomeu no le gustó nada. "¡Merengón! - le gritó, creyendo conocer de qué pie cojeaba -. La exclamación del presidente culé no sentó nada bien a su interlocutor, que le contestó: "No, mire usted, yo soy del Espanyol, y a mucha honra", y posteriormente relató los hechos, no sin antes matizar que lo hacía porque quería, y no porque Josep se lo exigiese.

Tomás, el agente, nos pidió permanecer en el anonimato
Tomás narró los hechos con verborrea homeriana, siendo excelso en detalles y con un lenguaje exquisito. Aquel relato parecía sacado de una película de Francis Ford Coppola, con una estructuración perfecta, tensión narrativa sin igual y unos cuidados y elegantes efectos especiales. A pesar de su recelo inicial con respecto a aquel hombre, Josep María escuchaba con admiración, y cuando acabó la historia no pudo evitar pensar que se le había hecho corta. Quizás aquello necesitaba una secuela.

Lo que contó, no obstante, no era agradable para los intereses del Barcelona. El agente había entrado en el Camp Nou sin previo aviso para efectuar un control rutinario y allí se había encontrado un caso punible de manual. Leo Messi se encontraba de rodillas sobre el césped, con unas grandes tijeras, recortando mechones al campo hasta dejarlo perfectamente igualado. Cuando Tomás se acercó al futbolista, este no pudo evitar venirse abajo. Admitió su gran error, comentando que le había entrado la nostalgia, que sólo quería dejarlo como a Xavi le gustaba y que justo acababa de empezar, que no creía que hubiese sobrepasado el límite legal. No obstante, el ojo experto de Tomás le permitió saber inmediatamente que el argentino no estaba diciendo la verdad, pues el círculo central estaba recortado al milímetro, e incluso un par de terrones arrancados por Vermaelen durante un calentamiento reciente estaban perfectamente recolocados y asentados. "Eso, señor Bartomeu, es algo que la Agencia Antipodaje no puede dejar pasar de ninguna de las maneras, como usted comprenderá", le dijo el agente de forma severa un segundo antes de colgar. 

Leo mostrando su decepción por el estado del campo durante un partido reciente

El presidente se quedó con la palabra en la boca, mirando al horizonte con expresión melancólica. ¿Cómo se lo iba a contar a Luis Enrique? Continuó su camino hacia la RFEF, pero en ese momento se dio cuenta de un detalle en el que no había pensado antes: La sede estaba en Madrid. Impotente y con el ego lastimado, se dio la vuelta para volver a su domicilio y se decidió a llamar al entrenador para comunicarle la amarga noticia. Esperaba que su idea de confiar en Douglas como sustituto apaciguase los ánimos del técnico asturiano. Marcó y se echó a andar por la fría acera invernal, con el espíritu navideño tocado y el orgullo herido, poniéndose el teléfono pegado a una oreja que, a buen seguro, le acabaría pitando después de la conversación que estaba a punto de tener.

11 dic 2015

Fútbol instantáneo (VII): La patada del diablo


 Por Rubén López | rubenlopezfcp@gmail.com

En Old Trafford siempre gustaron los jugadores temperamentales, esos que se convierten en la perfecta analogía del Diablo Rojo que simboliza al Manchester United. Entre todos esos jugadores, es uno en particular quien destaca sobre el resto.

'La patada del diablo'





Eric Cantona fue uno de los iconos más reconocibles del fútbol de los 90. Héroe y villano, amado y odiado, alabado y vilipendiado... Nunca dejó a nadie indiferente sobre su personalidad, pero si hay algo que todo el mundo reconoce al unísono es que fue un futbolista de un talento tan inabarcable como tempestuoso. Quizás su caso sea comparable, extrapolándolo a un modelo actual, al de Zlatan Ibrahimovic. Aún siendo futbolistas de estilos diferentes, coinciden en ciertos rasgos característicos.

Cantona era tan impredecible fuera del campo como dentro de él y, por supuesto, también lo era en la zona de frontera entre ambos medios (es decir, durante el momento de abandonar el césped). En un partido en Selhurst Park contra el Cristal Palace en enero de 1995, el francés protagonizó la que probablemente sea la anécdota más recordada de su carrera. Una reacción que vino a demostrar el gusto del delantero por tomarse la justicia por su mano.

Era la estrella y tenía la fama de personalidad complicada. En todo estadio que pisaba, era el objetivo de futbolistas y aficionados rivales, que ejercían un acoso dentro de los límites sobre él para intentar aprovecharse de su temperamento. Por otra parte, Cantona siempre se caracterizó por tener un marcado rechazo a las injusticias, y en aquel encuentro se encontró también con eso. Richard Shaw, uno de los defensas rivales, le hizo un férreo marcaje durante todo el partido, con algunas acciones que el talentoso futbolista francés protestó airadamente al árbitro, como un notable agarrón en la camiseta que le impidió avanzar en un forcejeo ocurrido durante la primera parte.

El ya caldeado ambiente entre ambos futbolistas llegó al máximo en el minuto 56 de partido, cuando peleaban por llegar a un balón largo lanzado por Peter Schmeichel a zona de nadie. Cantona, sintiéndose nuevamente obstruido de manera ilegal, no pudo refrenar una mezcla entre rabia y frustración y provocó el final de su partido propinándole una patada en la espinilla a su rival, lo que provocó su expulsión. Era la quinta tarjeta roja en su carrera con el United.

No obstante, no fue ese incidente el que hizo que aquello se recuerde todavía hoy. Durante su camino hacia el túnel de vestuarios, Cantona vio como un seguidor del Palace le seguía corriendo por la grada increpándole y gritándole que se fuera de vuelta a Francia (añadiendo, entre medias, alguna mención a una supuesta profesión de su progenitora), algo que el carácter de Eric, ya suficientemente castigado, no soportó. El emblemático número 7 de los red devils descargó la ira acumulada por la expulsión sobre el seguidor rival, propinándole la patada voladora que se puede observar en la imagen y algún que otro puñetazo al aire.

Aquel incidente hizo correr tinta y conllevó una dura sanción para el jugador del United, que no volvió a jugar durante aquella temporada. Por otra parte, aquello también nos dejó la que probablemente sea una de las ruedas de prensa más apoteósicas de la historia de este deporte. Un Cantona con cara muy seria entraba en una sala atestada de periodistas buscando carnaza y, segundos después de sentarse, pronunciaba con inquebrantable calma las siguientes palabras:

"Cuándo las gaviotas siguen al pesquero es porque creen que tirará sardinas al mar"

Tras las cuáles, y sin mediar palabra, se levantó y abandonó a una multitud cariacontecida y que se debatía entre la risa y la confusión. The King lo había vuelto a hacer, había dejado al mundo sin palabras.

