16 feb 2012

La despedida del hijo pródigo



Por Rubén López | ruben@futbolconpropiedad.com

En el día de ayer nos tocó despedir a un mito del fútbol reciente. Thierry Henry jugó ante el Milan su último partido en Europa, al menos por esta temporada. El jugador francés puso así fin a un período de algo más de un mes de cesión en el que fue el equipo de su vida, el Arsenal, para cubrir la baja de Gervinho, convocado para la Copa África.

El delantero no lució su eterno 14, propiedad ahora de Theo Walcott, y tuvo que conformarse con portar el 12, número que la afición cedió gustosamente a su ídolo. Su debut llegó en FA Cup, contra el Leeds, y salió desde el banquillo para desatascar un partido dormido y marcar su primer gol en esta nueva etapa, dando la victoria a los de Wenger. Un comienzo inmejorable en su vuelta a casa. Habría que esperar unas semanas para ver su primer gol en Premier League, que llegaría en la victoria por 7-1 contra el Blackburn y no vino sólo, ya que la siguiente semana (en su último partido en Inglaterra) consiguió el gol que dio la victoria a su equipo contra el Sunderland.

Este fue el bagaje goleador de Tití en su retorno, 3 goles en un mes de competición que sirvieron para clasificar a su equipo a 4ª ronda de FA Cup y dar 3 puntos que ayudaron a Wenger a evitar, por una semana, las dudas sobre su proyecto. A sus 34 años, el incombustible delantero volvió a hacer un buen servicio al entrenador que confió en él cuando estaba en su peor momento en la Juventus e hizo de él un crack mundial.

Su fugaz vuelta al Emirates llegó a su final en el día de ayer, y no fue la soñada. Pudo despedirse por todo lo alto, en Champions League contra un equipo del nivel del Milan, pero el resultado fue la peor de las pesadillas para el equipo gunner. Henry salió en el descanso sustituyendo a Walcott, y aunque participó en varias acciones, no fue capaz de ayudar a su equipo a remontar un partido que supuso una debacle y posiblemente la eliminación de su equipo tras el 4-0 final.

Sin duda una triste forma de marcharse para el que fue (y sigue siendo) uno de los jugadores más queridos de la historia reciente del Arsenal. Nos despedimos de él después de ver que todavía guarda esa chispa que hacía de él un jugador excepcional y desequilibrante, capaz de ganar partidos por sí mismo. Le decimos adiós con la esperanza de que sea un hasta pronto, y poder disfrutar de sus últimos momentos como futbolista en Europa. Se encamina a Nueva York dejando atrás la esperanza de volver a verlo en poco tiempo de vuelta.

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