6 may 2011

Desmontando los Clásicos


Por Rubén López | ruben@futbolconpropiedad.com

Una vez terminada la era catalogada como 4en18 (4 partidos en 18 días) por los más modernos del mundillo, y tras mantenerme al margen durante todo este período, es un buen momento para por fin analizar estos encuentros, que durante unas semanas hicieron que la prensa tuviera excusa para publicar páginas y páginas rellenas de ''información'' sobre sus dos equipos favoritos.

No fue una época fácil para nadie. Ni para los jugadores, que tuvieron sus más y sus menos en el transcurso de los partidos, ni para los entrenadores, siempre batallando en ruedas de prensa. Tampoco fue sencillo aguantar este algo más de medio mes para los aficionados de ambos equipos, sufridores ante la posibilidad de la derrota derrota contra el máximo rival, ni por supuesto para los seguidores de otros equipos, que tuvimos que escuchar repetidas veces la pregunta ''Y tú que eres ¿del Madrid o del Barça?'' limitándonos como respuesta a encogernos de hombros.

Si siempre que un Clásico se acerca tenemos al Barça y al Real Madrid hasta en la sopa, esta vez hubo saturación masiva. Desde los análisis siempre acertados (?) del indescriptible Roberto Gómez hasta los imparciales (?) apuntes efectuados desde Punto Pelota. Todo para conseguir vender algún que otro periódico, conseguir alguna que otra décima más de share o ser el bufón de referencia del periodismo (el puesto más anhelado por la gran mayoría de los periodistas actuales), motivos todos más que loables (???).

Pero en esta ocasión las influencias negativas no se vieron sólo desde los platós, redacciones y estudios de radio, también hubo momentos para olvidar dentro del terreno de juego. Los jugadores se olvidaron de que el partido era seguido en todo el mundo y lejos de dar ejemplo dieron una lección de cómo pasarse la deportividad por alto. Entradas hechas para intencionadamente hacer daño, teatro digno del La Scala milanés o tánganas multitudinarias con expulsiones de por medio estuvieron presentes en estos días en los que parecía que la rivalidad permitía saltarse todas las reglas.

Centrándose en el espectáculo, se puede decir que todos y cada uno de los enfrentamientos dejaron mucho que desear. Podría decirse que sólo Messi puso un poco de brillo en unos encuentros totalmente opacos de principio a fin, con un Real Madrid demasiado físico y un Barça muy poco dado a ir a por la victoria. Todo esto motivado váyase a saber por qué, hay teorías para todos los gustos. Que si el cansancio del Barça, el miedo de Mou a la derrota, el gran trabajo defensivo de Fernando Gago (?)... pero lo único evidente y palpable es que los 390 minutos de fútbol que pudimos contemplar no se merecían el bombo previo y posterior que tuvieron.

Hubo también momento para la 'polémica predictiva' que tantos adeptos tiene. El debate sobre si la selección se resentirá por estos partidos está abierto, y nadie se atreve a asegurar rotundamente y con una sonrisa en la boca que todo está bien entre los jugadores de la Roja. Se dice que lo que pasa en el campo se queda en el campo, pero habrá que ver si los convocados por Del Bosque para el próximo partido son capaces de hacer valer esta norma. Lo que también se puede pensar es que si el buen ambiente no se quebró de puro aburrimiento con los planteamientos tácticos soporíferos del seleccionador en los partidos posteriores al Mundial es que ese vestuario es a prueba de bombas

Ya para cerrar diré que el indigno cruce de acusaciones y denuncias fue de lo más bochornoso de la temporada. Después de lo visto en el campo, los clubes no pueden pretender echar toda la culpa a los rivales, sino lavar en sus propias casas los trapos sucios y castigar ejemplarmente a quien no se comportó como debería.

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