10 dic 2015

El Blitzkrieg del Depor


Por Rubén López | rubenlopezfcp@gmail.com
 Por Rubén López | rubenlopezfcp@gmail.com
Por Rubén López | rubenlopezfcp@gmail.com


Este año está ocurriendo algo a lo que no estaba acostumbrado el Estadio de Riazor durante losVíctor Sánchez del Amo Depor últimos años. Se escucha un sonido homógeneo de ilusión en la grada, aunque siempre con cierta dosis de cautela. Por fin, el público coruñés puede disfrutar de un equipo de fútbol que muestra lo que se espera de él y más. Las sensaciones son buenas pero, sobre todo, lo que más cala en el ambiente es que por fin se puede decir aquello de que este equipo sí que representa lo que la afición quiere ser. Y no lo hace porque consiga sacar buenos resultados y ganar partidos, sino por actitud, orgullo e identificación con una idea. Es esa idea la que hoy trataremos de analizar.

En algunas ocasiones, al ver un partido de este Depor, se me viene a la cabeza un término bélico cuyo concepto empezó a desarrollarse en el siglo XIX, pero el término para definirlo fue acuñado en la Alemania de entreguerras, el Blitzkrieg. Esta táctica fue llevada a la fama por Hitler en el contexto bélico y por The Ramones en el contexto musical, y se basa, fundamentalmente, en un rápido paso a la acción, dejando al enemigo momentáneamente aturdido, aprovechando esa confusión para crear todo el daño posible y afianzar la posición todo lo que las circunstancias permitan.

Si somos capaces de extrapolar el siempre cruel 'juego' de la guerra a un terreno de fútbol, lo cierto es que el estilo del Depor de Víctor es bastante similar, en fundamentos, a este estilo de ofensiva militar. Su juego en la búsqueda del gol se basa más en generar situaciones de descontrol en el entramado rival que en ejercer el control del suyo. En ataque, todo gira alrededor de la sintonía y la sincronía de un bloque que tiene como piezas críticas a un general (Mosquera), que vigila, acompaña y comanda, y un jefe de operaciones especiales (Lucas) capaz de infiltrarse entre las líneas rivales al menor despiste del contrario. 

Todo comienza cuando el rival tiene todavía la posesión. En el momento en el que la transición se acerca, Lucas estudia el terreno y trabaja para situarse entre líneas, cerca del central, para darle a este una fingida sensación de control de la situación. Espera, se mueve, transmite pausa y pone cara de cordialidad. "No te preocupes por mí" parece decirle al defensor. No obstante, en cuanto el Depor recupera el balón, el llega frenetismo. El primer paso es buscar, preferiblemente y de manera lo más rápida posible, a un jugador con buen golpeo de balón, y el primer impulso de este al recibir es mirar hacia arriba buscando el número 7 de Lucas. Si cuando lo identifica ve que está en situación Lcas Perez Deporideal para romper líneas con un movimiento, el balón sale inmediatamente desplazado hacia la posición del delantero coruñés, pero no al pie, sino unos cuantos metros más en dirección a la portería, los suficientes para que su veloz compañero pueda imponer su explosividad y dejar atrás a su par.

En cuanto comienza esta fase, llega el caos. Las defensas, que no se esperaban ese ataque fortuito justo en ese momento, tienen poco tiempo para reaccionar y darse cuenta de lo que se avecina. Tienen dos frentes abiertos: una avanzadilla con la firme decisión de hacer mucho daño si no se le corta inmediatamente y un ejército que espera sacar provecho de la cuña inicial introducida por su punta de lanza entre las líneas enemigas. Este doble ataque en una sola jugada crea una situación de indefensión momentánea y, en caso de que el máximos goleador del equipo coruñés no consiga introducir el balón en la portería en su primera carrera, el daño está igualmente hecho. La defensa que consigue pararlo se verá de bruces con un nuevo peligro: un equipo rival que aprovechó la coyuntura para ocupar posiciones de peligro de cara a puerta rival. De nuevo, la línea defensiva está obligada a reaccionar en décimas de segundo para tener opciones de defenderse ante la inferioridad posicional.

Evidentemente, este estilo de ataque no es siempre factible, pero sí que cumple que cuando sale es tremendamente efectivo. Si el contexto del ataque no tiene las condiciones necesarias para probarlo, el balón recalará, casi siempre, en las botas de Pedro Mosquera, y el hará lo que deba hacer. Por suerte, este Depor no es un simple esclavo de un estilo de jugada y tiene recursos para hacer daño por otros medios. De ninguna otra forma habrían conseguido llegar tan arriba a estas alturas del año.

14 nov 2015

Fútbol instantáneo (VI): La furia del capitán


  Por Rubén López | rubenlopezfcp@gmail.com

Dave Mackay fue uno de esos jugadores ásperos tan típicos fútbol británico de los años 60. Con carácter marcado, contundencia dentro del campo y una capacidad de liderazgo que le llevó a ser el capitán del Tottenham ganador del doblete en 1961, tuvo que vivir con una fama de tipo duro que nunca le gustó demasiado tener fuera del césped. Poco le ayudó su fotografía más icónica, que siempre manifestó odiar debido a que opinaba que le representaba como un abusón.

'La furia del capitán'



Allá por el año 1966, y a pesar que con el transcurso de los años la aparición puntual de futbolistas de contundencia al límite de la legalidad penal como Roy Keane o Joey Barton fuese vista como una rareza, la figura del tipo duro no era algo para nada fuera de contexto dentro de un campo de fútbol, sobre todo en Inglaterra. Dave Mackay era esa clase de futbolista. Era el alma de su equipo, capaz de entrar con todo al inigualable George Best o tratar de levantarse para seguir jugando un partido tras romperse una pierna, y por ello nadie osaba rechistarle. Ni siquiera Billy Bremner, la volcánicamente temperamental estrella de aquel viril Leeds United entrenado por Don Revie osó hacerle frente. Es a Bremner a quien sujeta de la camiseta en la imponente escena, sin que este parezca capaz de reaccionar ante la cara de odio que se le acerca peligrosamente.  

A Mackay siempre le disgustó la foto. No le gustaba la imagen que daba de él, y es que, a pesar de que mostraba un caracter bestial en el campo, era más que eso. Sabía manejar el juego de su equipo, y el fútbol de uno de los mejores Spurs de la historia estaba condicionado por su presencia en el campo (en alguna ocasión él mismo comparó su juego con el de Paul Scholes). Décadas más tarde, el propio protagonista explicó su reacción en aquel encuentro:

"[Bremner] me dio una patada en la pierna que había roto dos veces. Si me hubiese golpeado en la otra podría haberme dado igual, pero no soporté que me hubiese dado en esa. Pude haberle matado aquel día"
El final del enfrentamiento se resolvió con una charla de reproche del árbitro y la posterior separación de ambos contendientes. Ni una tarjeta o amenaza de sacarla. El fútbol de antaño era un mundo diferente y Mackay nunca, en toda su carrera, fue expulsado.

