7 dic 2011

Respect


Por Rubén López | ruben@futbolconpropiedad.com

El fútbol está lleno de gilipollas. Es un deporte bonito, entretenido, pero rodeado de gente dispuesta a ensuciarlo y lucrarse a su costa hasta el punto que hay a quien se le hace difícil seguir queriendo a este deporte viendo la fauna que pulula por sus alrededores. Otros creemos que el deporte rey va más allá de todos aquellos que manchan su nombre y que al igual que existió antes que ellos seguirá existiendo después, ya sea como el actual fenómeno de masas que es actualmente o, en caso de que terminen de reventar la gallina de los huevos de oro y cansen al gran público, como forma de entretenimiento de quién quiera practicarlo.

Llevamos tanto tiempo viendo como toda clase de gente indeseable se adueña de un pisito con vistas al mar en el edificio que constituye el fútbol, y se muda a él con la intención de pasar ahí el tiempo que haga falta para saciar su ansia de protagonismo, llenar sus bolsillos o desahogarse de sus problemas a costa de él que se hace difícil llegar a predecir cuando este virus que aumenta exponencialmente dará un respiro al sistema inmunitario de un deporte con el que todos soñábamos de pequeños.

Es hora de que todos los que algún día quisimos pertenecer al mundo del fútbol demos un golpe sobre la mesa. Que todos los que dimos patadas a un balón de pequeño soñando con jugar en primera división con el equipo de nuestra ciudad saquemos la basura y limpiemos de una vez nuestro (porque es de todos) deporte a los dirigentes inútiles, negligentes, cuentabilletes y guiados por los intereses de quién les paga. A la prensa manipuladora, forofa y selectivamente ciega que ve lo que quiere ver, dice lo que le interesa decir y influye negativamente en quien la lee sin reflexionar si es verdad o manipulación. A los aficionados de pacotilla que usan una rivalidad como excusa para sacar su lado más negativo y hacer pagar a otros sus problemas. A los presidentes que tragan lo que dicen los poderosos por miedo a perder su parte irrisoria del pastel en lugar de unirse a quien está en su misma situación para conseguir la fuerza a través de la unión. A los que se creen dueños de todo esto sólo por tener la capacidad de poner dinero sobre la mesa, y en general a todos los que actúan en contra del interés general.



Minutos musicales para reflexionar sobre lo anteriormente expuesto. Párrafos llenos de palabras pero vacíos de efectividad. Palabras que todos quieren escuchar pero nadie se atreve a llevar a cabo, por pereza, miedo o conformismo. No importa, ya que el resultado será igual. Nuestra cultura nos hace incapaces de conseguir nada, ni siquiera en un entretenimiento banal como el fútbol (y teórico deporte del pueblo) podemos cambiar lo que no gusta a nadie. Puede gustaros la idea que expongo en el anterior párrafo, pero después de la sensación de que es necesario hacer todo lo expuesto, reflexionad y pensad sinceramente si haréis algo por conseguirlo. La respuesta es no. Si no somos capaces de arreglar nada en ningún ámbito de la vida cotidiana y vivimos rodeados de gilipollas, ¿Cómo pretendemos cambiar el fútbol, en el que la personalidad más oscura de cada uno sale a la luz? La inteligencia es algo individual, no colectivo, y quién se pare a pensar en esta frase llegará a encontrar la razón por la cuál un cambio, irónicamente, no cambiaría nada.

Ahora os pido que olvidéis lo que acabáis de leer, olvidad los problemas expuestos y olvidad los gilipollas de los que estamos rodeados (y que en muchos ámbitos gobiernan nuestro rumbo). Olvidad este artículo con intención incierta, ya que el resultado será el mismo que si lo recordáis, y la tijera siempre cortará al papel. O recordadlo si os sobra espacio en la memoria, nunca se sabe. Me despediré de la misma forma que encabecé todo esto, con una palabra que no guía el rumbo del artículo, pero que usé, al igual que le gusta hacer a la FIFA cuando no tiene patrocinios que ocupen su sitio, para que os llevaseis de la lectura del mismo un consejo bastante útil en la vida: Respect.

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