25 oct 2012

Sami Khedira, la importancia de lo invisible




Por Rubén López | ruben@futbolconpropiedad.com


Si hay un jugador en el Real Madrid que recibe una mayor diversidad de opiniones en la valoración de su relevancia en el juego ese es Sami Khedira. El mediocentro alemán es habitualmente blanco de las críticas de un sector de opinión que juzga que sus actuaciones son irrelevantes para el conjunto. Es uno de esos futbolistas que juegan a un deporte diferente al de las estrellas, forma parte del juego oscuro, y trabaja detrás de las cámaras. Si extrapolásemos un partido de fútbol al mundo del cine, Khedira sería el montador de decorados.

Sami se encuentra en ese sector futbolístico tan fácil de confundir con el de la intrascendencia, el sector de los futbolistas que 'dan equilibrio' al equipo. Entre los jugadores de su posición es habitual ver futbolistas sobrevalorados en sus capacidades y cuya función es incierta (véase el caso del Flamini post-Arsenal o la época oscura de Alberto Aquilani), pero no pasa lo mismo con el centrocampista de Stuttgart. Estamos ante un futbolista que trabaja a la sombra y su influencia se ve estudiando los movimientos y actitudes de sus compañeros cuando está y cuando falta.

Sus entrenadores confían en él como base y como cemento que acopla al conjunto. Es un jugador que roba balones, que corta jugadas importantes rivales y que tapa espacios, pero sobre todo ofrece alternativas. Acompaña el juego desde el momento en el que su equipo recupera, dando alternativas a sus compañeros en todo momento, y ejerciendo de salida de emergencia en situaciones de asfixia. Es el hombre al que todos buscan cuando no pueden avanzar. 

Khedira no es un hombre que consiga romper líneas con el pase y crear ocasiones, pero no cabe duda de que es un seguro de vida a la hora de mantener la posesión. No se complica, y sus estadísticas con el pase son más que aceptables, rondando cada temporada alrededor de un 85% de acierto en la entrega, una cifra muy importante teniendo en cuenta que no es creador de juego y su función debería ser otra.

Por otra parte estamos ante un futbolista que también tiene su faceta de llegador. Sus estadísticas rematadoras no son desorbitadas, pero llega con frecuencia a tres cuartos y contribuye en los últimos metros, aunque quizás no es este su punto fuerte, pero sí es un factor más a sumar, que sobre todo cuando actúa con la selección alemana aparece en su mejor versión.

Es ahora, con la lesión del alemán en el partido ante el Dortmund, cuando surge el debate. ¿Es Khedira un hombre clave? Está claro que no es el jugador que desequilibra los partidos, y que da puntos decisivos, pero hace precisamente el trabajo contrario, tan necesario a lo largo de una temporada: pone orden en el caos y pone un enorme grano de arena en la tarea de minimizar el riesgo de derrota. Si esto fuese la NBA (hoy me apetecen las analogías), Sami nunca sería un jugador franquicia, pero sí un impagable hombre de equipo.

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