31 oct 2015

TOP 10 2015: Delanteros


 Por Rubén López | rubenlopezfcp@gmail.com

NUEVA VERSIÓN -> TOP 10 2017: Delanteros centro

Llegó el momento de poner punto y final a esta serie de artículos con los jugadores que se desempeñan en el puesto de punta.

Vamos con los 10 mejores delanteros centro del mundo:

Nº1 Zlatan Ibrahimovic, 34 años

Zlatan Ibrahimovic 2015

Equipo: PSG
País:Suecia

El mejor delantero centro de la última década se acerca ya al ecuador de la treintena sin haber conseguido quitarse su eterna espina: la Champions League. El sueco tiene guantes en lugar de botas, y su altura, que le hace dominar el área rival con facilidad, no está reñida con una capacidad para conducir el balón más propia de un futbolista con un centro de gravedad mucho más bajo.Tiene 34 años, pero un físico tan brutal que le permite seguir siendo, probablemente, el delantero más dominador del mundo. No obstante, en su caso la palabra 'delantero' no se adecua del todo, ya que sus labores son mucho más que la de un hombre de área. En contra de lo que podría pensarse de un futbolista de su edad, esta temporada está muy fresco físicamente e incluso mejorando todo aquello que siempre hizo, consiguiendo tener todavía más repercusión en el juego del PSG. Influye en el juego desde zonas incluso más atrasadas que el círculo central, se ofrece a subir el balón en situaciones de atasco, participa en el juego combinativo durante la construccion, ejerciendo de centrocampista 'de facto' y todavía le sobra fuelle para ejercer de ariete. Lo tiene complicado, pero venderá muy cara la presente oportunidad de conseguir el ansiado máximo trofeo continental. Su carácter (contagiado de manera viral al resto de su equipo) no le permitirá actuar de ninguna otra forma. 

Nº2 Luis Suárez, 28 años

Luis Suárez 2015

Equipo: Barcelona
País:Uruguay

Messi encontró en el uruguayo al socio perfecto en el puesto de nueve, el único jugador interior de línea ofensiva con el que supo compenetrarse cómodamente y sin estorbos en mucho tiempo. Con dinamismo, inteligencia en sus movimientos y un olfato goleador excepcional, Suárez es un futbolista que supo aprovechar la libertad ofrecida por Luis Enrique y formar parte de un tridente ofensivo junto a Neymar y Messi en el que todos saben ser protagonistas, algo que es muy meritorio jugando en la mastodóntica zona de influencia de la estrella argentina. Tiene una gran capacidad para ofrecer alternativas y también una cierta independencia y confianza que le permiten ser capaz de crearse sus propias oportunidades incluso en contextos muy desfavorables.

Nº3 Robert Lewandowski, 27 años


Robert Lewandowski 2015


Equipo: Bayern Múnich
País:Polonia

Un definidor nato desatado por completo esta temporada, en la que lleva a día de hoy 17 goles en 15 partidos oficiales. Juega a un ritmo muy alto, y sabe aprovechar los huecos generados por las defensas rivales durante las transiciones de manera muy eficaz. Tiene un golpeo muy duro y afinado, alejado ya de aquella tendencia al fallo de su primera época en Dortmund. Quizás el esquema de Guardiola, que busca magnificar y proteger al grupo más que aprovechar individualidades no sea el que más le favorece, pero sabe aprovechar sus oportunidades con trabajo y disciplina. Su ideal de ritmo frenético, del que no pudo disfrutar demasiado la temporada pasada debido a las continuas bajas de su socio ideal, Robben, regresó este año debido a la llegada de Douglas Costa, que siempre que recoge el balón imprime un estilo idóneo para el juego del polaco.


Nº4 Sergio Agüero, 27 años

Kun Agüero 2015

Equipo:  Manchester City
País: Argentina

El futbolista clave de un equipo plagado de nombres estelares y al que cada año acaba sacando las castañas del fuego. Este City, a pesar de las estrellas, nunca supo ser dominante sin la presencia del argentino. Un delantero muy independiente, que suele saber rendir sólo ante el peligro aunque sus compañeros de ataque no le sigan el ritmo. Robarle el balón en conducción es un desafío para cualquier defensa, pues su bajo centro de gravedad le hace muy complicado de derribar y le permite girarse con extrema facilidad, lo que combinado con su potencia y su capacidad para el regate lo convierte en uno de los futbolistas más peligrosos del mundo más allá de la imaginaria línea de tres cuartos de campo.


Nº5 Karim Benzema, 27 años

Karim Benzema 2015

Equipo: Real Madrid
País:Francia

El francés es el eterno discutido, ya que siempre se le exigieron cosas que desde hace tiempo no tiene ni la intención ni la instrucción para hacer. Es el delantero ideal en su contexto, sabe magnificar la capacidad de otros para ser protagonistas y habilitar a sus compañeros en las posiciones donde son peligrosos. No entra en el perfil clásico de delantero goleador, sino que es más una clase de mercenario futbolístico al servicio de su patrón, un jugador que no busca ser el héroe, sino el compañero. Muy técnico y capaz de desenvolverse en espacios reducidos.

Nº6 Thomas Müller, 26 años

Thomas Müller 2015


Equipo: Bayern Múnich
País:Alemania

El alemán es un jugador de otro tiempo. Podría calificarse como un futbolista confeccionado a partir de tópicos alemanes, pues sus principales virtudes son la efectividad y la eficiencia. No destaca por su técnica, pero sí por una excepcional inteligencia en sus movimientos y capacidad para tomar la decisión correcta. Un gran goleador sin ser un delantero de referencia, al que gusta caerse a banda para combinar o habilitar (nunca para desbordar). Encontrar Thomas Müller en el campo es sencillo: siempre está en el lugar en el que más falta hace su presencia.


Nº7 Pierre-Emerick Aubameyang, 28 años

Pierre Aubameyang 2015

Equipo: Borussia Dortmund
País: Gabón

La progresión del gabonés desde su llegada a Dortmund fue considerable. Ya no se sólo aquel futbolista que con desparpajo y buen hacer con el balón que llevó a su selección a los cuartos de final de la Copa África en 2012, sino que está mucho más formado y tácticamente más disciplinado. Muy móvil, veloz y capaz de crearse espacios por sí mismo gracias a una buena inteligencia y electricidad en los movimientos. Se destapó este año como un goleador muy fino en el trepidante ataque del Dortmund de Tuchel.


Nº8 Edinson Cavani, 28 años

Edinson Cavani 2015

Equipo: PSG
País:Uruguay

El Matador siempre fue un delantero fiel a su apodo, al que puede que le faltara el saber dar un paso adelante al llegar al PSG, donde casi nunca fue considerado referencia. No obstante, se trata de un jugador que lleva el gol en la sangre y no suele fallar cuando lo tiene en sus botas. Con la presencia de Ibrahimovic en el equipo parisino, suele partir desde el extremo, aunque recoge el rol de punta en cuanto el sueco comienza su labor de jugador total y se desubica de la posición de ariete. Gran definidor, y aunque no tiene una técnica destacable si que resulta fiable con balón, aunque es sin el esférico en sus botas en el contexto en que sus movimientos le hacen más peligroso.

Nº9 Diego Costa, 27 años

Diego Costa 2015
Equipo: Chelsea
País: España

Tras su fama de futbolista de trato desagradable para el rival se erige un delantero de amplias capacidades. Muy físico, con gusto por sentirse libre en ataque y con una definición muy peligrosa, el hispano-brasileño vive una temporada complicada, en la que sus números y rendimiento no están a la altura de su nivel real.


Nº10 Christian Benteke, 24 años

Christian Benteke 2015

Equipo: Liverpool
País: Bélgica

Tras destacar en el Aston Villa durante los últimos años, el belga llegó a Liverpool para intentar remediar los problemas en el ataque red. Un jugador con un gran físico, pero que también tiene agilidad y se defiende bien con el balón en los pies. Es un rematador nato, con un gran juego aereo.


Menciones destacadas:

- Jackson Martinez, 29 años

Equipo: Atlético de Madrid
País:Colombia

Después de afianzarse como uno de los delanteros más peligrosos del panorama europeo durante su época en Oporto, el colombiano no llega a afianzarse del todo en el Atlético. Muy vertical, con una gran habilidad para el desmarque y una definición implacable, en Madrid todavía se espera mucho de un jugador que llegó para teóricamente ofrecer numerosos goles.

- Aritz Aduriz, 34 años

Equipo: Athletic Club
País: España

No parece que el delantero vasco vaya a cansarse nunca de hacer goles. Desde su vuelta a Bilbao se convirtió en uno de los buques insignia del Athletic, consiguiendo grandes cifras cada año. Un líder para su equipo, inteligente e imperial por alto, a pesar de no destacar por su altura
- Radamel Falcao, 29 años

Equipo: Chelsea
País: Colombia

La carrera de Falcao desde su marcha del Atlético fue una montaña rusa con predominancia de caídas en picado. Lesiones, malas rachas y suplencias le persiguieron allí a donde fue, sin permitirle mostrar en ningún momento el delantero que había demostrado ser en Madrid. Un hombre que antaño se disputó el título de mejor definidor de la Liga española con Messi y Cristiano Ronaldo pasa por una época muy complicada en su carrera deportiva.


- Harry Kane, 22 años

Equipo: Tottenham Hotspur
País: Inglaterra

La gran sorpresa de la pasada Premier League. Kane irrumpió de la nada, con grandes cifras goleadoras y gran capacidad de trabajo, tanto en la presión como en la ayuda incluso en posiciones muy retrasadas. No presenta una habilidad destacable para el regate, pero sí un gran remate que lo convierte en un peligro desde un amplio rango de posiciones.

- Anthony Martial, 19 años


Equipo: Manchester United
País: Francia

Su millonario traspaso al Manchester United el pasado verano sorprendió a casi todos, y es que Martial no parecía haber tenido tiempo a demostrar tanto como para pagar una suma tan alta por sus servicios. Un futbolista muy potente, fuerte y al que gusta caer a banda y abrir espacios. Todavía tiene mucho por pulir, pero parece que en Manchester confían ciegamente en su progresión.

- Romelu Lukaku, 22 años

Equipo: Everton
País:Bélgica

Hace unos años se veía en Lukaku al futuro 9 dominante del fútbol europeo. Con el paso del tiempo parece que su progresión se estancó por el camino, pero es igualmente un gran delantero, con un físico imponente y un remate envidiable. Peca de ser demasiado estático y de desaprovechar su fortaleza física, pero cerca del área resulta muy peligroso por su capacidad en la definición.

- Vincent Aboubakar, 23 años

Equipo: Oporto
País: Camerún

Un futbolista que sabe romper líneas y jugar de espaldas, además de ser veloz y tardar muy poco en armar la pierna para el disparo. El sustituto de Jackson en el club portugués todavía tiene mucho camino que recorrer para acercarse a los números de su predecesor, pero sus características hacen presagiar un gran futuro al camerunés.

23 oct 2015

Goles míticos (XXIX): Juninho Pernambucano al Sedan-Ardennes (2008)


Juninho pasó a la historia del fútbol como uno de los mejores lanzadores de faltas de la historia, pero fue mucho más que eso: un gran líder dentro del campo para un Olympique de Lyon que dominó de manera incontestable el fútbol francés durante más de un lustro con mucha influencia en su juego. Sería ridículo reducir la figura del futbolista brasileño a la de un simple especialista a balón parado, pero lo que sí es cierto es que en ese aspecto destacó por encima de los demás, y debido a ello es obligatorio recordar en esta sección su habilidad para poner el balón donde se le antojaba. Su técnica no se basaba en la potencia, como la de Roberto Carlos, ni en otorgarle al balón una curvatura idónea como hacía Beckham, sino que buscaba un golpeo seco para darle al balón un movimiento de rotación impredecible que en multitud de ocasiones desviaba su trayectoria en el aire de manera aparentemente aleatoria. Sirva este extenso vídeo como un ejemplo más completo de la capacidad de sorpresa del brasileño.

Entre todos los goles conseguidos por la antigua estrella del Olympique de Lyon (incluido el que anotó haciendo chocar a Oliver Kahn contra el poste), me quedo con uno que además de servir para conseguir el hito de introducir a su equipo en la primera final de Copa en casi 30 años, también ejemplifica a la perfección la pesadilla que era para los porteros un balón salido de las botas de nuestro protagonista:

Era un 7 de mayo de 2008, y se disputaba el partido de la semifinal de la Copa de Francia de aquel año entre Lyon y Sedan-Ardennes, equipo que por aquel entonces estaba en Ligue 2. El partido estaba llegando a su final con un anodino 0-0, y en el minuto 87 se produjo una falta de las que no suelen resultar especialmente peligrosas, a más de 37 metros de la portería. Juninho, que había saltado al campo como suplente en la segunda parte, fue el encargado de lanzar el tiro libre, y lo que salió de sus botas fue una trayectoria casi imparable. El balón cambió de sentido en el aire en varias ocasiones para desesperación del portero, que no supo hacer más que mirar el balón sin decidirse sobre hacia donde tirarse. El gol supuso la clasificación para la final, que acabaría ganando el Lyon frente al PSG con un gol de Govou.


11 oct 2015

Fútbol instantáneo (V): El abrazo del alma


  Por Rubén López | rubenlopezfcp@gmail.com

La foto de hoy tiene título propio (debido al titular que la acompañó en su día en la portada de la revista El Gráfico), no hubo que buscárselo de manera improvisada para aparecer en esta sección. Se tomó hace ya 37 años, y es una de las fotografías más aclamadas de la historia de este deporte.

'El abrazo del alma'

El abrazo del alma


1978. El Mundial de aquel año se disputaba en Argentina, y la selección local se presentaba con una plantilla a la altura de la gran cita, a pesar de la ausencia de la jovencísima estrella de Argentinos Juniors, Diego Armando Maradona, que a sus 17 años fue excluído de la convocatoria por César Luis Menotti para dar entrada al más experimentado Omar Larrosa.

Aquel equipo, que contaba en sus filas con iconos como Kempes, Passarella o Fillol, consiguió llegar a la final del torneo y jugarse el campeonato delante de su afición ante una Holanda que ofreció una dura resistencia, empatando en el minuto 82 un partido que los locales habían ido ganando desde la primera parte, y forzando de esa manera la prórroga. En los 30 minutos de tiempo extra ambas selecciones dieron muestras de flaquear, pero la albiceleste supo aprovechar mejor ese contexto, anotando dos goles que les llevarían a conseguir su primer Campeonato del Mundo. 

Tras el pitido del árbitro, el argentino Alberto Tarantini se dejó caer al suelo, extenuado y sin poder creer todavía que lo habían conseguido. Tras unos segundos, se levantó y corrió hacia su portero, Ubaldo Fillol, que estaba postrado en el césped sin poder contener la emoción de la victoria. Ambos jugadores se abrazaron arrodillados en el suelo, y fue ahí cuando un aficionado que había conseguido saltar al campo apareció para compartir el momento. Ese aficionado, llamado Victor Dell'Aquila, tenía la particularidad de haber perdido ambos brazos en un accidente, y cuando se acercó a los futbolistas no pudo abrazarlos de manera física, pero su presencia fue un emotivo añadido a una imagen que pasó a la historia del fútbol. Un abrazo con el alma.

6 oct 2015

Fútbol instantáneo (IV): Dos fenómenos contra El Fenómeno


  Por Rubén López | rubenlopezfcp@gmail.com

Hay fotos que quizás no llegan a la categoría de históricas, pero eso no les quita fuerza cuando lo que enseñan es un instante significativo. En el caso expuesto hoy, una imagen vale más que mil palabras para hacerse una idea del peligro que suponía en su tiempo el que posiblemente fue el mejor 9 de la historia del fútbol.

'Dos fenómenos para el fenómeno'

Paolo Maldini, Ronaldo, Fabio Cannavaro


Si hace un tiempo se exponía aquí la admiración que causaba Ronaldo en un homólogo posicional como Zlatan Ibrahimovic, es momento ahora de efectuar un necesario contraste y dejar clara la sensación que producía en sus rivales defensivos, que no era otra que la del más puro pánico. Ese miedo innato al peligro causado por el brasileño era muy palpable sobre todo en la época en la que se dió esta instantánea, cuando aquella fatídica lesión de 1999 todavía no había hecho acto de presencia y su capacidad física era todavía sobrehumana.

La imagen muestra al delantero haciendo irse al suelo a dos defensas con marcada huella en la historia reciente del fútbol: Fabio Cannavaro, Balón de Oro en 2006 y Paolo Maldini, una de las mayores leyendas del Calcio. En ese partido, jugado dentro del calendario de aquel Tournoi de France organizado en 1997 como una competición amistosa en forma de liguilla entre las selecciones de Francia, Inglaterra, Italia y Brasil y tomada como una especie de calentamiento para el Mundial, Ronaldo fue un quebradero de cabeza para la Azzurra. Marcó dos goles en un partido que acabó 3-3, siendo pieza clave para que su selección remontase el 3-1 que mostraba el marcador en el 70'. La foto muestra con claridad la urgencia con la que los rivales intentaban parar sus galopadas, porque una vez llegaba a su máximo de potencia en conducción de balón era un jugador imparable.

Ronaldo fue la referencia futbolística internacional indiscutible en el cómputo global de la década de los 90, el último líder temible de un ejército brasileño que desde su marcha ya no es tan fiero como todos conocíamos en los años en los que O Fenómeno comandaba su ataque. Un mito al que las lesiones impidieron mostrar todo lo que habríamos querido, pero que supo reponerse de ellas y reconvertirse en un jugador igualmente letal.

30 sept 2015

Cuando Lucas encontró a Luis Alberto


  Por Rubén López | rubenlopezfcp@gmail.com
 
¿Por qué Lucas Pérez lleva en estos seis primeros partidos de temporada cifras goleadoras comparables a las conseguidas la temporada pasada completa? La respuesta inmediata que puede Lucas Pérez Espanyolvenir a la mente de cualquiera seguramente estará centrada en aspectos propios del jugador, como la ausencia de las tan frecuentes lesiones durante el año anterior, su presencia más cercana a la portería o una fortaleza mental más férrea debido a que las cosas por fin parecen ir bien.

No obstante, y aunque estas cuestiones juegan también un papel clave, el contexto que le rodea es también un punto interesante a analizar en el estado de forma del líder ofensivo de este Deportivo que ilusiona con su buen inicio de curso. El juego del equipo y las características de sus compañeros habituales en la zona de ataque se adecúa a las condiciones del juego de Lucas como anillo al dedo, y eso se traduce en una mayor posibilidad de delegar obligaciones que hasta el verano sólo él se veía competente para lograr.

La principal circunstancia externa que hace brillar al jugador es, sin duda, el dinamismo en ataque que está ofreciendo el conjunto de Víctor Sánchez del Amo. Se ataca rápido, muy rápido, y es en ese ritmo superior a la media donde el delantero que lleva dentro (recordemos que la de 9 no es su posición natural) se magnifica. Una circulación rápida de balón le permite encontrar más espacios gracias a las continuas correcciones que ha de hacer la defensa rival, y cuando tiene huecos en su parcela de influencia es imparable. Sabe moverse por ellos y buscar la mejor posición en la que ofrecerse para arrancar de manera imprevisible tras recibir, y una vez controla el balón empieza el juego. Es imprevisible y dinámico, sabe hacia dónde llevar a su marcador y, aunque a veces incapaz de controlar el empuje y la ganas, también sabe donde estar para ser importante en Lucas Pérez Luis Albertocada acción, ya sea en la presión, que ejerce de menera incansable, u ofreciendo alternativas. Es el empuje del equipo, el hombre que tiene ese punto de garra que cuando se junta con talento convierte a su poseedor en líder indiscutible. 

Además de un estilo de juego adecuado, cabe destacar que también encontró a unos compañeros con cualidades que le hacen estar más liberado. Por detrás de él tiene a Fayçal siempre presente, que aporta un apoyo vital en la llegada, a Mosquera haciendo acto de presencia en todo momento en posición óptima para recibir y pasar, haciendo que la dinámica no se estanque y desatascando el juego en una labor culminada por el siempre incansable Celso Borges. Además, también tiene la ayuda del principal socio que encontró esta temporada, con el que se entiende de manera brillante y cuya posición busca conocer en todo instante: Luis Alberto. El jugador cedido por el Liverpool es un apoyo ideal en ataque sobre el que Lucas descarga buena parte del peso con el que no puede cargar de forma efectiva durante las posesiones en campo rival. Juegan de manera casi automática entre ellos, entienden sus movimientos y complementan sus virtudes. Lucas rompe, Luis Alberto ve y el peligro empieza. Ambos son una amenaza en la frontal del área y ambos están casi siempre ofreciéndose en ese punto concreto.

Lucas es el nombre propio de este Depor porque por fin puede ser él en lugar de tener que ser todos. Este equipo le permite ocuparse de lo que puede hacer y delegar en otros aquellos trabajos al límite de su jurisdicción. Le permiten estar cerca del área y centrarse en crear el peligro decisivo, y ya no es el hombre para todo en campo contrario, sino la referencia y el desequilibrio final, eligiendo él mismo cuando hacer más y cuando mantener la posición. Ahora es sólo su irrefrenable orgullo el que le hace trabajar más de lo que le corresponde, y no la imperiosa necesidad de un equipo roto e incapaz de hacer nada sin él como figura omnipresente, como pasó el año anterior.

25 sept 2015

Un 21 de marzo en pleno septiembre


  Por Rubén López | rubenlopezfcp@gmail.com
 
Nunca pareció fácil. Cuando Víctor Sánchez del Amo llegó al Deportivo para disputar las últimas Víctor Sánchez del Amo Deporjornadas de la pasada liga, la situación del club parecía demasiado delicada como para pensar en otra cosa que no fuera el futuro inmediato. La temporada hasta el día de su contratación había sido plana, leve, aburrida y, sobre todo, mala. Víctor llegó a un equipo roto, sin confianza y cuya afición se sentía hastiada de demasiados meses viendo a los suyos haciendo lo mismo cada semana, perdiendo partidos por inercia, sin buscar soluciones muy distintas a lo que ya se había hecho. Finalmente, el  vital objetivo de la salvación se acabó consiguiendo, aunque por métodos puramente resultadistas, sin evidenciar todavía ninguna de las ideas que se querían inculcar al equipo. No había tiempo para ensayos. 

Una vez obtenida la permanencia, un verano por delante ofreció el margen necesario para trabajar en algo diferente, y con el inicio de la 15/16 parece que aquel crudo invierno deportivo del último lustro está empezando a dar sus primeros signos de llegar a un pequeño oasis de bonanza, siempre que lo visto en las primeras cinco jornadas no acabe por resultar un simple espejismo. A día de hoy, las ideas con las que se están empezando el curso parecen válidas para conseguir, de manera holgada, Lucas Pérez Fajrel principal (y único) objetivo de la temporada, que no es otro que permanecer en la máxima categoría.

Este inicio de campaña está dejando ver cambios drásticos en el estilo de juego y en los resultados obtenidos. Si el pasado año veíamos a un equipo carente de inventiva e iniciativa, que parecía dar los partidos por imposibles desde antes del pitido inicial, este año estamos ante unos jugadores de un carácter diametralmente opuesto. Es precisamente ese salto en cuanto a la actitud una de los principales motivos que están llevando a los blanquiazules al éxito, pues aprendieron a jugar de tú a tú a los rivales que se encuentran en su camino. Todavía no se llegó a los partidos contra los grandes (teniendo en cuenta que el Valencia a día de hoy no es un objeto válido de comparación en ese aspecto), pero ante los rivales de su altura está sabiendo creerse en todo momento que tienen capacidad para conseguir la victoria en cualquier contexto. Logros como el del partido del Sporting, consiguiendo empatar un encuentro que ellos mismos se habían puesto muy cuesta arriba nada más empezar así lo evidencian.

Este equipo tiene ideas más que ideales. No es un conjunto que destaque por ser disciplinado, ni tampoco por un orden militar. Es un equipo de zona baja atípico, que no basa sus conceptos básicos en la idea de no ser mejor que el rival, sino en la de conocer sus virtudes y buscar explotarlas. El Depor ofrece trabajo, apoyo constante entre compañeros y, sobre todo, aprovechamiento de talentos específicos en una especie de libertad vigilada en fase ofensiva. Estamos viendo a un conjunto que sabe explotar a la perfección rasgos diferenciales de sus futbolistas, y es común ver como Lucas tiene libertad para ejercer influencia en una parcela muy extendida del campo en la que resulta muy incómodo en la presión o impredecible en el ataque, o como Sidnei es capaz de ofrecer en diferentes etapas del cada encuentro (con una frecuencia mayor que el año pasado) una de esas explosivas y características galopadas desde atrás con las que se suele poder aprovechar fallos en las transiciones defensivas rivales. Siempre hay alguien haciendo un trabajo por detrás de ellos que les permita hacer esa acción que es capaz de crear superioridades clave.

Otro de los grandes beneficiados de este aspecto del juego deportivista es Fajr. Es un futbolista que puede aportar trabajo y presencia si así se requiere, pero donde más daño hace es cuando ofrece llegada. Es impagable la labor que hacen para liberarle tanto Mosquera, que durante 90 minutos seFede Cartabia Lux Depor Betis ofrece allá donde un compañero necesita pase, cubriendo una amplitud de campo que impresiona, como Borges, cuyo trabajo oscuro es impagable.

El equipo dio durante los primeros partidos la sensación de que en todo momento podría ser capaz de hacer un gol en la siguiente jugada, de ser candidato serio a ganar el partido, y eso es algo que en Riazor no se veía desde tiempos muy remotos. Existe más calidad en ataque que otros años, pero también un mejor aprovechamiento del talento. Hasta el momento no hay una referencia goleadora, pero casi todos los futbolistas de ataque saben crear situaciones de peligro en área rival y se complementan de forma que llegando en bloque la portería se vea comprometida desde varios ángulos. Es un juego efectivo y dinámico, pero de tal exigencia que el éxito de la idea estará motivado en gran parte por la capacidad de las rotaciones para conseguir entrar de manera efectiva en el esquema.

No obstante, no se pueden obviar problemas importantes. En el equipo existieron fallos de concentración graves y plurales que llegaron a costar puntos, y la organización defensiva tiene puntos débiles a tratar. El problema de jugar sin un pivote defensivo puro es que en ocasiones uno de los dos medios complementados en labores defensivas se ve, por el contexto de transición, demasiado lejos de la jugada como para conseguir llegar a apoyar a su compañero. En el partido ante el Sporting, por ejemplo, Borges y Fajr dejaron en varias ocasiones a Mosquera siendo el único tapón de los ataques del equipo de Abelardo. Eso, unido a la falta de coberturas de los extremos, provocó que en alguno de los goles la necesaria cobertura del central al lateral dejaran al '5' deportivista con la doble labor de cubrir la frontal y de ocupar el puesto del central de apoyo, demasiado para un sólo futbolista. 

También será especialmente duro para ciertos jugadores acoplarse a esta dinámica de juego. Juan Domínguez jugó contra el Betis un buen partido, supo ofrecer llegada, descolgarse y apoyar, pero se vio obligado a no ser él. Su capacidad de organización, que en casi todos los años previos a este estuvo negligentemente infrautilizada (tanto por el entrenador como por él mismo) en un contexto de juego en el que habría sido un recurso vital, se ve esta vez menos  necesaria al tener tres jugadores en el centro del campo que se complementan de manera que la transición defensa-ataque no se entiende en términos de balón, sino en términos de movimientos. No obstante, el rol del jugador de Pontedeume ayer evidenció que está preparado para participar en este proyecto, aunque haya que renunciar a lo que realmente sabe hacer. Otro de los jugadores que parece tener complicado entrar en esta dinámica es Álex Bergantiños, con un juego demasiado posicional en el mediocampo que no se acopla del todo bien a lo que parece buscar Víctor, aunque como central podría ser un jugador de plantilla muy aceptable. Oriol Riera, a su vez, es un jugador diferente al resto de hombres de ataque que, si bien no entra dentro de lo que debería ser la referencia titular de este equipo, puede ser un recurso interesante en diversas situaciones del juego que se darán a lo largo de la temporada. Los Fajr, Mosquera Borgesúltimos minutos del partido ante el Sporting habrían sido un lugar en el que el jugador catalán habría encontrado su sitio.

En resumidas cuentas, la temporada que está empezando está ofreciendo todos los rasgos propios de un punto de inflexión, y no son los resultados lo que invitan a hacerlo, ni tampoco es el tipo de juego (que puede tener bajones durante el curso), sino el cambio de actitud. Este equipo está demostrando saber hacer frente a los problemas y trabajar para crear virtudes, siendo la psicología algo básico en el fútbol, sobre todo en la zona baja de la tabla. La fortaleza mental marca la diferencia entre los tres últimos y los siete que quedan por encima, y es algo en lo que el Depor llevaba mucho sin destacar. No podemos saber si llegará definitivamente una primavera a Riazor en la que florecerán los éxitos después de demasiado tiempo con un clima muy desfavorable en todos los aspectos, pero lo que ya está enormemente arraigado en A Coruña es un sentimiento unánime: Ilusión.

16 sept 2015

Un pacto entre enemigos



  Por Rubén López | rubenlopezfcp@gmail.com
 
En la segunda mitad de la década de 1910 Europa vivía momentos duros. La Primera Guerra Mundial asolaba el continente, y un ambiente de inmediatez se respiraba entre las gentes de la época, que no Manchester United 1915sabían muy bien qué sería de su futuro. Con esta situación, el mundo buscaba vivir al día, intentando salir adelante y buscando sacar partido de todas las oportunidades que se les presentasen, como es esperable en los tiempos difíciles.

Por lo que respecta al fútbol, las cosas no eran muy diferentes, y muchas competiciones tuvieron que suspenderse indefinidamente o vivieron continuamente con esa amenaza sobre sus cabezas. En Inglaterra, por ejemplo, todo hacía predecir durante la temporada 1914/1915 que aquel sería el último torneo liguero disputado antes de la suspensión de la competición debido al conflicto, presagio que acabó siendo cierto. Por ese motivo, muchos futbolistas llegaron a pensar que aquel año sería su última oportunidad de conseguir cosas en el fútbol profesional, y que después sus carreras deportivas estarían sentenciadas. 

Ante una situación como la expuesta, es común que se den situaciones que en otro caso parecerían muy complicadas, como la vivida el 2 de abril de 1915, cuando Manchester United y Liverpool, los Old Trafford 1922dos rivales históricos por excelencia del fútbol inglés, se enfrentaron en Old Trafford en la última jornada de liga con objetivos muy distintos. 

En aquella ocasión, el United se encontraba peleando por no descender, mientras que el Liverpool ocupaba la zona media de la tabla y no se jugaba absolutamente nada. La situación política extrema que vivía el país hizo que los implicados en el partido pensaran en sí mismos, dando por hecho que los tiempos de guerra distraerían la atención de las autoridades con respecto a asuntos de gravedad mucho menor, y decidieron organizar un acuerdo del que ambos bandos saldrían beneficiados: el Liverpool dejaría ganar a sus rivales para que pudieran salvarse, acordando previamente un resultado que se pagase bien en las casas de apuestas para que los jugadores pudieran apostar y sacar beneficio de la derrota. Tampoco los jugadores del Manchester dejaron pasar la ocasión, y aprovecharon también para hacer sus apuestas, con lo que la recompensa para ellos sería doble.

Después de los 90 minutos, el resultado acabó con un 2-0 a favor de los locales, aunque muchos de los presentes en el estadio se dieron cuenta de que algo raro pasaba con los jugadores del Liverpool, que en ningún momento habían querido ganar el partido. Además, algunos jugadores reds no estaban de acuerdo con aquella pantomima y habían tratado de sabotear el resultado marcando gol, y sus compañeros se habían encarado con ellos en pleno partido.  Todo se hizo más sospechoso aún cuando se desveló que había una gran cantidad de dinero jugado en apuestas a aquel resultado, que curiosamente era el mejor pagado de todos los que no levantarían sospechas en condiciones normales. Esa circunstancia llevó a una investigación que acabó acusando a siete jugadores de ambos equipos del fraude, con Jackie Sheldon (jugador del Liverpool con pasado en el Manchester) como organizador principal de todo el amaño. Durante la audiencia del caso hubo declaraciones curiosas, como la del red devil Billy Meredith, que comentó que no tenía ni idea del asunto, pero que empezó a sospechar algo cuando vio que ningún compañero le pasaba el balón.

Como resultado, los siete implicados fueron sancionados de por vida para la práctica del fútbol, y ninguno de los clubes fue sancionado con puntos ni multas, pues se entendió que había sido todo obra exclusivamente de los jugadores, y no había motivo para culpar de ello a los equipos o a sus directivos. Sólo uno de los siete futbolistas, Enoch West, reivindicó su inocencia en los tribunales, acusando a la FA de difamación, pero perdió el caso. Esa denuncia hizo que, tras la guerra, fuese el único de los condenados al que no le levantaron la suspensión, ya que el resto fueron perdonados y pudieron continuar sus carreras deportivas (salvo  Sandy Turnbull, que murió en el campo de batalla y el levantamiento de su sanción fue póstumo) debido a sus contribuciones al país como combatientes en el conflicto belico.

Con todo, aquellos dos puntos conseguidos de manera nada ética habían salvado al Manchester United del descenso y relegado al Chelsea a la segunda división, pero cuando la competición volvió a la normalidad tras la guerra, en 1919, la FA decidió aumentar a 22 el número de equipos participantes en la máxima categoría. Debido a esto, el Chelsea pudo quedarse en la First Division, aunque no pasó lo mismo con el otro descendido en 1915, el Tottenham, algo que no sentó nada bien en los Spurs.

14 sept 2015

El gremio judío que quiso encauzar a George Best


 Por Rubén López | rubenlopezfcp@gmail.com

George Best fue uno de los iconos de la Inglaterra de los '60, probablemente sólo superado en George Best Fiestapopularidad por The Beatles y algunos pocos elegidos más. Durante sus años en el Manchester United se convirtió en una estrella y también un ejemplo de carisma, pero también en un futbolista de una profesionalidad cuanto menos dudosa, aunque nadie ponía demasiado inconveniente a sus desenfadadas costumbres mientras hacía las delicias de Old Trafford con su talento para el fútbol. Best nació en el momento adecuado para convertirse en ídolo, y aprovechó eso para convertirse en leyenda.

Aquel tímido adolescente que consiguió hacer su debut con los Red Devils con tan solo 17 años duró poco antes de dejarse crecer su característica melena y comenzar a llevar una vida más propia de un cantante de rock que de un deportista. Era demasiado bueno en el campo, y lo sabía. Su estilo de vida extravagante era un simple producto de su éxito, un éxito que parecía en su mayor auge con la consecución de la Copa de Europa en 1968 y su nombramiento aquel mismo año como Balón de Oro europeo. No obstante, aquello fue el punto más alto de una montaña rusa en la que la caída estaba a punto de llegar.

Aquel año de éxitos derivó en un absoluto cúmulo de fracasos sucesivos. Aquel campeonato europeo se convertiría en el último torneo ganado por Best, que vivió desde el campo el declive de su equipo. A pesar de sus despreocupadas costumbres, era un futbolista muy competitivo y perfeccionista, que no podía soportar ver como el United se anclaba en la mediocridad e incluso llegaba a tener que pelear por no descender, una pelea que acabaron perdiendo en 1974, justamente el año en el que abandonó definitivamente el club. Hay quienes dicen que aquella lacra de éxitos deportivos acabaron agravando sus problemas con el alcohol hasta un punto de no retorno, y lo cierto es que su carrera no remontó desde que el Manchester dejó de ser temible. Llegó incluso a decir a sus allegados que estaba cansado de aquel club que no era capaz de darle éxito alguno desde hacía demasiado tiempo, y su desencanto le llevó a anunciar dos veces su retirada, primero en 1972 y de nuevo un año después, pero ambas veces acabó volviendo a pesar de las tempestuosas relaciones con el equipo técnico y los continuos episodios polémicos en los que se veía envuelto. Finalmente, el idilio con el United acabó de manera definitiva en enero de 1974, mes en el que jugó su último partido vestido de diablo rojo, sin poder ayudar al equipo de su vida a salvar la categoría.

Tras esta etapa, Best acabó en el lugar menos pensado. En una nueva extravagancia, fichó por un equipo sudafricano llamado Jewish Guild, un club con una curiosa historia detrás. El Jewish Guild ('Gremio Judío') se formó en 1897 como un club social en la ciudad de Johannesburgo, sin demasiada implicación en competiciones deportivas hasta que un modesto club local llamado Old Arcs les solicitó en 1960 que se hicieran cargo de su equipo de fútbol. Empezaron a competir en la liga regional, pero en 1969 fue uno de los clubes incluidos en la formación de la segunda categoría George Best Elton Johnnacional sudafricana. Eran los tiempos del Apartheid, y tan sólo jugadores blancos podían competir en el torneo. Tras su incorporación a la nueva competición, tardaron poco en ascender a la máxima categoría, y en la plenitud de su existencia se hicieron con los servicios de Best como estrella indiscutible, confiando en que estaban ofreciéndole una salida a sus problemas a uno de los mejores jugadores de la historia de Europa. No obstante, los presagios estaban muy alejados de la realidad.

En aquella etapa en Sudáfrica, sus problemas con el alcohol y la ludopatía se magnificaron. Faltaba continuamente a entrenar, y no tardó en llegar el criticismo de prensa y afición. El jugador interpretó su llegada a allí como unas vacaciones para olvidarse del fútbol profesional, lo que hizo que su estancia en territorio sudafricano sólo tuviera un efecto positivo: su presencia llenaba estadios. Su periplo en el Jewish Guild se saldó con cinco partidos jugados, un solo gol y una nueva decepción que añadir a su carrera. 

Tras esto, pasó por numerosos equipos durante la década siguiente, llegando a recuperar el gusto por el fútbol en su estancia en Estados Unidos, jugando para Los Ángeles Aztecs (club del que Elton John era copropietario). Tras volver a sentirse futbolista en el equipo californiano y conseguir rendir a un buen nivel, evadiéndose de la vida de estrella en una sociedad en la que los jugadores de fútbol no eran ídolos de masas, decidió que estaba en condiciones de volver a Inglaterra para buscar de nuevo un sitio en el fútbol británico, y eligió irse al Fulham y jugar en la Second Division. George Best homenaje 1988En el club de Craven Cottage demostró que todavía tenía intacto el talento, a pesar de que su velocidad ya no era la misma que antes. Jugó allí un año antes de volver al fútbol norteamericano durante 5 años más (con un breve paso intermedio por el Hibernians escocés) y después de esto comenzar un paso infructuoso por numerosos equipos de Asia, Australia y modestísimos clubes de las islas británicas en los que no llegó a jugar más que partidos sueltos, hasta su retirada definitiva en 1984. Era el final de la carrera de una de las estrellas más anacrónicas de la historia y uno de los futbolistas más carismáticos de su tiempo. 

Por su parte, el equipo sudafricano que le dio su primera oportunidad fuera de Old Trafford dejó también tiempo atrás la disciplina futbolística para convertirse de nuevo en un club social de la capital financiera (que no política) de Sudáfrica, cuya única relación con el deporte es su participación en competiciones de bowls.